Él Rey no es nada romántico
Vanessa
— ¡Mamá, tengo mucho frío! No quiero estar aquí porqué este lugar está llenó de fantasmas — Helena tiene los labios morados y temblorosos al hablar mientras se cubre con una sábana y apenas deja al descubierto su rostro — ¡Mami! Prometo ya no hacerles bromas a tus internos, ni espiarte cuándo estas con mi papá y jamás le volveré a pedir al doctor Sheppard que te regalé flores para hacer enojar a papá, seré una niña muy buena —
Ahora entiende porqué siempre hay flores en su consultorio...vaya qué Helena le ha causado dolores de cabeza a su papá por su pequeña travesura.
Vanessa ahogo la risa y negó la cabeza fingiendo una mirada de molestia hacía su primeriza, esa pequeña rubia qué está lo bastante asustada cómo para admitir sus travesuras, cuándo Alexander se enteré que su consentida niña está detrás de las flores en su consultorio se le quitaran las ganas de matar médicos. Sin embargo, no pudo controlar la risa y terminó soltando un par de carcajadas que hicieron llorar aún más a sus niños, no lo hizo para hacerlos sentir peor, sino porqué es una forma involuntaria de evitar la locura que el frío le esta causando.
Miró a miró a su alrededor aceptando dentro de ella que salir del palacio fue una pésima idea y que sí no se van hora todos tendrán una gripe terrible, primero se fijó en esos tres pequeños qué literalmente se están muriendo de frío y eso es raro en ellos, porqué en una noche normal sus trillizos estarían corriendo y rompiendo cosas, jugando con las cosas antiguas y sus risas inundarían el solitario lugar, sus gorditas gemelas que tienen las mejillas rojas y qué no quieren salir de las sábanas, estarían gateando hasta la cocina y Bella, dios, ella estaría dormida, pero ninguno está haciendo lo que haría un niño, todos se encuentran bajó las sábanas de la cama improvisada que los sirvientes hicieron y cubren sus caras aterrados de ver algún fantasma, sus mejillas están tan rojas como manzanas y sus labios se encuentran un poco morados.
Quizá es momento de aceptar que él Rey no es bueno en éstas cosas
Al momento trató de arroparlos, incluso los cubrió con su chaqueta, pero las sábanas son muy delgadas y el frío del castillo es insoportable
— ¡Mamá vámonos! Quizá ya no tenemos casa y por eso estamos aquí — Lloró Andre sin dejar de temblar — ¿Y si vendemos mis juguetes para quedarnos en un hotel? No me gusta éste lugar —
—Andre si tenemos casa, no llores por eso cariño, y deja de decir esas palabras que todos creerán que eres un niño que vive en la calle — Besó en la mejilla a ese guapo bebé y calmó su llanto — Pero creo que está vez tienen razón, sí deberíamos de irnos porqué este lugar es horrible y su papá nos ha dejado solos, dios, quizá ya quemó la comida
Vanessa soltó un resoplido y se puso de pie tomándose el vientre al caminar, le duele tanto que lo hace con dificultad, pero logró acercarse hasta los grandes ventanales de la habitación sólo para asegurarse que las ventanas están cerradas y acercó su rostro por simple curiosidad, sin duda Alexander tuvo una pésima idea al sacarlos de la comodidad del palacio, claro qué a aquí los jardines son más amplios, pero la lluvia es tan densa y horrible que no se puede ver nada, las ráfagas de aire resuenan por todos los pasillos del palacio cómo gritos del infierno y las ramas de esos grandes árboles de la época medieval golpean las ventanas sacando gritos de horror a los niños. De inmediato cerró las pesadas cortinas de tela oscura y corrió hasta la cama del rey para calmar a esos cuatro bebés recién nacidos que también están aterrados por los fuertes truenos qué anuncian más lluvia.
Ay, Alexander y sus malditas locuras
— Vamos niños, ya cerré las ventanas y bajé las cortinas, ya no verán la lluvia y aquí no hay monstruos, mucho menos fantasmas, no le hagan caso a su papá —Les dijo mientras toma en brazos cada pequeño bebé y los recuesta junto a sus hermanos, lo hizo sobre las almohadas y se aseguró de que estuvieren cubiertos con sus mantas, les quitó sus gorritos y dejó que los pequeños mechones rojos de cabello de sus niñas se extenderán por la almohada — Pero ya estamos aquí y es imposible volver a Londres con está lluvia, vamos niños, sólo será una noche y esté lugar no puede es tan malo, vamos a comer malvaviscos y veremos muchas películas, así cuándo regresen a la escuela tendrán muchas cosas que contarle a Paris —
Ahora el que lloró fue Christian, él pobre está acostumbrado a las mejores condiciones, a una cama suave, a sábanas de seda y a dormir cómo un príncipe.
— No quiero contarle nada a Paris, esa niña no me importa, aunque sea la mejor amiga de Helena y me mande cartas que no se leer — Lloró con sentimiento — Sólo quiero irme a mi cama, me da mucho miedo este lugar ¡Está horrible! —
Vanessa fingió con una amplia sonrisa todo el frío que la está matando, incluso al hablar sale esa estela de aire de su boca y sus manos están tan frías cómo el hielo, jamás se imaginó que esté viejo castillo no tendría calefacción, apenas y lleva puesta una corta pijama de seda qué no la cubre para nada, así que sus piernas tiemblan de frío.
Esto necesita una venganza y Alexander pasará una cena agradable y será el hombre mas amable con su madre, está tan enojada que incluso lo hará comer picante
— Veamos el lado positivo de las locuras de su papá, esté castillo es bastante bonito y cuándo acabe la lluvia podrán salir a los jardines — Vanessa encendió la luz de la habitación, pero no ilumina bien y cuándo los truenos iluminan todo, los gritos de los niños son horribles— ¿Sabían que su papá vivía aquí cuándo era pequeño? Está era su casa y tenía que dormir sólo en este lugar, lo cuidaba uno de sus asesores que se llamaba Benjamin, démosle una oportunidad a su papá, sólo buscaré un par de mantas y haremos cosas divertidas —
Vanessa se acercó hasta la puerta con piernas temblorosas, apenas puede moverse porqué el frío es insoportable. Pensaba salir de la habitación y explorar el lugar para conseguir algo que cubra a los niños, pero al abrir la puerta se arrepintió al momento de su idea, ni un hospital abandonado le ha dado tanto miedo como este lugar, apenas y se asomó un poco para ver los negros pasillos del castillo apenas iluminados por un par de lámparas de araña, él crujido de la vieja madera y extraños sonidos que siempre inundan estos viejos lugares la aterrorizaron peor que una película de terror, quizá en el pasado fue la residencia de reyes y el hogar de Alexander, pero ahora es un lugar terrorífico, lujoso muy lujoso, pero qué impregna todo de miedo.
Cerró la puerta cómo sí su alma dependiera de ello y soltó todo el aire que tenía retenido ¿A qué lugar los trajo Alexander? Sin duda, no es nada bueno tratando de ser romántico, mejor lo prefiere serio y frío.
Se recargó en la pared y fijó su vista en la gran chimenea, es perfecta para calentar toda la habitación, pero el crujido de la madera, los fuertes truenos y la puerta al abrirse, los asusto de tal manera que todos se quedaron sin respiración, quizá a los niños hasta se les bajo la presión, ya hasta se habían imaginado a un fantasma o un ladrón, pero la persona que entró a la habitación fue un guapo rubio que llegó con una amplia sonrisa.
— ¿Vamos, que les pasa? — Alexander se burlo de todos — Solo los dejé un par de minutos y parece que vieron un fantasma —
— ¡Ay, Alexander! — dijo Vanessa a punto de desmayarse, se pasó las manos por el cabello y respiró en varias ocasiones —¡¿Dónde estabas?! Nos dejaste solos muchísimo tiempo —
—Estaba en la cocina — Alexander actúa como si nada pasará, claro, él está acostumbrado a vivir en estos lugares — Sus gritos se escucharon por los pasillos, qué bueno que se asustaron —
Vanessa estuvo a punto de darle un pequeño golpe en el hombro, pero Helena salió de su escondite de entre las sábanas y corrió hasta su papá para abrazarse a su pecho.
—Si nos asustamos muchísimo papi, acepta que tus citas son raras y feas — Helena batió sus largas pestañas y escondió su rostro en el cuello de su papá —Vámonos y te diré a que médico mi mama le pide flores —
¡¿Está loca?!
Alexander soltó una fuerte carcajada y dejó la bandeja de comida en la mesilla de noche sin dejar de abrazar a Helena, quizá ya hasta le perecen cómicos los intentos por hacerlo enojar.
—Imposible, ya me he asegurado de que ningún médico se sobrepase — Dijo con burla y se acercó a la cama improvisada para dejar a su rubia entre las sábanas — Traje toda la comida que les gusta, cuiden que las gemelas no se ahoguen con tanta comida —
Ese rey negó con la cabeza divertido y caminó por la habitación abriendo un par de puertas que ella pensaba que eran pared, ya saben, los reyes y sus condenados escondites, pero Alexander sacó un par de gruesas mantas decoradas con hilos de oro
— ¿De cuándo son estas mantas? — Vanessa tomó esas mantas que casi la hacen hacer por su peso y bajó lo hombros resignada — ¿Y si mejor nos vamos? Creó que eres más romántico en el palacio —
— Lastima, porqué también quiero ser romántico aquí y esas mantas son una reliquia de la monarquía —Contestó de inmediato Alexander tomándola por sorpresa al besarla rápidamente en los labios antes de irse a encender la chimenea, la cual brindo de luz la habitación y de un calor excepcional que acompaño el sueño de los bebés recién nacidos — ¿Ya pensaste en los nombres de los bebés? Los invitados que estarán mañana en el palacio deben conocer a los príncipes por sus nombres —
Vanessa sonrió de lado y se mordió el labio nerviosa, pasó la mirada por esos pequeños bebés que se mueven lentamente entré las sábanas y emiten esos delicados sonidos y la hacen reír con sus extrañas muecas al acostumbrarse a estar fuera del vientre materno. No pudo soportarlo más y tomó asiento en la cama improvisada para acariciar las mejillas de esas pelirrojas y tomar en brazos a esos muñecos que derretirán a Londres.
— ¿Qué te parece Maximilian, York y Rose? —
Claro que Alexander no hizo una buena cara, al parecer no le gustaron para nada sus opciones, si embargó no le dijo nada, pero su cara lo expresó todo.
— Pero falta él nombre de un niño — Dijo con una sonrisa socarrona mientras se quita la camisa y la deja sin aliento — A mi no se me han olvidado tú serie de improperios hacía mi por dejarte embarazada —
Vanessa rodó los ojos y fingió no mirar ese pecho firme y detallado y se entretuvo besando las suaves mejillas de sus bebés, pero fue imposible no mirar a ese hombre que parece no tener frío, anda por la habitación sin camisa y con el pantalón en las ingles, le va a dar un resfriado o una maldita sirvienta querrá quitárselo.
Se aclaró la garganta y habló sólo para que ese rey vuelva a mirarla.
— Bueno, él otro niño se llamará igual que tú, él pequeño Alex —
Alexander se detuvo de repente sólo para posar su mirada en ella, la miró durante unos segundos con su rostro haciendo contraste ante la luz de la chimenea, cómo sí se hubiera vuelto loca o cómo si fuera muy graciosa, porqué de nuevo no pudo soportarlo y se río de ella.
— ¡¿Vas a llamar al bebé, igual cómo llamamos a eso?! — Lo fulminó con la mirada pero ese rey bajó el tono de su voz — Ya sabes a que me refiero con eso, a eso mismo que nos da bebés, por no llamarlo mas vulgarmente por su nombre correcto —
— ¡No! Al bebé solo le diremos Alex — Vanessa se pegó a uno de los pequeño a su pecho, levantando su pijama para alimentarlo — ¿Cómo puedes comparar a un bebé con eso? ¿Seguro que no sigues borracho? —
Alexander se recostó a su lado primero jugando con todos los niños, dios, ni siquiera lo dejan en paz, tuvo que calmar llantos dramáticos, pobreza desmedida y drama por las pelirrojas, también escenas de locuras de las gemelas y ayudar a Bella con sus estornudos y cuándo dejó a todos esos niños más felices y quizá más asustados al mismo tiempo mientras miran una película, qué espera que sea de niños y no de Chucky o algo peor, se giró para verla a ella, incluso se sintió avergonzada por la intensidad de su mirada mientras cubre su seno y deja a los bebés entre las sábanas, pero cuándo se dejó caer entre las almohadas dispuesta a ver la película con sus niños, sintió una mano oculta por la cantidad de mantas, una mano que sólo es de Alexander y que sube por su pierna levantando su pijama deteniéndose en su cintura.
— ¿Sabes que pensé la primera vez que tuvimos sexo? — La tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo — Pensé que jamás volvería a tener sexo contigo, para empezar, estaba acostumbrado a mujeres sumidas —
— ¿Qué, te asuste mujeriego? —
— Claro que me asustaste, de repente llegaste y fuiste tú quién empezaba a mandar, pero días después de que tuvimos sexo, no pude encontrar con ninguna mujer lo que sentí contigo — Alexander la acerco a su pecho y acarició sus mejillas lentamente, saboreando de la suavidad de su piel — Eres preciosa, aunque a veces te enojes demasiado y asustes a todos —
Él se inclino con mucho cuidado, tratando de no lastimarla, pasó su mano por su cuello y unió sus labios a los de ella, ni siquiera se detuvo a pensar en cuánto tiempo pasaron besándose, sólo se refugio en el calor que le brinda ese pecho y en esos fuertes brazos que se aferran a ella y se separaron porqué una de las gemelas grito llena de horror, y ahí se dio cuenta que SI les puso una película de terror infantil
— ¿Quiero que me digas algo? — Alexander agarró a la gemela a tiempo cuándo se arrojó sobre ellos para esconderse con sus papás— ¿Tus sentimientos hacía mí siguen siendo los mismos? Te lo preguntó porque el amor entre los reyes siempre se acaba —
Vanessa frunció el ceño y dejó que la otra gemela ahora se aferrara a ella buscando con su manita ese seno que tanto le gusta
— No, mis sentimiento hacía ti ya no son los mismos— Soltó una fuerte carcajada al ver como el color se fue del rostro de ese hombre, le encanta hacerlo enojar — Porqué ahora son más fuertes que nunca y yo no me imaginó mi vida sin ti Alex, bueno, quizá si me imagino con el presidente, pero él jamás podrá ser cómo tú —
Cuándo las pelirrojas y esos dos rubios comenzaron a llorar, de inmediato los recostaron entre ellos, así cómo a todos los demás niños, ya va creyendo qué a Alexander le encanta asustarlos para que todo el tiempo estén con él.
— Las niñas se parecen a mi madre, pero sin duda siguen teniendo tus ojos —Se ve tan guapo al contraste con la tenue luz de la chimenea que puede entender a esa sirviente, pero ese rey es suyo y si esa mujer se le acerca ahora si la golpea.
— He pensado mucho sobre esa bebé y sino tiene más familia... creó que podríamos quedarnos con ella, ninguna bebé merece ser tratada así —
— De hecho, creó que ya encontré a un repuesto de mamá para Darcy — Alexander se perdió en sus pensamientos durante un segundo — Creó que después de todo lo malo que le he hecho a esa niña, darle la custodia a esa chica rubia será lo mejor para ella, yo le arruine la vida al acostarme con su madre, yo me haré cargo de su manutención y de los problemas con ese lord para que no las molesté —
Eso lo hizo quererlo mil veces más, sin previo avisó, cuándo Alexander estaba entretenido mirando la película con los niños, se levantó de la cama y se sentó sobre él a pesar de que todos tratan de alejarlos, claro que se separaron, pero ya hasta que saciaron su deseo de unir sus labios.
A mitad de la madrugada, Vanessa escuchó un par de ruidos de llantas que se detuvieron fuera de la entrada principal del castillo, no estaba dormida así que miró a su alrededor para ver la habitación en penumbras y a Alexander dormido al igual que los niños, así que despegó a su bebé de su pezón a pesar de su suave llanto y tomó en brazos a su pequeña York cubriéndola con una manta para salir y buscar la razón de ese fuertes toquidos en la puerta principal, a pesar de que se esta muriendo de miedo al caminar en medio de ese tenebroso castillo.
— Vamos York, sólo abrimos la puerta y volvemos a la cama — Besó la frente de su bebé — Si quieres puedes dormir con tu papá toda la noche —
Pero al abrir la puerta lo único que vio aparte de la fuerte lluvia y el aire que le congela las piernas, fue a un desesperado hombre tan parecido a Alexander que podrían ser hermanos, está mojado y tiene los ojos llenos de preocupación.
— Lo siento, yo... — Dijo ese hombre — Yo creí que Alexander estaba en esté castillo con una amante —
— No soy ninguna amante y será mejor que te vayas —
Vanessa lo fulminó con la mirada e intento cerrar esas pesadas puerta de madera, pero ese hombre la detuvo.
— Espera, siento mucho haberte confundido, soy Blake, lord de Gales y primo de Alexander —
Así que este es él papá de la pequeña Darcy
Vanessa asintió y lo dejo pasar, pero en medio de la oscuridad ese hombre la miró de una forma que no le gusto, vaya que Alexander es pervertido y tiene una mirada seductora, pero ese hombre tiene una mira cómo si ella fuera parte de su plan de venganza, se le acercó tanto que por un momento pensó que la besaría, pero sólo se inclinó para besar a la bebé en la frente.
— ¿Qué están haciendo aquí solos? —
Vanessa no se movió de su lugar porqué nada malo está haciendo, así que solo se volteó para mirar a ese rey que no despega la mirada de su primo.
— Nada, no estamos haciendo nada — Alexander se acercó al momento y la tomó de la cintura alejándolas de su primo, pero sabe la razón por la cual esta celoso, él y su primo tienen un pasado turbio de venganzas — ¿Qué haces aquí Blake? —
—Necesitó tu ayuda — Ese lord no deja de caminar y pasar las manos por su cabello — ¡Una maldita loca se robó a mi hija! —
Vanessa no quiso seguir escuchando más, se siente tan cansada que sólo se puso de puntillas para besar a Alexander y se fue de nuevo a la habitación para recostarse junto a los niños, aferró a su bebé a su pecho y se escondió debajo de las sábanas para encontrar ese calor y dejar de morirse de frío, no quería dormirse pero fue inevitable y cuándo se despertó sintió el movimiento de sábanas a su lado y unas manos que se aferraron a su cintura.
— ¿Él es el hombre que quiere quitarte la corona? — le preguntó a Alexander dandose la vuelta con su bebé en medio de ellos, York se acomodó entre los dos aferrada a sus mechones de cabello para que jamás la deje ir
— Él no me quitará nada Vanessa, ninguno de sus planes funcionará, un hombre como él no debe quitarte el sueño — Alexander la besó en la comisura de los labios— ¿Te gustó lo que hice para ti? —
Vanessa lo miro con ojos adormilados y llena de cansancio.
— ¿Sabes que pienso? Que a pesar de tus locuras y tus malas ideas, es la mejor cita que he tenido — Vanessa sonrió amor ampliamente a punto de dormirse con York abrazada a ella — Quizá estoy así de romántica porque acabo de dar a luz, pero mañana olvida lo que te dije porque ya sabes que yo no soy romántica contigo, pero te quiero muchísimo Alexander —
Nota de la autora
🥰😍🥰😍🥰😍🥰😍🥰😍🥰😍🥰😍🥰😍
Por fin tenemos capítulo nuevo, cómo qué ya extrañaba está sensación de actualizar en Wattpad, no se, pero siento que ya hacía falta leer un poco de las locuras de está historia.
Jajajajaja creo que ya está muy confirmado que Alexander no es nada bueno con las citas románticas, digamos que su definición de romanticismo siempre involucra el terror y las cosas raras, jajaja en fin, problemas de un rey.
🤣😂🤣😂🤣😂🤣
Pero dejando de lado los sustos, el frío y el castillo alejado, creó que Vanessa y los niños si disfrutan de las citas. ¿Quién demonios no querría estar con un rey?
Por fin conocimos al tan odiado primo de Alexander, el lord de Gales, Blake, ese que quiere quitar a Alexander y a Helena del trono, jajajajaja él no sabe con quien se metió, si Celine es mala, nuestra doctora es mucho peor, jajaja se topó con piedra.
😁😁😁😁😁😁😁
Por cierto, lo he estado pensando muchos estos días, creo que sí es necesario tener un espacio donde compartir opiniones y saber sobre mis historias, jajajaja digamos que los mensajes por Wattpad son un poco austeros.
Así que pensé hacer algo nuevo, jajaja espero que funcione, sino, que horrible.
¿Les gustaría que hiciera una página de Facebook?
Claro que se usaría para hablar no solo de está historia, sino de todas las que tengo, historias nuevas de Wattpad y hasta para poder mandar stikers o emojis en mensajes privados.
Igual ya depende de sus opiniones si la hago o no, jajajajajajajajaja
Los quiere su amiga mexicana. 🇲🇽
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