Capitulo especial. Venecia siempre es el nido del amor.
Vanessa
— Ahora la reina quiere decir una palabras —
Vanessa sonrió con timidez y miro a todos lados antes de tomar el micrófono. Es bueno regresar a las reuniones y esas cosas benéficas, y cuando mira todos esos nuevos estudiantes de medicina en el museo de Venecia, se da cuenta que todos ellos con sus trajes blancos, esperan que la reina les hable y les diga que medicina es fácil, pero no, puede concentrarse. Tiene todos esas miradas sobre ella y la luz de los reflectores la hace sentir mareada, a un así camino unos pasos cuidando su postura con sus altas zapatillas. Por los menos cuando es esa desarreglada doctora no tiene que sonreír tanto, ahora tiene que hacerlo como si no sintiera los síntomas del embarazo en cima.
— Es una honor, que todos estos nuevos estudiantes empiecen su carrera de medicina con el favor de la Corona inglesa. A Inglaterra le enorgullece ser el centro del mundo y el rey... — Vanessa se calló de repente, como no lo haría si en los grandes ventanales que están justo enfrente de ella, puede ver un gran cartel.
¿Me perdonas?
Oh diablos, es demasiado cursi y ella está demasiado sensible, porque la persona que está detrás del cartel es un niño pequeño, no hace falta que pregunte quien envió ese cartel, lo supo de inmediato. ¿Pero qué mierda de ridiculez es esa? Ella no es de esas chicas cursis, pero no puede ocultar que siente cierta emoción de ver ese llamativo cartel pegado al ventanal.
— Alexander... — Vanessa se sonrojo al instante, su cara se puso al igual que un tomate, porque reforzó que una reina no debe mostrar sus sentimientos en público, le enseñaron a ser fría, ya saben a ser inglesa — Oh dios, lo siento mucho, al parecer estoy tan enamorada que tengo a mi esposo todo el día en el mente —
Vanessa no va a dejar de ser la reina solo por demostrar que le gusta Alexander, a veces le gusta saltarse las reglas y aumentar la emoción de su relación cuando rompe estrictas reglas enfrente de los asesores, con esas miradas de amor, con ese tacto, con ese beso que le roba a Alexander antes de entrar a sus reuniones. Vanessa está sonriente ante todos y cuando en la fiesta tratan de hablar con ella, puede conversar, pero no puede quitarse de la mente el cartel de Alexander.
¿Que si lo perdonó?
Claro que lo hizo, lo hizo desde el momento en que aceptó operar a la reina y darle a Alexander otra vez una oportunidad para ponerla nerviosa por las noches. Vanessa soltó una pequeña risa que hizo que sus guardias voltearon a verla. Alex no tiene que pedirle perdón de nada, es obvio que Camile no se quedó conforme, pero así como esa mujer, van a existir cientos más, porque bueno, no elegido estar con cualquier hombre, sino con el rey de Inglaterra.
Así que si, esta conforme con el padre de sus hijos.
Le hubiera gustado disfrutar mucho más de Venecia, durante el día tomar un recorrido en góndola, visitar sus museos, quizá tomar un helado, salir de comprar y quizá tomar tantas fotos hasta sature su celular y así ningun asesor pueda molestarla, pero, la vida de las reinas es rápido y demasiado ocupada, sino tiene cirugías, salidas a tomar cerveza hasta el amanecer y cenas de Estado, pues su vida es muy ocupada y agregándole aún más, que ed mamá de tres trillizos traviesos y apenas dos gemelas bebés.
— Dios, ¿podrías ayudarme a quitarme el vestido? — Vanessa apenas respirar por el vestido tan apretado y las molestas altas zapatillas, ella está acostumbrada a sus acariciamos tennis, no a estas cosas mortales que salen en la pelicula del diablo viste a la moda — ¡Creo que voy a desmayarme¡ —
Sus sirvientas comenzaron a quitarle el vestido y cuando pudo tomó una bocanada de aire profunda e intensa, que se vio interrumpida por el grito más horrible que alguna vez escuchó de sus sirvientes. Las dos están aterrada y tienen los rostros pálidos de miedo, incluso tomó a una de los hombros y la sarandeo un poco pata hacerla reaccionar.
— ¡Hay un intruso en la habitación, alteza! — grito la sirvienta aterrada.
— Llama a seguridad o a la policía — Vanessa se quitó todo el vestido y se puso el primer camisón que encontró a la mano, ese que dice grey's anatomy, porque los médicos siempre apoyas a los médicos — ¡¿Donde viste el intruso?! —
— ¡En... en el balcón! —
Seria algo estupido que ese intruso entrara que robar por el balcón, si tiene la maldita Corona sobre la cama, esa que utilizaron todas las antiguas reinas de Inglaterra, pero en Venecia no hay calles, simplemente agua y más agua, y cuando Vanessa se acercó lentamente y abrió piedras para salir al balcón de la habitación, no pudo ver nada más que góndolas con enamorados, hermosos hoteles, agua y más agua.
— ¡Alteza tenga cuidado! — Vanessa se distrajo por el grito de aquellas mujeres, lo único que pudo ver fue un zapato volado que se estrelló sobre el pecho de ese tal intruso que trata de subir por el balcón de su habitación en Venecia. — ¡Dios mío! ¡Majestad lo sentimos muchísimo! —
— Me han corrido de formar más horribles — Vanessa sonrió ampliamente mientras ve como Alexander trata de subir por su balcón, pero aquí no es Londres, aquí es una cosa mortal, es totalmente una locura ver al rey subir de esa manera — ¿De quién es esta zapatilla? —
Vanessa soltó una carcajada divertida cuando la sirvienta se puso más roja que una fresa y bajo la vista esperado el regaño del rey, pero Alexander cambió en todos los sentidos, muy posiblemente antes le hubiera gritado y corrido de inmediato, ahora es diferente, y se lo demuestra cada día, cuando por las noches se hace cargo de las gemelas, cuando en lugar de salir a beber vino y gastar libras, toma asiento con los trillizos y ven películas hasta el amanecer y se lo demuestra aún más cuando la hace sentir como una mujer deseada y joder que eso es lo mejor.
— Bueno, señorita, no lance de nuevo su zapatilla — sus sirvientas salieron rápidamente de la habitación haciendo reverencia nerviosas. Vanessa se recargó en el filo del balcón, le gusta sentarse y ver la hermosa vista de la ciudad hasta el amanecer — Al parecer traer esto es más difícil de lo que esperaba, por lo menos me alegra pensar que tienes sirvientas que si cuidan de ti —
— Bueno, me alegra pensar que eres tu y no un intruso, o estaría muerta de miedo — Vanessa se inclinó para darle un beso rápido, pero noto que Alexander aferraba un par de papeles en la mano — ¿Que es eso? —
— Te dije que te lo demostraría, te dije que Camile no estaba embarazada —
Vanessa negó con la cabeza y soltó una risa graciosa, se acomodó mejor en su lugar del balcón divertida con la mirada de preocupación de verla sentada ahí.
— No hace falta Alex, te creo —
Pero Alexander estaba a punto de darle los papeles y un firme aire Veneciado se los llevó en el aire, esas hojas blancas volaron hasta caer en plena agua y perderse entre los canales y las góndolas.
— ¡Diablos! Esas eran las pruebas de embarazo negativas — Alexander negó con la cabeza — Tuve que cancelar una cena con un canciller, deje a las gemelas llorando y a Helena con un drama para traer esas hojas y mira, por lo menos valió el intento —
Vanessa se cubrió la boca para ocultar una carcajada, pero no puede ocultarla, no puede parar de reír y de seguro los guardias de la Corona que los observan desde la sala de la habitación crean que está loca, quizá son los efectos secundarios del tercer embarazo. Alexander tomó asiento junto a ella, porque es un loco de la seguridad y no puede verla sentada en el borde sin pensar que puede caer, por lo menos si caen, será juntos. Como Romeo y Julieta.
— ¡Me hubiera encantado ver el drama de Helena! Esa niña es tu maldición, estoy segura de que volverá locos a sus hermanos — Vanessa se acercó más al cuerpo de Alexander, o puede arruinar la belleza de su noche con cosas todas. Esta hipnotizada por el color azul de sus ojos y ese toque sexy que la noche en Venecia le brinda al cabello rubio de Alexander — ¿Donde dejaste a las gemelas A? —
Alexander frunció el ceño y la miro confundido, mietras trata de tomarla de la cintura. Esto es tan romántico que Vanessa podría quedarse así toda la noche, podría vivir eternamente en Venecia.
— ¿Gemelas A? — Alexander negó con la cabeza y sonrió de lado — ¿Por favor, podría dejar de ponerles nombres raros a mis hijos? Puedes llamarlas como alguna antigua reina —
— Si se llama como reinas Alex — Vanessa levanto su mano y la paso por el cabello de Alexander. Esta demasiado cariño por el embarazo, quizá en lugar de ver el amanecer en el balcón podría llevarlo hasta su cama. — Vamos Alex, ya todos saben como se llaman las gemelas —
— Todos menos yo que soy su papá —
— La gemela uno se llama Aurora, como esa princesa de disney que tanto le gusta a Helena, la segunda gemela se llama Anastasia, porque es muy romántico pensar en la última princesa de Rusia, entonces son las gemelas A porque sus nombres empiezan con la misma letra — Alexander se inclinó para besarla, primero lento, con ese movimiento se labios tierno y cuando profundizó el beso con deseo y paso las manos por su cintura, lo alejo, joder, son los reyes, no pueden tener sexo en la calle — Y al nuevo bebé no se como nombrarlo. Dios, tres embarazos y las gemelas apenas tienen dos meses, perecerán trillizos de nuevo y todos van a pesar que no pudimos aguantarnos a tener sexo como conejos
— Pues eso pasó, tuvimos sexo antes de tiempo — Alexander acaricio su mejilla — Pero esta bien, ya estoy preparado para tus cambios de humor y para comprar comida en plena madrugada y si soy seis niños, no pasa nada, ¿Sabes cuántas habitaciones tiene Buckingham? Cientos, podríamos llenarlas si quieres —
— ¡No! Seis niños es demasiado y menos porque yo soy quien sufre el embarazo —
— Pero yo los cuido Vane — Alexander la hizo reír al besarla en ese punto sensible de su cuello — Tu y yo podemos tener a todos los bebés que queramos y nadie puede decir nada, al fin soy el rey y tengo un palacio muy grande para tantos niños. Además estoy seguro que el próximo bebé será niña
Vanessa lo miro seriamente y rodo los ojos.
— ¿Como sabes que será niña? Yo soy doctora y aún no se, pero si es niña se llamará Adele como la cantante —
— No se llamará Adele, se llamará Ana Bolena, o algo de la realeza — Alexander suspiro — Y se que será niña porque ya tengo ese ridículo sexto sentido, no se, aveces creo ese brillo en tus ojos es diferente cuando son niñas
Vanessa se arrojó sobre los brazos de Alexander casi tomándolo en el intento. Le dio un beso tan profundo que se sorprendió de si misma, pero no puede ocultar el cariño que siente por él, le gustaría abrazarlo todo el tiempo, tenerlo junto a ella y darle besos hasta que les falte el aire, cuando es el rey en Inglaterra se conforma con besos rápidos como dos adolescentes, aquí, lo tiene para ella sola y nadie se lo va a quitar. Sabe que ese loco ex mujeriego Inglés es de ella, porque cuando lo alejo puede ver sus mejillas rojas por el beso y su cabello rubio despeinado, y esa reacción solo lo causa ella, bueno y Helena cuando lo abraza en exceso.
— Se llamará Adele, ya lo decidí Alex — Vanessa se bajó del balcón divertida y lo tomo de la mano — ¿Crees que podríamos ir a algún lado?
— ¿Algo como comida para embarazadas que tiene hambre en plena madrugada? — Alexander se quitó el saco y se lo puso sobre los hombros para cubrirla del frío. Le dio un bes rápido en la mejilla y la dejó con miles de mariposas en su interior ¿oh serás pataditas imaginarias de la pequeña Adele? Como sea, ese rey Inglés la tiene vuelta loca de amor — Si vamos, ¿Sabes, escuche que en Venecia hacen la mejor pizza de Italia y si la combinas con un viaje en góndola, es la mejor cita que puede tener un rey en una sola noche. ¿Quieres ir?
— Si, Alex, quiero ir.
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