Capitulo Especial. Un nuevo papá.
Nota de la autora.
Hola a todas. Debo confesar que cuando comencé a escribir los capítulos especiales solo quería hacer 5, 😅 me extendí un poco. Me gustaría preguntarles que piensan, de verdad que tengo muchas ideas para seguir escribiendo ¿Debería haber más capítulos especiales o en su caso, un capitulo para darle el final a la historia?
☺️☺️☺️☺️
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Vanessa
— ¿Te vas a divorciar del rey? Ya sabes, es lo que dice la prensa de Londres — Barbara dejó su hamburguesa a un lado — Pero en el hospital, todos creen que engañas al rey con el nuevo cirujano —
Vanessa casi deja caer su soda sobre los asientos de piel del auto deportivo de Alexander, la mataría si tan solo manchara ese costoso auto, así que logró atraparla en el aire. No sé supone que una reina tenga que estar así, con una peluca y el gorro de su chaqueta para cubrir su rostro. Las reinas deben ser lindas y usar vestidos, no esos jeans desgastados, pero siempre hay excepciones cómo esta noche.
— ¿Quien dijo esa tontería? — preguntó eufórica — Joder, la maldita prensa inventa miles de cosas para que Alexander se enoje conmigo. Al parecer en Londres aún no se acostumbran a que una reina trabajé —
— Bueno querida amiga, llevas una semana viviendo en tu vieja casa, se supone que la reina debe vivir en Buckingham — Barbara se recargó en el asiento del auto y la miro con una sonrisa de lado— ¿Te fuiste por Helena, verdad? —
Vanessa asintió sin muchas ganas. Quiere ser la mejor mamá y cuando vio que realmente su hija estaba asustada, se fue de ahí cuando Alexander estaba en una reunión o en su caso jamás la habría dejado salir del palacio. Realmente Helena no quería estar en el palacio y no pudo seguir viendola llorar y si tiene que irse del país por su bebé, eso hará. Vanessa miró a todos lados, la noche oculta el auto oscuro, llevan un buen rato vigilando la casa de Camile.
— Alexander se enojo muchísimo conmigo por irme, realmente extraño el palacio, ya sabes me gusta ser la reina. — se quedó callada de inmediato al notar que la luz de la casa de Camile se encendió, se giró hacia su amiga— Esa maldita se va a arrepentir.¿Le hiciste llegar la carta? —
— Claro, creyó todas esas tonterías que le escribimos. Tenía años que no escribía una carta de amor, creo que salió mejor de lo que esperaba —
Sonrio y miro a Camile asomarse por la ventana. De seguro piensa que por el auto, es Alexander. Esa mujer cree que él vendrá esta noche para tener sexo. Si tan solo lo conociera, se daría cuenta que Alexander jamás enviaría una carta.
— ¿Cual es el plan? ¿Solo mirar como la dejan plantada? —
— Pues si, eso tenía en mente. No podemos hacer otra cosa — contestó antes de darle un mordisco a su hamburguesa — Además, tengo que irme rápido de aquí. La fiesta de cumpleaños de Alex me espera —
— ¡No! Somos latinas. Tenemos que dejarle claro que no puede romperle el corazón a una niña —
Es verdad, su hija llora todas las noches antes de dormir, quizá su pequeño corazón está roto, a tratado de hablar con ella y la abraza como una bebé al dormir, pero Camile le dijo cosas que hirieron su pequeño corazon.
— Soy la reina, tengo que sonreír, ser tierna y gentil, pero soy latina, y estoy muy enojada, demasiado molesta — se bajo del auto con un portazo. Caminó hasta la casa con furia — Esa mujer me las va a pagar. Así como dijo una vieja amiga latina. Se topó con el muro de Berlín —
— ¡Ay no! Ya salió tú lado latino — Barbara sonrió y chocó las manos con ella. Vanessa tocó la puerta delicadamente. Es la reina no puede ser agresiva, tiene que ser una señorita de sociedad.
Camile abrió la puerta pensando encontrarse al amor de su vida. Lo esperaba con ansias, vestida de manera sexy, con un conjuto tan diminuto que casi podía notar sus pezones.
¿Como le pudo gustar esta cosa horrible a Alexander?
— Tú no eres Alexander. ¡Vete ahora!— Camile la miro con burla y una sonrisa sarcástica — ¿Vienes a ver como Alex te va a engañar conmigo? Quédate, para que escuches como me hace gemir
Barbara y ella se miraron con asco. Es una ingenua, Alex ni siquiera sabe que esta aquí, se supone que Vanessa está cuidando de Helena, Andre y Christian y dandole pecho a las gemelas como una ejemplar madre, ahí guardada en casa como una buena reina, pero ella no es así, no es ese tipo de mujeres débiles y que sufren como tontas, no le importa ser la reina, a su hija no le van a volver a romper el corazón jamás. Le dio un puñetazo en la cara a Camile haciéndola retroceder unos pasos.
— ¡Estas loca! Le diré a Alexander y dejarás de ser la reina. ¡Te lo juro! Tú y tus hijos se iran del palacio —
— ¡Dile que te rompí la nariz! Pero antes, vas hacer lo que yo te digo, te irás de Inglaterra y no volverás a molestar a mi hija jamás — se quitó el anillo de la reina y se lo dio a Barbara, esa mujer tiene que conocer la furia latina, su voz es pausada, ese tipo de voz que tiene que usar para dar ordenes como la reina — Ahora te daré la golpiza de tu vida —
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Alexander
— Lo siento Alex... Helena no quiere verte otra vez — Vanessa sonrió de lado un poco avergonzada — Bajará cuando se sienta mejor. Es demasiado orgullosa, pero le encantaron los regalos que le trajiste —
Alexander negó con la cabeza y se recargó en el marco de la puerta. Le gustaría pasarse a la casa de Vanessa, esa en el centro de Londres, la que usaba antes de cambiarse al palacio, pero Helena detesta verlo y tampoco tiene tiempo.
Miró de reojo a sus guardias esperándolo con sus autos estacionados en la acera de la calle, definitivamente le gustaría quedarse toda la noche o por fin llevarlos de nuevo al palacio, pero tiene una fiesta que atender y un cumpleaños que celebrar. Andre y Christian lo recibieron con demasiada alegría, corren por la casa emocionados por verlo y Helena esta encerrada en su habitación. La puede imaginar con su ceño fruncido, espiandolos por la ventana de la calle, ya saben, para que no bese o se aproveche de su mamá.
— Llevas diciendo lo mismo durante toda la semana — las gemelas balbucean junto al pecho de Vanessa, con sus pequeñas manos extendidas hacia él — Por lo menos las gemelas se alegran de verme —
— ¿Que quieres que te diga Alex? Helena está un poco sensible, ya sabes, ella tiene un muy mal carácter. Sólo deja que se le pase el coraje y el susto porque la perdiste en otra ciudad, incluso moja la cama.. ella necesita tiempo — Vanessa tomó las manos de las gemelas y las batió en el aire — Hey también existimos nosotras. —
— ¿Enserio me estas diciendo eso? Dejaste el palacio hace más de una semana sin decirme nada, yo sé que es para que Helena esté mejor, pero tengo que venir a verte como si fuéramos novios de secundaria — abrazó a las gemelas, sin moverlas para que no vayan a vomitar sobre su traje. Acercó a Vanessa por la cintura haciéndola reír y tratando de no aplastar a las gemelas, se inclinó para hablarle al oído — ¿Vendrás a mi fiesta de Cumpleaños? Tú la organízate, por ti tengo que soportar toda una velada en Buckingham —
— Por su puesto que iré, yo organicé la mejor fiesta Londres, sería una tontería si no voy. Necesitó regresar al palacio. Ahí tengo mi ropa, mis cosas, dios ahí tengo todo. Ademas, ya quiero dormir contigo — la tomó del rostro para besarla hasta que sus mejillas se volvieron rojas de la vergüenza, por sus labios hinchados o quizá fue porque las bebés quisieron llorar para llamar la atención de su papá. Vanessa se alejó para tomar su bolso y regresar a Buckingham, pero Helena bajó las escaleras furiosa y se aferró a las piernas de Vanessa para no dejarla ir — Mira quien está aquí, ¿ya estás lista para irnos a Buckingham? ¿Ya extrañas el palacio? —
— Hola Helena — la saludo con las gemelas en brazos. Su hija lo miró como si quisiera que también la abrazara, pero las gemelas aferran sus pequeñas manos en su traje. Sus pequeñas cabezas se recuestan en su pecho, como unas consentidas — ¿Te gustaron los regalos que te traje? —
Se supone que todos los niños se contentan con un par de obsequios, juguetes y esas cosas. A sus hijos les encantaron sus regalos, las gemelas prefieren estar con él recostadas en su pecho, pero Helena no dijo nada, solo jalo la tela del vestido de Vanessa, como si él no estuviera ahí frente a ellas.
— Mami no quiero que vayas al palacio — Helena se refugió entre las piernas de Vanessa — No dejes que se lleve a las gemelas. No quiero ir. No vayas, quédate aquí. ¡Mami! —
Una semana y su hija aun no lo tolera. Le gustaría saber que fue lo que le dijeron para que piese tan mal de él, pero Helena no quiere hablar. Vanessa sonrió apenada y se lanzó sobre su cuello para abrazarlo.
— Lo siento Alex, pero Helena está aterrada, no puedo dejarla ni un momento sola. ¿Lo entendés verdad? —
Vanessa lo tomó de la barbilla y lo beso, hasta se puso de puntillas para profundizar el beso y acomodó a las gemelas para acercarse a él. Quisiera llevarla con él al palacio. Pero Helena debe estar mejor, asi que estos breves minutos le recuerdan a cuando apenas eran novios, no contó ni los minutos, ni los segundos, no sabe cuanto tiempo llevan así, hasta que Helena le dio una pequeño golpe para alejarlo de su mamá.
— ¡Deja a mi mami! ¡No la beses! ¡Ella no es tú novia! —
Quizo burlarse de su hija por su inocencia, ¿Dejar a su mami? Pero si es ella la que se aferra a él y no deja de besarlo ¿Novia? Casi de burla de eso, hace tiempo que dejaron de ser novios. Le dio las gemelas a Vanessa aunque esas pequeñas lloriquean para no dejarlo ir y le sonrio a Helena. Tiene una fiesta que atender y esos invitados esperan a su rey.
— Nos vemos Helena —
Nunca le a gustado celebrar su cumpleaños. Sino fuera el rey, realmente no haría nada, pero el cumpleaños del rey tiene que ser grandioso. Vanessa tendría que haber disfrutado de esta fiesta, no otras personas, como los aristócratas, ella la organizó, ella pensó en esos detalles de lujo y oro, en esas copas de champagne rebosantes, los bailes exóticos y la música. Le gusto demasiado su fiesta, al final toda la sociedad aristócrata de Londres espera su cumpleaños por que es su oportunidad para entrar a Buckingham.
Alexander tomó muchas copas de vino, esta molesto, eufórico y solo quiere divertirse. A Vanessa le encanta divertirse, es el alma de las fiestas, pero esta lejos de él, en esa vieja casa llena de niños. Quisiera traerla a la fuerza de nuevo, retenerlos aquí hasta que su hija deje de odiarlo. Pero no, aún no sabe que fue lo que hizo mal. Confío en su propia madre y lo traicionó.
El rey no puede confiar en nadie.
Después de la fiesta, le pidió a los sirvientes que se fueran. Alexander camina por los amplio pasillos hasta su habitación, dejó caer el saco y se quitó la corbata. El palacio se vuelve una boca de lobo, oscuro y silencioso mientras sigue caminando. Si los niños estuvieran aquí, correrían por el pasillo, se escucharian los llantos de las gemelas y las risas de Vanessa. Ahora no se escucha nada más que sus pasos, secos y fríos. El palacio es demasiado grande y está vacío, solo quedo él, porque bueno, es el rey, no quería terminar su cumpleaños solo, pero al parecer así será.
Quiza todo ese karma por haber mandado a abortar a esas mujeres se esta vengado de él. Tomó su celular en cuanto sonó y contesto sonriente al ver el nombre de Vanessa en la pantalla, quisa piesa darle su regalo, ya saben, aparecer en su cama de repente y hacer cosas de adultos, pero en la pantalla no apareció ella con su babydoll sexy, sino los rostros de las gemelas, despiertas con sus pijamas de ositos rosas, moviendo sus pequeños pies.
— Mamá no sabe que tomé su celular, pero las gemelas te extrañan. No pueden dormir sin ti — Helena mostró su rostro en la videollamada y se recostó junto a sus hermanas, junto a todos sus peluches. Sus hijas tiene la misma pijama todas iguales — Y yo también te extrañé mucho —
Su hija está apunto de llorar, con sus rostro enrojecido, pero se limpia sus mejillas con la manga de su pijama, porque si ella llora, las gemelas también lo harán y esto será una locura.
— ¿Tú si eres mi papi? —
Eso lo rompió en miles de pedazos. Helena lloró desconsoladamente, su hija no puede pensar que su papá fue ese arabe, no, está cien por ciento seguro que Helena es suya, incluso está el parecido físico. Alexander entró en su habitación y tomó asiento en la cama. Sonrió de lado y le hablo a su hija.
— Claro que lo soy Helena. — su hija apenas puede respirar — ¿Tú tampoco puedes dormir verdad? —
— No, extraño que me cuentes un cuento — Las gemelas los miran con ojos expectantes a los dos, quizá asustadas de los llantos de su hermana — ¿Si eres mi papá porque fuiste tan malo con esos bebés? —
No puede decirle cosas de adulto a una simple niña. Porque Alexander no sabe que lo llevo a hacer esas cosas tan horribles. Prefiere mantener todo eso en su pasado.
— Es difícil de explicar Helena. Pero cuando las personas son jóvenes cometen muchísimos errores, pero tu y tus hermanos no fueron ningún error. Soy tu papá así como lo soy de Andre, Christian y de las gemelas —
— Pues yo no quiero que lo seas. ¡Quiero un papá nuevo! ¡Le diré a mamá que me busque un nuevo papá y nos olvidemos de ti para siempre! — su hija llora, más gemelas hacen pucheros hasta que sueltan ese grito que lo despertaba por las madrugadas. Quisiera estar ahí, pero solo puede verlas por el teléfono — ¡Quiero que ese nuevo doctor que le coquetea a mamá sea mi nuevo papi! Es guapo y le regala flores a mamá! —
¿Que? ¿Que doctor?
— ¿De qué doctor estás hablando? A tú mamá no le gustan las flores — contestó casi de inmediato.
— Porque jamas le das una flor. Pero ese doctor la hace reír y juega conmigo, no como tú que eres el rey y siempre estás ocupado con tus asesores y nos dejas solos en el palacio. Quiero que mi papá sea ese doctor — Alexander se quedo como una estatua pensando en los doctores que le coquetean a Vanessa. ¡No, es imposible que su hija llame papá a otro hombre! — No quiero ser princesa, quiero un papá normal. ¡No quiero que seas el rey. Quiero un nuevo papá! —
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