Capitulo 56

Vanessa

Vanessa miró la pared medio pintada que no han podido terminar en un día. Barbara y sus amigas travesti, junto con todos los que estaban en las celda también visten esos trajes naranjas y están cumpliendo el castigo por estar ilegalmente en un club.

Alexander se burlo de ella delante de sus asesores por su traje naranja hasta el punto de hacerla enojar y no quiso hacer nada para impedir su castigo, por eso esta pintando las calles de Londres como una delincuente.

— ¡Quiero irme ya! Necesito quitarme la pintura del cabello — refunfuño molesta, harta de estar trabajando bajó el sol todo el día. Barbara se quitó el sudor de la frente y le dio una nueva brocha para pintar.

— Solo falta esa pared y podremos irnos. Yo a mi casa y tú al palacio  —

Sin más que decir, se inclinó para mojar su brocha con pintura de nuevo cuando sintió el peor dolor de su vida. gritó al sentir un dolor en su trasero. Esta segura que tendrá un moretón rojo porque algún estupido le dio un manotazo en el trasero. Totalmente fuera de sí y molesta, aferro la brocha a su mano, quiere darle una gran bofetada o golpearlo. Le importa un bledo ser la esposa del rey y armar un escándalo.

¡Ese maldito golpeo su hermoso trasero!

Se dio la media vuelta segura de impactar su mano en el rostro de ese irrespetuoso. Buscó con la mirada por los carros junto a la calle, pero al escuchar la risa burlona de Alexander  desde su auto se acercó furiosa a la ventanilla del auto. Todos estos días se ha estado burlando de ella por tener que vestir de naranja. Esperó a que bajara la ventanilla de su costoso auto.

— ¡¿Que demonios te pasa Alexander!? — se tocó el trasero adolorida, siente pulsaciones por el golpe  — De seguro tendré un moretón por tu culpa —

Alexander se tocó el pecho para dejar de reír y recargó sus brazos en el volante de su auto. Su camisa azul no hace más que hacerlo ver más atractivo, sus ojos azules están llameantes de diversión y su cabello rubio se mueve con el aire frío de Londres. Condenado, si no fuera tan atractivo, le habría dado una buena bofetada. Se hicieron un par de hoyuelos en sus mejillas y mostro su blanca sonrisa.

— Tenias una posición muy provocativa. Tu trasero luce muy vistoso en ese traje naranja, se ve más grande — estacionó su costoso auto junto a ella — Así como yo, cualquier otro hombre pudo darte una bofetada en el trasero —

— Pues los otros hombres son más caballeroso que tú —se cruzo de brazos furiosa  — No me molesta que me pegues durante el sexo. ¡Sexo! No delante de todos en la calle. Eres el rey ¿Que van a pensar de ti? ¿Que eres un pervertido? —

— No puedo decir nada en mi defensa. Me gusta tu trasero. Esta a punto de oscurecer. A esta hora todos esperan que el rey salga junto a sus guardias, no en un simple auto deportivo — Alexander abrió la puerta del copiloto para ella. Por fin se apiadó de su castigo —  Vine por ti, creo que ya es suficiente castigo y ya no puedo seguir cambiando pañales yo solo. Sube al auto. Está a punto de llover. Vamos a Buckingham

Se despidió de sus amigas con un movimiento de mano y entró en el auto antes de que las gotas de lluvia alcanzaran su cabello y lo arruinaran con la pintura.

Alexander la tomó del cuello con toda la intención de besarla pero solo pudo rozar sus labios porque los balbuceos de sus bebés la alejaron de él por completo. Se quedó con las ganas de besarla porque Vanessa se inclinó sobre el asiento trasero para besar a sus bebés, esos suertudos niños que pueden recibir de ella los besos que quieran y a él, solo lo deja deseoso.

— No Christian, no cariño — no se puede quejar de la grandiosa vista de su trasero al inclinarse por completo. Lo volvió a abofetear, pero Vanessa lo miro furiosa y lo alejo de un manotazo.  — No puedes meter tu mano en la boca de tu hermana —

Los mira por el retrovisor. Solo son un par de bebés que apenas balbucean pero que ya hacen sus primeras travesuras. Los tres sentados en sus silla, vestidos del mismo color porque así los quiere su mamá, todos de rojo. Su hija y su pequeño Andre duermen profundamente, pero el diablillo de Christian logró quitarse su calceta y meter su pie a su boca. Para el niño es divertido que su madre lo vea así, porque soltó una pequeña risa que hizo que Vanessa suspirara enamorada, lo soltó de la silla y lo tomó en brazos.

Su hijo lo único que quería era estar en brazos de su mamá, muy cerca de sus senos. En el mismo lugar en el que quisiera estar él.

— Me encontré con mi madre está tarde — Maneja el auto hasta el palacio de Buckingham, ahora sin ser ese hombre loco de la velocidad porque lleva tres bebés a bordo — Conoció a los bebés —

Vanessa lo miro por completo mientras aleja las manos de su bebé de su collar y de sus aretes. Sus ojos lo analizan profundamente. Así como si fuera uno de sus paciente. Su hijo balbucea y hace extraño ruidos con su boca.

— ¿Que fue lo que dijo? — preguntó seriamente.

— Ella cree que Helena es idéntica a ti

— Lo es. Es mi bebé — contesto con un grado de molestia.

— Ella esta arrepentida. Los llamo bastardos, lo entiendo y no la perdono por eso — detuvo el auto afuera del palacio de Buckingham. Los sirvientes de inmediato se acercaron a las puertas del auto con un par de paraguas para evitar que puedan mojarse. — Solo quería conocer a sus nietos. —

Vanessa salió del auto abrazando extraordinariamente a sus tres bebés, más grandes y más regordetes, pronto será muy difícil abrazarlos a todos juntos. Su mirada es colérica y los sirvientes la cubren con paraguas.

— No quiero a mis bebes cerca de ella — sonrio maliciosamente y entro al palacio. La siguió sin importarle la lluvia, un par de gotas de su cabello mojan el lujoso piso del palacio al entrar y seguirla — No es la mejor abuela que digamos —

No lo espero, la miro subir rápidamente los escalones del palacio con sus hijos en brazos. Le ordeno a todos los sirvientes que se fueran del palacio y exigió que nadie los molestará en toda la noche. Así que todo este lujoso palacio es para ellos. Caminó por el pasillos justo detrás de ella pero la encontró de pie mirando a todos lados.

— Alex... no se donde esta la habitación — se acercó y alejo a los dos niños, porque son los que quieren jugar con el collar de su mamá — Aún no me acostumbro a este lugar... es tan grande y con tantos guardias y sirvientes, que me pierdo por completo. Necesito una ducha urgente — 

El primer día después de la boda no fue nada fácil para Vanessa, porque tuvo que decirle adiós a su madre, a sus hermanos y a su abuela y al llegar a Buckingham se sintio completamente extraña. El palacio es tan grande y con tanta seguridad que se siente en una jaula de oro. Si quisiera hasta una sirvienta podría vestirla, maquillarla y darle de comer en la boca. Creyó que ya lo conocía pero se equivoco, sus pasillos son como laberintos cubiertos de cuadros y alfombras lujosas, los guardias parecen estatuas cuidando las escaleras y hay mayordomos en cada esquina del lugar.

— Tengo pensando algo diferente para nosotros esta noche. Mira a tu alrededor. Estamos solos en el palacio. Sin guardias, ni sirvientes. Estoy harto de pasar todo el dia dando órdenes — comenzó a caminar hasta su habitación con ella siguiéndole los pasos  — No quiero ser el rey esta vez, pasemos esta noche como si fuéramos una pareja normal —

— Creo que suena divertido Alex — dijo con una sonrisa en la boca. Dejo a los bebés acostados en sus ostentosas cunas en la habitación que prepararon para ellos, Vanessa le puso esa música de fondo y al salir la tomo de la cintura para llevarla hasta su habitación, no vaya a ser que quiera regresarse con sus hijos  — ¿Que haces? —

— Te voy a dar una ducha — se dejo que la llevará hasta el baño y quitará su ropa manchada de pintura, la sento en la tina y se divirtió al verla temblar de frio — Es la última vez que pisas una cárcel y que dejas que un hombre te haga un baile provocativo —

Ella se entretuvo mirando por el ventanal del baño la genial vista de Londres y se movió haciendo burbujear el agua de la tina. Talló con suavidad su mejilla para quitar los rastros de pintura. Vanessa lo tomo del brazo y lo hizo entrar en la tina con la ropa puesta. Su camisa se pega a su pecho y ella sonríe ampliamente.

— Por tu culpa estoy así llena de pintura — señaló su cabello  — Tu ordenaste que fuera a pintar las calles para pagar mis horas de cárcel. ¿Ya viste mi trasero? Tengo una marca roja también por ti  —

— Creo que tu castigo ya es suficiente. —  Vanessa se dio la vuelta y tomó asiento sobre el, enredando sus piernas en sus caderas y paso sus manos por su pecho. No le da pena estar desnuda, con sus senos al aire — A menos que quieras otro tipo de castigo —

— Oh Alexander. Tu siempre quieres estar entre mis piernas. — se sonrojo por completo, con sus mejillas irritadas por la pintura — Si seguimos así terminaré embarazada muy pronto y yo no quiero más bebés. Con tres estoy a punto de volverme loca  —

— Me gustan tus piernas y... — paso sus dedos por su entrepierna haciéndola reír por el tacto en esa zona prohibida — Esto me vuelve loco, pero no te preocupes me asegurare que el cuarto bebé no venga en camino. No quiero más partos en mi auto —

Vanessa sonrió de lado y se abrazó a su cuello y ahí fue cuando perdió todo su autocontrol. Ella siempre lo hace, se aferra a él como si no hubiera nadie más y hace esos movimientos con su cadera como si estuviera bailando algo, pero joder lo vuelve loco.  Sus gemidos son magníficos mientras se aferra a sus hombros con desesperación para buscar consuelo y su ojos lo miran con perversión. Ella es la pervertida, cuando lo busca por todo el palacio con sus pequeños vestidos y sin pantaletas o cuando le dice cosas sucias al oído.

Después de hacerla suya, la envolvió en una toalla y le puso un suéter que solo cubre una parte de su trasero redondo y con su blanca piel. La dejo en su cama mietras sube la cena, si, comida que a él no le gusta pero a ella le encanta, comida chica, hamburguesas y sodas. Toda la semana la estuvo llevando a cenas elegantes y comidas extravagantes, es hora de complacerla.  Es su noche perfecta, la hizo suya, la tiene en su cama, verán un maratón de películas que posiblemente no podrán ver porque quiere tener sexo con ella toda la noche.

— Alexander tengo frío — dejo la bandeja de comida sobre la cama y la cubrió con un sábana. — Tengo más frio —

Busco un par de mantas suaves y cubrió su cuerpo, pero negó con la cabeza divertida.

— Encendere la chimenea —

— No Alex, entiende las indirectas — palmeo a su lado  — Quiero que me abraces. —

Se acostó a su lado y ella se abrazó a su pecho fuertemente, apagando el frío causado por su baño y por el clima polar de Londres. Cada vez que ella recuesta su cabeza en su pecho recuerda los años que ella estuvo lejos, con otro hombre y lo hace sentir extremadamente celoso. Esa vez que los vio a ambos, a Ishaq y a ella, sonrientes y en su casa, lo hizo sentir enfermo. Bajó la vista para verla, su atención está puesta en encontrar una película de su agrado y mueve sus piernas buscando calor. Pero verla así, lo hace sentir mal por jugar sucio para quitársela a Ishaq, pero ella y sus bebés lo hacen extremadamente feliz.

— No me des de comer, no soy una bebé — le dijo cuando la obligó a comer una papá frita.

— No, pero quiero tener sexo contigo así que tienes que estar bien —

— ¡Alex!  — lo beso en la mejilla y sonrio. Pero cuando se escucho un trueno que no era proveniente de la película miro a todos lados — Necesitó ir a ver a los bebés ahora mismo  —

— Vane — la tomo del rostro y le hablo seriamente — Tienes que dejar que se acostumbren a dormir en sus cunas, en sus cuartos. No todo el tiempo van a dormir con nosotros —

El clima lluvioso y los truenos infinitos no ayudan en nada. Ademas la oscuridad del palacio, la hace sentir más ansiosa y nerviosa.Vanessa lo mira dudosa, se alejó de su pecho y tomó asiento en la cama.

— Solo imaginalos. Solos en esa habitación oscura, llenos de miedo, llorando. Sólo son bebés — se puso en pie y caminó hasta la puerta — Dormirán aquí, porque los quiero conmigo —

Le hubiera gustado tener una mamá igual a Vanessa, pero cuando tenía la edad de sus bebés, ya dormía solo en su cuna en una habitación oscura del palacio, así que desde pequeño se acostumbró al sonido de la lluvia... pero Vanessa ¡Oh dios! A veces cree que los quiere más a ellos.

Los recosto en la cama con su rostro lleno de preocupación y su tacto delicado al tocarlos. Se ve tan cursi hablándoles de esa manera que no le da pena. Adora a esos bebés y ellos a ella. Se abrazan al cuerpo de su mamá y aferran sus manos a su cabello haciéndola reír. Alexander puede estar todo el tiempo con sus hijos, pero a la hora de dormir ellos solo quiere a su mamá.

— Tenias razón, son muy pequeños  para que duerman solos —

Helena recarga su cabeza en el hombro de su mamá y pasa sus manitas por sus mejillas hasta quedarse profundamente dormida

— Alex... no quería interrumpir nuestro momento, pero no podía dejar a los bebés ahí — Vanessa beso su mejilla — ¿Estas molesto? —

— No — La pequeña Helena duerme a un lado de su madre y sus hijos jugueteando más despiertos que nunca — Son mis bebés. Si no tienen sueño, los dormiré. Si tienes hambre, le daré biberón. No me molestare por ser papá

— ¿Escuchas eso? — pregunto de repente

— ¿Que?

— Están haciendo popó — los beso profundamente en los labios  — Son tan adorables. Me encanta tu nueva faceta de papá ¿Quieres cambiarles el pañal? —

Vanessa se recargó sobre su pecho y tiene a los bebés abrazados con la otra mano. Helena duerme en medio de los dos. Pero cuando la película termino y los bebes están profundamente dormidos, Vanessa los alejo de él y los recostó en la cama.

— La película ya terminó y los bebés están dormidos — Vanessa tomó a cada bebé y los cómodo en la cama. Los cubrió con la sabana y tomo asiento sobre su cadera divertida. Se quitó el sueter de inmediato quedando desnuda por completo  — ¡Vamos a tener sexo!

— Los bebés están aquí — contesto tomándola de la cintura para impedir que se siga moviendo de esa manera. Quiere resistirse pero no puede.

— No importa. No recordarán esto. — sonrio divertida y beso seductoramente su pecho— Solo no hagas ruido y problema resuelto —

— ¿Es una orden? —

— Si, Majestad —


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