Capitulo 18
Vanessa
— ¿Estas cómoda? — preguntó Alexander al verla dormir sobre su pecho, las almohadas que dividían la cama están sobre el suelo y Vanessa esta encima de él durmiendo plácidamente. Se despertó hace solo unos minutos cuando su celular timbro porque sus asesores lo quieren de vuelta en el palacio. pero no quiso levantarse de la cama, que sus asesores o el primer ministro se vuelvan locos, cuando se casé y sea el rey no podrá ver a Vanessa.
— Si — Vanessa se retorció entre las sábanas, estirando su cuerpo con una sonrisa adormilada. Se abrazó al pecho desnudo y pasó sus manos por la suave piel — Deberías de dormir aquí siempre Ishaq —
De inmediato se levantó de la cama, alejándola para ponerse en pie, tiene el rostro horrorizado. Jamas lo habían confundido con ningún otro hombre, siempre confunde a sus amantes pero al ser el príncipe, todo se le perdona.
— ¡¿Como se te ocurre confundirme con el?! — se paso las manos por el cabello, la fulminó con la mirada y entró en el baño cerrando con un portazo.
— Sabia que así te irías más rápido de mi casa — le grito desde la cama al dejarse caer de nuevo entre las almohadas. — Mira, te levantaste de la cama como un rayo, apuesto que jamás te habían confundido ¿verdad? —
Alexander salió del baño sin dejar de mirarla mientras se abotona la camisa. Tiene que volver al parlamento lo antes posible, su chófer lo espera en la puerta de la casa, no puede hacer esperar más tiempo su obligación como regente. La reina no puede enterarse que planea pasar las noche en una simple casa londinense. Se acercó con una mirada burlona y sin previo aviso, Vanessa sintió un golpe en su trasero que le hizo levantar la cabeza molesta.
— Hoy vendré a dormir contigo de nuevo — se inclinó para darle un beso en la mejilla y caminó hasta la puerta — ¿Vemos otra película? —
— Si, Alexander —
Vanessa se encontró al mediodía en Hyde Park con su amiga Barbara. La gente aprovecha el extraño día soleado en Londres, por lo que las gotas de sudor bajan por su rostro y su coleta se mueve con el movimiento de sus piernas. Las dos tratan de mantener el mismo ritmo al trotar. Sus músculos están calientes al hacer ejercicio. Quiere tener un buen cuerpo para lucir sus cortos vestidos como es debido. Deja de correr para normalizar su respiración y se quita los audífonos cuando ve que Barbara se detiene para tomar aire justo enfrente del palacio de Buckingham.
— ¡Paremos un momento, necesitó tomar aire! — Barbara se inclinó para estirar sus piernas y beber un poco de agua — Estas diferente... luces más animada, tienes mas energía al correr
— ¡Vamos, solo quiero hacer ejercicio! .
— Ya descubrí que es. Tienes un brillo especial en los ojos, pareces una chica enamorada de nuevo — ambas tomaron asiento en una banca del parque — ¿Ahora que locura hiciste? —
No debería alegrarse por dormir con Alexander aún cuando tiene novio, pero Ishaq a estado tan ocupado con la muerte de su hermano que no cree verlo hasta dentro de unas semanas, además la compañía de Alexander es agradable. De alguna manera los dos se necesitan, no quiere dormir sola en una casa nueva y en una ciudad extraña y el príncipe quiere estar lejos del palacio para olvidarse de su próxima boda.
— Dormí con Alexander — su amiga frunció el ceño al escucharla — No me malinterpretes, no tuvimos sexo, solo dormimos en la misma cama —
Barbara tardo unos segundo en contestar, meditando y tocando su vientre hinchado por el embarazo.
— Tienes novio, no quiero ni pensar que pasaría si te encuentra con él en tu cama, llevan mas de dos años con una relación, no tires todo por la borda solo por un príncipe atractivo que quizá rompa tu corazón — su amiga sonrió maliciosa — Pero sino sucede eso y tienes buena suerte como siempre, deberías de tener sexo con él, puede que por fin quedes embarazada —
— No creo lo creo. Ishaq y yo intentamos de todo, tuvimos sexo, hicimos un tratamiento y nada, ya no quiero volver a ver una prueba de embarazo negativa. Me he resignado a no tener hijos — su rostro se enrrojecio al recordarlo, pero no quiere llorar por eso.
— ¿Lo sientes?— tomó su mano para ponerla sobre su vientre, las pequeñas pataditas alegraron su día — Si lo intentas, también podrás sentir lo mismo. El principe fue quien te embarazó, lo perdiste, pero deberias intentarlo una vez más, es una nueva oportunidad para remediar sus errores ¿no crees? —
Vanessa suspiro y mordió su labio pensativa.
— Yo quiero tener un bebé con Ishaq, seria un buen padre — sonrio con brillo en sus ojos — Le haré creer a Alexander que deseo regresar de nuevo, que podrá estar conmigo, pero en cuanto la prueba de embarazo sea positiva, jamás sabrá, ni de mi y mucho menos del bebé, así, Ishaq y yo seremos felices con nuestro bebé —
— Tienes una mente demasiado retorcida, amiga — Barbara la miró con el rostro serio — Ese niño seria el heredero al trono de Inglaterra. Esperó que el principe no se enteré de tus planes porque podrías perder lo que más deseas —
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Alexander
Ya por la noche Alexander regresó a su mansión. Ésta lo suficientemente harto de Buckingham como para querer regresar ahí. Ser el regente del reino lo esta matando poco a poco. La reina aún no esta físicamente bien para atender a todos los molestos hombres del parlamento, así que al perecer tendrá que tomar la corona aunque no esté de acuerdo.
— Alteza — creyó que ya no había nadie más en la mansión, los pasillos estaban vacíos y las cortinas oscurecen el lugar, frío y desolado. Por las noches las estatuas que adornar las salas se convierten en monstruos al esconderse en la oscuridad — ¿Desea cenar algo? Puedo pedirle al chef que preparé su cena favorita —
— No, ya puedes retirarte — le dijo al mayordomo, pero aquel viejo vestido con su elegante traje no se movió de su lugar.
— Su prometida está aquí, le dije que tenía prohibido entrar si usted no estaba, pero sea molestado mucho. Buenas noches, Alteza —
Subió por la escaleras, pensando que podría hacer Alise a esta hora, rodó los ojos al pensar que le querría enseñar algo de la boda o posiblemente quiera tener sexo. Su objetivo es recuperar a Vanessa, así que tener sexo con otra mujer está fuera de su alcance, aunque eso lo esté matando también.
Al entrar en su habitación no noto nada extraño, pero la puerta de su vestidor está abierta, decidió acercarse solo para ver como Alise arrojaba y rompía las cosas y la ropa que Vanessa dejó hace tres años, cada una de las cosas que celosamente guardo. Los pedazos de ropa y los pedazos de cristal de las fotos están tirados por el piso. Enfurecido la tomo fuertemente de los hombros y la sacó de ahí.
— Tenias prohibido entrar aquí. ¡¿Estas loca?! — la arrojo sobre la cama. Alise no paraba de llorar y por fin pudo notar que también tenía puesto un babydoll que Vanessa usaba — ¡¿Porque tienes puesto eso? No es tuyo! —
— ¿Te gustó más ahora que me parezco a la doctora? — preguntó con una sonrisa y se limpió las lagrimas — ¿Porqué guardas sus cosas? ¿La amas?
— Eso no es de tu incumbencia. Firmaste un contrato de matrimonio sin amor, no reclames algo que nunca vas a tener —
— Yo me quiero casar contigo porque estoy enamorada de ti, nos conocemos desde niños, siempre he querido casarme contigo, no por la corona. Pero, ¿Crees que no lo he notado? Practicante sigues a la doctora por todo el palacio, trabajas donde ella lo hace, la invitas a las fiestas solo para bailar a su lado y la miras con amor, ¡estas malditamente enamorado de una simple doctora! — la alejo de nuevo cuando trató de besarlo.
— Vete de aquí o te juro que cancelare el compromiso por la mañana. No estoy dispuesto a casarme con alguien como tú —
— No, no, no. Te amo, Alexander ¿Que tengo que hacer para parecerme a ella? ¡Dime! — se arrojó sobre su pecho y se abrazó a su cuerpo. No tiene paciencia para escuchar sus problemas. Pero es más que obvio que esa doctora siempre tendrá su corazón. Alise recogió su ropa del suelo cuando no obtuvo respuesta. Dolida comenzó a vestirse — ¿Sabes que es lo que me hace sentir mejor? Que la reina nunca aceptará que te cases con una mujer como ella, tiene tiene tatuajes, se ha besado con mujeres y es una doctora, el parlamento jamás lo permitirá. No sabes lo feliz que soy porque nunca te cansarás con la doctora y lo sabes. —
Alexander tenía que salir de ahí antes de que explotará y mandará su compromiso al carajo. Llegó antes de lo esperado a su casa, blanca como todas las demás, pero con más vida. Pensar que solo una mujer vive ahí es imposible, su casa tiene unas vida que todo Londres. No tocó la puerta, levantó el pequeño duende junto a está y tomó la llave que inútilmente esconde. No tiene ganas de esperar, solo quiere perderse en su perfecto mundo.
El olor a vainilla y el sonido de sus risas lo reciben. Dejó su saco en el recibidor y entró la cocina siguiendo el olor a comida, sonríe al verla hablar por teléfono, caminando de un lado a otro con un corto vestido rosa. Ella sonríe al verlo, pero le dice que guarde silencio.
El simple hecho de estar aquí, lo hace sentir mejor, la casa está llena de vida y el olor a comida es exquisito y ella es una luz que alegra sus noches. No puede esperar más y se acerca a su espalda para tomarla por la cintura cuando está distraída, sus manos se aferran a su brazos tratando de escapar pero su agarre es más fuerte.
— Para, que mi madre podría escucharte ¡Alexander! — dice Vanessa alejando un poco el teléfono. Pero no hace caso, pega más su cuerpo hasta hacerla chocar contra la isla de la cocina. Sonríe cuando la siente suspirar al besar su cuello y poco a poco sube sus manos por sus piernas hasta llegar a sus caderas — ¡Ah! No mamá no me pasa nada, te lo juro, no hay nadie conmigo —
Se alejo de ella con una sonrisa burlona en el rostro cuando la sintió temblar de deseo entre sus brazos. Queria tomarla por la cintura y hacerla suya pero no era el momento adecuado. Vanessa lo fulminó con la mirada por dejarla así, habia jugado con ella al dejarla de esa manera, al pasar sus manos por sus piernas, jugando con sus pantaletas.
— Mi mamá creyó que un intruso estaba quitándole la inocencia a su hija, gracias Alexander por el regaño que me espera mañana — ronroneo cerca. Sentándose en la isla dejando una hermosa vista de sus blancas piernas. Vanessa siente un calor intenso en cada parte de su cuerpo, aún más cuando lo mira tomar una fresa y meterla a su boca. Esta a punto de explotar de tal manera que ningún hombre la hace sentir así. Su rostro se pone tan rojizo, que se avergüenza de solo quererlo para tener un bebé.
— ¿Que película veremos hoy? — pregunto Alexander con ingenua incertidumbre. Pero no puede contestar, le importa muy poco la película, piensa que podría hacer algo más interesante como por ejemplo: hacer un bebé. — Puede ser la película que quieras de terror o romántica —
— ¿Alguien más sabe que pasarás la noche en mi casa? — necesita saber si puede tenerlo con ella toda la noche, no quiere visitas molestas de su prometida.
— No lo creo — respondió con seguridad, estaba a punto de lanzarse a sus brazos para dejar que Alexander le hiciera ver las estrellas, pero un par de toquidos a su puerta la detuvieron. Se preocupo al pensar que podría ser Ishaq pero al abrir la puerta de su casa, un asesor de la reina entro sin pedir permiso para llegar hasta Alexander. Hablo un par de minutos y dejo una caja roja antes de irse. Vanessa lo miro sonreír de lado y ponerse de nuevo saco — Al parecer la reina siempre sabe donde estoy —
— ¿Adonde vas? —
— Me voy. Tengo papeleo del parlamento que revisar. No pienso arruinar tu noche con asuntos políticos.
— No lo haces. Me gusta leer lo que sea — le sonrió ampliamente. Su movimiento fue más rápido, por lo que pudo tomar la caja roja entre sus manos antes que Alexander — ¡Vamos! Siempre me ayudaste con todo. Incluso te obligue a leer libros de medicina, así que debo ayudarte con esto. —
Vanessa caminó hasta las escaleras con la caja entre las manos. Ahora ella tiene todo el poder de Inglaterra bajo su mando.
— ¿Vienes? — Alexander dejó de nuevo el saco en el perchero y camino hasta la escalera con una mirada divertida.
— Si —
No podrá crear a su bebé esta noche, pero lo tiene en su cama, no para hacer cosas sucias, pero mientras sube las escaleras la sonrisa de Vanessa es tan ancha que roza con la alegría. Al imaginarse la noche cuando lo podrá tener para ella sola y esa noche, su cama presenciará mucha cosas sucias.
Y tendrá a su bebé, así sea lo ultimo que haga.
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