¡Asustemos niños!
Alexander
Alexander se aferró fuertemente de la cintura de Vanessa para besarla a escondidas de los niños, seguramente debería de estar con los niños para ayudarlos a ponerse sus terroríficos disfraces, pero está herido de su pómulo y tiene un dolor tan grande qué tiene que aprovechar su cita a escondidas con una bella doctora.
Aunque la definición de consulta médica sea diferente para todos, para sus asesores quiere decir que está con su esposa mientras le cura la herida del pómulo, para él, significa horas de sesiones de besos y caricias, porqué lo qué menos le duele es el pómulo, ese golpe sirve para asustar a los niños, lo que le duele es ese deseo que lo está consumiendo por dentro, qué hace que hasta le duela él pequeño Alex, pero no quiere asustar a su doctora, sólo quiere seguirla besando hasta que ella se quejé porque no está consultando a su paciente, Alexander pensaba seguir así, besándola hasta que los niños los interrumpieran, pero Vanessa acabó con el besó y se alejó de inmediato con los ojos llenos de asombro, lo tomó de la mano y la llevó hasta su vientre.
— ¿Sientes eso Alex? — Le dijo llena de felicidad, mordiéndose el labio divertida — Hoy los bebés han estado moviéndose muchísimo —
Alexander no alejó su mano hasta que sintió un raro movimiento bajó su palma, aún no nacen estos bebés y ya lo tiene horrorizado, no por su aspecto claro está, sino porque ya se imagina que serán como los trillizos o mucho peor, los cuatro espiandolo, interrumpiendolo en su trabajo y pidiéndole que los lleve a comer asquerosas hamburguesas cuándo no puede porqué es él rey de Inglaterra. Alexander fingió tener cara de horror, pero lo único que quiere hacer enojar a Vanessa porque lo llamó perro.
— Esto da más miedo que la fiesta —
La acercó de nuevo por la cintura, pero Vanessa lo alejó por los hombros y lo fulminó con la mirada.
— Alexander deja de decir que los bebés estarán feos o alguno de ellos se parecerá al presidente, porqué recuerda qué el Karma es una perra —
Alexander se burló con amargura, es claro que sólo quiere hacerlo enojar y eso no pasará, no hoy que está tan contento porqué no tiene sus obligaciones en el parlamento, ni reuniones del consejo real.
— Quizá alguna de las niñas se pareza a Camille — Pero Vanessa ni siquiera lo pensó, sus ojos se llenaron de coraje y lo golpeó en el hombro haciéndolo retroceder unos pasos, eso le pasa por hacer enojar a una embarazada y para asustarla más, haciendo honor a la fiesta de terror que está por comenzar, Alexander se quejó de un dolor que no tiene — ¡Auch! —
Al momento se arrepintió de haberla asustado de esa manera, porqué los ojos de Vanessa se llenaron de horror, llena de preocupación.
— ¡Lo siento muchísimo Alexander, aún olvidó que estas golpeado! — Vanessa se acercó con las mejillas sonrojadas por la vergüenza y lo acarició en la mejilla golpeada — ¿Aún te duele? Esto se ve peor que antes, puedo darte un medicamento para el dolor, creó que esta mas hinchado que antes, podríamos ir a mi consultorio y hacer algo para que esto mejore, soy doctora Alex, si te duele sólo tienes qué decirme —
— Si puedes ayudarme con algo — Mintió con descaro, hasta fingió un rostro de dolor —En realidad ya tengo días que nada puede ayudarme a aliviar mi dolor, creó que me volveré loco — Alexander se aprovechó de su momento de debilidad y la tomó de la mano para llevarla hasta el lugar donde el dolor lo aflige — Aquí me duele —
Vanessa lo fulminó con la mirada y ahogó un gritó de molestia mientras sus mejillas están rojas, porqué llevo su mano, para que con su dulce tacto, sanará al adolorido pequeño Alex
— ¡No! Alexander aléjate, no quiero hacer nada — Vanessa miró a todos lados, tratando de ver si alguien los estaba espiando —Los invitados están por llegar a la fiesta de los niños y con está rara decoración que escogiste, un niño con su disfraz podría estar junto a nosotros y no podríamos verlo —
— Vamos Vane, estamos escondidos, podríamos tener sexo y todos creerán que somos parte de la terrorífica decoración — La siguió molestado para hacerla enojar mucho más mientras la besa en el cuello — Él pequeño Alex estará muy asustado si no quieres tocarlo —
Vanessa sonrió llena de lujuria, ella es igual de pervertida a él o incluso a veces hasta lo sorprende, no cabe duda que este día todo estará lleno de sorpresas, empezando por Vanessa que se arrodillo frente a él sorprendiendolo por completo al tratan de bajar la presilla de su pantalón, Alexander casi se muere de deseo al verla así, incluso tuvo que morderse el labio para no soltar un gruñido masculino, pero toda esa fogosidad que estaba por comenzar, se vio apagada como un incendio porqué una vocecita los asustó más que los monstruos de la fiesta.
— ¿Mami que haces? — Helena se acercó hasta ellos, así como había dicho Vanessa hace un momento, entró oculta entre la decoración terrorífica para la fiesta, las cortinas negras cubrían su pequeña figura hasta que se acercó a su mamá, vestida como una pequeña porrista asesinada, pero su hija está llena de inocencia — ¿Estás buscando un dulce en él suelo? —
Ni siquiera el dolor de la mejilla le dolió tanto, cómo el golpe que Vanessa le dio fuertemente en la entrepierna, cómo si de verdad quisiera que su hija lo viera herido, eso para cualquier hombre es terrorífico. Vanessa al momento se puso de pie y tomó en brazos a Helena
— No, aquí no estan los dulces ¿Vez cómo esta sufriendo tú papa? Es que tiene un un fuerte dolor y yo quería curarlo, pero ya se siente mejor ¿Verdad, Alex? —
Alexander la fulminó con la mirada, tomó aire y fingió una sonrisa cuándo la verdad es que sí siente un grande dolor, pero al final se recompuso porqué es él rey y jamás pierde la compostura, ni siquiera cuando quieren matar a su pequeño Alex.
— Claro, yo no siento ningún dolor — Le quitó a Helena de los brazos, su hija escondió su cara en su cuello cómo una consentida — Pero alguien más conocerá al demonio está noche —
Vanessa entendió la indirecta al momento y se puso más roja que su vestido, a esa doctora no le gusta que la vean avergonzada, ni en las grandes fiestas del palacio en Inglaterra, mucho menos el hospital, es algo que odia Vanessa, y ahora ese sonrojo no abandona sus mejillas.
Pero al momento ya tenían a todos los niños junto a ellos, los niños no se ven mal, se ven cómo apuestos vampiros, Christian es un rompecorazones, pero no hay nada de feo en su trillizo más pequeño y esa estúpida carta es de una persona sin inteligencia, Andre no es feo, está seguro que hasta tiene su mentón, ese sello característico de los reyes de Inglaterra, todos se ven perfectos para asustar a los demás niños y demostrar que los hijos del rey son mejores en todo, pero sin duda las gemelas se robarán la atención de la noche, las dos vestidas cómo dos calabazas de Holleween, su nana las dejó sobre los brazos de Vanessa.
— ¿Porqué las vestiste así? — Volvió a mirar a sus hijas quienes sueltan carcajadas — Podrías haberlas vestido como Bella, cómo ositos —
— Son los mejores disfraces — Vanessa besó las mejillas de las gemelas — Se ven como calabazas rellenas de dulces —
Christian lo jalo de la camisa para llamar su atención, él pobre lleva todo el día asustado porqué no quiere encontrarse con esa niña pelirroja.
— Ese demonio del que hablas ¿Estará en la fiesta? —
— Si — Se inclinó sobre sus trillizos, cómo si les estuviera contando un cuento de mucho terror, de esos que les cuenta antes de dormir, para que tengan unos dulces sueños — Pero solo tú mamá lo verá a la medianoche, es un demonio que solo las mamás ven cuándo hacen enojar al diablo —
Vanessa rodó los ojos, como si él estuviera contando un cuento pésimo, al final ella tuvo que irse para alimentar a Bella y a las gemelas, porque esas bebes siempre tiene mucha hambre y Vanessa siempre tiene mucha leche para darles, pero los trillizos se quedaron ahí con él porqué en las fiestas de terror se divierten más con su papá y Alex siempre está dispuesto a cumplir cualquier capricho de sus hijos, no solo detuvo todas sus importantes reuniones para venir hasta París, dejó de trabajar para Inglaterra, sólo para celebrar una lujosa y terrorífica fiesta para sus hijos. Ya ni siquiera sabe cuantas libras gasto, pero decoraron tan bien el viejo palacio qué está a media luz, qué hasta sus propios hijos se asustaron.
— ¡Ya estamos listos papá! — Gritó Andre lleno de emoción al ver llegar a los niños, todos igual de horrorizados — Tenemos muchísimos regalos, yo pense que nadie nos regalaría nada —
Alexander soltó una carcajada, Andre es un exagerado, siempre piensa que es pobre y que si no barre la casa de su abuela, no tendrá para comer, porqué según su hijo, él come con las dos libras que le pagan por tenerlo cómo sirviente, por eso les hizo está exagerada fiesta llena de esplendor y lujo, solo para que Andre se quité esas ideas locas de la mente. Tiene tantas ideas en mente que él cumpleños de las gemelas será espectacular, nunca antes visto.
Claro que puede considerar que es la mejor fiesta de terror, no lo dice por los gritos de horror de los niños al ver los monstruos o porqué a la hora de dormir tendrán pesadillas o por los dientes picados por la cantidad infinita de caramelos, lo dice porqué no sabe en qué momento llegó esa misma pelirroja con la que se vio en New York, no sabe cómo entró y quién la invitó a una fiesta infantil, pero aquí está seduciendolo desde detrás de un par de cortinas, moviendo su cuerpo para llamar la atención, pero sí Vanessa ve a esa pelirroja por la que se atrevió a arrojarle su corona al lodo y por la que casi termina su matrimonio, entonces ahí el que sentirá terror, será él.
— Dile a esa mujer que se vaya — le ordenó a uno de sus guardias — Correla de la fiesta —
— ¿Ese es el demonio del que hablas papi? — Le preguntó Helena con sus ojos llenos de miedo, de seguro tendrá pesadillas toda la noche
— Si, pero esté demonio no podrá verlo mamá o tendrá muchas pesadillas —
La fiesta sin duda aterró a todos, quedaron tan sorprendidos que Alexander está seguro que el cumpleaños de sus hijos se coronó cómo la mejor fiesta de la elite inglesa. Alexander jamás pensó que se divertiría tanto siendo papá, claro que cuido a sus hijos, pero se río muchísimo al verlos asustados y corriendo hasta él para que los salvé de los monstruos.
¿Acaso se puede ser un mejor papá?
Cuándo la fiesta se terminó y dejó a sus hijos en su propia habitacion, muy lejos de la de él para que por fin puedan dormir solos, creyó que por fin, sólo por esta noche en París, él y Vanessa podrían tener una simple noche para ellos dos solos. Cerró la puerta y comenzó a desabrocharse la camisa, pero mientras camina hasta el alféizar de la ventana donde está sentada Vanessa, se dio cuenta que no están tan solos en la habitación y que la cama ya está ocupada con Bella y las gemelas dormidas entre las sábanas, pero eso no es problema, en realidad no necesitan usar la cama, en el alféizar se pueden hacer muchas cosas.
— ¿Ya se me aparecerá el demonio o te quedarás toda la noche mirado a las niñas? — Vanessa sonrió ampliamente y se recargó en el vidrio de la ventana para verlo seductoramente — ¡Ya ven Alexander! —
Vanessa soltó una carcajada cuando se metió entre sus piernas para poder besarla mucho mejor, le gustaría abrazarla mucho más, pero hay cuatro bebés que no lo dejan y cuando se acerca más, siente cómo una pelota en medio de ellos, la besó tanto que la obligó a recargarse mucho más en la ventana mientras la luz de la Torre Eiffel los ilumina. En la habitación no se escucha nada más que sus besos y el ruido de sus movimientos mientras Vanessa trata de quitarle la camisa y él metiendo sus manos bajó su vestido para quitarle el sostén, estan tam concentrados que ninguno de los dos se dio cuenta de que una de las gemelas está junto a ellos, con su regordete rostro pegado a la ventana para ver la luz de la torre.
— Mami — dijo la pequeña Aurora antes de aventarse sobre ellos cómo si quisiera compartir el beso, metiendo su pequeña boquita entre ellos, Vanessa se alejó un poco y abrazó a esa gemela que parece Chucky apareciendo en los peores momentos — ¡La gemela nos iba a dar un beso en la boca! ¡¿Qué le estamos enseñando?! Creó que nos damos muchos besos Alexander —
Alexander apenas se alejó un poco, pero su gordita gemela más traviesa, se acomodó en los brazos de su mamá y levantó su pequeña boquita como si ella quisiera un beso.
— Esto no me esta gustando para nada, después le pedirá besos a cualquier hombre — Pero la gemela suelta carcajadas en medio de ellos y suelta besos a su novio imaginario — No bebé, besos no —
Alexander rodó los ojos y recargó su frente en le vidrio de la ventana llenó de frustración cuándo escuchó los pasos de los trillizos corriendo hasta la habitación, al parecer está noche no se aparecerá el demonio
— ¿Qué pasa Helena? — Preguntó Vanessa desde el alfeizar de la ventana — ¿No puedes dormir? —
—No, es que papá nos asustó mucho —Alexander miró a su pequeña rubia — ¿Pueden llevarnos a cenar hamburguesas? Tenemos mucha hambre —
Su noche no podía acabar peor, Alexander se pasó las manos por el cabello.
— Pero es medianoche —
— Pero aún es nuestro cumpleaños papá — Dijo Andre con cara de súplica — Y juntamos nuestro dinero para la cena —
— Además dijiste que nos pagarías por hacer enojar a la abuela— Replicó Christian
— ¡¿Eres tú él que hace enojar a mi madre?! Le causaras un infarto — Vanessa lo besó apasionadamente y se alejó al momento para ponerle los abrigos a los niños y levantar a las niñas de la cama — ¿Vienes a comer hamburguesas, Alexander? —
— Sí, ya saben que si —
Nota de la autora
🤣😂🤣😂 Creo que al rey ya le gustan las hamburguesas, se acostumbraba si o si.
Jajajajajaja Alexander se está aprovechando de cualquier cosa para que Vanessa sea su doctora
JAJAJAJAJ
¡¡¡Les dije que era maratón!!
Creo que a la pequeña Aurora le gustara dar muchos besos.....
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