30. Pisadas de un corazón adolorido

—Desconocido—

Miré el reflejo del espejo, sucio y cansado, aún tenía unas horas, pero había demasiado que hacer y demasiado que no.

Por un segundo me planteé gritar, no sabía si era de alegría, frustración o tristeza, pero tenía claro que no debía hacerlo, no podía llamar la atención de nadie.

Caminé al baño dejando que todos mis sentidos se expandieran, llegando al punto de escuchar unas voces lejanas. La emoción y la tristeza no tardaron en atacarme, hablaría con ellos en unas horas, por fin.

Me centré en prepararlo todo para darme un baño y luego en la caída del agua, no podía permitirme ninguna clase de desliz, no a estas alturas del juego, uno que debía dominar para que todo fuera según lo pensado, según lo que habíamos pactado.

El agua caliente contra mi piel era casi como agua fría, mi cuerpo estaba demasiado caliente como para que me subiera algún grado más. Cambié el agua para que fuera lo más fría posible, ni siquiera mi temperatura debía delatarme.

De haber sido en cualquier otro contexto habría aprovechado la bonita noche que hacía para volar, pero ellos aquí no debían verme y no podía arriesgarme porque como saliera acabaría pasando frente a las dos voces que discutían sobre sus próximas muertes en otra de las torres. No me habría contenido a ir solo para poder ver sus caras y ellos no deberían saber mi verdadera naturaleza.

Pasé mi mirada por el baño, a la par que escuchaba a otras dos voces dudando sobre si habían hecho lo correcto y luego a otras dos hablando de que debían estar listos para cualquier cosa, nadie podía morir esa noche. Durante un segundo los envidié, todo ese tiempo yo solo lo había tenido a Él y aunque lo agradecía yo nunca había podido contar con que alguien me cubriera las espaldas si las cosas iban mal. Me regañé internamente, esos chicos solo habían tenido esa opción para sobrevivir, yo siempre había podido sola, no necesitaba a nadie.

Me fijé en las baldosas negras del suelo para alejar el dolor de las viejas heridas, luego mi mirada se detuvo en todos los productos que reposaban sobre el granito del lavamanos y la ropa sobre la silla junto a la bañera.

Pensé en quedarme en la bañera hasta que me doliera la piel arrugada o mis problemas dejasen de existir, pero unas pisadas silenciosas y despreocupadas llamaron mi atención.

—Tengo que quedarme aquí, hay mucho por hacer...— murmuré tratando de autoconvencerme.

Nunca me había considerado tan débil como en ese momento, tragando duro abrí lentamente la puerta consciente de que las pisadas se habían ido por el pasillo de la derecha.

Procuré no hacer ruido, que me viera provocaría consecuencias horribles ahora mismo, aún así, no pudo importarme menos cuando vi al chico desgarbado que caminaba con las manos metidas en los bolsillos y unos grandes aires de indiferencia. Sus rizos castaños me volvieron torpe, una debilidad que podía mandar todo a la basura. El chico se giró con preocupación y yo corrí a la primera habitación que encontré.

—¿Quién está ahí? —pregunto cauteloso y yo no pude hacer más que insonorizar la habitación con mis habilidades —¡Responde!

El chico pasó de largo por mi puerta y siguió a otra que yo conocía demasiado bien. Sentí sus pisadas pararse antes de abrir de forma abrupta la puerta donde Él descansaba.

—¡Se puede saber qué pasa! —gritó Él y pude sentir como el corazón del chico daba un bote.

—¿Papá? ¿Qué haces aquí?

—¿Lucas? Eso mismo debería preguntar yo, tu no deberías estar aquí.

—Has evitado mi pregunta —le soltó él con voz monótona y, sin verlo, apostaría cualquier cosa a que acababa de encogerse de hombros o que había enarcado una ceja con una sonrisa juguetona.

—Y tu has evitado todas las advertencias que te han hecho, sal rápido de aquí hay personas menos amables que yo que están a punto de llegar.

—¿Por qué me seguías?

—No sé de qué me hablas, hijo, pero que no tenga que repetírtelo —escuché un segundo de duda en su voz que tengo claro que a Lucas tampoco le pasó inadvertido —. Vamos, te acompaño a tu habitación.

Escuché sus pisadas alejarse mientras una lágrima me caía por la mejilla y tenía el corazón en un puño. Ya no había vuelta atrás.

Volví a encerrarme en mi habitación con el cuerpo hecho un flan y la mente hecha un lío. Nada de errores, nada de dudas. Me lo repetí una y otra vez, jamás me perdonaría que alguien cayera por mi culpa.

Caminé al baño con energías redomadas, Lucas había cambiado demasiado desde la última vez que nos vimos y aunque solo pude echarle una ojeada rápida, había sido suficiente. Tomé la caja de tinte rubio y empecé a preparar todo el producto.

Dos horas más tarde todo en mí había cambiado, ya no estaba ni sucia ni desaliñada, ni siquiera mi cabello era largo o pelirrojo, ahora estaba a la altura de mis hombros y era un rubio platinado que me hacía ver del todo diferente, casi parecía una Malfoy, algo que no podía estar más lejos de la verdad.

Las manos me temblaban sin ninguna clase de control cuando me puse frente al espejo por primera vez en horas, no me sentía yo, era una persona absolutamente distinta, ni siquiera mi común sonrisa amable estaba ya presente. Me pareció que habían pasado décadas y que había entrado en el cuerpo de otra persona, puede que por eso tuviera que repetirme una y otra vez:

—Soy Allison God y estoy más viva que nunca.





Holaaaa.

¿Qué tal? Sé que hace demasiado que no actualizaba, de la misma manera en que sé que   no voy a decir lo típico de que estaba de exámenes, siendo sincera, hace bastante que no sentía verdaderas ganas de continuar ninguno de mis proyectos activos, pero siempre he creído que Wattpad es un poco mi casa, una a la que vuelvo muchísimo mal cuando las heridas me duelen.

Como buena noticia... mi plan es estar más activa por aquí ya que mañana salgo de vacaciones :) espero ser capaz de cumplir.

Ahora sí, se despide

Mini Cornamenta.

Pd: gracias a lxs que seguís aquí , no sabéis lo que para mí significa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top