Capítulo 35
Nolan
Algo que he aprendido en las últimas semanas es que no hay que forzar las cosas. Dejo que todo tome su curso, y solo vivo el momento que comparto con mi hija. Con Gaia, todavía, no estamos juntos, pero al menos nos llevamos bien y es lo importante. Por otro lado la relación con mi padre es pésima. No cruzamos palabra y cuando él lo intenta, simplemente lo ignoro. No voy a perdonar tan fácil lo que nos hizo.
Para mi suerte, Gaia no siguió con esa idea de renunciar. Hoy tenemos el segundo trabajo más importantes de los que hemos hecho hasta el día de hoy. Si con Shepard y su hotel nos fue bien, con la nueva campaña de cosméticos nos ayudará a tener más reconocimiento en el medio.
—Ya todos están en el set, exepto una de las modelos y Gaia tampoco a llegado —me informa Elisabeth en cuanto me ve entrar al local que habíamos comprado para este tipo de eventos.
Asiento y continuo mi camino, con ella siguiendo mis pasos.
—Empecemos con los que estamos —le hago saber.
—¿Algo más que quieras? ¿Una bebida...?
—No te preocupes, gracias.
Entramos a dónde todos se encuentran. Sábanas blancas adornan una pared y parte del piso. Focos de luz para dar la iluminación necesarias son parte de la preparación del set para la sección de fotos que serán tomadas para este trabajo.
—Los presento. Britney Jones, él es Nolan Miller —se acerca Mario con una rubia a su lado —Nolan, ella es la dueña de la marca de cosméticos.
—Un gusto conocerte en persona —expresa sonriente estrechandome la mano.
—El gusto es mío, que nos hayas escogido para encargarnos de la publicidad de tu marca.
Intercambiamos un par de palabras más, hasta que me acerco a dónde se encuentra Jude. Su mirada se encuentra con la mía en cuanto la saludo. Sonríe al instante y luego me pide que espere mientras una chica termina de maquillarla.
Me cuestiono por un instante en llamar a Gaia para saber si demora, pero entonces recuerdo que se encargaría de buscar una niñera para Naia.
—Ayer no me avisaste que no ibas a llegar —comento.
—Sí, eso... Mario me invitó a cenar y olvidé por completo que habíamos quedado.
Asiento ante su respuesta y me aguanto las ganas de preguntarle si siempre que Mario esté aquí va a dejarme plantado, sin avisarme. Debo reconocer que me pone un poco celoso tener que compartir a mi amiga con alguien más. Además, desde que Mario llegó la semana pasada no se despegan.
—Te tomarán primero las fotos a ti, hasta que llegue la otra modelo —comunico cuando terminan de maquillarla —Cuando ella aparezca le harán su sección individual y luego juntas.
—Sobre eso —se para frente a mí —No te dije quién era la otra modelo...
—Confió en tu elección y gracias por ofrecerte a ayudarnos con esto. Nos dará buena imágen.
—Te agradezco que confíes en mí, pero creo que es necesario que sepas quién es la otra modelo.
Arqueo una ceja ante su insistencia de querer decirme quién es la otra chica y en cuanto estoy a punto de preguntarle somos interrumpidos por Mario.
—Vamos a empezar —informa el fotógrafo.
Ya que estaba en la ciudad, Gaia le pidió a su amigo que trabajara con nosotros en este proyecto y él no lo dudó. Jude se va con él cuando la toma de la mano y se la lleva, aunque se queda mirándome por unos segundos mientras va caminando.
Me quedo en una esquina observando como Mario hace su trabajo y lo profesional que se ve mi amiga en cada pose que le indican, pero sobre todo las expresiones que hace cuando la camara enfoca más en su rostro para resaltar el maquillaje.
—Llego tarde, pero me costó encontrar a alguien que cuidara a Naia —es lo primero que dice Gaia al llegar a mi lado —¿Empezaron hace mucho?
—¿Con quién la dejaste? —pregunto en lugar de responder su cuestionamiento.
—Con mis padres, no conseguí niñera a último minuto. Los llamé y mi papá fue a buscarla.
Iba a cuestionar si no le molestaba que llevara a nuestra hija cerca de mi padre, pero entonces recuerdo que lo ví salir temprano de casa. Siempre sale tarde de su adorada empresa y no creo que nos llevamos aquí todo el día.
—Acabamos de empezar —respondo en cambio.
Britney se acerca sonriente en cuanto nota que Gaia llegó.
—No sabes cómo me costó encontrarte —dice, abrazándola.
—También me alegra verte, Britney —responde Gaia, puedo notar que está tensa.
—No teníamos idea del por qué habías dejado tu trabajo en Londres. Bueno, tu vida en Londres, sin siquiera avisar. Fue hasta que vimos la publicidad de un hotel en Hawaii que supimos dónde encontrarte. Queríamos que fueras tú la que llevara la campaña publicitaria de mi nueva marca.
—Disculpen que llegue tarde, no me acostumbro al cambio de horario —interrumpe un hombre en el local, captando la atención de todos.
Me fijo en la mirada que Mario le lanza a Gaia, luego de reparar en el recién llegado que parece la versión masculina de Britney. Parecen ser, ¿Gemelos?
—Brandon, mi hermano y manager —nos presenta —Él es Nolan y bueno, no es necesario que te presente a...
—Gaia —termina de decir él por su hermana.
Yo quedo en segundo plano y sus ojos se anclan en ella con tanta intensidad que me dan ganas de taparle la vista. Ella en cambio, ofrece una sonrisa tensa.
—Brandon, no sabía que venías tú también.
—No iba a perder la oportunidad de volver a verte luego de que te marcharas sin avisar. También tenía que saber lo que hice mal para que no me respondieras mis mensajes y llamadas desde entonces.
No puedo apartar los ojos de Gaia, exigiendo en silencio una explicación a lo que acaba de decir este hombre, aunque no tengo el derecho de saber.
¿Este es el "supuesto amigo" que le presentó a Britney? Probablemente lo sea. Cuando comentó algo respecto a cómo la conoció, dijo que fueron presentadas por su hermano.
—Continuemos —escucho decir a Mario luego de aclararse la garganta, luego de saludar a Brandon.
No puedo evitar la incomodidad que recientemente me abarca. Sobre todo porque no puedo apartar la vista de donde se encuentra Gaia con su amigo de Londres, que se apartaron de nosotros. Ni siquiera presto atención a lo que dice Britney a mi lado sobre el trabajo que estamos haciendo. Solo sé, que lo único que quiero, es a ese hombre lejos de Gaia.
—Cambio de maquillaje —pide Britney tan alto que me obligo a mirar los movimientos que hay frente a mí.
Jude abandona el set con Mario detrás de ella y me disculpo con la mujer a mi lado para seguirlos.
—¿Quién es ese? —exijo saber cuando llego a ellos.
Mario se apresura a bajar mi brazo para que deje de apuntar a mi reciente curiosidad. Ni siquiera soy capaz de disimular.
—Un amigo de Gaia —responde encogiéndose de hombros.
—Prueba de nuevo.
—¿Qué?
—Prueba responderme de nuevo, pero esta vez con la verdad —aclaro su duda.
—Estuvo invitando a salir a Gaia. Llevaba algunos años haciéndolo sin éxito...
—¿Pero? —me adelanto.
—Ella siempre lo rechazaba, hasta el último mes antes de que regresara —continua tranquilo, ajeno al remolino de celos en mi interior que está tomando más fuerza —Han salido un par de veces, compartido en algunos eventos juntos...
Se calla de repente, dejando que mi imaginación se haga diferentes escenarios de lo que pudieron estar haciendo juntos.
—Es solo un amigo, Nolan —Jude lleva una mano a mi hombro y lo presiona suave.
—Un amigo que viajó para verla y no solo eso, sino que también para saber el motivo por el que se fue sin despedirse —mis mismas palabras me hacen sentir un sabor amargo en la boca.
De repente ya no solo tengo celos, también me siento frustrado porque él sí vino a buscarla y cuando fue mi momento solo me quedé disfrazando mi dolor diciendo que ya la había olvidado y haber creído en las palabras inventadas por mi padre en aquella hoja.
—También los ví besarse una vez —se le escapa a Mario que emite un quejido cuando Jude le da un suave golpe en pecho —¿Qué? Él quería saber la verdad.
—No le eches más leña al fuego —le reclama ella.
—Si te hace sentir más tranquilo, solo fue un beso y ella lo cortó tan rápido como empezó —cuenta, pero eso no me relaja —Salieron otras veces, pero Gaia me dijo que él no volvió a intentarlo después de decirle que se estaba tomando las cosas muy rápido.
Casi aplaudo ante eso, pero una carcajada proveniente de su dirección me hace tensarme de nuevo cuando los veo reírse abiertamente.
Salgo de esta habitación y voy al bar del local, mientras espero que terminen de maquillar a Jude y empiecen con la segunda toma. Yo mismo me preparo una bebida. Dos dedos de whisky y tres cubos de hielo. Luego de tomarme el contenido, regreso al set.
Prefiero culpar a la poca bebida que tomé antes de reconocer que fueron los celos los que me empujaron ha acercarme a Gaia y Brandon. Posicionándome en el medio para poner distancia entre ambos.
—Espero no interrumpir nada —me disculpo falsamente.
—Descuida —murmura ella.
Al parecer mi llegada instaló silencio, permitiendo solo escuchar a Mario dándole indicaciones a Jude y el sonido de la cámara. El momento me resulta incómodo, pero al menos no estoy mirando desde lejos y ardiendo de celos porque se estén riendo o por las películas que se reproducen en mi mente al pensar en ese beso que se dieron o peor aún, que puedan darse otro.
—¿Y Naia? —pregunta Brandon unos minutos después.
—Bien, está con mis padres —le responde, pero sus ojos están fijos en mí.
—Me gustaría verla antes de irme —confiesa él, dando un paso al frente para poder verla mejor, sin mí en el medio —Tal vez, ir a cenar algo los tres. Estaba pensando ahora que vivirán aquí, podría venir de visita varias veces. Digo, no es mala idea. Así no se sentirán tan sola, lejos de su hogar.
Muy mala idea. Pienso.
—Puedes estar tranquilo por eso, mi hija no va a estar sola en ningún momento —no podía quedarme callado —Y, no importa donde sea el lugar. Hogar es donde hay amor. Algo que nunca haré que le falte, porque para ellas amor me sobra.
—¿Tu hija? —pregunta, como si no hubiera entendido lo que acabo de decir.
—Es el papá de Naia —explica Gaia.
—¿Él qué las abandonó? —se atreve a cuestionar.
Estoy a punto de responderle cuando Gaia se me adelanta.
—Hay una parte de la historia que no conoces, Brandon. Las cosas no pasaron como yo creí.
¿Acaso él sabe lo que había pasado?
Noto el movimiento de sus ojos azules recorriendo todo el rostro de ella, supongo que asegurandose de que lo que dice no es mentira. Buscando una explicación.
—No tienes por qué darle explicaciones de nuestras vidas.
—No, Nolan. No tengo que hacerlo, pero no me sentía bien si no lo hago. Sobre todo si es a alguien con...
—¿Con alguien con quién salías? —exploto irónico, sin poder contener mis celos.
—No estábamos juntos en ese entonces y ahora tampoco. No tienes derecho a reclamarme algo así.
Eso, definitivamente, dolió.
El silencio vuelve a engullir nuestro alrededor, solo que esta vez no hay ningún sonido que traspase la pequeña atmósfera que nos rodea. Como si todos hubieran detenido lo que hacían para estar pendientes a nuestra conversación. Y en efecto, todos los presentes están atentos, mirando a donde nos encontramos. Al parecer el tono en el que estamos hablando, hizo que pausaran sus labores.
Me disculpo con todos antes de retirarme. No podría quedarme un minuto más, sintiendo como me hierve la piel por no poder controlar mis emociones. Exponiéndome de esa forma.
Detengo a Elisabeth cuando se ofrece ha acompañarme por si necesito algo, cuando lo único que necesito en este momento es estar solo y dejar que este horrible sentimiento deje de presionarme.
—Nolan, espera.
Escucho sus pasos detrás de mí, pero no me detengo hasta llegar a la salida y una de sus manos se cierra en mi muñeca.
—No fue mi intención reaccionar así —me disculpo con Gaia cuando volteo para quedar frente a frente con ella.
Aunque no puedo quitar esa sensación amarga y lacerante que siento desde que expuso frente a todos que no estamos juntos y peor, que no tengo derecho a reclamarle.
—Para que quede claro, no salía con él. Bueno, sí —empieza a decir sin apartar los ojos de los míos —Lo intenté varias veces, pero solo fue eso.
—Mario me dijo que se besaron.
—No es para tanto.
—Claro que es para tanto. Ese hombre lleva años intentando salir contigo, conoce a mi hija. Te besó, Gaia. Si no hubieras regresado, ahora probablemente estarían juntos y yo...
Veo como la comisura izquierda de sus labios se eleva sutilmente por un segundo.
—Estás celoso, es eso —asegura, mirándome divertida.
—Sí.
No voy a negarlo, no tiene caso hacerlo.
—Tú también saliste con una modelo y la besaste —contraataca.
¿En qué momento esto se convirtió en un enfrentamiento por personas del pasado? Ni siquiera sé el por qué lo cuestiono cuando fui yo el que empezó. Por celos.
—Lo mío solo fue una cena, puede que dos. Ni siquiera lo recuerdo. Un solo beso al que ni siquiera pude corresponder, Gaia.
—Yo tampoco le correspondí —confiesa, validando la historia que me había contado Mario.
Relajo los hombros, dejando escapar un poco la tensión acumulada. No encuentro las palabras para añadir algo y permanecemos en silencio, hasta que escuchamos el sonido de unos tacones al hacer contacto con el piso, más fuerte a medida que se acerca.
Los dos miramos a la dirección en la que viene y como si la hubiéramos llamado, la reina de Roma, asoma su corona.
—Lo mejor de este trabajo es que después de tanto tiempo, voy a poder compartir contigo —dice la morena, cuando termina de acortar la distancia y me abraza sin darme tiempo a reaccionar.
¿Esta era la modelo a la que Jude se refería?
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