Otra vez juntos HimejimaxTomioka
♡Dedicado a quepedo34ewf y La_multishipperxd
♡Violencia.
♡Machetazos, por que ustedes querían.
♡Omegaverse
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—Te amo, Tomioka. Lamento no poder quedarme más tiempo contigo y Fuji —La alarma sonó despertándolo de su sueño, ya eran varias noches que soñaba con un hombre derrumbado contra un muro, decenas de personas a su alrededor tratando de mantenerlo con vida pero todo era en vano, la vida se les fue de las manos.
Limpió sus lagrimas en sus mejillas, se levantó de la cama girándose para ver a su niño a su lado, lo despertó con un beso en la frente, lo vio removerse entre las sabanas pero por fin abría sus ojos.
—Buenos días cariño, ¿Listo para la escuela? —Su niño tenía el ceño fruncido, incomodo diría él —¿Qué pasa, Fuji? —Tocó su frente y mejillas dándose cuenta de la fiebre que tenía su pequeño —Creo que no debes ir a la escuela hoy.
Tomó su teléfono y buscó el contacto de su hermana, espero algunos segundos antes de que la línea fuera atendida.
—Hola, Tsutako, ¿Estás ocupada hoy? —Su expresión cambió a una más preocupada —Ya veo, no, no te preocupes. Sí estaré bien. Te quiero, adiós —Colgó la llamada, al parecer su hermana no podía cuidarlo hoy. Por un momento se le ocurrió la idea de llevarlo a su escuela pero si se sentía peor no lo podría recoger.
Suspiró derrotado, sabía que la única opción era llevarlo consigo al trabajo y saliendo ir al médico; se acercó hasta su pequeño besando de nuevo su frente, le sonrió enternecido de tan solo verlo.
—Fuji, ¿Quieres acompañar a mami al trabajo? —Como si le hubiesen inyectado cafeína el pequeño saltó a los brazos de su madre alegre. Ambos fueron a alistarse, su cachorro jalo el extremo de su ropa, al voltear lo vio con su uniforme y una de sus corbatas —Cariño, no vas a ir a la escuela, ¿Por qué traes el uniforme? —Se agachó hasta la altura del niño algo confundido.
—Mamá dice que hay que cumplir con el uniforme —Se enterneció tanto de las palabras de su hijo, alguna vez lo vio hablando con algún alumno a la salida sobre el cumplimiento de la vestimenta, aunque nunca preguntaron por su hijo. Probablemente pensaban que era su sobrino o nunca le pusieron atención, estaba casi seguro que era la segunda.
—En ese caso —Se levantó para buscar algo en su maleta —Tienes que llevar la corbata de la escuela y tu tabla para que me ayudes —Sonrió al ver el brillo en los ojos de su hijo —Y tu cubrebocas, para no enfermar a nadie.
Juntos salieron del sencillo apartamento, constaban de dos habitaciones pequeñas, una cocina y un baño, no era mucho pero era suficiente. En el transporte recordó el sueño de hace rato, le daba curiosidad saber quien era el hombre que veía, la imagen siempre era borrosa, justo como cuando te sueltas a llorar sin consuelo.
Tomioka era un Omega que a primera vista no encajaba con los estereotipos de su casta, la mayor parte de su vida se consistió en ocultarlo para evitar trabas en su camino por el ascenso; eso hasta que llegó Tsuika a su vida, al principió lo vio como un buen amigo y con el tiempo profundizaron su relación. Su embarazo no era planeado, al menos para él, deseaba una familia por supuesto pero cuando su estabilidad económica fuera suficientemente buena para darle una gran vida a sus cachorros.
Al saber de su embarazo su vida dio un giro total, se enfocó en cuidar de si, al tener a Fuji entre sus brazos supo que ese era el día más feliz que jamás experimento. Aunque Tsuika no compartía el sentimiento, todos los días había una queja; que si el bebé lloraba mucho, que olía fatal, que la comida no era buena, blah blah blah.
La gota que colmó el vaso fue el haberlo hallado con otra mujer en la cama, la pelea fue brutal, de gritos pasó a algo físico, agradecía a los vecinas que llamaron a la policía; ambos salieron muy lastimados, Tomioka no era tan indefenso como parecía pero el hecho de que usará la voz se lo dificulto bastante. Al final se divorciaron, el separarse de Tsuika extrajo todo el dinero del que disponía, por lo que tuvo que mudarse a un apartamento más pequeño y vivir un tiempo de la pensión que le daba, antes de que se detuvieras por completo.
[•]
Bajaron en la parada cercana a la escuela del Omega, cargó en brazos a su cachorro hasta su lugar de trabajo, quienes ya estaban ahí se sorprendían de la rara escena. Su cruel profesor de Educación Física cargando a un niños de no más de cuatro o cinco años, en la sala de profesores todos se quedaron callados a la presencia de ambos en el lugar; sin decir nada dejó sus cosas y se fue a la entrada para revisar el uniforme como diario.
En la entrada todos caminaban más despacio solo para apreciar al pequeño, era el turno del equipo Kamaboco, esos niños le causaban un estrés que no se imaginaba.
—Kamado, ¿Qué te he dicho de esos, mm? —La manita de su hijo lo distrajo, con un tono suave y una sonrisa poco disimulada acercó su oído —¿En serio? Okey —Se paro frente a los muchachos, Fuji se separo del pecho de su madre y con su tablita entre brazos habló.
—Kamodo —Tomioka le susurro algo al oído —Kamado, no puede traer aretes, a la caja por favor —El pelinegro extendió una caja donde guardaba todo lo confiscado. Tanjiro por primera vez entregó sus aretes, ver al pequeño pedírselos fue como ver a sus hermanos pequeños, no podía decirle que no.
En una bolsita puso ambos, con un dibujo hecho a crayola de un sol rojo se etiquetaron los objetos, varios alumnos eran atacados por la misma técnica del pequeño Fuji pidiendo confiscar lo que no fuera parte del uniforme. Si alguno se resistía bastaba con la mirada asesina de un par de zafiros para callarlos.
[•]
—¿Y ese niño, Tomioka? —preguntó Tengen examinando cada rasgo.
—...Es mi hijo... —A pesar de que le gustaba mantener para si su casta jamás se atrevería a negar a su pequeño Fuji.
—¿Tú hijo? ¿Quién fue la afortunada? —Se quedo callado, ¿Qué le contestaria?
—Mamá, ¿Puedo tomar un jugo? —Desvió su atención directamente a las necesidades de su niño, de una mochilita sacó una cajita de jugo sabor manzana y se la dio.
—Espera, Espera, espera, ¡¿Eres un Omega?! —Bajó la mirada apenado de que se haya revelado su secreto, no sabía como sentirse al respecto y...
—¡Papá! —Asustado volteo rápido la cabeza en dirección a la puerta solo para encontrarse al maestro de ética parado en el marco.
—¿Cómo? —Se sonrojo procesando lo que su hijo acababa de decir. El niño corrió a las piernas del hombre rogando que lo cargará, por inercia el más alto lo hizo.
—Lo lamento mucho, Himejima-san, am... —Se quedo sin palabras, esa escena se le hacía familiar —Fuji, él no es tu papá, cuanto lo siento.
—¡Pero sí es mi papá! ¡Es mi papá Gyomei! —¿Cómo es que sabía el nombre del profesor si nunca antes lo había visto? Avergonzado tomó a su niño entre disculpas y se fue a dar clases.
—Guau, ese hombre siempre me sorprende —Los profesores se fueron retirando a su relativo salón. Por el lado del maestro de ética se quedo como piedra, algo surgió dentro de él cuando tomó al niño en brazos.
[•]
—Tu fiebre bajo un poco —Se giro a sus alumnos listos para ponerles los ejercicios de siempre, antes de tocar el silbato un corto jalón en su uniforme le llamó la atención —¿Quieres tu tocar el silbato? —Asintió —Muy bien —Con uno de juguete dio inició a la clase; que aun con el niño presente era igual de difícil.
Así fue con la mitad de los grupos, la otra mitad se salvaron de gritos y silbatazos pues Fuji dormía la siesta, a la hora del almuerzo se sentó en unas escaleras con sombra, revisando siempre a su bebé, la fiebre se mantenía pero la tos que experimento temprano en el camión desapareció. Sus brazos se sentían algo cansados de cargar a su niño por horas pero si lo dejaba recostado en cualquier lado era capas de rodar y no quería irse antes de que le dieran su pago.
Trató de tomar algo de lo que hizo ese día pero se le cayo al primer intento, luego lo limpiaría; suspiro cansado, a veces era tan complicado ser madre soltera. Un toque en el hombro lo sacó de sus pensamientos, al voltear hacía arriba vio al maestro de ética frente a él.
—¿Puedo sentarme, Tomioka —Dio luz verde y de inmediato se sentaron en silencio —¿Ya comiste? —Negó —Comprendo, ¿Me permites cargar a Fuji por ti? —Se sorprendió del pedido por parte del alfa. Lo pensó unos minutos hasta que su estomago rugió por comida, es entonces que aceptó.
—Muchas gracias, Himejima-san —Tomó su almuerzo y lo saboreo, al voltear no pudo evitar admirar el cariño con el que arrullaba a Fuji —Es muy bueno, ¿Trabaja mucho con niños?
—Solía hacerlo pero cambie de profesión —Otro silencio incomodo llenó el ambiente, ¿Qué debían decir? —Fuji es muy lindo —Fue lo primero que se le ocurrió.
—Gracias... ¿Cómo sabías que se llama Fuji? —No recordaba habérselos dicho.
—No lo sé... —Se quedaron quietos, la mano derecha de Himejima viajó hasta la mejilla de Tomioka, con ternura delineo cada facción del rostro, ¿Era un déjà vu? El Omega cerro sus ojos y ronroneo. En uno de sus tantos sueños sucedía algo parecido.
La campana sonó y se separaron avergonzados de su actuar, se dejaron llevar por sus instintos. Fuji despertó un poco en ese momento para fijarse en el alfa.
—Papá... —Se acurrucó en el pecho del hombre.
—Tienes más clases, ¿Verdad, Tomioka? Si quieres puedo cuidar yo a Fuji por ti, para que no tengas problemas —Lo dudo por unos minutos, sería mucho pedir.
—Sería un honor que me lo confíes, no una molestia —Era como si leyera su mente, su corazón se agitó al oírlo decir eso.
—Muchas gracias, Himejima-san —Abrazó al hombre antes de irse avergonzado. En sus clases Fuji se comportó bastante bien con la única condición de que no dejaba de llamarlo papá.
[•]
Ese día era una reunión de profesores por lo que Tomioka le pidió el favor a su alumna Kocho Shinobu en cuidar de Fuji en lo que se ocupaba en la junta, aceptó gustosa por diez dólares que obvio le dio. Sin pensarlo mucho se sentó a lado de Himejima, amaba la tranquilidad del hombre, de hecho antes de iniciar la junta hablaron de un servicio de niñera que el más alto le recomendaba y los precios eran bastante buenos.
—Esos dos parecen padres planeando su cita sin niños —Bromeó el maestro de artes.
En medio de la junta los instintos Omegas de Tomioka se encendieron al cien, sin pensarlo salió corriendo de la sala con espada de kendo en mano, en la entrada de la escuela un hombre que bien conocía trataba de arrebatarle su hijo a la alumna. Con furia se lanzó en ataque al hombre golpeándolo en la cara con el arma.
Gruñía con tan solo verle el cabello a ese tipo, se interpuso entre la alumna y el hombre aun en guardia, listo para atacarlo sin piedad. Tan fuerte fue su golpe que lo vio escupir un diente al suelo.
—¿Qué quieres aquí, Tsuika? —dijo con enojo.
—¿Qué que quiero? ¿Eres imbécil? A mi hijo por supuesto —Se levanté enojado, tomando su mejilla con dolor.
—No tienes derecho a llamarlo así, lo perdiste hace mucho tiempo —blasmó aun con espada lista para otro golpe —Shinobu, llévalo con Himejima.
—¡No te atrevas a moverte! —Corrió tras la chica pero sin perder el tiempo tomó uno de sus brazos y con todas sus fuerzas lo lanzó contra el pavimento, reteniéndolo —¡Suéltame, maldito Omega! —La maldita voz lo hizo aflojar su agarre y le permitió al alfa conectar un puñetazo a la cara de Tomioka.
Se posicionó encima del Omega dando más golpes, enojado pateo su entrepierna y con su pie en el estomago impulsó el cuerpo de su agresor lejos suyo, jadeante se limpió la sangre de la nariz. Tomó una pose de lucha listo para defender a su niño, el tipo corrió contra él una ves más dando puñetazos pero los esquivaba, al ver que no funcionaba el alfa soltó una gran cantidad de feromonas confundiendo al otro.
Aun así Tomioka no temía en dar más golpes aunque ya no fuesen tan certeros como antes, se deslizo entre las piernas contrarias para tomar su arma y seguir el combate, los alumnos veían desde los salones la pelea, unos cuantos corrían para ayudar pero a la mayoría se le ordenó cuidar de sus menores que podían ser afectados por la cantidad de feromonas en el aire. El maestro lo golpeaba en las costillas con estocadas no tan certeras pero lo suficiente para hacerlo retroceder.
Su respiración se agitaba cada vez más, en un descuido recibió un rodillazo en el estomago que le sacó el aire seguido de uno en la cara, sostenía adolorido su nariz, su cabello fue tomado con fuerza obligándolo a mirar a su ex esposo.
—Tú no eres nadie para decirme que hacer y que no —Le propinó un puñetazo en la cara, su ojo se terminaría hinchado —¡¿Escuchaste?! ¡Es mi hijo, perra!¡Ese niño es mío! —A lo lejos se escuchaba un llanto, Fuji lloraba por su mamá desconsoladamente.
—Mami, mami —dijo entre llantos, separó su rostro del pecho de la chica y a todo pulmón gritó —¡¡Papi!!
Un fuerte agarre en su muñeca lo asustó, al voltear se topo con un hombre de más de dos metros, las venas resaltaban de su rostro furioso, trató de liberarse pero entonces sintió su muñeca romperse. Chilló de dolor soltando al Omega ensangrentado, antes de hablar una bofetada le mandó al suelo de cara.
—¿Quién te crees para golpear a Mi omega —le dijo con un tono amenazante, haciendo temblar al alfa.
—E-ÉL no pu-puede ser tu Omega, no le di permiso para dejarse marcar —Un puñetazo lo dejó de nuevo en el suelo con la cara llena de sangre y medio inconsciente.
—¿Te crees con el derecho de decidir sobre una persona como si fuera un objeto? Me das asco —Se alejó hasta el Omega en el suelo, con un paño limpió la sangre en su rostro tratando de no lastimarlo —Perdona por llegar tarde, Giyuu. Lo hiciste bien, descansa ya —Tomioka se acostó en su pecho, al más alto no le molesto ver su camisa manchada del liquido carmesí, solo abrazó protectoramente al azabache contra sí.
—Gyomei —Fue lo único que dijo antes de desmayarse por el esfuerzo que hizo en esas condiciones.
Los maestros de matemáticas e historia salieron a la entrada tras calmar al alumnado, se deber era retener al hombre hasta la llegada de las autoridades pero notaron que no sería necesario. Lo lamentaban por el tipo tan estúpido, ¿Quién se atrevería a hacer eso? Era un cobarde. Una sirena llamó su atención, una patrulla arribó a la escuela, dos oficiales salieron de ella con armas listas.
—¿Qué sucedió aquí? —preguntó uno asombrado.
—Este hombre llegó a atacar a los alumnos y el profesor los defendió pero era muy agresivo, tuvimos que... neutralizarlo —Eso sonaba dudoso, uno de los oficiales se acercó al hombre y buscó una identificación. Al encontrarla su expresión cambio.
—Ah, ya veo, lamento las molestias. Me llevaré a este individuo —Se acercó hasta el oído del alfa ensangrentado —Te dije que si volvías a hacer algo así no tendría piedad, me voy a encargar que no salgas en mucho tiempo~ —Subió al hombre a su patrulla, merecía esperar hasta la siguiente patrulla.
》Himejima-san, hay una ambulancia listo para ustedes —Asintió, con cuidado tomó al Omega entre sus brazos, antes se acercó hasta Shinobu.
—Vamos hijo, hay que llevar a tu mamá con el doctor para que se ponga bien —El pequeño tomó la mano de su padre y juntos subieron con los paramédicos.
[•]
Al despertar se cegó por las blancas luces del cuarto, al enfocar su mirada halló la escena más hermosa en su vida. El maestro...No, el antiguo Pilar de la Roca jugaba con su hijo en brazos, igual que la primera vez que le salvó; el hombre volteo hacíala camilla y se dirigió a su lado.
—¿Cómo te sientes, Giyuu? —cuestionó preocupado.
—Mejor ahora que están aquí —Con una sonrisa el hombre se inclinó para darle un beso en los labios —Te extrañe... —Hipo ocultando su rostro en el hombro de su amor —No nos vuelvas a dejar por favor —Recordando su antigua vida supo su causa de muerte, no fue por la maldición de la marca de cazadores.
En el veintisieteavo Aniversario de la muerte de su amado su corazón terminó por desistir ante la tristeza de no tenerlo a su lado, a tal grado que literalmente murió de tristeza. Cada día de su vida deseo poder volverlo a ver algún día. Hoy se cumplía ese deseo,
—Lamento dejarlos solos pero la vida nos ha dado la oportunidad de estar otra vez juntos, y esta vez no me voy a ningún lado —Se besaron una vez más, en honor a su amor —¿Quieres casarte conmigo?
—Me harías la persona más feliz del mundo —Frente a una iglesia ambos juraron lo que ya sabían, un amor eterno que sin importar las adversidades seguiría en pie, como la roca más resistente, y cambiaria para adaptarse a las nuevas cosas por venir, como la corriente.
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—Me encanta tener tu marca, amor —Se acercó por detrás para darle una sorpresa —.Pero me encanta más tener a tus cachorros dentro.
—¡¡Hermanitos!! —A Fuji le gustó la idea.
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¡¡No me vuelvan a retar gente, Por favor!! jajajajaja. Ya me duelen las muñecas de tanto teclear por horas pero de que les iba a traer la segunda parte lo iba a hacer. Denme un descanso para terminar las segundas partes de El Castigo y Se mi madre Por favor, puede que me tarde un poco con Necesidad porque tengo que investigar bien para que sea de calidad.
Ya luego le seguiré a los pedidos pero también publicaré de otras parejas que se me ocurrieron.
Su autora se va!! Byee!!!
Secretos de la Era Taisho y del fic:
♧La primera idea era una continuación directa a la parte anterior pero enfocándose en la muerte del Pilar de la Roca, para después la de Tomioka... PERO se me vino a la mente la de la reencarnación y como le tenemos tremendo coraje atascado a Tsuika dije ¿Por qué no?
♧La pelea más fuerte que tuvieron Tomioka, que fue cuando lo encontró engañándolo, Tsuika uso varias veces La Voz para detener los ataques del Omega pero de una u otra forma el lograba lanzarle un objeto a la boca antes de seguir defendiéndose.
♧El oficial que llevó el caso fue un compañero de Genya, cuando le contó le sucedido juró encontrar al tipo y hacer justicia.
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