Necesidad Giyuu Bowl

♡Dedicado a ShuriKenAkabane

♡Contenido Explícito.

◇Nota de la Autora: Lamentó mucho la tardanza Shuri, tuve que cambiar un poco la trama pero de verdad espero que te guste mucho.

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Su cuerpo se sentía pesado, respiraba con algo de dificultad pero nada que no pudiera aguantar, a lo lejos observó al demonio escapando por lo que se dispuso a seguirlo pero una repentina oleada de calor invadió su cuerpo apenas conectaron miradas haciéndolo doblarse un poco. Jadeaba de vez en cuando y sus mejillas se calentaron hasta que ya no fue capaz de verlo, eso había sido raro. Trató de volver a buscarlo pero al ser encontrado fue atacado nuevamente por el arte de Sangre dejándolo en el suelo otra vez intentó alrededor de seis veces más, sin embargo el resultado era el mismo... O peor.

Su vista se nublaba por las lágrimas, su cuerpo temblaba como gelatina, la respiración era entrecortada con múltiples jadeos y gemidos de por medio, su cara ardía hasta las orejas sin decir que salivaba sin darse cuenta. Se hizo un ovillo por la intensidad del calor recorriéndolo en ese momento, miró a su cuervo pidiendo ayuda pues de su boca salían solo sonidos y monosílabas. Cuando lo vio salir volando se relajó al saber que alguien podría encargarse de eso, aunque por otra parte se sentía del asco por no haber podido terminar con el maldito. Pasaron por lo menos unas horas cuando ese sentimiento se extinguió en su cuerpo exhausto, escuchó unos pasos a lo lejos, sus ojos buscaban enfocar a la persona corriendo hacía él pero no podía responder en lo absoluto.

—¡Tomioka, Tomioka! —Reconoció la voz estrepitosa del Pilar de la Llama dirigiéndose a él pero aunque quisiera ni las piernas podía mover —¡Tomioka, ¿Cómo se encuentra?! —El rubio se sintió preocupado cuando el cuervo llegó junto al suyo diciendo que su dueño estaba herido, guiándolo entre el bosque lograron hallaron al pelinegro tirado en la misma posición.

》Trae a los kakushis —le dijo al viejo cuervo, sostuvo entre sus manos al poco consiente Pilar, estaba empapado en sudor apenas respirando como debía, probablemente ni siquiera estaría usando la Respiración de Control Total algo que lo podría perjudicar —Vamos Tomioka, resiste —De repente los jadeos se volvieron más intensos asustándolo.

—R-Rengoku... D-Duele... —Se retorció en su lugar por el nuevo calor surgiendo en su cuerpo —Ah... Arde... Ah —gimió apretando su pecho, dejando algo sonrojado al rubio.

—Tranquilo, ya viene la ayuda —Revisó la temperatura del hombre dándose cuenta que era demasiado alta, eso le preocupó más. A los pocos minutos llegaron algunas personas con una camilla junto al Pilar del Insecto para revisar su estado.

—¿Qué es lo que sucede, Kyojuro-san? —Al tocarlo sintió al instante la gran fiebre que sufría, cuando su cuerpo aferrado a Rengoku inició a temblar supo que debía ser algo serio, indicó a los kakushis subirlo a la camilla de inmediato.

[•]


Algo extrañó que notó la joven es que al momento de que el pelinegro llegó a la Finca su estado mejoró en pocos minutos que estuvo ahí, en el resto de los días pareció normal hasta que el Pilar de la Llama lo visitó, fue ahí cuando todos los síntomas volvieron de golpe dejándolo posada en cama por casi cinco horas. La vez en que Tanjiro junto al equipo Kamabodo estuvo en el mismo cuarto que él no dejó de retorcerse... Y gemir, ¿Acaso habría sido una técnica de sangre demoniaca? Por las dudas ordenó cambiarlo de habitación sin visitas permitidas, tras unos pocos días por petición suya fue dado de alta justo a tiempo para la reunión de Pilares.

Mientras el Patrón hablaba Giyuu mantenía su distancia de los demás como siempre aunque esa normalidad se rompió al momento en que comenzaron a hablar y fue que de reojo se fijo en cada uno.

¿Obanai siempre se había visto tan guapo con esa serpiente enredada en su cuello?

Qué decir de Himejima, sus ojos se posaron en los músculos del hombre, delineándolos con fervor.

Ver a Sanemi casi ocasiona que perdiera la compostura, con esas cicatrices que lo hacían ver tan masculino, su uniforme abierto permitiendo deleitar sus ojos con sus pectorales, y la voz. Quería que aunque todo fuese en una pelea pudiese admirar más de cerca sus atributos. El calor de su cuerpo comenzaba a subir.

Saltó hasta Tokito, quien se encontraba junto a Kocho para variar; a pesar de no tener más que su típica expresión le parecía adorable con ese uniforme que le quedaba grande. Si no lo conociera no creería de lo que era capaz el niño.

Cuando Kyojuro habló su corazón latió de forma tan intensa, el sudor comenzaba a expandirse por todo su cuerpo a cada palabra que salía de su boca. Ese cabello flameante que lo hipnotizaba, su mirada que denotaba pasión, ¿Cómo se sería en la cama? Consternado por su pensamiento sacudió su cabeza a los lados tratando de borrar la imagen del hombre encima suyo, marcándolo y... "Concéntrate, no pienses en eso ahora" Se regañó.

Buscó regular su respiración una vez más de forma cautelosa pero su compañero de a lado era todo menos discreto, Uzui causó que la rodilla donde se apoyaba cediera por completo llamando la atención de los presentes, se disculpo de inmediato y volvió a su lugar sonrojado pero era imposible no hacerlo con tremendo hombre cerca. Sus brazos descubiertos lo obligaban a morder su lado antes de sacar sonidos indeseados frente al Patrón, ese adorno en su frente hacía resaltar de una forma espectacular sus facciones, cada uno de su extravagantes movimientos terminaba con un poco de su cordura. Estaba seguro de que si ambos tuvieran un encuentro no quería más que vacío y satisfecho, por algo tenía tres esposas ¿No?

Sintió que el aire se le escapaba del cuerpo, el agua pronto invadiría sus ojos, su entrada se sentía húmeda y aun faltaba él por hablar, agradecía que Mitsuri tuviera algo que decir antes de su turno pues en su estado no habría ni dicho pio. Trató de relajarse pero su cuerpo le exigía atención, cosa que no brindaría en esos instantes. Al escuchar la voz del Patrón llamándolo unas cuantas veces es que pudo reaccionar al fin.

—Yo... —De nuevo escuchó algo de Sanemi y su cuerpo se tensó de inmediato —Ah... —Aunque fuese casi como un susurró fue lo suficientemente alto para que los demás lo voltearán a ver extrañados, empeorando la situación. Su rodilla volvió a ceder haciendo que cayera al piso mientras abría un poco los botones de su uniforme, quería liberarse de ese calor tan fastidioso.

—¿Giyuu te encuentras bien? —preguntó con esa relajante voz que le ayudó a calmarse.

Asintió, tapando su boca con sus manos, buscó recomponerse pero sus fuerzas no daban para tanto, sabiendo esto el hombre le dejó acomodarse de mejor manera terminando por sentarse en una postura similar a la suya pero manteniendo la cabeza agachada.

—Es... Un poco de fiebre... nada más —Su voz sonaba entrecortada y jadeante —Hay un... demonio con... técnica desconocida para mi... Lo lamento pero falle en la última misión... Y no lo maté —Con sus palmas frente a sus rodillas y la cara entre ellas se lamento, lo que para algunos fue una reverencia de disculpa exagerada de un narcisista para él no era más que la excusa perfecta para ocultar su expresión y calor de esa ocasión. Se sentía tan mojado, necesitado. Respiró un poco más antes de sentir fuerzas suficientes como para volver a su posición original. Al proseguir su cabeza comenzó a dar vueltas, las voces conjuntas de sus compañeros lo hacían sentir peor, tanto que por primera vez en su vida pidió retirarse antes pues anticipaba que dentro de poco sus articulaciones dejarían de responder como hace unos días, las lagrimas ya se acumulaban en sus ojos mientras su cuerpo ya temblaba ligeramente, para su suerte le dieron positivo a su propuesta.

Apenas llegó a su hogar se encerró en su habitación, apresurado se deshizo de su ropa, la erección que tenía y lo mojado de su entrada delataban su estado actual, ¿Qué diablos era todo eso? Debía ser obra del demonio porque era todo menos normal; ensalivo dos de sus dedos y tanteo hasta su entrada metiéndolos, su cuerpo recibió una descarga al primer movimiento, esas sensaciones eran tan nuevas, le gustaban, quería más.

—Ah... Ah... Ah... K-Kyojuro —Con forme aumentaba el ritmo en su mente se imagino al apasionado Pilar de la Flama tomándolo ahí mismo, golpeando con su pene apunto de llegar a su punto, usando esa voz alegre para exigirle decir su nombre más fuerte —¡Kyojuro! ¡A-Ahí, más! ¡Ah, dame más! —Su espalda se arqueó al toque de un lugar, supo que lo había encontrado. Desesperado siguió golpeando, con su otra mano recorría su torso pensando que era el Hashira quien lo tocaba, quien jugaba con sus pezones presionándolos entre sus dedos, aquel que masturbaba su miembro con ímpetu —¡¡Me vengo... Kyojuro AH!! —Sus ojos fueron hasta el punto más alto que podían, dejó escapar el gemido más alto que pudo entonar, su palma se hallaba manchada por su propio semen.

Sacó los dígitos con cuidado, con un papel se limpio un poco antes de caer rendido sobre su futón, de verdad había necesitado eso, no se molesto en buscar alguna ropa para dormir con cobijarse estaba bien. Ahora con la mente y el cuerpo más tranquilo se puso a pensar en aquel demonio: su ropa reveladora casi dejando su miembro a la vista, las marcas de cadenas y ¿Era acaso un plátano lo tatuado en sus brazos? Debió haberse detenido al instante a analizar eso pero apenas lo vio le fue lanzada la técnica de sangre, supuso por la cara de sorpresa que puso que debió suceder otra cosa. Entre tanto sus ojos se fueron cerrando dando paso a un sueño profundo


[•]


—Quiero golpearlo, ¿Cómo se le ocurre interrumpir a Oyakata-sama e irse así nada más? —En un restaurante los Pilares restantes charlaban sobre algunas cosas hasta que salió el tema de la rara huida de su compañero.

—Debió tener una buena razón para hacerlo, Shinazugawa —dijo la dulce Mitsuri con algo de arroz en su boca, a todos les llamó la atención ese hecho de la reunión.

—¿Tú sabes algo, Kocho? —Inquirió con gran interés el Pilar del Sonido, al estar más cerca suyo pudo oír a la perfección como su frecuencia cardiaca se elevaba al instante, su cuerpo removiéndose incomodo en su lugar y sus intentos por moverse, además de su raro respirar.

—Hace poco Rengoku-san lo encontró en medio del bosque muy mal, cuando lo llevé a mi Finca pareció mejorar pero hubo momentos en los que recaía drásticamente. Rengoku-san fue testigo de una de esas veces —señaló con algo de preocupación la mujer.

—¡Así es, no estaba bien en absoluto! —Aun tenía en su memoria fresca la imagen de Tomioka entre sus brazos sonrojado, empapado de sudor y jadeante. Los colores subieron a su rostro al instante de solo recordarlo. Relacionó ambas imágenes al instante, si era cierto algo que había comentado Kocho él ya no se hospedaba en la Finca Mariposa, podría ponerse peor y nadie lo sabría, se levantó al instante hacía la salida dejando su parte de la paga —¡Lo lamento pero recordé que debo ir a un lugar! —Se retiró con dirección al hogar del Pilar de agua.


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Al despertar notó que la tarde se le había pasado volando, por la ventana veía ya el atardecer así que pensó que lo mejor sería levantarse de una vez. Tras una ducha rápida y un cambio de ropa cómodo se acomodo en su jardín buscando aclarar más los recuerdos de ese día, sabía que por lo menos esa técnica le había sido administrada unas nueve o diez veces lo que explicaría la intensidad de los síntomas. Unos toques lo sacaron de sus pensamientos, no esperaba a nadie nunca, al abrir la puerta se encontró con el Pilar de las Llamas en su puerta con una ligera capa de sudor en la frente, eso solo le hizo volver a sentir el calor recorrer su cuerpo.

—¡Que bueno que lo encuentro Tomioka-san, pasaba para ver como se sentía hoy! —Camino a buscarlo el de cabellos flameantes cayó en cuenta que no sabía donde vivía exactamente su compañero, regresó al restaurante a preguntarles a los demás pero la única con esa información ya se había ido de vuelta a su propio hogar por lo que se vio en la necesidad de ir hasta la Finca de Shinobu, al final logró darle la dirección pero siendo ya algo tarde.

Por su parte Tomioka sentía humedecerse de nuevo su entrada apenas escuchó la voz del hombre recordándole sus fantasías de hace unas horas, lo dejó pasar por educación y porque su cuerpo comenzaba a reclamar por la atención del cazador. Le sirvió algo de té, su mente retorcida lo hacía prestar atención a la forma en que la manzana de edén en su cuello se movía, sus labios contra la cerámica preguntándose si así sería al besar algo como su piel.

—¿Tomioka, se encuentra bien? —Le preocupó cuando lo vio sonrojarse y sudar más que hace un momento, de uno esa fiebre. Con ese pequeño tacto algo se disparó en él, quería arrojarse al hombre y rogarle por que lo hiciera suyo, reunió todas sus fuerzas de voluntad para abstenerse de hacerlo.

—Rengoku, te voy a pedir que te retires por favor —dijo tratando de ser lo más cortes posible pero con su voz sonaba más como suplica. El rubio entendió que debía dejar al hombre descansar y se dispuso a irse, estando ya en la puerta se despidió con una sonrisa junto con una palmada suave en el hombro. "Mierda" Pensó al instante en pelinegro.

Una corriente eléctrica lo recorrió haciéndolo caer al suelo, jadeaba más y tomó el haori de su visitante buscando algún soporte, el calor era más intenso que antes tanto que lloró ahí mismo, dolía como los mil infiernos.

Necesitaba a alguien.

Necesita un hombre.

Necesita a Kyojuro.

K-Kyojuro... Fóllame, por favor —rogó mientras sujetaba con firmezas sus ropas. El mencionado se quedo helado, ¿Escuchó bien? Un gemido llamó nuevamente su atención —Kyojuro... Te necesito dentro... Te lo suplico —

¿Qué debía hacer? Su pantalón apretaba un poco, ver al pelinegro en el suelo rogándole lo ponía nervioso. Al no obtener respuesta el ojiazul se arrastró hasta él, con un movimiento rápido lo hizo caer. Aun por encima del pantalón pudo notar el bulto entre las piernas del rubio así que acercó su boca lamiándolo con sutiles lengüetazos metiendo la punta de vez en cuando.

—T-Tomioka, ¡agh! Detente... No se si esta bien —Tapó su rostro enrojecido, no quería admitir que se sentía muy bien. Lo vio desabrochar su cinturón listo para liberar su miembro y poder meterlo a su boca de una vez pero fue detenido por la mano contrario.

》Espera, Tomioka... —Verlo lo hizo darse cuenta de un detalle, sus ojos se veían distintos, la pupilas delatadas y de un brillo rosado —¿Tomioka? —

Sin dejarlo hablar se sentó sobre sus caderas para frotarse sobre la erección sacando algunos gemidos, no negaría que lo bien que se sentía los movimientos circulares que daba sobre su pelvis, ya su miembro pedía a gritos ser liberado de su prisión de tela. A la par pequeños saltitos los sonidos por parte de Kyojuro se intensificaban, ya no resistiría ni un segundo más.

Giro el cuerpo de Tomioka para dejarlo bajo el suyo, con pasión junto sus labios en un apasionado beso que enloqueció por completo , sintió un par de brazos aferrarse a su cuello buscando profundizar el beso. Con cuidado lo levantó del suelo y así llevarlo a la habitación donde lo comenzó a desvestir dándose un tiempo para apreciar la blanca piel del azabache carente de cicatrices significativas. El sudor le daba un toque apetitoso y sin poder resistir marcó cada esquina de su cuerpo mientras que era ayudado con la ropa, Giyuu necesitaba sentirlo en él ahora. Se acomodo entre las piernas del otro para una mejor experiencia.

Al fin sin las estorbosas prendas era momento de ir al siguiente nivel, a pesar de no tener mucha experiencia en esto Kyojuro buscó sobre todo que fuese placentero para ambos, al palpar la entrada con sus dedos se dio cuenta de lo húmeda que estaba ¿Se habría preparado él mismos? Eso ya no importaba, los demandantes besos en sus labios le decían que continuará con el trabajo, metió dos dígitos al principio; hacía círculos, tijeras, los hundía más profundo y con cada movimiento los gemidos aumentaban en el cuarto, al tercero Tomioka sentía que no aguantaría más.

—K-Kyojuro... Métela ya...—Obedeció, sacó sus dedos del interior y seguido introdujo su miembro, el interior del azabache era tan estrecho que apenas podía moverse. Volvió a besarlo en busca de distraerlo del dolor.

—¿Puedo moverme, Tomioka? —Perdido en el placer asintió sin pensar, las embestidas eran suaves y lentas pero conforme avanzaba iban aumentando de magnitud al igual que los gemidos provenientes del otro.

—¡Ahí, K-Kyoujuro ... Ah... Ah—Ya ni la saliva podía mantener dentro de su boca; el sonido de las pieles chocar, el pene dentro suyo ya golpeando su punto con sus paredes aferrándose a él, los besos en su pecho, cada cosa que hacía el rubio lo volvía loco. 

De repente una ola de placer más grande lo recorrió, al mirar hacía abajo pudo ver su miembro siendo masturbado, ya ni siquiera recordaba su nombre, esto era mucho mejor que lo experimentado temprano en la tarde. Ambos se acercaban al clímax, el rubio golpeaba con más ímpetu el interior que lo abrazaba de forma exquisita. Es entonces que libera su semilla dentro y Tomioka sobre ambos abdómenes; cansado sale del interior, se acuesta a su lado asegurándose de taparlos bien.

—Gracias, Rengoku —Se acorrucó en su pecho listo para descansar, en respuesta recibió un beso sobre su frente. Pronto sus ojos se cerraron tranquilos.

[•]

Talló sus ojos cansado, al tratar de incorporarse sintió una leve punzada en la zona baja de su espalda, no recordaba con exactitud lo sucedido la noche anterior, lo único que le venía a la mente era la visita sorpresa del Pilar de las Flamas; a su olfato le llegó un dulce olor a comida y té, apuntó de levantarse una figura abrió la puerta con una bandeja en mano.

—Me alegra que ya despertarás, Tomioka —Dejó la charola con alimento a sus pies para ponerle una almohada que alivió la incomodidad —Te traje un poco de comida, ¿Cómo te sientes? 

—Mi cabeza da vueltas, no recuerdo bie ... —A su mente regresaron los momentos junto a su compañero haciendo su rostro sonrojar —Tú y yo tuvimos... —Al instante Rengoku entendió a lo que se refería asintiendo apenado.

》Lamento haberte hecho pasar eso, Rengoku-san —dijo avergonzado.

—No eras tú Tomioka, no te sientas mal por ello —le dijo en un tono suave, ese hombre siempre sabía como hacer sentir bien a la gente —Si necesitas ayuda con esto puedes buscarme y con gusto te ayudaré —Sus mejillas se coloraron más, asintió mirando hacía otro lado. Para Kyojuro esa acción fue sumamente linda, quizás luego de eso podrían salir juntos.



[•]


La siguiente vez que sucedió fue cuando el Patrón lo mandó como apoyo para el Pilar del Sonido, se suponía que se encontrarían en una de las casas de glicinias en el Distrito pero cuando el Hashira bipatrón no apareció el platinado se preocupó, espero unas horas más sin embargo el resultado era el mismo. A la ventana llegó un viejo cuervo tembloroso con que exigía seguirlo, pronto lo reconoció como el cuervo Kasugai de Tomioka, ¿No debería jubilarse ya? 

El ave lo llevó hasta uno de los prostíbulos de la zona, nunca se imaginó que alguien tan poco extravagante como Tomioka fuera de ir a lugares como eso, se aventuró a buscar dentro del local esperando verlo con alguna dama en las habitaciones. Grande no solo era la sorpresa de verlo junto a dos hombres realizándoles una mamada a cada uno, apresurado se dirigió a sacarlo de ahí aun en contra de su voluntad, ese no era Tomioka estaba seguro.

—Uzui~ ¡Suéltame, estaba ocupado! —Forcejeaba contra el brazo que lo jalaba lejos del lugar.

—Sí, lo note —dijo con sarcasmo. No entendía el actuar del pelinegro, jamás lo vio como un sujeto que se interesaba en esas cosas pero ahí estaban, él teniendo que llevárselo a la fuerza. Sintió un tirón del brazo y al voltear a ver Tomioka se plantaba firme al suelo negándose a seguir avanzando —¿Quieres hacerlo a las malas? Lo haremos a las malas —Sin dejarlo protestar lo tomó en brazos para subirlo sobre su hombro.

—¡Uzui, bájame, tengo que volver con ellos! —No paró de quejarse en el camino sobre volver al lugar, además de que sin saberlo el hombre causaba un empeoramiento en su estado actual.

—¡¿Para qué rayos lo necesitas, eh?! —dijo ya con desesperó, no escuchó respuesta alguna más que unos jadeos, curioso se adentró a uno callejón cercano para examinar más de cerca al hombre —Déjame verte.

Aun sin una gran luz pudo notar el gran sonrojo en su rostro, la respiración pesada, temblores que experimentaba su cuerpo de vez en cuando; al tocar su frente supo que no era normal la temperatura, conocía bien esos efectos. Al trabajar con venenos en su entrenamiento como Shinobi adquirió múltiples conocimientos de los efectos de las distintas sustancias, una de ellas eran los afrodisiacos. Todos aquellos síntomas concordaban con el uso de esa sustancia, haciendo memoria recordó lo dicho en la reunión de Pilares, "Debió ser afectado por esa Técnica de Sangre"

—Mierda... —No sabía que hacer, no parecía un afrodisiaco normal. Sus instintos lo llamarón para atrapar al pelinegro que casi cae al suelo, sus piernas eran como gelatina, a cada segundo el dolor de Tomioka aumentaba al estar tan cerca del platinado.

—U-Uzui~ —Rayos, en su mente eso había sonado muy bien. Resignado supo que debía hacer. Contra la pared aprisionó sus labios de forma hambrienta, sus manos aseguraban ambas muñecas y con su rodilla entre las piernas le daba un soporte evitando que cayera. Se abrió paso en a la cavidad bucal siendo recibido animadamente, sus lenguas bailaban entre ellas pero aun siendo él el dominante. El pantalón le empezaba a molestar a Tomioka, el calor de sus cuerpos aumentaba a medida que los roces igual, recorría la gran espalda deseoso de sentir la piel contra la suya.

—Dios, de verdad estas muy caliente —Asintió automáticamente, quería sentirlo más, las manos del Pilar del Sonido delineaban su figura, que curvas se guardaba. Desabotonó algunos botones del uniforme para besar se blanquecino cuello, dejando marcas por el área que hacían suspirar el menor —Vamos a a una de las casas.

—¿No podemos hacerlo aquí? —Por la mirada en sus ojos supo que se encontraba en algún modo automático.

—Jajaja, es una idea interesante pero me voy a negar —Lo soltó un momento para comprobar lo sospechado, no tenía las fuerzas ni para pararse. Sin remedio lo cargó hasta una casa que no fuera la de glicinias, prefería no incomodar a los propietarios, rentó una de las habitaciones y lo dejó sobre el futón.

Ahora en privado la verdadera cara del pobre Pilar del Agua se mostró al abalanzarse directo a él buscando quitarle la camisa, le siguió el juego desabrochando el uniforme negro y quitándolo del azabache, se aproximó a los hinchados pezones de su pecho para lamiarlos, succionarlos y hasta morderlos deleitándose de los exquisitos sonidos que salían del de ojos azules por el placer.

A su mente los recuerdos de su compañero chupándole la polla a esas personas le llegaron como una gran idea, abrió su pantalón dejando al aire su propio miembro, Giyuu la mirada expectante por el tamaño, ¿Siquiera era real?

—¿Qué tal si intentas lo que hiciste en el prostíbulo pero con esta? —Se acercó con lentamente al hombre hasta quedar frente a él.

Cuidadoso tomó el pene entre sus manos, recorriendo la base, delineando las veas que se asomaban con los gruñidos del hombre como fondo, la diferencia de tamaños era excepcional. Aun así tomó con cuidado el miembro palpitante para masturbarlo mirando de vez en cuando confirmando si era placentero para él otro. 

Cauteloso se inclinó hasta a la punta  besándola, luego metiéndola a su boca sacando un gemido de Uzui, lamiando y succionando con una necesidad incesante que aumentaba como si se volviese fuese una droga adictiva. Se posicionó más al frente, con las manos a los costados de la cintura del mayor, buscando profundizar el acto.

—Ah, mierda, tienes una buena boca Tomioka —dijo extasiado

Bajaba su cabeza tratando de meter más la gran polla, incluso si la sentía en parte de su garganta no podía evitarlo, muy en su interior algo le pedía por más, que fuera más allá de su limite. Por el lado de Uzui disfrutaba como no tenía una idea, una de sus manos tomaba inconsciente la  cabeza del pelinegro ayudándolo a meterla. 

Su semen escapa llenando por completo la boca y garganta, la calidez del liquido espeso hizo un click en él como si lo apagaran de pensar en algo más que no fuese placentero. En su cara se observaba sin pudor una expresión que se le compararía al de un ninfómana, hecho no muy lejos de la realidad a este punto.

Al retirar su miembro unas cuantas gotas cayeron, ambos se miraron con las respiraciones pesadas, Tomioka tardó unos momentos en reaccionar decidiendo no desperdiciar nada del liquido blanquecino pasándolo por su garganta y tragándolo todo.

—Salado —susurro, limpió sus labios de los restos llevándose el purgar a la boca volviéndolo a saborear. 

—Ven aquí —Tengen se lanzó a devorar esos labios traviesos que lo enloquecían, besos desordenados y húmedos, lo acostó en el suelo paseando sus manos por el cuerpo, bajó al cuello marcándolo una vez más.

Una de sus manos se aventuro a descender sintiendo la ya lista entrada del hombre, quien movía las caderas pidiendo que metiera lo que fuera, al introducir sus dedos su espalda se arqueo al primer contacto.

—¡Uzui! Te quiero dentro, por favor —rogó el pelinegro con ojos llorosos y la cara roja, prendiéndolo más.

—Tranquilo, si no te preparo bien no entraré —Beso sus lagrimas mientras metía el siguiente dedo y dilataba lo suficiente la entrada —¿Sabes que mi altura no es lo único grande?

Una risilla salió de los labios contrarios, de alguna manera eso llegó a sus oídos y le pareció algo tierno, como si una barrera se derrumbará. Volvió a besarlo listo para iniciar, al principio fue difícil reflejándose en las expresiones de su amante momentáneo.

—Hey, si quieres puedo... —Rápido lo interrumpieron.

—No, por favor sigue —suplicó el azabache.

—Relájate —Su lengua tomaba los pezones causando más gemidos y logrando su cometido, los movimientos eran lentos pero certeros. Los gemidos aumentaban, su mente se nublaba siendo notado por su compañero, sus ojos cambiaban a unos por destellos rosas, perdidos en quien sabe donde.

—Mmm... U-Uzui~ —Su nombre sonaba jodidamente bien en la boca del hombre. Subió las piernas sobre sus hombros, golpeaba con fuerza la próstata del azabache follándolo contra el duro suelo y causando que Tomioka se corriera pero él aun tenía energía.

Las embestidas eran rápidas y feroces, la cabeza del otro se inclinó hacía atrás del extasis puro, arañaba la gran espalda, la habitación era cada vez más caliente por ambos.

—¡¡U-Uzui... Hnng... Más!! ¡¡Fóllame duro!! —Usaba todas sus fuerzas para no soltarse del hombre y caer miserable.

—Dios, como me prende que digas eso —Le encantaba esa faceta del aburrido Tomioka.

—¡¡Me encanta tu polla Uzui!!... ¡¡Me follas tan bien!! —Si creía que no lo haría con mayor fuerza se equivoco, a ese paso se volvería loco -si no es que ya lo hizo- pronto se corrió de nuevo, sentía su cuerpo temblar y desconectarse de la realidad, eso hasta que de repente en su interior un cálido liquido lo llenó por completo cayendo en gotas por el suelo.

Lo demás fue borroso, supo que continuaron por en buen rato más, contó por lo menos cuatro corridas suyas y dos o tres de parte de Uzui, su cuerpo le pesaba pero aun así de su boca salían ruegos por más, su nombre le era borroso en ese punto. Es cuando le viene la sensación de agua caliente que vuelve en si, trata de moverse sin embargo le es inútil, escucha el sonido del agua aunque no sabe exactamente por qué.

Su cabeza es recargada en algo, voltea para descubrir que es Tengen junto a él, en qué estado debió estar como para que la expresión del mayor fuera de profunda preocupación, las manos contrarios tomaban el jabón pasándolo por su cuerpo con movimientos suaves y relajantes. Acostado sobre su pecho era mecido por la respiración tranquila de su acompañante haciéndolo caer rendido al sueño casi de inmediato.

—Ay Tomioka —dijo Uzui con ternura y lastima, tendría que enviar un mensaje al Patrón para que mandase a alguien más, ¿Ya sabría de la condición de su compañero? Siguió con el baño por unos minutos lavando desde el cabello hasta debajo de las uñas, eso siempre ayudaba a relajarlo a él y a sus esposas. En el proceso descubrió unas marcas desvanecidas en forma de cadenas, le molestó imaginarse al asqueroso demonio haciéndole algo así a sus victimas. 

Salió con el hombre en brazos, buscó una ropa cómoda para acostarlo con cuidado en el futón, se dispuso a escribir la tan necesitada carta vigilando de vez en cuando al contrario, quien descansaba plácidamente. Ya terminada y enviada se acerco para verlo, su cuerpo estaba flácido, ni siquiera se removió ante su presencia algo que no le indicaba nada bueno, supuso que era demasiado fuerte la cantidad que tomó. No era normal su comportamiento durante el acto, suspiró cansado de sus propios pensamientos y decidió dormir.

[•]


—De todas las personas no esperaba verte a ti, Obanai —El Pilar de la Serpiente pasaba a su lado examinando el lugar.

—Creí que Tomioka te ayudaría —dijo con un tono de desprecio hacía el nombre.

—Digamos que no esta en... Condiciones —Le restó importancia al asusto, no quería hablar de eso ahora. Una silueta en el umbral de la puerta llamó su atención, sonrió y se dirigió a recibirlo igualmente —Bienvenido Sanemi.

—Tengen —Le saludo con un movimiento de cabeza —¿Dónde esta el imbécil? —Mientras que Iguro fue enviado para reemplazar a Tomioka en la misión él fue encargado de llevarlo a casa, ni en todo el camino logró bajar su descontento de la situación.

Guiado por Tegen -con su amigo por detrás- fue llevado hasta una habitación, dentro descansaba plácidamente el pelinegro, ¿Qué hacía dormido a esa hora? El mayor del trio se sentó a lado del cuerpo como si buscase algo con la mirada que no comprendía.

—¿Recuerdan la reunión con el Patrón en la cual Tomioka actuaba raro? —Asintieron, cómo olvidarlo —Ya se porque estaba así —Esperaron la respuestas callados —Drogaron a Tomioka con afrodisiacos, y muy fuertes —¿Escuchó bien? Tardó en procesar la información completa.

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso? —Las preguntas representaban muy bien lo que él quería decir.

—Soy un Shinobi, fui entrenado para saber cosas como estas. Necesito que estés al pendiente Shinazugawa —dijo serio haciendo énfasis en lo último. Tengen se agachó a la altura del rostro -demasiado cerca para su gusto -moviendo algunos mechones del rostro, dio algunos toques pequeños para tratar de despertarlo. 

Verlo abrir los ojos con una pesadez extrema, casi como si estuviese muriendo, lo hizo sentir extraño, se acercó para comprobar él mismo la situación, cansado seria decir poco a como se veía. Su mirada viajaba por la habitación sin rumbo fijo, tras otros cuantos golpecitos pareció notar su presencia.

—Tomioka, ¿Cómo te sientes? —No tenía que ser un genio para notar como tardaba en reconocerlos, eso lo extrañó aun más.

—¿U...zui? —Fue lo único que alcanzó a decir. El nombrado asintió y le pidió al de la serpiente que le pasase la jarra con agua del escritorio, dándosela de tomar con sumo cuidado. Dejó el vaso aun lado volviéndose a centrar en el azabache.

  —Tomioka, ¿recuerdas algo? —Una suave negación con su cabeza fue lo único que recibió —Lo harás después, van a llevarte de vuelta a la Sede para que te traten, ¿Entiendes? —Su atención se centro ahora en él y su amigo, incomodándolos un poco.

—Son lindos...—dijo en un susurró.

—¿Cómo dijo? —mencionó desconcertado el de cabellos blancos.

—Tranquilos, no esta muy consiente en estos momentos, lo mejor será que lo revise Kocho. No esta en estado de pelear —Seguido de esto los ojos azules se cerraron lentos para seguir en su descanso, Uzui se levantó con cuidado de no despertarlo. En otra habitación le explicó la situación de la misión conjunta con Iguro, en tanto Sanemi preparaba todo para irse.

Lo cargó en su espalda tratando de no moverlo mucho, llamó la atención de uno de los tantos cocheros para que los llevará, no tenía pensado caminar todo el camino con el imbécil en brazos. Al subir a una carreta acomodó al pelinegro en el asiento, lo vio removerse en el asiento.

—Shh, Shh... Tú sigue durmiendo... —El ceño se relajó dando a entender que seguiría en su letargo otro rato. Se sentó a su lado sacando el aire que sin querer contenía, ¿Por qué le importaba tanto que despertará? Tal vez era que no querría una conversación. Sí, seguramente era eso.

Su pensamientos fueron cortados al sentir un peso sobre su hombro, al voltear se encontró a su compañero recargado sin preocupación. Soltó un bufido pero lo dejó pasar.

De vez en cuando se cercioraba del estado del hombre, fijándose bien sus ojos captaron unas marcas en el cuello, movió el cabello con cuidado para ver un chupetón, sonrojado apartó la vista, ahora tenía una idea de cómo Uzui se dio cuenta del estado de Tomioka.

El resto del viaje fue bastante tranquilo, despertaba de vez en cuando pero pronto volvía a dormir. Ya en la cofradía se dirigió a la Finca del Agua, acomodó lo suficiente para un buen descanso y decidió que se quedaría ahí por si acaso.

—Mmm...—El pelinegro se removió en su lugar, su cuerpo se sentía pesado, abrió sus ojos con dificultad para ver que se hallaba en su propia casa, se suponía que debía estar ayudando a Uzui en una misión... ¡Debería estar ayudando a Uzui! Apresurado se levantó hacía la puerta de entrada pero terminó por los suelos, sus piernas apenas respondían.

Ese golpe llamó la atención del hombre llenó de cicatrices poniéndolo alerta y corriendo en dirección a la habitación a lado para ver al azabache en el suelo despierto viéndose el uno al otro.

—¿Shinazugawa? —dijo sorprendido de ver al hombre en la puerta de su habitación.

—Oe, ¿Qué mierda haces despierto? —Se acercó a ayudarlo a ponerse de pie pero esa simple acción causa un temblor en el cuerpo contrario, con una mano lo alejó enojando por un momento al peliblanco hasta que recordó lo dicho por Uzui —¿Es esa droga?

—S-sí... —Reguló su respiración hasta poder levantarse por si mismo.

—¿Cómo era? El demonio —La imagen le vino a la cabeza, por alguna razón eso solo empeoró su estado, su miembro y entrada palpitaban de excitación llamando la atención del otro.

—S-Sanemi... T-Te necesito dentro, ¡Lo necesito! —En poco su rostro se tornó rojo y sus manos ya recorrían su cuerpo en busca de placer. Shinazugawa tragó grueso al presenciar eso, chasqueo la lengua sabiendo que debía atender ese asunto.

Resignado se acercó al azabache no esperando el beso que le fue dado al momento de acercarse, se separó sorprendido. La cara sonrojada del otro le pareció linda, rápido se deshicieron de sus ropas, los suaves sonidos deleitaban los oídos.

Toma las caderas de Tomioka para ponerlas sobre su regazó, algo le hace querer devorar esos finos labios sin interrupción,  sus lenguas juegan entre ellas enredándose, se frotaban contra el otro para más contacto. El pelinegro lo ansia tanto que usando todas sus fuerzas lo tumbó al suelo.

—Es grande —susurra, extiende sus dedos alrededor del miembro. Lo enreda entre ellos para iniciar un vaivén presionando la punta con sus labios haciendo que las caderas de su amante busquen más contacto, tratando de follarlo por dentro de su caliente boca. 

Siente el clímax venir y se aleja, fastidiando un poco al de cicatrices, se posiciona para montarlo pero es detenido al instante, extrañando al pelinegro perdido ya por el placer y la necesidad de su cuerpo.

—No creíste que te iba a dejar meterla así nada más, ¿No? —De entre los cajones buscó algo que le sirviera, en uno de ellos logró hallar lo que necesitaba, un frasco casi nuevo de lubricante. "Debió comprarlo hace unos días"

Vertió un poco sobre su miembro , se encargó de esparcirlo bien, con sorprendente cuidado tomó sus caderas posicionándolo para una mejor entrada, es su subconsciente lo agradece. Hunde de forma lenta el miembro en él pero se dice que vale la pena por la cara de su acompañante.

—Enséñame lo que puedes hacer —le susurra al oído de tal manera que su mente queda en blanco y su cuerpo ya actúa por si mismo. Inicia un movimiento que va aumentando en cada minuto hasta crear un ritmo parejo y placentero. Sanemi ama ver a Giyuu encima suyo penetrándose a si mismo, nunca había pensado en él como algo más que un idiota engreído pero desde su viaje notó pequeñas cosas que lo hacían preguntarse si su perspectiva era la correcta.

De vez en cuando notaba sus pequeños terrores nocturnos que curaba con una suave caricia en el cabello, las sonrisas fugaces que daba entre sueños, a veces mencionaba nombres con devoción. Sin querer llamó la atención del Pilar del Viento.

Podía ver como el pelinegro se frotaba contra su bien formado abdomen sin ser suficiente, su cuerpo demandaba por más, siente su polla contraerse y sabe que es hora de apoyar al otro. Esta atentó al momento en que baje un poco el ritmo, al ver la brecha extiende sus manos a los lados de la suave cintura para seguido de esto arrastrarlo con fuerza hacía abajo, golpeando tan profundo que arranca un gran gemido de su boca.

Era seguro que alguien en la calle pudo oírlo, eso si no fuera tan tarde; su cuerpo era adictivo, le creaba una necesidad de tomarlo hasta perder el control, ahora es él quien toma riendas de la situación follando desde abajo a Tomioka. Logra ver la silueta de su propia polla reflejada en el estomago de Giyuu, quien solo gime en respuesta.

Cambia una última vez de ángulo haciendo al otro retorcerse entre gemidos que ni Sanemi puede decir, lo único que sale es "Más" en un ruego que lo hace aumentar sus embestidas al caliente interior del pelinegro. Ve su espalda arquearse así que toma su pene para masturbarlo, ya ni la saliva alcanza a retener.

Con una última estocada ambos llegan a su limite y se corren, respiran pesadamente tratando de recobrar la postura pero solo Sanemi es el que lo logra, Giyuu cae rendido sobre el pecho del otro.

—Mierda —Es lo único que dice, sale de su interior y tras limpiarlo un poco lo acuesta en el futón. Salió rumbo al pueblo buscando una farmacia abierta, a pesar de ser tan noche alguien estuvo dispuesto a venderle.

Ahora con un ungüento para los moretones de Tomioka se dirigió a cuidar al mismo cuando sintió a un demonio cerca, demasiado cerca. Corrió hasta la finca con espada en mano, al abrir la habitación de Tomioka observó como un vulgar demonio lo sostenía con total confianza, paseando sus manos por todas sus partes y lamiando su cara. Verlo besarlo fue la gota que colmó el vaso.

—Aléjate de él, demonio de mierda —exclamo con ira mientras lanzaba un ataque, se apresuró a tomar el cuerpo dormido del otro. El demonio se sorprendió al ver un corte a lo largo de su rostro.

—¡¿Eh?! ¡¿Quién te crees que eres para quitarme a mi esclavo?! ¡Soy el único que puede satisfacer a esa puta! —dijo apuntando a Tomioka, las venas en su cara denotaban el enojo que le causaba ese imbécil.

—Si que me cabreas, idiota, ven aquí y déjame cortarte la cabeza —Bajó con cuidado a Giyuu asegurándose de cubrirlo bien, en un movimiento rápido disperso los vapores que le lanzaba el demonio.

—¡Tú eres el idiota, follaré a ese tipo hasta que no recuerde ni su nombre y luego lo comeré!— Trató de correr pero fue inútil un doloroso corte separó su cabeza de su cuerpo.

—Parece que no necesitas mi ayuda, Sanemi —Al levantar la mirada pudo ver al Pilar de la Flama salir de entre los arboles. 

—¿Qué haces aquí, Rengoku? —Era raro verlo ahí, su distrito estaba lejos de ese.

—Perseguía a ese demonio que atacó a Tomioka, por supuesto —Oh, así que él también sabía de eso. Era lógico pues fue él quien lo encontró en primer lugar. Ambos se acercaron al lugar donde Sanemi había dejado al dormido Tomioka.

—Ese maldito lo besó —escupió con odio el Pilar, aunque a decir verdad Kyojuro se encontraba igual. 

—Alguien debe redecorar esta casa, es muy aburrida —Al voltear vieron al Pilar del Sonido recargado sobre el marco de la puerta.

—¡¡Uzui, que bueno verte!! ¿Qué haces aquí? —preguntó con su estruendosa voz Rengoku.

—Venía a ver a Tomioka, pensé que algún remedio mío le ayudaría —Ambos asintieron, dejándolo pasar al centro de la habitación, bebió el brebaje en el envase y besó al pelinegro, congelando al dúo.

"Ese pervertido" pensó Sanemi, con lentitud se abrieron los ojos azules.

—¿Cómo te sientes, Tomioka? —Al fijarse bien notaron algo raro, en sus ojos sobre todo. Su cuerpo empezó a sudar más, ¿Acaso?

—N-Necesito... ¡Los necesito, Ah, adentró! Ah, ¡Se los ruego, fóllenme! —Tengen era consiente que algo así podría pasar, Kocho le dijo sobre las posibilidades de que el antídoto necesitará algo para activarse.

—Espero que ustedes dos tengan energía, esta será una noche extravagante —+

—¿A qué te refi... —Fue interrumpido por un gemido proveniente del pelinegro.

—P-Por, ¡Ah! Favor... ¡Los necesito dentro! —Oh, a eso se refería, si que sería una noche larga para los tres. 

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¡¡Holii  a todos!! Lamentó mucho la tardanza pero como dije antes estos temas no se me dan bien pero fue entretenido escribirlo, tuve que cambiar aun poco la temática pero de verdad espero que les haya gustado. Creo que este ha sido el trabajo más largo que he hecho jaja.

Igual, pronto traeré muchos más capítulos, y algunos con ships que apuesto no esperan.

¡¡Me encanta leer sus comentarios y nos vemos a la próxima!! Escritora fuera, Byee.

Ahora un secreto de la Era Taisho:

♧Tras su larga noche de pasión tuvieron una charla, Kyojuro acordó una cita con Tomioka, Sanemi (celoso y sin querer admitirlo) se metió diciendo que era una tontearía. Al final los 4 salieron en una cita, mimando en lo que podían a Giyuu.

♧Esa noche Zenitsu volvía de una misión y pudo escuchar todo, sobra decir que no durmió nada. Tanjiro tampoco se acercó a la Finca de Agua en unos días pues según él "Había un olor raro" Tomioka no quiso decirle nada. No pudo a verlos a los ojos por una semana.

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