Advertencias:

♥Mención de temas como el suicidio

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Ese día había decido tomar un paseo por la tarde al acabar las clases, el club canceló la sesión de hoy así que tenía tiempo antes de ir a casa junto a su hermana. Miraba entre los pasillos y salones buscando algo en lo que entretenerse hasta que, cansado de tanto caminar, optó por subir a la azotea por aire fresco.
En el cielo casi no se veían nubes, era un día perfecto sin duda; cuando se sentó cerca de la parte de atrás notó una figura tras las pequeñas rejas, esas que se suponían protegían a los alumnos de accidentes pero que solo llegaban a la cintura.

Curioso se acercó al lugar para darse cuenta que si era una persona, un chico de segundo año al parecer, sus ojos veían al vacío, como si se debatirán entre saltar o no. Alarmado el joven corrió hacía él, no iba a permitir que eso sucediera.

—¡Espera, por favor no lo hagas! —gritó tomando la muñeca del otro.

—Suéltame —Ordenó en seco el de de cabellos negros.

—No, no lo haré —dijo determinado—, por favor solo háblame —

—¿Y por qué debería? No te conozco —Ese era un buen punto. Sintió una gota caer por su mejilla.

—Yo... No se quien eres pero al menos dime por qué quieres hacer esto y te soltaré —Esas palabras calaban su garganta pero no se le ocurría alguna otra cosa.

El chico lo meditó unos minutos, mínimo podría morir desahogado, un poco más libre.

—...¿Conoces ese sentimiento que te hunde en la cama cada mañana?¿Qué por más que tratas de salir solo te haces daño? Esa que te dice que hacer pero que fallarás —Bajó la mirada junto con su tono de voz que a cada palabra sonaba más herido—,eso que te mantiene despierto, que cuando quieres cerrar los ojos te bombardea con razones de no dormir...

—Esa voz que te dice ¡Sal con tus amigos!... Pero cuando tienes planes te detiene... y terminas perdiendo a todos —Las lágrimas se acumulaban en sus ojos dejando borroso todo— Esa presión que en un momento es un riachuelo y al otro es una maldita corriente arrastrándote a lo más profundo... ¿Alguna vez lo has experimentado? —

Tanjiro se quedo callado pensado que decir, obvio que no era algo que él pudiera comprender, y por ende, ayudar. Aunque no es como si un chico de secundaria podría hacer algo.

—Eso creí... Suéltame por favor —Sus ojos se abrieron de par en par sorprendidos. Empezó a forcejear por su liberación cuando notó que el otro no se movía en absoluto pero el agarré solo aumentaba-

—¡Espera! —Él otro hizo un ademán de escucharlo-Al menos ¿Puedo saber tu nombre? -

—...Tomioka... Tomioka Giyuu —Lo miro de frente, en ese instante pudo presenciar bien lo belleza del joven.

—Tomioka... ¿Te puedo invitar un café? —Ahora era el pelinegro quien se quedo sin habla, hacía tanto que alguien quería pasar tiempo con él.

—¿Lo dices en serio? —

—Sí, puedes seguir contándome si quieres. Igual podemos simplemente ir a comer algo —Le sonrió y fue esa sonrisa la que iluminó el día gris del de ojos azules.

Con ayuda de Tanjiro pasó de la barandilla a la seguridad de unos brazos reconfortantes, cálidos al toque. Juntos se dirigieron a un café pequeño de ambiente tranquilo donde sentados en una mesa del fondo Giyuu pudo llorar en libertad acompañado por suaves palmadas en la espalda que lo tranquilizaban poco a poco.
Acabada la cita y la comida ambos caminaron un poco por el parque cercano disfrutando del silencio hasta que llegó la hora separar caminos.

—No te pregunté tu nombre —

-Kamado, Tanjiro Kamado -le dijo con una sonrisa tierna. Con timidez Tomioka se aventuró a tomar su mano llamando más la atención del de cabellos burdeos.

—Tanjiro, ¿Te puedo volver a ver mañana? —Preguntó sin levantar la mirada sonrojado.

—Será un gusto Tomioka, ¿Qué tal si te invito el almuerzo? Te llevaré un poco de pan que hace mi familia, eso siempre me ánima —Tomioka sintió su pulso acelerarse, a pesar de ser completos desconocidos hace un par de horas Tanjiro le hizo sentir seguro como nunca antes.

—Bien, yo llevaré las bebidas Tanjiro-san —Ambos se despidieron con una sonrisa y rebosantes de alegría.

Al entrar y ver al anciano de máscara Tengu no se pudo contener lanzándose a abrazarlo lo más fuerte posible sorprendiendo al hombre.

—Hey señor Urokodaki, adivine qué —Lanzó algunas ideas pero todas fueron descartadas rindiéndose-¡Creo que tengo un amigo! -Eso lo alegro bastante, le pidió que se cambiará y le diera más detalles del chico.

En su charla el anciano distinguió un brillo en los ojos de su protegido, uno que solo había visto una vez y fue con Sabito, ex novio de Giyuu.

"No creo que sea solo un amigo Giyuu"

Solo el tiempo lo sabría. 

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