El Castigo MuzanxTomioka

♡Dedicado a una persona que (tristemente) ya no pude encontrar entre los comentarios, creo que pidió una historia de este ship, así que va para ti completo extraño de internet.


♡Muerte


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Para él el infierno era poco, eso lo sabía aun sin que se lo dijera algún Dios, las llamas ya no le molestaban tras un tiempo ahí. Cuando aparecieron los Ubuyashiki frente suyo mencionando otro castigo dado especialmente para Muzan.

Y así es como llegamos al presente, él renació en ese mundo llenó de humanos inmundos, el solo verles la cara lo asqueaba en gran medida, gracias a su gran conocimiento adquirió un gran poder económico. Su vida estaba resuelta, no tenía carencias, ¿Ese fue el mejor castigo que se les ocurrió? Se reía de la simpleza de sus mentes.

"Vivirás y experimentarás lo que los humanos, desde felicidad hasta la más profunda tristeza..." 

Eso fue lo que le dijeron pero nada de eso pasó, JA, ni los dioses podían contra él. En una de sus tantas mañanas que salía a caminar en el gran parque cercano a su casa alguien chocó con él; molesto subió la mirada para reprocharle pero en cambió se encontró con una mirada azul.

—Lo siento mucho —Un hombre joven de largos cabellos negros se acercó —¿Se lastimó mucho?

—Estoy bien —Fingió una sonrisa, al verlo bien se fijo en la ropa deportiva, ese parque tenía una gran pista de correr, seguro se hallaba ahí por eso. 

—En serio lo siento —Solo le dijo que no se preocupará y se fue en dirección contraria.



[•]



Al día siguiente salió a correr una vez más, en medio de la decima vuelta volvió a chocar con la misma persona de ayer.

—Auch —Se acercó al hombre para revisar no haberlo lastimado mucho, al tener siempre ojos sobre él debía aparentar mucho.

—¿Estás bien? —Se alivió de no ver algún golpe visible.

—Sí, creo que ya me cobró lo de ayer —Una risilla salió de él, podía decirse que así era. De repente un sonido le llamó la atención —¿Tienes hambre?

—Un poco pero esta bien —Algo le nació, que ni el comprendió.

—Te invitó a comer algo, por las molestias —El otro estuvo por negarse pero de nuevo su estomago rugió, avergonzado acepto la propuesta. Ambos fueron a una cafetería cercana.

Pidieron sus platillos, esperar era algo incomodo cuando no había conversación alguna, carraspeo su garganta para llamar su atención, odiaba los silencios incomodos.

—No nos hemos presentado como debíamos. Muzan, Kibutsuji Muzan —Extendió su mano para que el otro la estrechará.

 —Giyuu Tomioka, un placer —Ese nombre le resonó, ¿De dónde? Ninguno de su lacayos tenía un nombre parecido —¿No es usted el empresario farmacéutico?

—Sí, pensé que ya te habías dado cuenta —Tomioka sonrió avergonzado por no haberlo notado.

—Cuando salgo a correr uso audífonos,  odio hablar y más cuando hago ejercicio —No eran tan distintos, siempre que podía ignoraba a cualquiera.

—¿Y a qué te dedicas, Tomioka? — Llegaron las bebidas, tomó un sorbo de la suya pero no pudo evitar ver los suaves labios de su acompañante contra la cerámica de la taza.

—Soy profesor de escuela, de Educación Física sobre todo —Una pobre profesión a sus ojos, aunque para la sociedad era respetable. Se guardo las ganas de rodar los ojos —Era militar pero por una lesión tuve que salir —Se sorprendió, ese hombre no debía pasar de los 25.

》Muchos se sorprenden cuando digo eso —Una sonrisa triste se dibujo en sus labios, no le gusta.

—Perdón por mi reacción, es que no me puedo imaginar a alguien un joven como tú con el Uniforme —Tomioka se acomodó el cabello detrás de la oreja algo sonrojado. Eso le pareció sumamente lindo.

La comida llegó y mientras comían hablaban de algunos pasatiempos que tenían, gustos, más sobre su día  día, lamentablemente el tiempo entre ellos se acabo pues ambos debían atender cosas de trabajo pero quedaron en ir a correr juntos.



[•]



Al día siguiente salió de su edificio hacía el parque para encontrarse con el pelinegro esperándolo, pensó que sería solo por ese día.

Pero él estuvo ahí al día siguiente.

Y el siguiente.

En la próxima semana apareció con agua y comida para ambos.

Luego se decidieron ver fuera de su rutina matutina, en una "Cita entre amigos" como les gustaba llamarlo. Por alguna razón a Muzan nunca le molestó la presencia de Tomioka , es más, le gustaba pasar la mayor parte de su tiempo con él.



[•]



—¿Quieres que vaya a ver tu entrenamiento? —Sentados en una de las bancas Tomioka le contó que tomaba algunas lecciones de Kendo, por lo que le gustaría enseñárselas —Tengo libre así que me gustaría.

Tomioka sonrió con fervor, en la sala de practicas se encargó de lucirse con cada giro y ataque, sentía la mirada de Muzan por lo que quería dar lo mejor de él. Creía que lo tenía impresionado, no se equivocaba pero no era por las razones que él creía: a su mente llegaron los recuerdos de un haori bi Patrón protegiendo al niño con pendientes Hanafuda, uno de los Pilares que lo asesinaron.

Deseaba odiarlo con todas sus fuerzas, en serio quería pero sus recuerdos se entre cruzaban con aquellos de las caminatas que daban en las mañanas acompañadas de un buen almuerzo mientras hablaban, ¿Qué era el sentimiento que movía su corazón? Al terminar no dijo nada.

Y por los días siguientes tampoco.

Su mente debatía sobre lo que le sucedía con el antiguo cazador de demonios, Sí, en la batalla le pareció sumamente atractivo como para matarlo a la primera así que le dio una oportunidad de escapar, que la rechazará no era su culpa. Ahora que lo conocía admitía que era una persona linda, por dentro y por fuera, ¡¿Por qué no podía odiarlo?! 



[•]



Un Lunes por la mañana Tomioka esperaba en el punto que acordaron de la pista de carreras, eran días los que no supo nada del hombre, todo el tiempo estuvo esperando por que apareciera pero esto solo lo desanimaba, apenas y se concentraba en el trabajo por estar pensando en ese hombre. Cansado suspiró con derrota, si no se iba ya se le haría tarde para todo, desganado se levantó de la banca dispuesto a correr.

—¿Puedo acompañarte? La pista es muy larga para hacerla solo —Al voltear el hombre que lo torturaba por su ausencia se aproximaba a su lado, sonrió un poco pero quitó la expresión de inmediato, molesto por su desaparición.

—Debiste estar ocupado para no mandar ni un mensaje —Esas palabras le calaban al de cabellos ondulados, fue muy inmaduro para un ser longevo como él esconderse de un simple humano por no comprenderse a sin mismo.

—Lamentó eso, se que un almuerzo no compensada nada pero al menos déjame empezar por ahí —Lo pensó unos minutos.

—Más vale que venga con postre incluido —Ambos sonrieron y empezaron a  corre lado a lado.



[•]



Un torneo de Kendo era más que una banalidad para un antiguo demonio como él pero si Tomioka participaba entonces era la actividad más emocionante, se quedaron largas horas en el gimnasio practicando juntos justo para ese momento.

-•-

—Tus movimientos no son tan fluidos, tienes el cuerpo demasiado rígido —Lo ayudó a levantarse, ese no era el hombre que luchó contra él hasta el amanecer, sin dudas algo lo detenía. 

Frustrado el de ojos azules se sentó un una de las bancas, el torneo próximo era muy importante para él, si no ganaba  no sabría que hacer pues juró que ese sería su última competencia antes de retirarse del equipo en el que estaba para tomarse más enserio su trabajo principal. Un té frente a él lo sacó de su burbuja de negatividad, agradeció en voz baja y solo miro su reflejo en el agua.

—Se que no me incumbe, ni mucho menos pero ¿Qué sucede? Nunca te he visto así —En lo poco que había vivido esta nueva vida pocas veces sentía empatía o preocupación por alguien más que no fuera él.

—Tengo miedo... —Lo miro curioso, no hay demonios, ¿A qué le temía? —¿Y si mi lesión empeora? ¿Qué pasa si pierdo y mi último torneo es un fracaso?  No me gustaría —Así que era eso, al verlo pudo sentir esa tristeza tan grande que le dio una pena inmensa.

—No soy doctor, y no puedo decir que pasará pero —Levantó su barbilla para verlo a los ojos —algo me dice que eres un excelente y talentoso espadachín, eso no lo dudes.

—¿Tú... De verdad crees eso? —Asintió. Un repentino abrazo casi lo hace caer, tardó unos minutos para reaccionar y devolver el abrazo, tras unos minutos se separaron listos para seguir el entrenamiento —Gracias, Muzan.

—Arriba, más vale que cases esa victoria —Le tendió la mano para ayudarlo a levantarse y al instante sintió una corriente por su cuerpo.

-•-

Estaba al filo de su asiento, el último combate, ambos empatados y con pocos minutos en el reloj. En un instante eso cambia, su cuerpo se mueve en una serie de golpes como si de una suave danza se tratará, como aquellos movimientos letales que alguna vez experimentó. Todos aplauden con emoción por el giro inesperado de las cosas, ve a Tomioka quitarse la mascara del uniforme y una bella sonrisa decorada su cara causando un revuelo en su corazón.

Salen a celebrar, Tomioka llora sobre su hombro de la emoción, el lo tranquiliza y cuando esta por hablar un tierno beso lo congela por segundos hasta que sale de su shock inicial para corresponder con el mismo amor el afecto. Esa noche se hacen uno, miles de emociones llenan su pecho en una sola noche: placer, lujuria, felicidad, amor. 

Inician una relación hermosa, una que jamás sintió con ninguna de sus otras esposas o familias, estar con el pelinegro le hace ver lo bello del mundo en el que sería su infierno. El tiempo pasa tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya van dos años de relación, tres o cuatro de conocerse; cambia tanto su percepción que empieza a preciar a las personas que lo rodean, su frío corazón fue invadido por la calidez de Tomioka.


[•]


Una de tantas noches, entre la nieve y los faroles en aquella pista de carreras, en ese punto donde se conocieron por primera vez es que se arrodilla para pedirle ser su esposo. Entre lagrimas recibe un beso suave, justo como el primero.


[•]


—Alguien esta de muy buen humor —El maestro de artes de acerca a su escritorio, no pudo dejar de sonreír en dos días —Vamos, quiero saber que te trae —Se queda sin habla cuando ve en uno de sus finos dedos un anillo de compromiso —¡¿Te vas a casar?!

Todos lo miran con sorpresa en sus caras, por primera vez no le da miedo hablar con ellos.

—Sí, pensaba decírselos cuando tuviera la oportunidad —La mayoría se acerca a felicitarlo, preguntar del cómo fue, sobre su prometido, quien haría la despidida de soltero, entre otras cosas. él les cuenta con ilusión varias de los momentos juntos, todos se ven alegres por él.

Al final del día un auto lo espera fuera de las instalaciones, debían ver algunos detalles de la boda ese día así que Muzan se ofreció a pasar por él al trabajo, le pide esperarlo un momento para recoger sus cosas; no nota como el ambiente se volvió pesado, el demonio no es el único con sus memorias.

—¿Qué mierda crees que haces aquí? —le cuestionó el maestro de matemáticas con regla en mano, ¿Cómo olvidaría al hombre que le causó tanto sufrimiento?

—Solo vine por mi prometido —responde firme, sin miedo a las amenazas del profesor.

—Ara Ara, debes estar bromeando —A la maestra de biología le cuesta creer que el hombre que mencionó antes Tomioka sea el mismo Rey de los Demonios. Junto a su hermana y algunos otros estudiantes rodean al hombre.

—Lleva el anillo en mano, no es una broma —Rengoku debe sostener a los hermanos Kamado antes de que se abalancen contra ese hombre.

—¿Qué es lo que quieres con él? —A lo largo de sus años Uzui llegó a apreciar al de hebras negras como un hermano menor, vio de primera mano como siempre luchó por sentirse amado más allá de un simple amigo, le contó que de niño soñaba llevar a su hermana a la boda y que ella lo llevará a la suya. No dejaría que lo dañasen por nada del mundo, verlo morir tan joven fue doloroso, sabía que amaba a su familia pero nunca vio ese brillo de alguien totalmente enamorado hasta ahora.

—Nada malo, si es lo que piensan. De verdad quiero casarme con él, y él conmigo. Son muy importantes en su vida, así que a pesar de nuestra relación me gustaría pedirles que vayan a acompañarlo, no saben que feliz lo harían —Por más enojado que estuviera Tanjiro no olió ni una pizca de mentira, predominaba uno a amor y tranquilidad.

—¿Todo bien aquí? —Al voltear vieron al pelinegro extrañado —¿Sucede algo, amor? —Instantáneamente su expresión a una de felicidad absoluta al oírlo llamarlo por ese apodo. Se acercó a tomar la bolsa de gimnasio en la que llevaba la ropa de cambio para ponerla en la parte de atrás de su lujoso auto.

—No, amor. Solo les decía a tus amigos sobre la boda —Se dieron un casto beso de saludo —¿Nos vamos, Giyuu? —Asintió, le abrió la puerta del auto, les dio una última mirada a las personas de la escuela y entro al vehículo. 

La relación entre los otros cazadores no era buena pero disimulaban frente a Giyuu, por alguna razón él no recordaba absolutamente nada de su vida anterior, aun cuando todos a su alrededor lo hacían, le daban cientos de pistas, nunca reaccionó como ellos esperaban. Al final solo pudieron rendirse y aceptar que se casaría con ese hombre.


[•]


El día de la boda todo era perfecto, el altar, la decoración: habían decidido hacer la ceremonia cerca de un bello lago, al aire libre y al final se quedarían en la cabaña alquilada para los dos. Esa mañana se despidieron con un beso, esperando por volverse a ver con los trajes puestos y diciendo sí al compromiso.

—Este es el día más feliz de mi vida, Kibutsuji —Acomodo los mechones rebeldes del nombrado, en sus ojos se observaba el glorioso brillo —, mi hermana vendrá a la boda. Estoy seguro que la amarás.

—Es tu hermana Giyuu, ¿Cómo no amar a la persona que te crio? Hizo un maravilloso trabajo —Soltó una risilla con las mejillas coloradas, escuchó la bocina del auto, su señal de irse.

—Te veré en la boda, ya me tengo que ir —Su cálida mano se posó en su mejilla, acercó sus frentes con suavidad en un último gesto de amor antes de despedirse. Sujetó la muñeca y lo atrajo hasta él para darle otro beso.

—Tengo que practicar —Rieron juntos y lo dejo ir.


¿Por qué lo hizo? 




¿Por que no lo detuvo?



¿Por qué no le rogó que se quedará una hora más?





¿Por qué no prendió la televisión para ver la tormenta que se avecinaba?




Espero en el altar, una hora, dos horas, los invitados llenaron las sillas pero el novio no aparecía; Sanemi lo llamó al celular pero no contestaba, las horas se hicieron tres y se preocupo, seguro solo se retraso. La lluvia de hace un rato había disminuido, antes juraría que era un torrente.

Rezó que ese fuera el motivo de su retraso, esperar a que la tormenta se calmase.


Toda esperanza cayó al ver una ambulancia pasar a toda velocidad, desesperado subió a su auto, manejaba tan rápido como se lo permitía, tratando de no perder el control de su propio vehículo.


A unos metros de la entrada del lugar de su boda vio un accidente, en su mente rogaba porque no fuera lo que creía; se bajo del auto solo para reconocer el vehículo en el que viajaba su prometido, o lo que quedaba de él. Se acercó entre lagrimas a la escena, un oficial lo detuvo y el solo le enseñó su anillo y teléfono, se tenían como contacto de emergencia.

Al pasar por debajo de la cinta amarilla lo pudo ver, en su garganta se formó un nudo.


"Por favor Buda, que no sea cierto"


"Por favor, que no sea él"


Aun en su asiento con el cinturón puesto el cuerpo de Tomioka colgaba ya sin vida del vehículo, cayó al suelo destrozado, un gritó desesperante salió de su garganta, los equipos de rescatistas sacaron el cuerpo del conductor y el de su prometido; se acercó a la camilla, tocó su mano pero estaba inhumanamente fría, sus ojos azules perdidos en el vació y su blanco traje manchado.

Se aferró a él, abrazándolo contra su pecho y pidiéndole a Dios que no se lo llevará pero ya era tarde, entre la lluvia sus lagrimas se disfrazaban, movió su rostro en busca de reacción alguna, le lloró. ¿Por qué?

—Por favor... Despierta, Giyuu... Despierta, tu hermana e-esta aquí —tomó otra bocanada de aire —No me hagas esto... Te lo ruego... Amor, no te vayas —Su voz se entre cortaba, lloró más cuando notó que no le respondería. Gritó, sollozo, lo aferró a su pecho pero Tomioka jamás reaccionó.

—Lo lamentamos Señor, parece ser que desangró por las heridas causadas tras el impacto —No, díganle que no es cierto. Miró a lo lejos el teléfono tirado en el suelo, a solo unos centímetros de donde se hallaba colgando su amado.

Pudo haberlo salvado, si hubiese llegado antes, si no lo hubiese esperado parado en el altar él estaría casándose en esos momentos. Lloró más fuerte de solo pensarlo.

—Discúlpame... Perdóname, amor... Lo siento tanto —Detrás de si sintió una presencia, al voltear era uno de los tantos Ubuyashikis como un espíritu.

   "—Te lo dijimos Muzan, Vivirás y experimentarás lo que los humanos, desde la felicidad más grande, hasta la más profunda tristeza como castigo por tus pecados—"


No, no era cierto. ¿Ese era su castigo? Miró el cuerpo de Giyuu, el lo había condenado. Se disculpó una última vez hasta que tuvieron que separarlo, al serle entregado el teléfono pudo ver en la rota pantalla un mensaje en su chat.

❤️ Kibutsuji ❤️

Amor, esta lloviendo muy fuerte, voy por el kilometro 31, l


Nunca lo mandó, siquiera terminó de escribirlo, abrazó contra su pecho el aparato, de fondo de pantalla era una de sus fotos, foto del día en que le pidió compromiso. En uno de los chats también pudo ver otro mensaje.

Nee-san

¡¡Fuimos aprobados para adoptar!! Puedes creerlo?

Y hay algo mejor pero no te voy a decir.

Me alegro por ustedes hermanito!!

¿Cuándo le dirás?

Después de la boda

Será mi regalo de boda, jajaja


Maldijo a los Dioses por ponerle un castigo tan cruel, pero se maldijo más a si mismo por saber que fue su culpa.

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Hola a todos, aquí otro capitulo de su adorado Tomioka, espero que haya quedado triste para ustedes, tenía muchas ideas en la cabeza pero esta me encanto. 

Estoy segura que alguien me pidió uno de Muzan x Tomioka pero no encontré el comentario pero ¡¡Espero que lo hayas disfrutado mucho al igual que todo ustedes!! Oh, una cosa más, he puesto un aviso importante en mi perfil y si pudieran pasar a verlo ¡¡Me harían un gran favor!! Es igual sobre este libro.


Su autora se va, byee


Ahora, un secreto de la Era Taisho:

♧ Sabito fue de los primeros en recordad su vida pasada, por lo que trataba de acercarse a su viejo amigo, al igual de ser los primeros en notar el cambio de actitud de Tomioka. 

♧ Muzan y Tomioka hablaron de adoptar, hacer una familia juntos, estuvieron mucho tiempo en lista de espera pero fueron aprobados. La noche antes de la boda Giyuu recibió la llamada de que eran candidatos para adoptar a una niña, escribió los datos y los puso en un sobre que le entregó a su amado en la mañana diciéndole que solo lo podía ver después de que dijeran que sí.

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