Conflicto por ti Sanemi x Tomioka x Iguro

Dedicado a konavx

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Para suerte del par de amigos les fue encomendará una misión en conjunto, la terminaron rápido a decir verdad, así decidieron pasar a un pueblo cercano ; apenas pusieron un pie ahí un mal presentimiento les llegó, aun así siguieron adelante alentados por el hambre.

En medio de su comida escucharon un alboroto afuera y curiosos siguieron los sonidos a la calle, donde se encontraron —para su desgracia— con el Pilar del Agua siendo ¿Interrogado? Por una pareja algo mayor.

—Vuelve con nosotros, Giyū, no estas bien —dijo la señora con gran pena ¿De dónde lo conocían?

—No les debo nada —Parecía más amargado de lo normal, más perra de lo que era a diario.

—¡Ese no es el punto, necesitas ayuda médica!

—No necesito nada —el tono en su voz sonaba demasiado rudo, además de hablar entre dientes, aguantando las ganas de gritarles.

—¡Dios, mírate, hablando de esas cosas! Sigues igual que hace años —Se acercó para tomarlo por la muñeca pero al instante recibió un manotazo.

—¡No te atrevas a tocarme! No soy nada de ustedes —enojado se marchó del lugar sin mirar atrás.

—Sigue siendo un niño —Escupió molesto el hombre —Agh, además ¿Sigue con eso de los demonios? En verdad necesita ayuda.

Los dos amigos se vieron entre ellos extrañados por la charla, uno de los cuervos bajó a su lado para darles el mensaje sobre demonios cerca, seguro que esa era la razón del que el otro Pilar se hallará ahí. Se sospechaba de alguna Luna inferior en el área, se les pedía de favor dar apoyo al ya estar en el pueblo; la idea de estar con el azabache no les daba gracia alguna pero que más daba, era su deber.

Fueron al bosque para reunirse con su compañero, apenas pusieron un pie en el lugar una pesadez les invadió, sin duda era una Luna inferior, al adentrarse más escucharon choques de metales cercano; corrieron al encuentro llevándose la sorpresa de ser dos demonios con escrituras en sus ojos.
El Pilar del Agua luchaba por esquivar cada ataque del dúo.

—¡Nos ganaremos el reconocimiento del señor Muzan si matamos a este Pilar! —dijo uno de los dos.

—Huelo una sangre muy peculiar, que interesante —Era raro la forma en que actuaba Tomioka, sus ataques eran poco planeados y fallaba en muchos.

De no haber sido por ellos seguro y era alcanzado por alguna bala proveniente de los demonios, irritado el otro les reclamó.

—No ocupan estar aquí —Oh, cuando acabarán con el demonio seguro que lo agarraría a golpes.

—¡Se dice gracias, bastardo de mierda! —reclamó enojado, le hervía la sangre tan solo ver su cara y su actitud actual solo lo empeoraba.

—Solo váyanse —se posó frente a los dos en busca de detener los ataques.

—No los mates aún, quiero indagar en algo antes. Detecto una sangre muy interesante

—Agh, no otro de tus juicios —Recibió una mirada molesta de su compañero en reclamo —. Como quieras —guardó sus armas de fuego haciendo un puchero que su compañero ignoró, de repente un agujero se abrió bajo sus pies.

Se vieron atrapados en alguna especie de río subterráneo, a los lados grandes barrotes evitaban su salida por cualquier extremo. El nivel del agua que al principio les llegaba a la cadera empezó a subir demasiado rápido, en minutos ya alcanzaba la mitad de su tórax.

—Esta es una prueba sencilla, mi deber es llegar a la verdad y para eso he preparado algunas pruebas para ustedes — Los extremos del río fueron tapados por alguna masa de músculos —Hay una trampilla abajo que se abrirá bajo ustedes...Una cosa, no se podrán ayudar entre ustedes —Una gran red de metal separó a los tres Pilares. A este paso se ahogarían si duda.

》Su único deber es admitir un crimen que han hecho en su vida —¿Un crimen? Por alguna razón el agua en el área de Tomioka subía más lento.

—Eres un maldito —Sanemi se agarraba de la red tratando de analizar el lugar, alguna forma de salir sin tener que hablar.

Tomioka en cambio se zambulló al fondo buscando la trampilla que mencionó, palpo la superficie hasta hallar una escotilla de metal, subió al exterior donde ya el agua obligaba a los otros dos a mantenerse a flote, a solo unas cinco cabezas de que se tapada por completo su sección, que pronto se reduciría a cuatro o tres.
Decidido tomó una bocanada de aire grande volviendo a sumergirse, trataba de dañar lo suficiente el metal para escapar de esa prisión, sino se apuraba quien sabe cuánto aguantarían sus otros dos acompañantes.

Respiración de Agua, Segunda Postura: Rueda de Agua —Cortó con firmeza la escotilla apenas levantando unos pocos rasguños en seguida subió una vez más por algo de aire solo para encontrarse una escena indeseable.

Sus dos compañeros ya tapados al tope por el liquido, viendo el panorama se decidió por usar parte del oxigeno en sus pulmones para darles algo de libertad, tomando su espada con firmeza utilizo la sexta postura con el fin de atraer parte del agua a su lado, estando entre ellos dos seguro funcionaba. Para su suerte su plan cumplió el cometido pero por poco se ahoga él mismo; si no fuese por el entrenamiento de su sensei Urokodaki seguro que perdía el conocimiento, sin embargo esto ya lo había pasado múltiples veces y sabía como accionar.

Con algo de sus últimos alientos nadó al tope de la caverna para impulsarse hacía el fondo, este era su último intento.

Octava Postura: Lago de la cascada —Para su fortuna logró su cometido con mucho éxito, todo lo que los aprisionaba salió disparó por aquel orificio a una fuerza que no midió; fueron absorbidos por aquella escotilla causando algunos golpes no graves.

Tomó grandes bocanadas de aire apenas sus pulmones tuvo oportunidad, entre jadeos se acercó a sus compañeros inconscientes, muy posiblemente hubiese acabado así de no ser por su entrenamiento, ya con ellos pudo observar que poco a poco despertaba Sanemi, por lo que se concentró en Obanai. No respiraba...¡Por Dios, no respiraba!

Sin tiempo que perder deshizo las vendas que aprisionaban su boca, tapó su nariz y procedió a realizar respiraciones boca a boca, no le importaba la cicatriz del hombre pues pensaba más en reanimar al azabache; dio unas cuantas veces más la acción al otro hasta que lo escuchó toser, en seguida  lo volteó de lado para que escupiera todo el liquido de una.

—Agh, mierda, ¿Qué pasó? 

—Casi se ahogan allá arriba —Palpó su boca al instante dándose cuenta que no contaba con sus vendas para cubrir aquella horrible cicatriz, antes de reclamarle lo vio acercarse al albino.

—Espero tu burla, Tomioka —Sí, así dolería menos al saber lo que diría, no solo de su aspecto sino de su rendimiento en el horrible chiste de batalla.

—¿Sobre qué? —¿Cuánto tardaría en despertar el Pilar del Viento? Descanso la cabeza sobre su regazo —¿Tu cicatriz?

—¿De qué más hablaría imbécil? —Se negaba a mirarlo a los ojos, no aguantaría ver su cara de superioridad.

—¿Por qué me burlaría? Un amigo tenía una parecida —¿Cómo dijo? —. Es linda, me gusta.

Escuchó unos murmuros provenir del albino que en corto se levantó de golpe propinándole un golpe audaz a quien servía de colchoneta, con dolor el azabache se agarró la nariz; por su parte Sanemi se encargaba de analizar a detalle el lugar en el que se encontraban.

—Por lo que veo se liberaron de la primera trampa, sin embargo no voy a dejarlos escapar sin saber lo que quiero —se escuchó decir al demonio. Las paredes comenzaron a moverse para restringir el espacio —Esto no se terminará sino cuentan una verdad.

Aun con sus ataques combinados nada funcionaba para detener los muros contrayéndose en amenaza de aplastarlos, sus cuerpos o eran más que simples hojas fáciles de mover a diferencia del concreto. Pronto el espacio se redujo tanto que Tomioka quedo entre ellos dos, incomodos e irritados.

—No estaríamos aquí sino fuese por ti, bastardo —Lo sintió removerse haciendo que su pelvis quedará demasiado cerca de su, ejem, glúteos. Aunque Obanai no la pasaba mejor al tenerlo contra su pecho.

—No pedí que vinieran —No estaba de humor para discutir.

—Tú no, pero el Patrón sí —mencionó Obanai —. Y no te pegues tanto a mí.

—No me puedo mover —trató de alejarse pero terminaron igual o peor.

—Un Pilar no habría sido atrapado en una trampa tan simple, ¿Qué pasó ahí Tomioka? ¿Cómo caíste tan bajo? —Si no fuese por su culpa no estarían en este embrollo.

—Ustedes cayeron también —respondió aun removiéndose.

—Fue por tu culpa, te hubiesen matado sino interveníamos —escupió con enojo —¡Y por una mierda, deja de moverte! ¡Es tu culpa que estemos así, no lo empeores bastardo!

—No estoy empeorando nada, tú eres el ruidoso

—¡¿Molestó a la princesa?! ¡Al menos yo no hice una escena en medio de un pueblo! —le recalcó molestó pero eso solo terminó con la poca cama que le quedaba al otro.

—¡¿Y a ustedes qué les importa lo que haga?! —reclamó enojado, a lo que Iguro respondió.

—No nos importa pero deberías ser menos una perra y agradecer que le preocupas a alguien —dijo dándole una mirada molesta el de la cicatriz en la boca—¿No sabes cuántos han perdido seres queridos? ¿Tu burbuja de superioridad no te deja ver más allá de tu nariz?

—¿Qué? —No entendía a lo que se refería.

—No te hagas el tonto, bien que crees que nadie es digno de ti, que ni siquiera los Pilares estamos a tu nivel.

—Es que no lo están —Oh, no lo dijo. Sanemi tomó con fuerza su cabello obligándole a mirarlo.

—¡¿Y qué te hace tan especial, bastardo?! ¡¿Qué te hace mejor que nosotros?!

—¿Eh?...Yo no soy mejor que ustedes —¿Qué dijo? Era una broma, seguro que lo era —Ni siquiera soy un Pilar.

—¿Y ahora qué dices imbécil? —No entendía nada de lo que ocurría.

—No soy un Pilar...No merezco ser uno y no les llegó ni a los talones, solo soy un reemplazo para que no este sola la vacante —Por su cara se veía que lo decía en serio, además de que sus ojos denotaban ¿Tristeza? ¿Dolor? —; no debería ser cazador...O existir.

Ahora había un silencio incómodo, todo este tiempo pensando que el azabache se creía superior a todos a su alrededor cuando resultaba ser lo contrario, pero ¿Por qué dijo lo último? Poco a poco las paredes se separaban pero era demasiado lento; recordando lo que dijo el demonio al Pilar de la Serpiente se le ocurrió una idea para salir más fácil, jugarían el juego.

—¿Quiénes eran las personas del pueblo? —La mirada azul se escondió en su pecho, ocultando sus emociones.

—Unos tíos, supongo —respondió con algo de cansancio.

—No parecían llevarse —De alguna forma le recordaba a su situación con su prima.

—No los conozco bien, los llamaron para llevarme con ellos a su hospital —Sintió un agarré en su uniforme, pequeños temblores en las manos contrarias.

—¿Estás enfermo? —Se atrevió a hablar Sanemi.

—No, ellos creen que sí —El silencio le indicaba seguir hablando —. Cuando les conté al pueblo que mi hermana había sido asesinada por un demonio los llamaron, pensaron que había perdido la cabeza. Luego me escapé y me encontré con Urokodaki —Ahora entendían la razón de su irritación, seguro que estar ahí le traía malos recuerdos. Eso, y además de una pequeña "cosa" con la que contaba pero eso no lo ocupaban saber ellos.

》Pude haber hecho más —Se culpaba por lo que pasó pero sobre todo por lo que no hizo, ayudarla. Hace mucho no lloraba y no lo haría, ya lo superó, ya lo superó. Se lo repetía en su mente para creérselo.

Las paredes dejaron de aprisionarlos abriendo una puerta que daba a la salida seguro, antes de irse el albino lo tomó por el hombro.

—Todos quisimos hacer más, créeme, pero no vale la pena pensar en eso —Bajó la mirada por inercia para que no viese como se quebraba. Fueron demasiadas emociones para tan pocas horas, quería solo que alguien le abrazada pero eso no pasaría, esperaría a llegar a casa y acostarse aferrado a su haori en busca de calor.

Al salir por la abertura fueron recibidos por balas junto a espadas lanzadas a su dirección, el dúo de Lunas se veían enfadados.

—¡No, eso no era lo que quería escuchar! —Con furia más espadas eran disparadas a su dirección, antes de saltar el de la Serpiente notó múltiples trampas.

"Trampas de Osos" —Debían tener cuidado por donde pisaban, en un susurro le comentó a los otros dos de la situación, un paso en falso y quien sabe si saldrían caminando de ahí. El primero en avanzar en dirección al demonio de las espadas fue él, impulsándose de los árboles se lanzó en su dirección; no habría mucho problema, Sanemi y Tomioka podían encargarse del que quedaba.

Al verlo alejarse sacaron sus armas para acabar con la Luna restante, el demonio por su parte pareció recordar algo y con una sonrisa habló.

—¡Oh, ya se quién eres! —dijo con voz socarrona —¡Eres el hermanito de la joven que devoré! ¿No dijiste algo sobre casarse? —Tomioka apretaba los dientes con enojo, estaba hablando de su preciada Tsutako —Sí es ella, debo decir que sabía deliciosa, es más, sus ojos fueron la mejor parte.

—¡¡Eres un maldito asesino!! —Siguiendo los pasos para evitar las trampas saltó en busca de su cabeza.

—Vaya vaya, alguien tiene voz, pensé que eras mudo —Esquivó los ataques poco coordinados del Pilar —, digo, esa noche no dijiste nada. Menos para salvar a tu hermana.

—¡Cállate! —En su vida Sanemi vio al frío y serio Pilar del Agua tan enojado.

—¡Tomioka, cuidado! —Una bala en el brazo lo hizo caer, sin embargo eso no lo detuvo, siguió avanzando en dirección a la del enemigo. El demonio se ponía nervioso a cada centímetro que acortaba entre ellos, en la furia de un Pilar.

—Ella hizo esa expresión cuando pregunté por alguien más en la casa —Eso lo desconcentró —Debiste verla, pidió por ayuda, sus gritos de dolor eran muy lindos.

—¡Te voy a hacer pagar, te veré arder en  el infierno! —Perdió los estribos apenas lo escuchó hablar. El demonio aprovechó el verlo tan vulnerable para conciliar su plan, a puño cerrado lo envió directo al suelo cerca de una de sus trampas.

En el momento antes de que se cerrarán los dientes de metal alcanzó a tomarlos por los lados, ante el panorama Sanemi corrió para ayudar al ojiazul en problemas. Evitaba las trampas ágilmente en busca de llegar por el otro. Observaba sus ojos asustados igual a los de un venado apuntó de ser cazado por su depredador, encadenado a la muerte segura sino lograba ayudarlo.

—¡S-Sanemi! —Extendió su mano a pocos centímetros de cortar el mecanismo que amenazaba el cuello del Pilar. Fueron tan solo milímetros. Segundos para lograrlo.

Y eso hizo una diferencia.

El líquido carmesí salpicó su rostro y uniforme, las manos cayeron sin vida a los lados, la mirada que antes le rogaba por una salvación ahora se apagaban sin vida frente suyo. Las risas del demonio se volvieron un molesto ruido de fondo ante lo atónito de la escena, tan cerca de ayudarlo y falló. Se agachó a su altura para vislumbrar mejor su herida, los dientes de metal parecían incrustados con ferocidad en el blanquecino cuello del otro; tocó su mejilla aun sin procesar nada de lo ocurrido.

Solo fueron segundos —Con enojo en los ojos buscó al demonio, ya no se hallaba donde antes. Sin darse cuenta detrás suyo la Luna se cernía con un arma lista, les devolvería el favor de decapitarlo.

—Adiós, asesino —Más sangre lo mancho en el rostro, empero no era suya ni mucho menos.


Sin dar fe a lo que sus ojos presenciaban Tomioka Giyū se paraba frente suyo con su mano ejerciendo un agarre mortal al cuello del rival sin dar tregua. El albino paseó su mirada en el cuerpo de su compañero, no cabía posibilidad de que pudiese seguir con vida, él mismo vio la vida escapar de sus manos.

—E-Esta es l-la sangre que decía —No quería escucharlo, de un solo golpe abollo los suelos. Sujetaba la cabeza contra el suelo impidiendo cualquier movimiento; Shinazugawa se dio cuenta de un hecho que heló su sangre, el azabache contaba con garras y colmillos, además de sus ojos tornarse en un completo mar azul; no era uno despejado o tranquilo, sino equivalente al océano en tormenta.

¿Acaso Tomioka...era un demonio?

No hallaba pies ni cabeza a esa idea, lo vieron caminar bajo el sol múltiples veces, jamás dio indicios de una necesidad por dañar humanos, ¿Cómo explicaba su forma ahora? Era un demonio en toda la extensión de la palabra ¿no? Perdido por las dudas en su cabeza solo fue sacado de la burbuja por graves golpes resonantes en el lugar, pudo presenciar el que su camarada destrozada por completo el cráneo del demonio, tomó su espada y cortó el cuello con rapidez.

Aun mientras se deshacía el cuerpo el azabache continuaba apuñalando al demonio que ni respondía ya, forzado a salir de su trance corrió en su directo a contenerlo, notaba que no era el mismo.

—Escúchame Tomioka, debes reaccionar —sujetaba sus brazos con toda su fuerza, sentía como bajo suyo luchaba por escapar —Mierda, vamos Giyū soy Sanemi, vuelve en ti. Debemos, agh —el forcejeo era bastante por ambas partes —¿No quieres volver con el Pátrón y los demás? Te invitaremos a comer y seremos me-mejores —"Mierda, es muy fuerte" Pensó mientras seguía en la lucha —mejores compañeros, amigos ¿No quieres eso?

—¿N-Ngh...Ne-Nemi? —Eso sonaba justo como su hermanito, sin poder evitarlo lo abrazó por la espalda pensando en la imagen de Genya. Aquella muestra de afecto lo hizo reaccionar de la situación, había vuelto a pasar, se juró que jamás lo ocuparía otra vez en su vida. No se sentía bien en lo absoluto.

Sanemi escuchó múltiples sollozos acompañados por temblores extremos, al liberarlo notó como el cuerpo se retorcía de dolor, la sangre en el cuello volvió a brotar de la herida medio abierta. Sin pensarlo dos veces lo sujetó evitando que cayera al suelo, por su parte Tomioka se aferró al pantalón del Shinazugawa en reflejo.

—Duele —le susurró.

—Shh, ya lo sé —Lo abrazó en consuelo, su cuerpo sufría cambios que él no entendía pero sabía que era doloroso.

Escuchó unas pisadas en su dirección, Obania regresó solo para encontrarse con la escena, se enteró de una verdad terrible pero no era el momento de compartirlo, aquellos ojos azules le miraron con pesar y gruesas lágrimas. Se hinco a su lado en señal de apoyo; por lo menos pasaron veinte minutos antes que todo se calmada, Giyū descansaba en el regazo de los dos hombres quienes acariciaban su cabello, dándole una seguridad y tranquilidad que necesitaba en ese momento.

—¿Me matarán? —preguntó en voz baja, temía a la respuesta pero más a la incertidumbre.

—Primero nos explicarás que fue eso —No tenían tiempo, los kakushis se acercaban a su área y debían informar lo sucedido.

—No soy un demonio —Era lo primero que atinó a decir —...Solo mitad.

—¿Hablas de un híbrido? —Asintió con vergüenza, era una de las cosas que más detestaba de si mismo —¿Y eso fue la parte...? —Lo vio ocultarse más en ellos por lo que el de ojos heterocromáticos creyó prudente no terminar la frase.

—Sale cuando estoy en grave peligro pero siempre es —observó sus palmas temblorosas ocultándolas contra su pecho —doloroso.

El par de amigos compartió miradas, sufrían un grave conflicto por la situación del azabache, lo vieron una última vez, y por más odio o desprecio que sintieron antes lo único que pensaron es en que no se merecía la muerte. Pronto Tomioka cayó desmayado debido al cansancio que presentaba su cuerpo y la perdida de sangre que sufrió; cuando los kakushis se lo llevaron para tratarlo hicieron una promesa.

—Esto no saldrá de este bosque —indicó Sanemi mientras los veía marcharse.

—Espero esto no se vuelva un problema luego —Sí, los dos deseaban eso.

Por alguna razón simpatizaban más con Tomioka y querían protegerlo de cualquier mal que le esperará si se descubriera su secreto

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Oh se viene segunda parte mis lectores, ¿Qué suceder? ¿Lograran mantener en secreto todo este asunto? ¿Qué es ese sentimiento? Lo verán muy pronto en la segunda parte uwu. Estos días tuve poca inspiración pero al fin llegó a mi y les traje este capítulo.

Se les quiere mucho, les mando besitos ¡Bye!


Ahora, unos Secretos de la Era Taisho:

♣Tomioka ha usado su forma demonio por lo menos tres veces en su vida contando este momento, en este estado sus heridas sanan a la velocidad que los de un demonio (pero ni de cerca al de las 12 Lunas) sin embargo el dolor sigue presente. Su piel es más sensible al Sol y sobre todo esta su apetito.

♣Hay dos personajes aparte de Sanemi e Iguro que conocen esto de Tomioka, el punto es que hay un trato ¿Quiénes son y qué es ese trato? Ya lo verán

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