Clases de Baile 2

Advertencia: Se trata un tema fuerte (violación) si eres sensible a esto, por favor no lo leas.

♡Dedicado a mis fieles lectores, espero que esto les guste.



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Una discusión explotó en el departamento, las voces apenas se distinguían unas de otras, todo era un completo caos ahí dentro. Se excusaron para faltar ese día con tal de saber lo que ocurría.

—¡Es que no podemos quedarnos sin hacer nada! —Sanemi sentía ganas de ir a golpear al maldito de su maestro.

—¡Si él no quiere no lo podemos obligar! —secundó Kyojuro, entendía el enojo de su compañero pero quería calmar la situación con el azabache

¿Cómo es que todo terminó así?

Esa noche que se armó de valor para hablar con su líder fue como una presa rompiéndose, apenas abrió la boca las lágrimas cayeron sin poder detenerse. Le susurró cada acción y lo que ese hombre le hizo, tan perdido en su dolor estaba que ni notó cuando el rubio entró asustado por los fuertes llantos provenientes del estudio, encontrando así la escena de Tomioka arrodillado con la cabeza en el regazo de Uzui, quien veía a ningún punto específico de la habitación con una mueca de odio.

Apenas Tomioka se dio cuenta de su presencia no pudo contenerse, repetía que se odiaba, odiaba verlo. Al principio no lo entendió pero cuando Tengen le explicó la situación su ira no se hizo esperar.

—¿Por qué no nos dijiste Tomioka?

—Me hizo prometer que no lo diría —respondió entre lágrimas —Él...Él me dijo que si lo hacía —hiperventilaba por los recuerdos de su voz, ya no quería hablar —nos...nosotros estaríamos en la ruina.

—Aun así, tú

—¡Tenía miedo! ¿Okey? ¡Y-Y me culpé, ¿Alguna vez insinué algo? ¿F-fue mi ropa? ¿Por como comía?  ¿Qué vio en mi para hacer eso?! —gritó con dolor, ya no aguantaba esto, solo quería irse a dormir y despertar con todo siendo una pesadilla.

—No es tu culpa, Giyū, no lo es para nada —le susurró con tanta suavidad que se sintió como una suave frazada  sobre sus hombros para el azabache.

Se derrumbó en el suelo sin poder dejar de llorar, ya no quería nada de eso, ¿Qué hizo para merecerlo?  Sintió unos brazos rodearlo con calidez, una que por un momento le asustó pero al darse cuenta que no era nadie más que Kyojuro permitió  que siguiera. Al final le dieron la seguridad que no tendrían que ir al día siguiente a su tormento aunque con la condición de hablarlo con el resto del grupo y así tener una mejor idea de lo que hacer.

Lo acompañaron a su habitación que compartían donde esperaron a que se tranquilizará, les fue tardado lograrlo pero tras un buen rato se calmó.

—N-No quiero...No quiero hacerle algo, me da miedo —Al final terminó por quedarse dormido, el rubio salió de la habitación para sentarse en el sofá para reflexionar.

—¿Todo bien, Kyojuro? —le pregunto Obanai, salió al ver la luz aun encendida a esa hora.

—No, mañana no iremos a a ninguna clase —le respondió cortante el rubio.

—¿Sucedió algo? —No hizo más que asentir, el pelinegro se sentó a su lado esperado que le contase.

—No soy quien para decirlo pero sí, y es grave —Esa expresión de Kyojuro no le gustaba, la ansiedad que se acumulaba no le permitía conciliar el sueño.

Ya en la mañana se reunió a todo el grupo para darles la noticia, aun si ya se lo hubiese contado a alguien las ganas de llorar no se fueron, al contrario, solo aumentó su llanto haciendo apenas entendible sus palabras. Se asqueaba de si mismo y odiaba sentirse así, solo deseaba que todo se acabará. Los gritos de sus demás compañeros se volvieron solo ruido de fondo ante la tormenta de sentimientos que lo abordaban en esos momentos; la realidad era algo a lo que ya no parecía pertenecer, quiere dejar de sentirlo encima suyo.

Se queda así hasta que alguien lo ayuda a salir de su episodio de...¿De qué? ¿Qué le sucedía? Se fijó en el reflejo de la ventana, la persona que veía no era él, ¿Dónde estaba su reflejo? Ahí no había más que una visión borrosa de lo que se suponía sería.

¿Por qué no puede verse? ¿Dónde quedó la sonrisa y esa mirada azul brillante que tanto presumían sus mayores? 



¿Dónde quedó él?



De repente ya no esta en el departamento sino en una sala de juntas con su manager y los CEOs de la compañía. Volvió en si para prestar atención a lo que hablaban.

—Esa es una acusación muy grave, ¿Hay alguna prueba? —Antes de que Sanemi saltará contra esas personas solo asintió.

—Exámenes médicos...Y dos testigos —su voz salía de una forma apenas perceptible, sus ojos ni siquiera se atrevían a mirar a algo que no fuesen sus palmas, bueno, palma. Una era agarrada con suavidad por Kyojuro en forma de conforte. Las lágrimas ya se orillaban a la salida de su cuenta, ¿Cuándo pararía de llorar? ¿En qué momento podría alejarse el sentimiento de peligro a cada segundo?

Lo siguiente que escuchó fue como una bofetada a su cara, una que dolió como el infierno.

—Te daremos un descanso de tus actividades pero por lo demás será complicado hacer algo —Lo único capaz de hacer fue derrumbarse en la silla, la garganta se le cerraba del nudo en ella y su corazón se estrujaba de dolor. Aunque pronto eso cambió a una ira indescriptible pero también en un sabor amargó en su boca.

—¡¿Cómo que complicado?! ¡¿Qué putas sería complicado?! —Las venas en la cara de Sanemi se marcaban por doquier, y sus dientes apretados hasta casi oírse rechinar eran una mala señal para cualquiera. 

Uno de los hombres sacó de un cajón un par de pastillas y algo de dinero, los ojos azules buscaban una respuesta a la acción, un significado ocultó, cualquier explicación a lo que sea que fuese eso.

—Te daremos antiinflamatorios diarios y revisiones por un médico privado —De repente todo se volvió oscuro y sin piso, nada a lo que sujetarse o estar seguro. Acababa de confesar un abuso y esa es la respuesta que le dieron, unas miserables pastillas ¡Que no olvidé el médico! Porque, obvio, no es un derecho que tiene como ser humano.

Con un suave toqué a Obanai le pidió ser sacado de allí, no aguantaba nada de lo que pasaba, era una pesadilla, una broma pesada de la vida ¿no? Apenas cruzando esas puertas sus piernas fallaron y gritó; ese grito fue el dolor físico y mental saliendo de su cuerpo, aun si sus cuerdas vocales se desgarraban nada detendría ese sonido de desesperación ante todo. Ni los brazos o palabras de sus amigo lo alcanzaban.

Su dolor era más grande, más audible, mucho más potente que cualquier intento de hacerlo volver es si, sus manos arañaban sus brazos sin importarle los hilos rojos corriendo, se ahogaba ante sus propios llantos, sin embargo ya nada importaba, le acababan de dar la espalda aquellas personas en quienes confió para pedir ayuda.



[•]



Esa tarde fue llamado a una nueva reunión, aun mantenía esperanza en que todo cambiaría: despedirían al maestro, le brindarían el apoyo que necesitaba, quizás hasta un descanso más largo, no de dos semanas, así que al atravesar la puerta deseaba que fuera el punto final de la historia.

Al abrir pudo divisar a su abusador sentado junto a los CEOs con una expresión demasiada tranquila, tanto así que el miedo y asco azotaron de manera brutal su cuerpo. Deseaba huir, por otra parte, su cerebro le obligó a quedarse para enfrentar de una vez la situación y hacer que su propio infierno acabará.

—Te hemos llamado para hablar contigo, Tomioka. —Se acomodo listo para lo que fuese —Verás, deseamos que sepas que ante lo sucedido necesitamos algo de tu parte —Esperaba que le pidiesen las pruebas del delito cometido —, que no demandes.

...

»El señor Kamado ha accedido a darte una compensación monetaria por lo sucedido —...

...


No hay nada, nada en su cabeza que ayude a comprender esas palabras, el hombre en traje seguía hablando sobre el dinero que recibiría, ¿Eso era lo que valía? Tras sacrificar toda su adolescencia en arduos entrenamientos sin quejarse, dar mucho más de si para que la empresa se mantuviera de pie en su momento más bajo. Para ellos no era más que alguien a quien comprarían por una cantidad de mierda, lo cual ni siquiera era un céntimo de lo que pasaba ¿Y le pedían no demandar?

—Si decides hacerlo deberá ser por fuera de la empresa —Oh, ya comprendía, si hacía eso entonces la empresa no se vería envuelta porque "ellos no tuvieron nada que ver", de seguro sacarían una excusa para desligarse por completo de esto. Sus puños arrugaban y apretaban la tela de su pantalón que seguro la rasgaría.

Que broma tan cruel.

Que alguien le diga a Dios que paré, porque ya no era divertido.

—¿Es todo? —fue lo único que atinó a decir con su voz quebradiza por el odio y rabia creciente.

—El señor Kamado ha sido una implementación positiva a la empresa, se le dará una sanción por su puesto, sin embargo debes entender que no podemos darnos el lujo de despedirlo —Al verlo a los ojos comprendió que él ya sabía lo que sucedería, ahora comprendía el porqué el señor Agatsuma jamás hizo algo para ayudarle. Si ni la autoridad máxima quiso brindarle una mano ¿Por qué esperar eso de alguien más?

Al final solo pudo marcharse con las manos vacías y las ganas de vivir idas, al día siguiente tendría que ver a su abusador una vez más, ¿Cómo le diría a sus compañeros que prefirió quedarse callado? Por más que lo pensaba comprendía que realidad no fue una opción, él jamás tuvo alguna otra.

El recorrido hacía el departamento fue lento y tortuoso para su mente llena de remordimiento y pensamientos que nunca antes se le pasarían  pero esta situación le superaba a cada momento; ver la puerta se le hizo un terror, no quería lidiar con la ira de sus compañeros al haberlos decepcionado, aun así y con el miedo a flor de piel abrió el departamento, observando a sus compañeros sentados en el sofá esperándolo.

—No voy a demandar.


Es así como llegaron a este punto, sus compañeros peleando por su culpa, todo era su culpa en su mente, sabía que no debió hablar, lo supo al ver la mirada que le daba el hombre de cabellos burdeos. Se levantó para encerrarse en su habitación a continuar, no solo con su llanto, sino con su mentalización para estar listo el día de las clases. Ni siquiera se molestó en comer, seguro lo regresaría del asco que tenía de si mismo en esos momentos, asco y disgusto para con las personas que no lo ayudaron, horror para su abusador...Lastima para el antiguo Tomioka Giyū.




[•]




La tarde siguiente veía cierta mirada sobre él, su cuerpo, ahora que sabía como era identificaba a la perfección cada expresión en sus ojos; sabía que sería acorralado en el pasillo al no tener nadie cerca, era como un pequeño conejo contra un gran león, no ganaría jamás.

—Te veo en la noche, Tomioka, tenemos que hablar de lo sucedido antes —las palabras lo hicieron temblar y querer saltar desde la ventana en ese momento, ver el cielo antes de morir no sonaba nada mal.


Al final por más que trataron de evitarlo los demás Tomioka siempre sufría por ese hombre, un poderoso gigante de la industria que si quisiese los hundiría. Cada clase de baile fue lo mismo de siempre: toques, miradas, palabras acosadoras sobre su físico y un abuso más. Poco a poco se perdía a si mismo entre el dolor que le era generado de esa situación. 

Poco a poco se iría rompiendo, así como decidió romper contrato con todos para ir directamente a denunciar los hechos ocurridos por lo que, ahora, se convirtieron en años de abusos sin descanso.

A sus veintiuno buscó un abogado de nombre Kokushibo, quien había sido abusado por alguien de la misma familia de los Kamados, especializado en este tipo de casos. Juntos denunciaron públicamente al mayor.

El caso hizo revuelo un revuelo enorme, criticas y preguntas fueron a parar hacía la empresa y los Kamados, aunque otras iban directamente contra la victima. ¿Lógica? Ninguna, sin embargo la gente amaba opinar e idealizar tanto que muchos no le creían ni aun con las pruebas y testimonios de personas que salieron a hablar junto a él sobre el caso.

Aun con sus ex compañeros diciendo directamente a la cámara el como lo vieron sufrir cada tipo de abuso sin una posibilidad de ayudar, ver de primera mano las negligencias de la empresa, con todo la gente siempre culparía de una u otra forma a Tomioka.

Ni verlo tener un ataque de pánico ante la presencia de su abusador en la misma sala fue suficiente para dejar claro que él no mentía.

Día con día era ver cientos de personas echársele encima por haber hecho lo que hizo, reclamarle que debía ser un verdadero hombre, que seguro se lo ganó, que lo inventaba, todo ese tipo de idioteces que dicen aquellos que no han tenido que temer por nada de este tipo de cosas en su vida. Cada vez era mucho más cansado ver el poco progreso que se le hacía a su casa, saber que ese tipo seguía libre no le era sano.

Todo simplemente se derrumbó al momento de ver la foto de Tanjiro en una área cercana a la suya, junto a su hermana, toda su familia disfrutando de su hermosa y pacífica vida mientras que la suya se derrumbaba a pedazos. Esa fue la gota que rompió la presa en su interior.

Fue por una hoja de papel y una pluma para empezar a escribir como nunca antes lo había hecho, recuerda que si ni siquiera a la canción con la que quiso visibilizar el tema le puso tanto em peño como esto, después de todo..

Debía dar un adiós apropiado.


Encendió la cámara de su teléfono como su último pendiente, dejaría su testimonio para más adelante.

—Soy Giyū Tomioka, ex miembro del grupo Pillar, pasé toda mi vida con el sueño de vivir como un idol; amé y me esforcé en cada momento de mi entrenamiento, di lo máximo de mi en todos mis años de carrera. Creí que viviría feliz si hacía lo que amaba con personas tan buenas como lo fueron mis compañeros —dijo con ojos rojos y llorosos ante la pantalla, denotándose el nudo que se formaba en su garganta. Relató con detalle como fue todo el infierno que vivió dentro de la empresa tras todos esos años de aguante. Que al menos supieran el tipo de persona que era Tanjiro Kamado, un maldito y privilegiado abusador.

»Al final ya no pude resistir todo, no me parecía justo que un ser así pueda vivir su vida como si nada, mientras que yo estoy aquí, derrumbándome entre todos los comentarios e injusticias cuando yo fui la victima. Si algo me ha quedado claro es que no puedo confiar en ninguna autoridad, todas me han dado la espalda y ya va siendo hora de que pueda dormir, ¿no? Solo quería agradecerles a quienes me apoyaron y estuvieron junto a mi todo este tiempo, a ustedes los voy a extrañar como nunca. Los quiero, adiós —Al acabar la grabación pulso el botón de subir, ya hacía rato había texteado una despedida a sus seres queridos, ya era hora de irse.

Se acercó al baño, encerrado con llave se hundió ante el agua tibia y relajante de la bañera de su departamento solo para dejar salir todo el aire de sus pulmones, una muerte tranquila para un alma atormentada.




Los golpes terminaron por derrumbar puerta solo para tener la escena de un cuerpo pálido con los ojos cerrados pacíficamente, tan como era al dormir, Sanemi gritó su nombre un par de veces si obtener respuesta alguna. Los paramédicos llegaron ya muy tarde, él ya no tenía una forma de ser salvado y las noticias no dejaron de repetir ese nombre que tanto su compañero había gritado.

Los canales se inundaron con la cara y vídeo del joven idol de veintiún años, quien se había quitado la vida ante la nula ayuda de la sociedad para con una victima de abuso; las calles e inundaron de marchar por justicia en no9mbre del fallecido, gritaban por una condena para el abusador que por tanto tiempo se salió con la suya. Y aun tratando de escapar del país no contaba con la ayuda de los amigos del abogado. Miles de voces se alzaban por una acción contra el culpable y los cómplices de éste.

Las calles retumbaban y edificios humeaban por el hambre de justicia, cuando el caso fue masivo un nuevo juez atendió el llamado de todos y se encargó de hacer lo que muchos otros no hicieron. El juicio no necesito de tanto ante las docenas de pruebas contra el acusado, quien tendría que pagar unos 7 años de cárcel o una deuda de exorbitantes cantidades, sino con el hundimiento y amenazas hacía su familia entera, que no sería protegida por el gobierno. Digo, nadie iría en contra del grupo Kibutsuji, ¿O sí?

Al final dejaba un sabor amargo de boca para todos, muy pocos años a consideración de muchos pero nada se haría hasta un cambio de legislación. Al menos muchos de ellos se sentían tranquilos de que ahora podría descansar en paz el joven. Pronto lucharían por iniciar la Ley Tomioka, una que ampliada y agilizará el proceso de denuncias contra abusos de índole sexual.

—Ojala pudiera saber todo el cambió que esta generando —dijo con una tristeza profunda un rubio, sus amigos decidieron ir a visitar al azabache en ese día tan especial, si tan solo pudieran decirle todo lo que habían pasado en su nombre, contarle todo lo que acontecía ahora. Horrible el pensar que tuvo que irse para lograr obtener un poco de la justicia que se le debió dar en su momento.

Ahora solo lo verían en fotos y en ese cementerio, no cantarían una última vez más con él; los cuatro hombres se abrazaron tratando de aguantar la lágrimas que deseaban salir, se propusieron cambiar el país para que nadie tuviese que despedirse así del mundo. Oraban para que su amigo viviese tranquilo en donde quiera que estuviese, ellos se encargarían de todo para dejarlo descansar en paz.

Ya no tendría que culparse por nada más, lo dejaban ir.


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¡Hola a todos! Siento haberme desaparecido por tanto tiempo, fueron días muy ocupados con la escuela y todo lo demás, sin embargo logré encontrar momentos para terminar de escribir este capítulo que se me hace muy importante. Tristemente estos casos muchas veces no llegan a tener la justicia que se merecen las victimas pero eso no quiere decir que jamás lo tendrán. Día con día miles de personas luchas para que las leyes avancen para ayudarnos. 

Querían retratar este tema de la mejor manera posible ante los ojos de una victima, siento que por mucho tiempo fetichizamos esto o simplemente lo minimizamos cuando no debería ser así, ya sabes, muchas historias (hasta mías he de admitir, no lo escribí como debió al no estar informada en ese tiempo) que cayeron en solo tratarlo como algo más de la trama. Así que decidí por irme a algo un poco más crudo, más en la industria porque muchas veces no se hace nada contra estos actos. Lo hago con todo el respeto del mundo, y si me equivoque en algo háganmelo saber. Si alguien de ustedes ha sufrido o pasado algo así déjenme decirles que no es su culpa y jamás los era, espero de todo corazón que ahora tengan una mejor vida y que la justicia haga su deber,

Por ahora, su escritora se va, los quiero mucho, cuídense y descansen bien. Bye

Unos secretos de Japón:

♧Por lo que estuve buscando la verdad no les dan tantos años a delitos como estos, recientemente cambiaron la legislación así que no estoy segura de si los datos son correctos.

♧Giyū le dejó un vídeo individual de despedida a todos sus amigos y su abuelo le dejó una carta aparte.


Datos de la Era Reiwa:
♤La razón por la que la historia de Tomioka demonio no ha salido es porque quiero trazar primero bien la trama, así no preocuparme tanto por no saber que escribir. Además de querer que este bien para ustedes.

♤En algunos capítulos gente me preguntó si podían hacer historias aparte, lo cual no me molesta para nada mientras tenga los créditos respectivos, y ahora no me dejó de preguntar qué pasó con esas historias. Enserio, si hicieron una quisiera leerla con toda mu alma.

♤Tengo TDA, o mejor conocido como TDAH, es por eso que dejó muchos proyectos incompletos pero hace poco decidí tomar rienda de mis cosas y acabar los proyectos que tengo pendientes, porque se que ustedes no dejan de esperar por capítulos y les agradezco que me tengan tanta paciencia.

☼¿Qué han hecho últimamente? ¿Algo que quieran contar? Quiero saber que han hecho

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