Parte 8:"Una Última Elección"

~Narra Kaito~

—¡¡SHINICHI!! —Me desperté de golpe con la respiración muy alterada, una sábana azúl cielo me cubría en aquella cama que tan bien conocía "mi... mi cuarto?", no lograba recordar cómo llegué ahí o que es lo que estaba haciendo, aunque sentía que olvidaba algo importante.

La puerta se abre frenéticamente dejando resonar el estruendo de la misma por toda la habitación—¿¡Qué pasá Kaito!? —un hombre que tan bien recordaba entro espantado, ver su rostro me pasmo dándome el impulsó he ir a abrazarlo entre un mar de lágrimas.

—Papá... —lo abraze como si fuera la primera vez que lo hiciera, todo era tan como lo recordaba; su voz, su rostro, su presencia, todo era como el alegremente lo recordaba.

Era mi papá... En realidad era el.

Mi padre anonadado por el momento solo accedió correspondiendo mi abrazo, dando suaves caricias en mi cabello rebelde. Estando en sus brazos olvidé toda angustia que tuviera.

—¿Qué sucede hijo? —preguntó mi padre angustiado de mi comportamiento, alcé la mirada para ver si rostro aún sin podré creer que era el,—Kaito... ¿Qué sucede? —insistió una vez más.

—Se supone que tú estabas muerto —mi papá me miró totalmente sorprendido por lo que había dicho—Unos tipos malos te mataron por ser Kaito Kid; el famoso ladrón fantasma conocido por robar joyas valiosas con magia —respire hondo—al principio yo pensé que tú muerte fue un accidente pero después de ocho años descubrí que no fue así —después de sentir el aire abandonado mis pulmones por la rápida explicación volví a inhalar más hondo para seguir—Me convertí en el segundo Kid para descubrir quién te mató creando espectáculos tan grandes he impresionantes para llamar su atención —.

—Wou Wou wou... Tranquilo Kaito... No sé de qué hablas —"¿¡Qué!?"Solo fue una pesadilla Kaito tranquilo —no entendía nada "¿Una pesadilla?"Si que tienes una gran imaginación —dijo revoloteando mi cabello. No podía comprender lo que ocurría, todos esos recuerdos que tenía en mi cabeza se volvían confusos al igual que borrosos, el hecho de empezar a pensar si está era la realidad o un sueño más. El hombre más grande de edad colocó una vez más su mano en mi hombro sacándome de los pensamientos—Vamos a desayunar —mencionó dándome una sonrisa, "está es la realidad" pensé; todo de el se sentía tan real haciéndome dudar de todo aquello que había mencionado. Nada me hacía dudar de que esto era un sueño.

Ascendí con la cabeza el se giro para después ir a la sala, yo lo seguí después de ir al baño y cepillarme los dientes, al llegar al comedor ví una escena que no recordaba desde que tenía 10 años; su madre preparando un delicioso desayuno dándome los buenos días, mi padre con su traje color negro que solía usar en sus actos de magia, sentado en la mesa leyendo lo que parecía una novela.

—sientate a comer hijo —ordenó mi mamá acomodando dos últimos platos; el mío y el de mi padre, me senté en la silla que estaba enfrente de la de mi papá, al ver su plato delante mi padre cierra su libro y lo acomoda a la derecha de su plato. El libro de pasta negra, en dónde se notaba la tenue silueta de un hombre de capa negra y máscara blanca, el título en blanco "Barón Nocturno", bajo ese título el nombré del autor estaba.

–Yu.. Yusaku~ –apenas podía leer las letras de abajo de lo diminutas que parecían.

–Yusaku Kudo –terminó el nombre mi padre al ver que se me dificultaba el verlo–mi novelista favorito –argumentó.

–¿Kudo?... –ese apellido lo conocía pero, de dónde "Kudo" ese apellido se repetía como una grabadora en mi cabeza, haciéndome sentir angustiando una vez más, confundido y alterado, muchas sensaciones amargas se mezclaron en mi pecho por alguna extraña razón; sentía que olvidaba algo importante. O alguien.

"Hola Kaito vengo a cuidarte"

"¿Quieres que lea algo para ?"

"Hoy no me fue muy bien Kaito... Me distraje todo el día porque te estuve recordando".

La voz de alguien se escuchaba en mi cabeza, ¿Quién era?, una voz chillona tan familiar; tal vez la de un niño.–¿Hijo? ¿Qué te pasa? –la mano de mi madre se sacudía en mis ojos sacándome de esos pensamientos y cesando la voz en mi cabeza.

La mayor me miraba con preocupación–no es nada mamá solo estaba pensado en un nuevo truco de magia –dije apaciguando la mirada de ella intercambiando la por una sonrisa. El desayuno pasó pacíficamente, papá se despidió para ir a trabajar, después llegó Aoko a la puerta para ir a la escuela, me despedí de mamá y partí en dirección a la escuela, en camino mi mente seguía dándole vueltas a esa voz.

–¡Kaito! ¿Me estás escuchando? –dice una chica enfadada por no prestarle atención a lo ella hablaba, su rostro mostraba irritación; sus ojos entrecerrados, cejas curvadas y labios fruncidos.

–Perdón Aoko estoy algo distraído ¿Qué decías? –pronuncie con nerviosismo.

La chica solo suspiró resignada a reclamarme–Te decía que mi papá está tan ocupado con el trabajo que apenas lo veo –.

Solté una risa corta–Claro atrapar a Kaitou Kid debe de mantenerlo ocupado –.

–¿Kaitou... Qué? –Aoko parecía confundida; no sabía de quién estaba hablando.

–Ya sabes el famoso ladrón fantasma Kaito Kid

–Que estupideces estás diciendo... Nunca había escuchado de tal ladrón –la chica río un poco–deberías dejas de ver tanto la televisión –.

Otra vez paso lo mismo; nadie sabe de lo que hablo, solté una pequeña risa nerviosa–si debería... ¿Por qué decías que padre ha estado muy ocupado? –.

La chica volvió a fruncir el seño al recordar el tema anterior–un caso de secuestró... Papá a hecho todo lo posible pero no logra encontrar indicios de los secuestradores –.

–¿A sí? –dije fingiendo interés; no le sorprendía la capacidad del inspector Nakamori.

–No es solo eso lo que mantiene a mi papá ocupado –"Algo más?"–Un chico de 18 años está metiendo sus narices en el caso, diciéndole a papá que hacer y querido tomar el mando del caso –.

–¿Un chico? –eso si me había interesado por alguna extraña razón–¿Quién? –pregunté.

La chica posó su dedo índice en su labio inferior–creo que su nombre era... –hizo una pequeña pausa haciendo un ruido con sus labios "mmmhhh..."–Ya me acordé... Su nombre es... –vi como sus labios se movieron pronunciado el nombre pero no fuí capaz de escuchar nada.

Sacudí con fuerza mi cabeza–Perdón no te escuché Aoko ¿Podrías repetirlo? –.

–Dije que su nombre es... –"Otras vez" no logré escuchar el nombre, dejando un silencio en lo que ella movía sus labios.

–Ya veo –respondí nerviosamente fingiendo haber escuchado. Todo el caminó restante para llegar a la escuela no dejaba de pensar que diablos había ocurrido; ¿Por qué no pude oír nada?.

Solo olvídalo no ha de ser nada.

No le tome más importancia y pase un día normal en el colegio y como todo día en el colegio llegó la hora del almuerzo, saqué un almuerzo que mi madre ma había preparado antes de irme, junte ambas manos como si fuera un solo aplauso–Gracias por la comida –.

Antes de poder probar el primer bocado una chica de cabello negro, convención delgada y cara linda; era Akako, la chica sin preguntar gira la silla del frente para poder sentarse conmigo–Tu no perteneces aquí –pronunció Akako, no entendía a que se refería, a que no era este el salón de clases?.

–¿A que te refieres Akako? –pregunté intrigado de lo antes mencionando.

La chica se acercó más tomando con fuerza mi rostro con una de sus manos, girando mi cabeza de izquierda a derecha; parecía inspeccionar mi rostro, frunció el seño algo claramente preocuparte–¿Qué te ocurre Akako? –pregunté una vez más–si no es nada déjame comer tengo hambre –.

–Cállate un momento Kuroba –dijo ella concentrada en algo, soltó mi rostro para después ponerse de pie–Tu no perteneces aquí –dijo una vez más antes de poniéndose de pie–Te daré un poco más de tiempo pero no lo suficiente... Toma tu decisión rápido, antes de que se acabe el tiempo –se dió la vuelta y se alejó sin decir nada más. Que extraño.

Que yo no pertenezco aquí?.

Pensando en aquella frase que la joven pelinegra dijo se me fue la noción del tiempo; la maestra entro anunciando el fin del receso, sin que probará bocado de mi almuerzo. La clase terminó y la maestra se despidió–bien chicos esto es todo por hoy... Nos vemos mañana y recuerden que está es nuestra última semana de clases –anunció la profesora.

Regresé a casa consternado; había tenido un día raro y no comprendía el por qué de muchas cosas, la primera fue cuando estaba con Aoko y la segunda la frase de Akako. No entendía nada.

"Tal vez estoy exagerado".

Decidí no tomarle más importancia y llevar unos días tranquilos, con ella la última semana de clases paso sin inconvenientes, más sin embargó; todos esas noches que pasaba en lo único que soñaba era con la silueta de alguien borroso y una dulce voz que me hablaba todas las noches, despertándome con lágrimas en mis ojos. Sentía que olvidaba importante, algo que me complementaba pero no sabía qué.

El último día de clases regresé a la misma hora a casa–Estoy en casa –dije anunciando mi regreso, no escuché respuesta; no recibí el grito de mi mamá diciéndo "Bienvenido hijo" que normalmente escuchaba cada que llegaba. Me quité los zapatos y me adentré en la cocina–¿Mamá? –al llegar al comedor ví a mi madre y padre observando lo que parecía unos papelitos–Mamá Papá... ¿Qué hacen? –.

–Que bueno que estás de regreso hijo –dijo mi mamá con mucha alegría.

–¿Por qué?... ¿Pasó algo importante? –dije cuestionando de dónde provenía tanta alegría.

–Ya que es tu último día de clases y que oficialmente estás de vacaciones –Mi padre alzó los tres papeles rectangulares, dejando ver con claridad que no eran simples papeles; si no boletos de avión–Mañana a primera hora iremos a hacer un viaje familiar –afirmó mi padre.

–¿A dónde? –.

–A París –anunció mi madre emocionada.

Cuándo fue la última vez que pasamos un viajé en familia; la felicidad no cabía en mi dejando a la vista una gran sonrisa, la emoción que mi madre transmitía se me contagio, esperando con ansias al día siguiente.

La mañana llegó y como mi padre dijo partimos a primera hora, el vuelo fue largo y aburrido así que dormí todo el viaje hasta llegar a París. Tan rápido como llegamos lo primero que hicimos fue hospedarnos en un hotel elegante; rentaron dos habitaciones una para mí y otra para ellos dos. El viaje fue largo y algo agotador así que llegamos directo a dormir, pues mañana estaríamos de turismo en el país.

Esa noche no tenía esperanza de descansar, pues sabía que tendría el mismo sueño, pero evito que lo intentará. Entrar en estado de sueño no me tomo mucho tiempo, entrando al sueño profundo; La silueta era más clara está vez, alguien delgado cabello color azabache y ojos azules que resplandecía por la profunda obscuridad que nos rodeaba y un rostro fino; era hermoso pero, ¿Quién era?.

"Ya te estás tardando".

–¿Quién eres? –le pregunté a la persona; permanecía parado sin moverse, solo hablaba con una voz lastimera.

"Cuánto tiempo piensas seguir así".

–¿¡Quién eres!? –no parecía escucharme.

"Casi se cumple el plazo y si tu no despiertas ahora nunca lo harás".

–¿Plazo?... ¿De qué hablas?...¡Estoy aquí despierto! –.

"Por favor... Despierta Kaito... ¡DESPIERTA!".

–¿¡¡Quién Demonios eres!!? –me despertar agitado y con lágrimas en mis ojos, cada que despertaba de ese sueño sentía la horrible sensación de vacío en mi pecho.–¡Maldición! –las lágrimas no paraba de escurrir por mis mejillas y las sensaciones en mi pecho se volvían más sofocantes y amargas.

Alguien tocó la puerta de mi habitación–Kaito... ¿Estás despierto? –era la voz de mi papá quién después de hablar decidió entrar–Kaito si no te levantas rápido llegaremos tar... –no dejé terminar que hablara dándole un fuerte abrazo muestras ocultaba mi rostro en su pecho mientras sollozaba en silencio–Hijo ¿Estás bien? –mi padre se había preocupado.

Solo moví la cabeza afirmando un "Si"–estoy bien solo... Tuve una pesadilla –, el solo correspondió el abrazo dando un tenue beso lleno de cariño en mi cabeza. El estar en los cálidos brazos de mi padre era todo lo que necesite para disipar esas sensaciones agobiantes. No me permitiría perderlo una vez más.

Después de poder me calmar me vestí para salir de excursión con mis padres, la temperatura de ese día era algo fría así que opté por usar unos pantalones de mezclilla obscuro, una camisa de cuello de tortuga color grisáceo y una gabardina negra, con unas botas negras.

"Listo para salir".

Caminar por las hermosas y luminosas calles de París era relajante, respirar el aire que olía a Pan recién horneado y café caliente. Un olor reconfortante.

Mis padres por el frente caminando tan acaramelados que parecía que no le prestaban atención a su alrededor, y yo unos cuantos pasos por detrás siguiéndoles el paso en mi propio ambiente. Cortos pasos para disfrutar el lugar por el que vagaba, estaba tan entretenido mirando cada puesto y lugares hasta que, un lugar llamó mi atención; una tienda de lentes, la gran ventana que dejaba ver desde fuera gafas de distintos diseños, entre ellas unas redondas de contorno negro. Algo en ellas me mantenían absorto.

Me acerque al cristal y lo roce con la punta de mis dedos esa capa transparente que me impedía sujetar esas gafas, mientras más las miraba, más me absorbían.

"Fuegos Artificiales".

La silueta de un pequeño niño en el techo de aquel edificio, girando para mirarme con esa mirada desafiante de ojos azules. Esa palabra disparó en mi cabeza un mar de recuerdos; desde que lo conocí hasta el último segundo antes de dormir, sumergiéndo me hasta lo más profundo–Shini...chi –las lágrimas se empezaron a brotar de mis ojos, mi cuerpo descendía rozando del cristal hasta caer de rodillas.

–Veo que ya te diste cuenta –escuché la voz de mi padre. Lo miré; el se quedaba de pie mientras el escenario se hacía cachitos hasta dejarnos en un lugar obscuro–Es hora de que tomes una decisión –.

Su pregunta me consternó–¿Decisión? ¿A qué te refieres? –el sólo alzó la mirada y me miró con lastima, recordándome las palabras de Akako "Tu no perteneces aquí... Te daré un poco más de tiempo pero no lo suficiente... Toma tu decisión rápido, antes de que se acabe el tiempo" no entendía a lo que se refería.

–¿Quieres volver al mundo real? –.

Hasta que el preguntó, su voz se escuchaba muy serio haciendo que tragara seco–¿Si quiero volver? –dije haciendo eco.

–Elige Kaito... No te queda mucho tiempo –insistió una vez más.

Sus palabras me hicieron al fin entender de lo hablaba y de la gran elección que tenía en mis manos, elegir entre dos mundos; en uno tengo a mi papá pero no tengo a Shinichi y en el otro, tengo a Shinichi pero mi padre está muerto. Este mundo es el único lugar donde puedo estar con papá.

Mi papá; Toichi Kuroba, o Kudo Shinichi; la persona que amó."¿Que debo hacer?".

Entre aquella duda mi mente se había vuelto un desastre, me había vuelto incapaz de razonar, era una sensación tan abrumadora; si elegía a uno perdería por completo al otro. La presión era cada vez más sofocante; las falencias y el dolor me impedían elegir entre una y otra.

"No me abandones..."

–¡Esá voz! –Escuché su cálida voz rota

"Kaito por favor... Te lo pido, no me dejes solo"

–¡Shinichi! –Su voz cada vez se quebrantaba más.

"Todavía tengo muchas cosas que hacer contigo... Muchas cosas que decir... Todavía no te he dicho que te amo, así que por favor... POR FAVOR no me abandones"

–Me... Ama?.... –una sonrisa se arqueó en mi rostro–Shinichi me ama –.

El mayor sonrió levemente, el había entendido que su hijo ya había escondido–Veo que ya tomaste una decisión –dijo el mayor quien se limito a observar; recordándome una vez más en que situación estaba.

–Papá yo... –no quería dejarlo, quería permanecer más tiempo con el pero, había alguien en el mundo real que me necesitaba.

–Lo se Kaito no tienes que explicar –me dio una cálida sonrisa–El ahora es tu prioridad por eso... Ya es hora de que te vayas Kaito –.

Abrazar por última vez a mi papá con todas mis fuerzas mientras las lágrimas mojaba las ropas de mi padre, el correspondió mi abrazo combinándolo con un dulce beso en la frente–Adiós Papá –dije con una sonrisa algo forzada y secando mis lágrimas.

–Adiós mi querido hijo –es última que pude oír de su suave voz, cayendo dormido en sus brazos. Al abrir los ojos una vez más me sentía con el cuerpo pesado; incapaz de moverlo, y mi mirada apenas se adaptaba a la luz del día, mire a la izquierda donde ví aparatos conectados a mí, un sofá y una ventana arriba del sofá; estaba cubierto por unas sábanas y una almohada, alguien había estado durmiendo ahí, mire a la derecha estaba vez ví a un joven de 18, de cabello color azabache, reposando su cabeza contra la cama mientras sostenía con fuerza mi mano, por como se movía su cuerpo; inhalando y exhalando con rapidez y fuerza, mientras temblaba como gelatina y resonaban sollozos por toda la habitación.

–Shi...Shinichi? –El joven levantó su mirar lentamente muestras que en sus ojos mostraba absoluta sorpresa, me miró con labios temblorosos; parecía querer decir algo. Pude ver su rostro con claridad, en realidad era el, había vuelto a la normalidad. "¿Cuánto tiempo dormí?" La duda de hizo presente; al mirar a Shinichi pude notar grandes bolsas de ojeras bajo sus ojos color zafiro y su cuerpo más delgado "¿Se descuido tanto con tal de estar conmigo?".

–K..Ka..Kaito –su voz apenas podía salir, el pelinegro al verme con atención y  cayó en llanto; si antes estaba llorando ahora era peor, se abalanzó a mi pecho sujetándome con fuerza mientras repetía entre sollozos mi nombre.

La incapacidad de movimientos me impedía corresponder su abrazo para tranquilizar su tristeza, limitando me a solo sentir su cálidas lágrimas en mi pecho y sus delgados y temblorosos brazos alrededor de mi cuello.–Ya estoy aquí... Ya no llores –esperé a que el joven en mi pecho se calmará.

–Yo... Pensé que ya no despertaría –dijo con una voz más relajada pero igual de rota, respirando info con la nariz–Tenía miedo –sus abrazos apretaron con más fuerzas su agarré, parecía que cedería al llanto una vez más. No toleraba verlo llorar.

Con las escasa fuerza que tenía, levanté mis brazos en lentos movimientos hasta rodear el cuerpo de Shinichi–Lo siento Shinichi... Por preocuparte tanto –acaricie su cabello hasta que pude sentir que se había relajado, escuché ligeros ronquidos que salían del pelinegro–¿Shinichi? –le giré su cabeza con suavidad sorprendiendo su rostro durmiente, se veía tan relajado; Tan lindo.

Una sonrisa se formó en mi rostro de lo verlo dormír, le dí un tenue beso en su frente–Descansa... Mi querido Detective –.

No podía estar más agusto; estar acostado en aquella cama que se adaptaba perfectamente a mi forma, acurrucado con Shinichi, oliendo su exquisita fragancia que desprendía su cabello color azabache y lo sirve que se sentía al tacto muestras lo acariciaba, y sentir su cálida y lenta respiración en mi pecho era como un cálmate; todo era tan tranquilizante. No tenía sueño pues acababa de despertar después de un largo tiempo; solo me sentía tan jodidamente bien.

El cerrar mis ojos aún podía ver y escuchar a mi padre; aún dolía el ya no verlo pero, al estar así en esta situación con Shinichi; abrazados envueltos en éste cálido momento, el dolor que pude sentir era intercambiando por tal hermosos sentimos. Me sentía reconfortado.

Tomé la decisión correcta.

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Hola con esto se termina esta parte fue mucho más corta que la anterior, lamento no poder alargarlo más :'v, pero se los pienso compensar con el siguiente capítulo que actualizaré lo más pronto posible.

Pero espero y les haya gustado es capítulo.

Hasta la próxima y cuidense mucho 💞

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