Parte 7:"Secuestro (2)"

~Narra Shinichi~

"¿Cuánto ya había pasado?... ¿6 horas?..." No podía enfocar más mis pensamientos, entre el tremendo dolor en mí abdomen, los raspones que ardían en mis codos y rodillas más lo inflado de mis cachetes; no podía creer que estos hombres fueran capaces de golpear sin piedad a un niño. Todo lo que han preguntado es "¿Dónde está Kaito?... ¿Sabes dónde está Pandora?..." Dos preguntas que no respondía y en consecuencia recibía un golpe: ya sean golpes a puño cerrado en el abdomen o cachetadas sin límites de fuerzas; o golpeaban la silla para que mi cuerpo impactará con la dureza del suelo, ya me había perdido entre el dolor, solo anhelaba el momento en el que Kaito me salvara, mirarlo y abrazarlo, tranquilizarme en su dulce regazo.

–Estas tardando... Idiota –susurre entre sollozos. Tirado en el suelo, pues recién habían vuelto a preguntar y como no recibieron respuesta de mi parte patearon la silla una vez más, ya mi frente tenía infinidad de marcas de golpes al caer.

–bien niño ya no tolero tu insolencia –dijo el más joven de ellos levantando me del suelo; volviendo a parar la silla–solo quiero saber dónde se esconde Kaito –.

–si lo supiera... ¿Que te hace pensar que te lo diré? –el hombre solo quedó en silencio, respiró hondo y después con fuerza impacto su puño en mi estómago una vez más, sacándome el aire provocando una tos desenfrenada en un desesperado intento de devolver el aire a su lugar. Que clase de monstruos son ellos, golpeando a un niño "no lo era pero tengo la apariencia de uno", mis ojos ya no resistían el estar abiertos me sentía sumamente mareado y visión borrosa. Adelante a unos metros de mi se encontraba una ventana donde se podía ver claramente la luna, ver esas cortinas grises moverse por la brisa de la noche "Kaito...". Mis ojos empezaron a cerrarse

Una brisa más fuerte que las anteriores mueve con brusquedad aquellas cortinas, el sonido de unos zapatos tocando el suelo acompañado de esa familiar esencia que tan bien conocía–Disculpen la demora... He venido por lo que me pertenece –era su voz, su melodiosa voz.

Era el Kaito: con su traje blanco y sombrero de copa, su silueta contra la luz de la luna, "Imposible!" Era sin dudar el pero, como y cuando volvió a la normalidad.

–Kaito Kid que bueno que llegaste te estábamos esperando –dijo el mayor, comprendiendo que no era mi alucinación, que era Kaito de verdad el había vuelto a la normalidad. Mi cabeza estaba llena de dudas y preguntas.

–mira a tu lindo niño... Lo arreglamos para tí -dijo abrazándome al mismo tiempo que estiraba mi boca y así forzar mi sonrisa–¿No crees que le queda precioso el color rojo de su sangre? –.

Kaito dió un paso a delante escamando a los hombres–no no no~... No de un pasó más o el niño lo paga –dijo sacando una navaja de bolsillo y presionarla contra mi garganta. El mago se detuvo.

No podía ver su expresión pues mantenía la mirada baja y el sombrero ocultaba su rostro–suelten al niño... El no tiene nada que ver en esto –mencionó el joven mago.

–¿Traes lo que te pedimos? –Kaito balanceó su mano una vez apareciendo una joya casi rectangular color azul rey.

–Aquí está... Ahora suelta al niño

–Como se que no es una copia más –dio pasos a atrás hasta estar cerca de la ventana y así reflejar aquella joya contra la luz lunar, dejando ver su centro color carmesí. El hombre al lado de mi arqueo una sonrisa siniestra en su rostro-perfecto...arroja la joya –. Kaito siguió la orden aventando aquella piedra a el más alto de esos dos.

Kaito no me miró todo el tiempo mantuvo su mirada agachada hasta que se vió obligado a levantarla–bien es hora de matar a los testigos –comento el más alto cargando una pistola.

Kaito alzó la mirada con ferocidad–que mal me robaste mi diálogo... yo también iba a decir lo mismo –. Ambos hombres encogieron de hombros ante el lo dicho por el mago: su voz era fría y sumamente raspoza provocando en mi también unos cuantos escalofríos–3... 2... 1... –que contaba?–...0... –al decir cero una capa de humo salido de la explosión proveniente de aquella joya que había aventado, llenando toda la habitación de esa capa de humo.

No podía ver nada solo escuché los golpes y los pasos de Kaito, cuando el humo se dispersó pude notar a los dos hombres tirados en el suelo con múltiples golpes en su cabeza y unos cuantos roces provocando por la pistola de cartas perteneciente a Kaito. El arma que antes tenía aquel tipo ahora estaba en manos del mago.

Kaito caminó a mí dando pasos pesados "¿estaba cansado?" Su cara apenas era visible hasta que estuvo unos centímetros de la mía; note que estaba roja y pequeñas gotas de sudor recorrían sus mejillas, sus manos temblaban al desatar me.

–Estas herido... Mira como te lastimaron –dijo rozando sus guantes por las heridas más notorias, sus pupilas están tan dilatadas pareciera no poder razón.

–Estoy bien... Solo quiero irme

–Te lastimaron -parecía no escucharme mostrando más y más locura en su mirar, temía que hiciera algo que después se arrepienta.

–Kaito vámonos –Kaito se levantó sin escucharme, cargo el arma y la apuntó a uno de los dos hombres botados en el suelo; el más bajo–¿Kai...to? –ese no era Kaito, era muy diferente: su aura tramita terror y su mirada violeta ocasionaba escalofríos en mí "tengo miedo", era la primera vez que le temía a la presencia de Kaito.

Dió el primer disparó dando en el abdomen del más bajó ocasionando que gritara fuertemente de dolor–Kaito basta –apunto el siguiente disparó para el más alto–¡¡Kaito detente!! –empezó a presionar el gatillo–¡¡KAITO POR FAVOR ME ESTAS ASUSTANDO!! –grite lo más que pude deteniendo la acción del mago y por fin me mirará–Kaito por favor... Vámonos tengo miedo –"De que te vuelvas un asesino"por favor... –rogué ya al borde de las lágrimas.

El joven mago guardo el arma sin apartar su mirada del suelo, presionó sus puños hasta temblar–Perdón Shinichi... –se estaba disculpando... Pero... por qué?–Perdón por todo... Por mi culpa te involucre en esto y saliste herido... –movió la mandíbula para seguir hablando para decir algo, sin embargó, no salió nada de su boca-yo... Lo siento –concluyo con una voz casi rompiéndose.

No sabía que decir con exactitud para hacer sentir mejor aquel joven mago, mordiendo mi labio inferior por la impotencia que sentía, camine hasta poder jalar con mis dedos el pantalón del mago–Kaito yo...

–¡¡Rápido los disparos se escucharon por aquí –se escuchó la voz del inspector Megure junto con las ruidosas sirenas de la policía.

–¡¡Mierda!! –exclamó Kaito cargando me de golpe–Es hora de irnos –dijo rodeando me con sus brazos y así saltar por la ventana y salir del lugar con su Aladelta.

Volamos unos minutos y después Kaito se detuvo en el techo de un edificio–lo siento Shinichi pero necesito descansar un poco... –rebuscó en su chaleco blanco hasta sacar mis lentes, se inclinó y con suavidad los coloco en cara con una ligera sonrisa en su rostro–fue una buena idea dejar caer tus lentes y activar el rastreador que está en tu botón –dijo presionando el mismo–era impresionante... Hasta en los peores momentos mi pequeño Detective piensa en una solución –se enderezó de nuevo para así caminar al frente.

Kaito se sentó en el suelo recargando de la pared de la entrada hacía el techo. Se quitó el sombrero de copa y el monacúlo y miro al cielo unos minutos dando profundas respiraciones.

–¿Estás bien? –pregunté preocupado.

El me miró y me dió una sonrisa–estoy bien, sólo... Quiero pedirte un favor –.

–¿Un favor? –dije haciendo eco–¿Cuál?.

Dió dos palmadas en sus muslos–podrías sentarte aquí un rato –trague saliva el pensar que me sentaría en sus piernas, me ponía ansioso.

–yoooo~.

–por favor... Shinichi –su cara de berrinche era algo a lo que no pude negar me.

Suspiré–esta bien –me acerque y me senté dándole la espalda–listo... Contentó.

–mmmhhh... Algo no está bien –me alzó, me dió vuelta y me volvió sentar en sus muslos esta vez de frente–así está mejor –podía sentir mi corazón latir y provocando sensaciones extrañas en mi estómago, poniéndome más y más ansioso.

–e..es.. está posición es algo.

Kaito me abrazo con fuerza rodeando todo mi cuerpo con sus brazos, haciéndome olvidar en todo lo que pensaba o siquiera que fuí golpeado o secuestrado–algo...¿qué? –escuché su voz tan cerca de mi oído, tanto que podía sentir su aliento rozando las puntas de mis orejas, haciendo temblar cada centímetro de mí cuerpo. El sentir nuestros cuerpos tan cerca uno del otro empeoraba mi razonamiento–¿Estás bien?... Estás temblando mucho –"pues aléjate un poco y dejaré de temblar", a este paso me quedaría si fuerza alguna.

–k..Kaito... Suéltame te lo suplico –dije entre jadeos.

Soltó una pequeña risa antes de hablar–esta bien... Te soltaré –dijo separando unos centímetros nuestros cuerpos, sus manos en mis caderas provocaba sensaciones extrañas, anhelando volver a ser abrazado por el mago–¿está mejor? –.

Ya no razonaba nada solo quería ser abrazado por el, quería se besado por el, quería que tomara todo de mi. Kaito rozo mi labio inferior con su pulgar; el toqué de su guante arrastrándose por todo mi labio me ocasionaba una carga eléctrica que recorría todo mi cuerpo. Kaito se acercó lentamente hasta que nuestros labios se encontraba a milímetros, cerré mis ojos esperando el contacto de nuestros labios, sin embargó; en su lugar unos suaves y cálidos labios tocaron mi frente, tomándome de sorpresa abriendo mis ojos de golpe para ver a Kaito con su típica sonrisa burlona.

–¿esperabas un beso en la boca? –mi rubor subía hasta sentir mi cara evaporarse siquiera ascender a la pregunta era una opción–si besará a mi detective en ese estado me sentiría como un total pedófilo –dijo burlonamente

–¡¡Yo no soy un niño!!

–Lo se cariño no eres un niño pero tú apariencia si –"C... ¿Cariño?" Oírlo decirme así me avergonzaba al mismo tiempo que me hacía feliz. El joven mago puso su mano en mi espalda baja acercándonos de nuevo, presionando su abdomen con el mío–se paciente Shinichi... Solo espera a que volvamos a la normalidad te daré todo el amor que quieras –dijo dando infinidad de besos en mi mejilla con tanta dulzura y ternura. –pero antes quiero que me confirmes algo –detuvo sus besos para poner sus dos brazos rodeando mi cintura y así nuestras miradas se conectarán–¿Qué sientes por mí?

–¿Que siento por ti?... –la garganta sentía cerrarse ante esa pregunta.

–Yo amo con todo mi corazón a mi querido Detective –"¿¡Cómo lo puede decir tan fácil!?" Para mí el expresarme es algo casi Imposible, las palabras te quiero, te amo es algo que costaba decir. Un silencio invadió el ambiente, Kaito esperando mi respuesta y yo pensado que decir.

El silencio es roto por un gran suspiro de agobio por parte del joven mago–ya entendí... Tu silencio dice todo, no quiero oír tu rechazó –dijo separándome de su regazo y así el levantarse, ponerse su monacúlo y sombrero de copa–El gran Detective tiene a alguien más –.

Me estaba poniendo en apuros, tenía que aclarar mis sentimientos ante el y no me permitiría perder está oportunidad–¡¡Kaito espera!! –dije corriendo y atrapar en un abrazo su pie izquierdo–no saques conclusiones estúpidas... Así que cállate y escucha lo que tengo que decir –, mire arriba y extendí las manos al mago; queriendo le señalar que me cargará, el mago me cargó hasta ponerme a su nivel. Tragué secó y después puse mis pequeñas manos en cada una de sus mejillas y así chocar nuestras frentes–Yo.. yo -volví a tragar saliva–yo amó... –.

–Shinichi... –fuí interrumpido por el susurro de Kaito; quién empezó a perder el equilibrio, Kaito me bajo lo más rápido que pudo. De rodillas presionando su pecho con mucha fuerza mientras daba fuertes jadeos de dolor eminente.

–¿Kaito que pasa?... –ya no parecía para nada estable su mirada, su cara se volvía pálida hasta que cayó al suelo sin fuerza alguna. Coloqué su cabeza en mi regazo simulando una almohada–¡¡Kaito!!... ¿Qué pasa?... ¿Que tienes? –mi cuerpo entero temblaba del miedo mientras que mi voz se quebraba poco a poco.

Toqué su frente para retirar el cabello de su rostro, quitar el sombrero y su monacúlo; notando la alta fiebre que este tenía, el calor de su aliento que rápidamente expulsaba. Por más que repitiera su nombre no recibía reacción alguna–¿¡Q.Q... Qué debo...hacer!? –.

Entre mis peores pensamientos que pasaban por mi mente; no podía pensar en soluciones pues mi mente se encontraba perdida en lo que pudiera pasar. Sacándome de todo esos un sonido perteneciente a un tono de llamada, el sonido salía por debajo de su chaqueta blanca.

Todavía no entiendo cómo es que pude sostener el teléfono y atender aquella llamada–#Kuroba dónde está Kudo Haibara dice que no han llegado... ¿Todo bien?# –escuche la voz de Hatori.

–Ha.. Hatori

–#¿Kudo?... ¿Que paso? ¿Por qué aún no vuelven? ¿Está Kuroba contigo?

–K..Ka..Kaito... Kaito esta -dije con una voz débil y al borde del llanto.

–#¿¡Qué ocurre!? Me estás asustando ¿¡Le ocurrió algo a Kuroba!? –el tono del moreno se había exaltado.

Mi voz ya no podía salir más; tenía tantas cosas que decir, tenía que pedir ayuda pero mi garganta dolía tanto al igual que mi pecho que se sentía presionando, mis lágrimas ya no pudieron ser retenidas por mucho más tiempo empezando a caer por mis mejillas–#¿¡KUDO!? ¿¡QUE SUCEDE!?# –insistió una vez más el moreno al escuchar mis sollozos.

Tragué saliva dándome un intento de hablar–¡¡Kaito está grave no reacciona por más que le hablé... Su fiebre volvió y está muy pálido –dije entre sollozos–¡¡Hatori por favor ayúdalo no se que tiene no puedo hacer nada por el y a éste paso el va a... El va a...!!

–Kudo cálmate y dime ¿Dónde están?

Respire profundamente para poder explicar el lugar donde me encontraba aunque yo tampoco sabía exactamente dónde diablos estaba. Hatori con mi débil explicación entendió en dónde estaba yo solo me dediqué a esperar su llegada muestras sostenía el cuerpo del mago que poco a poco perdía su calidez y había vuelto a reducir su tamaño; al de un niño pequeño. La píldora había perdido su efecto.

"¿Que haré si algo te paso?... ¿Y si nunca despierta?... Y si... ¿Nunca vuelvo a escucharlo?... No sé que haría sin Kaito... Así que te lo pido no te mueras... Te lo pido", presionaba el cuerpo del más grande con fuerza con múltiples pensamientos en mi mente.

Perdí la noción del tiempo entre plegarias y súplicas de ver los ojos abiertos del mago, o que simplemente hablase; que diera signos de vida.

–¡¡Kudo!! –escuche la voz de Hatori al entrar a la terraza con la respiración agitada; llegó corriendo era notorio. Con el traía una bolsa deportiva de ella sacó la ropa de Kaito–debemos llevarlo con Haibara pero no podemos pasear con su traje de Kid... Así que ayúdame a cambiarlo –explicó el moreno sin hacer contacto visual,–Kudo ayu..¡! –pauso sus rápidos movimientos al verme, noto que mi apariencia era deplorable, no solo eran los múltiples moretones y heridas; si no el hecho de que ya no podía actuar solo temblar y llorar a causa de mi pesimista ser, pensado lo peor. Ya no tenía cabeza para nada.

Hatori se hizo cargo de llevar a Kaito yo solo me limitaba a seguirlo por detrás, al llegar a casa de Agase Haibara actuó rápido llevando a el mago a una habitación para analizar la situación, a mí no me permitieron, el paso dejándome en la sala; sentado en el sofá para esperar noticias, Agase me acerco una taza de café la cual acepté, ya que la necesitaba mi cuerpo pedía cafeína para soportar lo sucedido, el profesor se sentó haciéndome compañía dando leves palmadas el mi espantada diciéndo una sola frase "todo estará bien".

Pasaron unas horas; las horas más tensas y largas de mi vida llenando me de una inmenso sentimiento sofocantes; me sentía que moría. Haibara entro a la sala junto con el moreno con unos gestos que transmitía preocupación. Tenía que preguntar qué pasó con Kaito.

–¿Qué le ocurre?...

Ellos me miraron con una expresión llena de lastima; sabía que no había buenos resultados, el más alto tocó el hombro de la menor dando seña de "yo le digo" se alejó de la menor para acercarse a mí–mira Kudo –se arrodillo y tomo mis manos que se encontraban juntas posando en mis rodillas, miro al suelo y dió un gran suspiro–La píldora temporal que Kaito tomo fue mucho más pesada de lo que llegó a pensar Haibara... –.

–eh?... –presione mis rodillas con más fuerza que antes en un intento por no romper en llanto–K...Kaito está... –.

+No está muerto... –dijo el moreno interrumpido–Su cuerpo está tan cansado que decidió

–no soy un niño Hatori... Hablá claramente puedo entender lo que sea –dije con un esfuerzo de por mostrar valentía.

El moreno tragó saliva–La píldora temporal; el antidoto de APTX, fue mucho para el cuerpo de Kuroba... Dejándolo en estado de coma –estoy seguro de que el moreno explicó algo más después de eso pero, no escuché nada apartir de eso, mi mente se había bloqueado lo único en lo que podía pensar era en Kaito, agaché mi mirada para que nadie viera las lágrimas que empezaron a brotar por mis ojos.–Las posibilidades de que despierte es muy poca... Quiero que entidades Shini... –antes de dejar que terminara de hablar salí corriendo de la casa de Agase sin mirar atrás; quería huir de ahí, alejarme de todo... Quería morir; dejar de existir. Quería olvidar todo.

–¡¡Espera Kudo!! –escuché la voz de Hatori, al llegar a la esquina de la calle el mayor me toma de mis ropas detenido mi pasó–¿¡En qué piensas!?... ¿¡Por qué saliste corriendo!? –el mayor temía que cometiera una locura, y no era para menos, en mi mente pasaban tantas cosas y muchas de ellas como hacerme daño. El moreno me giro bruscamente para mirarme a la cara, dejando al descubierto mi rostro demacrado y lleno de lágrimas–Kudo... Todo estará bien pero quiero que seas paciente.

–¿Paciente?... –dije con tono lleno de sarcasmo–como quieres que sea paciente cuando Kaito está tirado en coma, conectado aparatos para vivír y todo por mi maldita culpa –.

–no es tu culpa.

–¡¡Que si es mi culpa!!... ¡¡Si no hubiera bajado la guardia en ese momento no me hubieran secuestro y así Kaito no hubiera tenido la necesidad de ocupar la píldora temporal!!... ¡¡Si yo no hubiera dejado esa maldita pastilla en ese lugar el no se hubiera transformado en niño!!... ¡¡Todo... TODO es mi maldita culpa!! –.

El mayor frunció el seño dejando a la vista la irritación que le provocaban aquellas palabras que salían de mi boca, tomándome de ambos hombros para que así no apartará mi mirada–¡Escucha Kudo!... Nada de esto es tu culpa, el hecho de que Kaito se tomará por error esa pastilla, que te secuestrará y todos los demás sucesos que se han hecho presentes fueron cosas inesperadas y que no pudiste evitar... La decisión de tomar aquella píldora temporal fue de Kuroba, de nadie más... El sabía todos y cada uno de los riesgos que traía el tomarla y aún así no dudo en tomarla... –.

Cerré mis puños con fuerza–pero... Aún así el la tomo por mí... –

–Bueno si... Créeme ese mago es un Idiota, si el te viera en problemas volvería a tomar la píldora con tal de verte a salvó tomando aquellos riegos por el culo... –.

Esa frase saco una ligera sonrisa muestras tallaba con suavidad mi cara para parar las lágrimas. El moreno acomodó mis lentes que estaban ligeramente chuecos y así continuar a presionar mi nariz con fuerza–¡¡Hatori!! ¿¡Qué haces!? ¡Suéltame no me dejas respirar –.

El mayor me miró algo serio combinado con una tenue sonrisa–Te soltaré cuando dejes de ser tan cabeza hueca... Cómo se te ocurre hacerte daño cuando Kaito lo dió todo con tal de que estuvieras bien... Y me vaz a decir que vaz a hacer lo contrario por lo que Kaito lucho –las palabras que salían del moreno soltaban un gran peso de encima dejándome respirar una vez más. El mayor me soltó la nariz y revoloteo mi cabello–Si quieres hacer algo por Kaito entonces, pasa tus días resolviendo todos tus problemas así, para cuándo el abra los ojos no haya obstáculos y le digas con claridad lo que sientes por el –lo que el dijo volvió a dar esperanzas a mi ser negativo, me lancé al moreno rodeando su cuello en un abrazo, ocultando mi rostro en su hombro–Gracias Hatori –dije entre tenues sollozos, creó que si el no hubiera estado aquí conmigo yo ya estuviera nadando con los peces; muerto por tanta tristeza, arrepentimiento y lamentos. Agradecía tenerlo de amigó.
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Tal como Hatori dijo viví cada día como normalmente los vivía Edogawa Conan, la rutina no cambiaba me levantaba deseando que Kaito se encontrará en la misma cama, partía con dirección a la escuela recordando cada tema al azar que el mago sacaba con naturalidad en el trayecto, tal vez no sea mucho tiempo pero podía ver su silueta durmiente en el asiento como siempre en todas las clases, al salir de la escuela ir directo a la casa de Agase para cuidar a Kaito el resto del día; mirar su cuerpo dormido conectado a esos aparatos que hacían molestos pitidos que me alteraba; todos los días entrar por esa puerta con la esperanza de que el mago estuviera sentado en aquella cama y me sonría al verme. Todo era tan sombrío sin el.

Un mes ya había transcurrido desde tal suceso, Haibara termino mi antidoto y así volví a la normalidad; me despedí de todos como Edogawa Conan para así regresas como Kudo Shinichi, mi vida no tuvo muchos cambios; me levantaba, asistía a clases, esta vez en compañía de Ran y regresaba a casa de Agase a ver el progreso de Kaito; el cual no tenía ningún signo de despertar, ninguna mínima señal, no quería perder las esperanzas de que el despertaría pero, al pasar de los días y las largas noches en vela hacían que aquellas esperanzas se quisieran marchar.

Decidí despejar mi mente, volví a mi trabajo de Detective. Ya el corto tiempo que quedaba lo ocupaba para ayudar a Haibara en la creación del antidoto de Kaito, gracias a eso fue terminado antes de lo previsto; tres meses para ser exacto, está vez como sustancia inyectable. Estaba todo listo, yo entre a la habitación primero preparando el cuerpo de Kaito y después la castaña con la sustancia y una jeringa pequeña de 3ml, yo del lado derecho; agarrando la mano del mago con todas mis fuerzas y Haibara del contrario preparando la inyección–Listo –afirmó la castaña anunciando que ya lo haría.

Tragué saliva y ascendí dando señal de que ya lo haga, la menor lo inyectó por las venas de la muñeca, al ver que el líquido se encontraba en su totalidad en el sistema del mago retiró la aguja–Solo nos queda esperar que funcione y su cuerpo vuelva a su tamaño original –dijo la castaña entre suspiros. Gracias a la inyección el cuerpo de Kaito volvió a su tamaño original pero aún se mantenía en profundo sueño.

La menor de cabello castaño explico que desde este punto el despertar era decisión de Kaito, ya su cuerpo no tenía problemas ya no había algo que lo detuviera a abrir los ojos, sin embargó; ella y yo entendíamos las pocas posibilidades de que esté despertara. Una sensación pesada permanecía en mi pecho; dolía mucho la simple idea de no volver a tener a Kaito de vuelta lastimaba más que cualquier cuchillo, cualquier bala o cualquier corte.

Haibara aporto un tiempo límite, en el cuál si el mago despertaba lo desconectaría para terminar todo; dos meses, y si en ese tiempo no abría los ojos, Kaito no los abriría nunca. Lo entendía; entendía cada una de sus palabras pero no podía renunciar a éste mago, no... No quería dejarlo ir aún "Por favor Kaito... Te lo suplico... Abre los ojos... Despierta". No podía dejarlo ir.
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[2 meses]

El plazo pasó tan lento, fueron los peores meses; no pude concentrarme en lo más mínimo en nada, tanto en la escuela como en mi trabajo, la idea de que el plazo estaba a escasos días de terminar me tenía llenos de temor. Enserio desconectaría a Kaito y no podría hacer nada para enviarlo, eso era lo que me mantenía entre pensamientos ambiguos.

–¡¡KUDO SHINICHI!! –Grito mi maestra sacándome de mi trance, me encontraba en el salón de clases a mitad de una lección–¡¡Si te crees tan inteligente como para ignorar mi clase –señala el pizarrón–¡¡Pasa adelante y resuelve este ejercicio!! –no tenía elección era la maestra y no podía desobedecer; me levanté de mi asiento junto con mi mochila, y me pase al frente resolviendo con suma facilidad ese ejercicio "no era nada complicado" dejando boquiabierta a la maestra y alumnos.

–Lo lamento maestra pero no me siento bien, me retiraré por el día de hoy –dije saliendo de aquel salón sin esperar respuesta. Al salir de la escuela me puse en marcha a ver a Kaito, para cuando llegué Haibara se encontraba haciendo su usual chequeó; por su expresión nada pareció a ver cambiado, Kaito seguía sin dar señal.

La castaña se acercó a mi y me observó con lastima en su mirar–Kudo-kun... –sabía que no eran buenas noticias, su tono de voz la delataba–Ya es hora de que lo desconecté –comentó con pesar.

Me exalte ante tal propuesta, yo sabía que todavía había tiempo–¿¡Qué estupidez estás diciendo!? ¡Todavía falta una semana para que se cumpla el plazo! –la menor presionó tu entrecejo.

–Lo sé pero solo estamos alargando lo inevitable... Tu sabías que las probabilidades eras mínimas, y ahora, es más que obvio que el no despertará –Haibara hizo una pausa; parecía que tenía algo más que decir pues movió sus labios sin decir nada, terminó por suspirar–se que esto es doloroso para ti Kudo-kun pero, ya es hora de que dejes ir a Kuroba... Mantenido conectado a esos aparatos solo estás alargando su sufrimiento... ¿Entiendes?–.

No podía decir nada; sus argumentos eran válidos y concretos no podía pelear contra ella, la menor me miró con tristeza pues entendía lo horrible que es perder a alguien importante, ella paso a un lado mío–Te dejaré un momento a solas –dijo saliendo de la habitación, dejándome en aquel cuarto monótono..

Me acerque a el cuerpo del durmiente con pasos temblorosos, me senté en el borde de la cama y tome con fuerza su mano para así acercarla a mis labios y depositar un suave beso. Mire cada detallé de el, quería memorizar cada marca, lunares, colores y olores como si fuera la primera vez que lo viera. Quería recordar cada detalle de el.

Las lágrimas no se pudieron evitar empezando a brotar de mis ojos sin detenerse, cayendo en las mejillas del mago; no podía procesar el hecho de que está sería la última vez que lo vería y tocaría. –No me abandones... –dije entre lamentos–Kaito por favor... Te lo pido, no me dejes solo –coloqué su mano en mi mejilla y así acurrucarme en ella–Todavía tengo muchas cosas que hacer contigo... Muchas cosas que decir... Todavía no te he dicho que te amo, así que por favor... POR FAVOR no me abandones –dije antes de perder los estribos y llorar a más no poder; mi corazón sentía como lo apretaban hasta romperlo en pedazos, como se comprimía mi pecho asiendo me sentir que ahogaba en mis lágrimas. Morirá de tristeza eso era seguro.

"¿Qué es lo que te mantiene dormido?...".
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~Narra Kaito~

Faltaban escasos minutos para iniciar el espectáculo, me encontraba en el lugar gracias al rastreador impuesto por Shinichi, saqué los lentes para así ponermelos y confirmar una vez más que sea el lugar correcto, una vez verificado guarde los lentes en mis ropas. Revisé el reloj una vez indicándome que solo faltaban 10 segundos para iniciar, baje por una soga que previamente había preparado hasta llegar a una venta de la cual escuché esa voz perteneciente a mi pequeño detective–si lo supiera... ¿Que te hace pensar que te lo diré? –escuche decir de Shinichi seguido de un fuerte golpe al suelo, quise entrar lo más rápido posible pero sabía que mi imprudencia podría poner en riesgo la vida del menor.

Esperé hasta sentir una fuerte brisa que sacudió los cortinas dándome oportunidad de entrar sigilosamente–Disculpen la demora... He venido por lo que me pertenece –mencioné anunciando mi llegada, para si llamar la atención de los más altos y del menor, no alcé la mira, solo alcanzaba ver sus pies; sabía que si veía un solo rasguño en el pequeño enloquecería y terminaría por matar esos dos, y no quería mostrar esa cara a Shinichi. El rostro de un asesino.

–Kaito Kid que bueno que llegaste te estábamos esperando –dijo un no de ellos no exactamente quién, no lo ví.

–mira a tu lindo niño... Lo arreglamos para tí.... ¿No crees que le queda precioso el color rojo de su sangre? –esas palabras me molestaron tanto que no entendía de dónde sacaba la fuerza para mantener el control.

Di dos pasos al frente, los hombres se alarmaron–no no no~... No de un pasó más o el niño lo paga –detuve mi pasó.

–suelten al niño... El no tiene nada que ver en esto –dije en un intento de que lo soltarán.

–¿Traes lo que te pedí? –claramente se refería a Pandora, con sutileza la saqué de mi manga para aparecer la en mi mano derecha y asi mostrarla.

–Aquí está ahora suelta al niño –pedí una vez más

–¿Cómo se que es la auténtica? –preguntó dudoso de mis pruebas.

Di pasos atras hasta topar con la ventana por la cual entre, extendí la joya reflejando la contra la luz lunar; demostrando que era la auténtica.

–Perfecto –dijo con una voz siniestra–Arroja la joya –ordenó, la cual tuve que seguir.

Esperé pacientemente a que soltarán a Shinichi, de lo contrario iniciaría la fuerza bruta, el sonido de un arma siendo cargada alarmó mis oídos haciéndome mirar de reojo–bien es hora de matar a los testigos –declaro el más alto de ambos.

Entendí que ya no había lugar para la paciencia y amabilidad–que mal me robaste mi diálogo... yo también iba a decir lo mismo –dije con rabia. El acto preparando–3... 2... 1... 0 –al llegar al final de la cuenta regresiva aquella supuesta joya había estallado; "No son más que idiotas" ambos hombres no se percataron en el momento que cambie la joya por una réplica explosiva, llenando aquel cuarto con una manta densa de humo. Me moví con rapidez y agilidad golpeando al de menor estatura y dejarlo tirado en el suelo y al más alto quitarle el arma y golpearle con la misma, para cuando ese manto se dispersó ambos hombres se encontraban indefensos; yo había tomado el mando en esta situación.

Calmé la adrenalina del momento dándome la estabilidad de ir y desatar a Shinichi, al tenerlo tan cerca note las múltiples heridas y moretones que esos imbéciles le ocasionaron–Estas herido... Mira como te lastimaron –dije mientras rozaba con cuidado cada rasguño que veía en su linda piel. "Quería matarlos".

–Estoy bien... Solo quiero irme –respondió en pelinegro algo débil.

–Te lastimaron –no podía calmarme, quería que pagarán con la misma moneda lo que le hicieron.

–Kaito vámonos –insistió una vez más el pequeño pero, ya no razonaba; está apunto de hacer lo que menos quería; mostrarle mi parte asesina–¿Kai...to? –pero, que podía hacer ellos se lo habían buscando, ¿no?, lastimaron a la persona más importante de mi vida, el arma que antes quite del más alto la cargue una vez más y apunté en dirección del que parecía más joven.

Disparé sin tirubear, oír su grito de dolor era el mejor pago, apunté al siguiente y empecé a presionar el gatillo–¡¡KAITO POR FAVOR ME ESTAS ASUSTANDO!! –el grito agudo y lleno de miedo por parte de mi pequeño detective me saco de mis pensamientos; devolviendo mi razonamiento, baje el arma y enfoqué mi mí mirar el el pequeño de ojos azules, los cuales estaban a puntos de desbordar una que otra lágrimas, sus labios fruncidos y su miniatura de cuerpo temblando a cada centímetro de el–Kaito por favor... Vámonos tengo miedo –dijo con una voz llena de temor–por favor... –imploró.

Baje mi mirada y mirando ese suelo gris intenté clamar la rabia, rápidamente esas emociones fueron sustituidas por el sentimiento de culpa; había asustado a mi Detective, algo que nunca pensé hacer. Alcé poco la mirada para verlo de reojo–Perdón Shinichi.... –no sabía que decirle para compensar el susto que pude ocasionarte–Perdón por todo... Por mi culpa te involucre en esto y saliste herido... –quería decirle cuánto, pero cuánto lo sentía, cuan culpable me sentía; por todo por meterlo en esto, quería disculparme por todo pero, no sabía que decir con exactitud–yo... Lo siento –.

El de ojos azules solo me miró con una expresión indescriptible, no sabía con exactitud si me odiaba, me temía o estaba sorprendido, no lo sé, tal vez simple este sorprendido; a el nunca le había mostrado esta cara, siempre procure estar tranquilo y nuca mostrar emociones negativas que pudieran asustarlo.

–Kaito yo...  –las ruidosas sirenas y los altos pasos pertenecientes a la policía interrumpieron el momento.

—¡¡Rápido los disparos se escucharon por aquí!! –exclamó uno de ellos; claramente era la voz del Inspector Megure.

–¡¡Mierda!! –salió de mi boca en automático al oír esa voz–Es hora de irnos –dije cargando a el pequeño como una princesa y salir huyendo del lugar por el cielo. La fresca brisa de esa noche era helada, o tal vez era la aparente fiebre que crecía en mi interior la que me hacía alucinar, fuertes punzadas empezaron a doler en mi pecho ocasionando me una respiración agitada y muy pesada, hice todo lo posible por no alarmar a el pequeño en brazos; soportando cada dolor que producía mi cuerpo, obligando a mi respiración a ser normal, llegando a un punto en el que ya no pude soportar, mire el edificio más cercano, adecuado para descansar por un momento,–lo siento Shinichi pero necesito descansar un poco... –dije descendiendo al techo, al tocar el piso con cuidado baje a Shinichi, tocando con las puntas de mis dedos mi pecho pude sentir algo ahí, "¿Qué es?" Empezé a buscar que era eso, al sacar el objetivo recordé que es lo que había guardado; eran los lentes de mi Detective que antes había guardado.

Me incliné para colocarle aquellas gafas redondas a el pequeño del frente–fue una buena idea dejar caer tus lentes y activar el rastreador que está en tu botón –presione con ligereza el segundo botón dorado de su usual traje azul–era impresionante... –lo alabe–Hasta en los peores momentos mi pequeño Detective piensa en una solución –esa fue una de las razones por la cual lo empecé a mirar; antes de conocerlo, usualmente me burlaba tanto de los inspectores como de los detectives que se me cruzan en cada atracó, y a decir verdad Shinichi fue el primero que fue capaz de hacerme frente en los atracos, sin importar que tan preparado estará el siempre pensaba en una solución rápido, Shinichi había despertado algo que ningún otro pudo despertar; un interés inhumano por el chico. Me había vuelto loco por el si darme cuenta, descubrí este sentimiento cuándo lo volví a ver después de retirarme como Kid, me acerque a el con el pretexto de ser amigos, cuando mi objetivo era ser más que eso.

Entre esos pensamientos pasé un lado de el para sentarme en una de las paredes de la entrada–¿Estás bien? –preguntó Shinichi claramente preocupado, lo miré unos segundos; su rostro con delgadas cejas fruncidas al igual que sus labios color rosado y sus enormes ojos azules totalmente abiertos; todo en el mostraba suma preocupación, sonreí forzosamente para transmitir algo de paz–estoy bien –contesté para calmarlo. Una idea paso por mi mente–Solo... ¿Puedo pedirte un favor? –no sabía si cedería a mi petición pero, tenía que intentarlo.

–¿Un favor?... ¿Cuál?

Di dos toques en mis muslos–podrías sentarte aquí un rato –pude note como la cara de Shinichi se enrojeció por la petición.

–Yooo~... –dijo rodando esos zafiros que tiene por ojos.

–Por favor Shinichi –insistí una vez más con un tono más capricho de lo usual.

El pelinegro frunció los labios haciendo un sonido lastimero de queja; sabía que tardaría en ceder–esta bien –lo logré, Shinichi camino de manera temblorosa hacía mí, se sentó dándome la espalda tratando de ocultar su avergonzado rostro, solo podía ver la punta de sus orejas color rojo vivo–Listo... ¿Contento? –cuestionó algo molestó.

–mmmhhh... Algo no está bien –quería molestarlo un poco más; lo levanté para volver a acomodarlo y que está vez estuviera sentado mirando mi cara–así está mejor –los ojos en blanco, su rostro completamente rojo y su pequeño cuerpo tembloroso; todo me decía que estaba nervioso, era tan conciente de mi como yo lo era de el.

-e..es.. está posición es algo –dijo entre pequeños jadeos.

Lo abracé poniendo mi cara en su hombro–¿Algo qué? –el cuerpo del Shinichi comenzó a temblar como gelatina–¿Estás bien?... Estás temblando mucho –esas simples palabras hicieron que leves pero notables sonidos lastimeros saliendo de la boca del menor "mierda su voz", se escuchaba más chillona de lo usual con ello más sumisa, tenía que ocultar mis intenciones obscuras y evitar que mi entrepierna se endureciera “Piensa en otra cosa... ¡Ya se!... Piensa en pescados pescados en peces... ¡¡Aaahhh!!!.. es suficiente ya no pienses en peces... No pienses en peces”.

–k..Kaito... Suéltame te lo suplico –escuché decir de Shinichi con una voz entrecortada, sus uñas se clavaban en mis hombros; claramente no quería que lo soltará, pero su parte sensata sabía que terminaría mal si seguíamos pegados; yo también sabía éso.

–Esta bien... Te soltaré –lo alejé dándonos espació para darme cuenta de la cara que Shinichi hacía: sus ojos perdidos en mi, sus mejillas regordetas color carmesí más hinchadas de lo normal, y una boquita de labio partido un poco abierta de dónde salían pequeños jadeos. A pensar de estar lastimado no dejaba de perder su lindura.

Me deje llevar por mis instintos acercando mi mano y rozar sus labios rosados con suavidad, tal vez Shinichi no era consiente de sus propias acciones pero el se estaba insinuando; inclinándose más al frente mientras más acariciaba. Acerqué nuestros labios al punto de rozar, Shinichi cerro los ojos con fuerza esperando con ansías aquel toqué de nuestros labios, sin embargó; no pude, sabía que si lo llegaba a besar en tal situación haría cosas impensables de las cuales me arrepentiría, cosas infames, no podía permitirse tal cosa; el aún mantenía un pequeño cuerpo que parecía tal frágil y dulce, mí conciencia no lo permitía. Esperaría hasta que su cuerpo se agrandará.

Tragué saliva retenido todos los deseos he impulsos que se apoderaba de mí, el beso que antes iba a ser en los labios lo deposité en su pequeña frente, tomándolo por sorpresa: encogió los hombros dando un diminuto salto asia  atrás, su rostro anonadado mientras cubría con su corta mano el lugar donde lo besé, esa acción arqueó una sonrisa en mi rostro.

–¿Esperabas un beso en la boca? –dije un poco burlón–Si besará a mi Detective en esa condición me sentiría un total pedófilo –.

Shinichi frunció el seño irritado; sabía lo mucho que odiaba el ser tratado como un infante–¡¡Yo no soy un niño!! –grito en un intento de evitar sacar el vapor de su avergonzada imaginación.

–Lo se cariño no eres un niño pero tú apariencia si –Shinichi solo me miraba con esos ojos brillantes y llenos de ilusión–se paciente Shinichi... Solo espera a que volvamos a la normalidad te daré todo el amor que quieras –una promesa que por supuesto cumpliría–pero antes tenía que saber algo–Pero antes dime... ¿Qué sientes por mí? –no me importaba si era un “Si” o un “No” solo quería saber, aunque preferiría que fuera la primera. Me comía aquella duda.

–¿Que siento por ti?... –dijo haciendo eco, mirándome con los ojos en blanco meditando su repuesta.

–Yo amo con todo mi corazón a mi querido Detective –expresé incitando a Shinichi a hablar. Pasaron minutos y no había respuesta del pequeño, no quería precipitarme pero tenía que presionar a Shinichi ahora o hallaría la forma de evadir la pregunta, suspiré–ya entendí... Tu silencio dice todo, no quiero oír tu rechazó...El gran Detective tiene a alguien más –dije separando al menor y sus ponerme de pie, dirigiendo me al borde del edificio fingiendo mi huída.

–¡¡Kaito espera!! –al darme vuelta solo logré ver al menor abrazando con fuerza mi pierna; intentaba detenerme–no saques conclusiones estúpidas... Así que cállate y escucha lo que tengo que decir -dijo haciendo pucheros, alzó la mirada y levantó los brazos “¿Quiere que lo cargué?”, se veía tan lindo al pedirlo que no tardé ni un segundo el levantarlo, el menor tragó saliva–Yo.. yo –empezó a tartamudear–yo amó... –.

–Shinichi... –los malestares de hace un momento volvieron mucho más fuerte que antes, mis oídos empezaron a zunbar impidiendo que terminara de escuchar la confesión del pequeño. Baje a Shinichi con las pocas fuerzas que me quedaban, me arrodillé presionando mi pecho por el intenso dolor que me provocaba ese lugar, no sabía si eran mis pulmones o mi corazón el que dolía; el dolor era tan fuerte que se extendía en todo mi pecho, complicando me el respirar, el dolor terminó por botarme en el suelo frío.

Las pequeñas manos de Shinichi me acomodaron en su regazo dejándome ver de manera borrosa sus facciones y el hecho de que estaba llorando, acariciando mi frente mientras me llamaba de manera insistente. Mis párpados se sentían cada vez más pesados “estoy muriendo”. Me alegra saber que lo último que veré es su bello rostro antes de morir “Lo siento Shinichi... No podré estar más tiempo contigo... Adiós Shinichi”.

Mi ojos al fin se cerraron, dejándome ver un manto negro hasta perder la conciencia.
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–¡¡SHINICHI!! –Me desperté de golpe con la respiración muy alterada, una sábana azúl cielo me cubría en aquella cama que tan bien conocía “mi... mi cuarto?”, no lograba recordar cómo llegué ahí. No lograba recordar nada antes de despertar.

–¿Qué hago aquí? –las dudas me invadieron se supone que yo estaba, “Espera!... ¿Dónde estaba?”, no lograba recordar nada, sabía que olvidaba algo importante pero no sabía que. Lograba recordar mi nombre y mi pasado hasta cierto punto.

La puerta se abre de manera inesperada dejando resonar el estruendo de la misma por toda la habitación–¿¡Qué pasá hijo!? –un hombre que tan bien recordaba entro espantado, ver su rostro me pasmo dándome el impulsó de ir a abrazarlo entre un mar de lágrimas.

–Papá...

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Aquí está el siguiente capítulo (~ ̄³ ̄)~.

Espero y les haya gustado tanto como a mí en escribirlo. Les mando un abrazo y les deseó suerte.

Hasta la próxima ヘ( ̄ω ̄ヘ).

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