Namjoon se despertó primero debido a que sintió unas manitas jugar con su cara, Jinnie la arreglaba de un modo y luego se reía.

Abrió los ojos despacio y fingió que mordería sus manitas haciendo que soltara un grito de sorpresa seguido de risas.

— ¿Qué haces, bebé? ¿Disfrutas hacerme ver feo? – preguntó haciéndole cosquillas.

— No... Nooo... – decía sin poder contestar por la risa.

Una vez que Namjoon paró recibió un beso en ambas mejillas y en la frente.

— Pensé que seguirías durmiendo otro rato, corazón – dijo su cuidador sonriendo.

— Teno hambe... – confesó ella.

Era lógico, tener sexo también daba hambre y ella había dormido toda la noche sin pedir algo.

— Ven, bebé. Vamos a darte un biberón calientito – declaró Nam haciéndola emocionarse.

Jinnie había tomado su mano para seguirlo con pasos despacitos, no era tan pequeña como para no caminar pero tampoco tenía mucho equilibrio.

Namjoon la sentó para preparar su biberón pero la pequeña se paró de inmediato para ir a su lado y abrazarlo.

— Pequeña... No puedo hacer las cosas si no me dejas moverme – intentó explicar él.

— Pero... No quiero tar lejos de ti... – contestó su pequeña con un pucherito.

— Estoy literalmente a solo unos pasitos de ti, Misi – intentó persuadirla pero parecía que iba a llorar en cualquier momento — De acuerdo... –

Decidió que lo mejor era acomodarla de tal forma en la que pudiera moverse, así que la cargó poniéndola en su lado izquierdo.

Jinnie se agarró fuertemente a él para facilitarle un poco las cosas y se recostó en su hombro.

Posteriormente la sentó en sus piernas para que tomara su leche, pero parecía que aquel día ni siquiera eso quería hacer solita. Solo había abierto la boquita para que Namjoon la alimentara.

— Hoy andas muy necesitada de mimitos, ¿eh? – dijo él bromeando antes de darle el biberón.

Jinnie no respondió, no quería hacerlo quería que siguiera consintiendola así como estaba haciendo.

Comenzó a beber su leche hasta que Namjoon le alejó su biberón, hizo un puchero enojada.

— No tomes tan rápido, amor... No quiero que te duela la pancita – le explicó Namjoon intentando no reírse de aquella carita de enojada que le estaba dando.

Jinnie asintió con la cabeza y volvió a tomar su leche ahora más despacito.

Se le estaban volviendo a cerrar los ojitos mientras la lechita se iba acabando y Namjoon no ayudaba mucho porque comenzó a mecerse  y cantarle una canción.

Hoseok fue el primero en encontrarse con aquella escena quedándose completamente congelado.

— Me... Me hacen... extrañar a Yeonnie... – dijo a punto de comenzar a llorar.

— No, no Seokie... Ven ¿quieres que le llamemos?– preguntó Namjoon, lo último que quería era que él llorara.

Hobi asintió con la cabeza, decidieron hacer una videollamada con aquel chico, quién no dudó ni un segundo en contestar.

Yeonjun sabía que una videollamada significaba hablar con su niño.

— Seokie, bonito ¿cómo estás? – preguntó de inmediato.

— Te estaño, Yeonnie... Veñ – pidió el pequeño haciendo pucheros tiernos a los cuales Yeonjun no se resistía nunca.

— Haré todo lo posible por ir, pequeño
Pero no lo tengo tan seguro... – admitió

Hoseok estaba a punto de llorar, quería que aquello fuese un sí sin dudas.

— No, por favor no llores. Se un buen niño con los chicos, diles a Tae y Kook que te cuiden bien en lo que yo llego ¿sí? – dijo Yeonjun.

Hobi asintió con la cabeza aún no muy convencido.

Se despidieron lanzando un besito y colgaron.

Namjoon cargó a, la aún dormida, Jinnie de un lado y tomó la manita de Seokie en la otra llevándolo hasta el cuarto de aquellos chicos.

Lo primero que encontraron fueron a aquel par completamente dormidos, estaban abrazados sin querer dejarse ir mutuamente.

Namjoon ayudo con mucho trabajo a subir a Seokie, quién se puso entre ambos chicos despertándolos.

— Les traje a su niño – anuncio Namjoon.

— Primero no me dejaste dormir y ahora me traes un monstruito... – se quejó Taehyung.

— No puedo decir mucho de anoche pero no voy a pedir disculpas – rió el líder — Y el monstruito se los encarga Yeonjun hasta que él pueda venir –

— Oy, ¿y la tuya por qué duerme? No es justo – dijo ahora Jungkook con intención de despertarla.

— Déjala, está cansada – contestó Nam ahora un poco protector.

— Y cómo no va a estar cansada... – se mofó Tae.

— Los dos... Callense antes de que los golpee – advirtió, no podía dejar que siguieran hablando sobre un tema para adultos con dos pequeños presentes.

Jimin no tardó mucho en despertar también con su pequeño en brazos.

Aquellos días eran los más difíciles, pues normalmente los niños terminaban peleando o haciendo mucho ruido y ese día no sería la excepción.

Una vez que Jinnie despertó no dejó ir para nada a Namjoon y no dejaba que ningún otro pequeño se le acercara ni que la alejaran de él.

A pesar de que el líder intentó hablar con ella al respecto no podía hacer entrar en razón.

Cuando Yeonjun llegó en la tarde, pudieron estar un poco más calmados. Hasta que Jinnie golpeó a Seokie por querer abrazar a Namjoon.

Yeonjun había sido, quién se volvió valiente y puso a la pequeña en la esquina.

— Te vas a quedar aquí diez minutos, sonará la alarma y luego voy a venir con Seokie para que le pidas perdón ¿de acuerdo? – instruyó el chico.

No podían creer que el menor tuviera más fuerza para hacer eso que ellos.

— No es como que me agrade hacerlo... Pero Kai también es muy difícil de controlar y he tenido que aprender a no dejar pasar esas cosas – explicó él en cuanto le preguntaron.

Ahora tenía sentido, tal vez podrían implementar aquello.

Una vez que sonó la alarma Yeonjun fue con el pequeño en mano y Jinnie pidió disculpas para después darle un abrazo y un besito a su hermanito.

Regresó al regazo de su Daddy y lo abrazó.

— Te amo mucho, Daddy... No quiero que veas a nadie más... – dijo ella abrazándolo con ojos llorosos.

— Ay, cariño... Si eres la única que puedo ver – le contestó haciendo que sus naricitas se frotaran para un besito de esquimal — No importa si también cuido de tus hermanitos, tu siempre serás mi princesa –

Aquello aún no convencía bien a Jinnie pero asintió, si ella era su número uno no había problema.