25.
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Le fue divertido encontrarse con rostros pasados, le alegró saber de sus ex compañeros y ver qué le había ido bien en la vida. A todos les había ido bien, y siendose sincero, a él le había ido de maravilla. Tenía un buen trabajo, un sueldo más que decente, una hija preciosa que lo amaba a pesar de todo y… a Jimin. Su vida era buena.
Ahora es que se daba cuenta que la vida era buena, veía a su alrededor y estaba agradecido, aunque le faltará alguien. Agradecía a la vida por haber conocido a Naeun y por haberle entregado una hija preciosa.
Por más cursi que suene, salió al balcón y miro a las estrellas, agradeció a Dios por haber puesto a Naeun en su camino, le agradeció por los años a su lado y el amor que sintió en sus brazos, le agradeció a Naeun por ser parte de su vida. Y aunque la extrañe hasta el día que muera, se resignó a verla en las estrellas y esperar un saludo suyo en un cometa.
La vida había mejorado porque se puso a ver los detalles que formaban la suya, desde los juguetes de Hayoung hasta las pecas de la nariz de Jimin.
En su felicidad inmensa se embriagó con mucho vino, cantó abrazado de sus ex compañeros y bailó con algunas de sus ex compañeras, comió y se cayó, río y se calmó.
Tomó su celular saliendo al balcón, siguiendo sus deseos y marcó al número que le acompañaba en las madrugadas. Jimin le contestó después del segundo tono.
“¿Hola?”
“Buenas noches.” Respondió Jungkook sonriendo.
“Buenas noches, señor Jeon.”
“¿Por qué no me tuteas? ¿Ah? Hablamos hace más de medio año.”
“No lo sé, usted es mayor que yo y le debo respeto, ¿no?”
“Pero somos cercanos, deberíamos poder hablarnos de ‘tu’, yo quiero hacerlo, quiero que me llames por mi nombre.” Sonrío peinando sus cabellos, el calor de estar ebrio le estaba enrojeciendo la cara y también hablar con Jimin.
“Bien, Jungkook.” Escucho una risita, sonrío por aquello. “¿Qué pasa? ¿Por qué me llamaste?”
“Solo quería saber de ti, escuchar tu voz.” Dijo sinceramente.
Estaba enamorado, lo sabía al sentir aquella sonrisa en su rostro y el calor en su pecho. Se había enamorado y se sentía feliz.
“...Yo también quería escuchar tu voz.” Le respondió de vuelta, haciendo a Jungkook el hombre más dichoso del planeta. “¿Cómo está tu reunión?”
“Pues—” El mismo se interrumpió al tropezarse con sus pies y caer al piso. Era un ebrio impulsivo, impulsivo y feliz.
“¿Qué pasó? ¿Estás bien?” Pregunto Jimin alarmado, el golpe había sonado muy fuerte.
“Si, si, solo estoy muy ebrio.” Se rió levantándose del piso y frotando sus rodillas, habría un moretón enorme por su caída.
“¿Puedes irte solo? Ese golpe sonó muy mal, ¿no quieres que pase por ti?”
Jungkook no estaba tan ebrio, podía irse y llegar en una sola pieza, pero la oferta de Jimin sonaba muy bien, sobre todo ahora que necesitaba verlo. Así que fingiría estar intoxicado con alcohol.
“Pues ahora que lo mencionas.” Arrastró cada palabra y termino riendo, fingiendo estar muy ebrio. “No sería mala idea que vengas por mí.”
“¿Puedes mandarme tu ubicación? Así pasó con un taxi.”
“Bueno, bueno.” Fue a su chat y se lo envío. “Te espero.”
“Voy.”
“Cuídate.” Le dijo antes de que Jimin le colgara.
Siempre le repetiría que resguarde su integridad, no sabría qué sucedería con él si algo malo le llegará a pasar a Jimin, enloquecería, probablemente.
No pasó ni media hora y Jimin ya lo esperaba con un taxi, lo fue a buscar al salón donde había sido su reunión y lo tomó del brazo para que caminen juntos, Jungkook aprovechó su supuesto estado y lo tomó de la mano. Ambos se sonrojaron por la acción y siguieron pegados lado a lado.
“Espera.” Dijo Jungkook deteniendo el paso.
“¿Qué pasa?” Frunció el ceño preocupado.
“Gracias por venir por mi.” Sonrío llevando su mano hacia la mejilla de Jimin, le acaricio y como acto siguiente lo abrazo, lo sostuvo en sus brazos siendo correspondido y aquel aroma familiar llegó a sus fosas nasales.
¿Por qué ahora? Se preguntó.
El aroma familiar se impregnaba en la piel de Jimin como si la loción hubiese sido hecha solo para él. Inhaló su aroma y lo abrazó aún más fuerte.
Dos de las personas de las que se había enamorado olían igual, se podría volver loco por aquello.
Porque Jimin no era Naeun. Y Naeun no era Jimin. No eran la misma persona a pesar de provocar el mismo palpitar en su pecho, a pesar de oler de la misma forma.
¿Pero por qué eso no lo entendía su cabeza? Él no trataba de reemplazar a su difunta esposa, tal vez en el comienzo, pero ahora no, porque nadie podría hacerlo. Los amores son distintos, su amor por Jimin era diferente; nuevo y arrebatante.
La nostalgia le hizo abrazarlo más fuerte, así su cabeza entendería que era Jimin, su nuevo corazón.
“Es hora de irnos …” Posiblemente había incomodado a Jimin por sus batallas internas. Asintió y volvió a tomarlo de la mano.
En el taxi ambos se quedaron en silencio, cada uno viendo por sus ventanas aún sosteniendo sus manos y con el sonrojo sobre sus mejillas. Jungkook tornó su rostro hacia Jimin, la luz nocturna le perfilaba muy bien, lo hacía ver como un ser mágico, como un hada.
Era imposible no tener el corazón palpitando al cien por ciento. Siguió sus impulsos y con la mano que le había acariciado antes, volvió a tomarlo del rostro para que le mirara, acarició su mentón y le sonrió. Finalmente, besándolo en los labios mientras las estrellas y un cometa miraban.
Jimin se sorprendió por el beso, claro, no era algo que imaginaba más allá de sus sueños, pero ahí estaban, compartiendo aquel momento íntimo mientras sostenían la mano del otro y la luna les sonreía.
En el manto que el cometa extendió para ambos, sus labios danzaron un vals inventado por ambos, tierno y apasionado, algo tosco en medio. Un beso suyo, solo suyo, con mejillas rojas y manos sudorosas.
La noche que cambiaría por siempre el rumbo de su amor y de sus vidas.
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