20.
Después de haber pasado dos horas frente al espejo acomodando su cabello y logrando un aspecto angelical sobre sus ojos, se sintió muy frustrado tras haber esperado una hora por su cita. Lo habían plantado, había hecho todo para verse muy bien y lo habían plantado. Sinceramente, quería gritar y patear algunas mesas, hacer un berrinche por el tiempo perdido.
No lo hizo, solo continuó tomando su americano y pensando que las citas eran una pérdida de tiempo. Quisiera que las cosas fueran fáciles, como en alguna película, solo toparse con su alma gemela y ya; sentir esa conexión instantánea. Pero no, en su lugar tenía que perder el tiempo con hombres nefastos, tal vez el amor no era para él.
Suspiro, tomó su teléfono y eliminó la aplicación de citas, se rió por su ingenuidad.
¿Quien diablos trata de conseguir algo romántico en grindr? Pensó.
Su desesperación por olvidarse de cierto hombre lo había llevado a ser completamente ingenuo. Le daba risa, quería arrancarse los cabellos; una vez más pensaba en el señor Jeon.
Y como si la vida se burlara aún más de él, al levantar la cabeza para ver a la dirección de la campanita que anuncia nuevos clientes, lo vio a él. Llevaba una chalina café, un abrigo hasta sus rodillas y una cara seria y pensativa.
Quiso esconderse debajo de la mesa, se sentía humillado y nervioso, sumando a su mala suerte, el hombre lo vio desde su lugar.
Lo mismo pasaba en el interior de Jungkook, al ver a Jimin en la lejanía se sintió tan nervioso que quiso esconderse cual avestruz. Pero fingió que no, actuó sereno y le sonrío como saludo.
Nunca imaginó que comprar pan de la cafetería favorita de su madre le podría llevar de frente al hombre que causaba mil sentimientos en su interior. El destino, dirían algunos. O solo simples coincidencias de almas que necesitan entrelazarse.
Tras comprar el pan que había prometido para el té, Jungkook se acercó a la mesa de Jimin quien miraba a la ventana mientras sostenía su taza de café.
“Buenas tardes.” Saludo parándose al lado de su silla. “¿Tomando una taza de café solo?”
“Buenas tardes, señor Jeon.” Saludo nervioso, disimulando con el sorbo a su taza. “No estaba en mis planes, pero si, tomando café solo.”
“¿Puedo acompañarlo?” Dijo sin pensar, ni siquiera le gustaba el café de esa cafetería. “Se me antojo un té y como usted está aquí…”
“Claro.” Asintió señalando la silla frente a él, grave error, tendría que estar viendo los ojos redondos e hipnotizantes del hombre que había permanecido en su mente.
“¿Y… cómo es que se animó a este café?”
“Iba a tener una cita, pero él me plantó.” Se encogió de hombros y trató de lucir lo más calmado, ocultando que quería hacer un berrinche por el tiempo perdido. “Solamente dejó de responder mis mensajes y me bloqueó, ¿quien hace eso? Me hizo perder el tiempo.”
Él. Se repitió en su cabeza. A Jimin también le interesaban los hombres, le dio tranquilidad y una sensación amarga. Estaba aquí porque tendría una cita, se sentía celoso.
“¿Le incomoda que me gusten los hombres?” Pregunto, lo creyó por el silencio de Jungkook.
“No, no.” Se apresuró a decir. No quería que Jimin pensará aún peor de él. “No me importa, solo se me hace…”
“¿Qué?”
“Tonto, ¿cómo es que alguien podría dejarlo plantado?” Le había coqueteando y no se había dado cuenta.
Las mejillas de Jimin estaban rojas, tuvo que retirar la mirada y perderse en la ventana de enfrente. Nunca debió de venir a esta cafetería.
“¿Cómo está Hayoung?” Pregunto para terminar el silencio.
“Ella está bien, la deje tomando su siesta, seguro ya despertará para que hagamos su maratón de caricaturas.” Respondió con una sonrisa. “Trato de recompensar el tiempo perdido a su lado, espero estar haciendo bien.”
Jimin lo miró, recordó su disgusto por el hombre a su frente, quiso indagar un poco en el abandono que tuvo con su hija.
“¿Por qué lo dice?”
“Deje mucho tiempo a Hayoung sola.” Se detuvo para recibir la taza de té que se había pedido, le sonrío a la camarera de forma encantadora y para Jimin se le hizo imposible no perderse en el paisaje. Volvió a hablar. “Mi luto hizo que me alejara de todos, incluso de mi hija.”
Nunca lo había pensado de esa forma, nunca había pensado que el dolor de perder a una esposa fuera tan grande que pudiese romper tanto a un hombre; siempre había visto a Jungkook como un hombre vil y no como un hombre que había perdido absolutamente todo.
“Lo siento mucho.” Dijo.
Jungkook solo asintió bebiendo de su té. “Dígame, ¿cómo es que descubrió su pasión por enseñar?”
“Al principio quise ser maestro de secundaria, pero en mis prácticas me enamoré de la educación preescolar, los niños pequeños son simplemente encantadores.” Sonrío de una forma tan pura que hizo que el corazón de Jungkook saltará. “Me enamoré de este ambiente y decidí dedicar mi vida al pre escolar, es algo difícil, pero daría todo por mis niños.”
“Que maravilla que mi hija tenga un maestro tan dedicado, que lindo de su parte.” Dijo sonriendo encantado, le gustaba ver la pasión en los ojos de alguien.
“¿Y usted? ¿A qué se dedica?”
“Soy piloto, ahora mismo tomé las vacaciones que me debían y estoy descansando al lado de mi hija.”
“Piloto.” Elevó las cejas en sorpresa. “¿Y por qué piloto?”
“Solo un día me levanté con las ganas de volar y ya.” Rió. “Uno se siente libre entre las nubes muy lejos de la tierra, se siente ligero volando de un lado para otro. Pero a veces se extraña el hogar, es algo difícil.”
“Debe serlo.” Hizo una mueca pensando en Hayoung, ella tendría que volver a separarse de su padre cuando volviese a sus labores.
Una vez más se quedaron en silencio, ambos bebiendo lo que sobraba de sus tazas, Jimin observaba disimuladamente a Jungkook y noto algo que le dio ternura. Él y su hija sostenían la taza de la misma forma.
“Hayoung también sostiene su taza como usted.” Señaló. “Son muy parecidos, ¿se lo han dicho?”
“No.” Negó con la cabeza. “Hayoung se parece a su mamá.”
“Oh.” Dijo. “¿Cómo era ella?” Fue imprudente, pero quería saberlo, la curiosidad le mataba.
“Era hermosa y una muy buena persona.” Fue lo único que dijo, en sus ojos se notó el dolor y el amor.
Por alguna razón, Jimin sintió un retortijón en su estómago al notar ese amor que aún vivía en los ojos de Jungkook por su difunta esposa. Fue extraño.
“Gracias por acompañarme.” Dijo Jimin al ver que ambos habían terminado con su orden.
“No tiene porqué agradecer, acá hacen unos buenos cafés.” Mintió, odiaba el café del lugar.
“Pero usted se pidió un té.” Rió cubriéndose la boca.
“Tenía ganas de té.” Le siguió con la risa. Para no sonrojarse al verse con Jimin, pidió la cuenta y espero que la camarera se la traiga.
Jimin miro la factura y comenzó a buscar en su billetera el cambio exacto, pero Jungkook se lo impidió al dar su tarjeta para pagar.
“No puedo permitirlo.” Dijo Jimin.
“Yo invito.” Dijo Jungkook. “Me ofenderá si no acepta.”
“Bien, pero a la próxima pagaré yo.”
A la próxima. Ambos pensaron.
Jungkook solo asintió sonriendo. Tomaron sus cosas y juntos salieron de la cafetería.
En mucho tiempo no había sentido la calidez que sintió mientras acompañaba a Jimin, se ilusionó al sentir aquella familiaridad que no sintió en mucho. Quiso que la conversación se alargara un poco más.
“¿No se irá en taxi?” Pregunto Jimin sentándose en la parada del bus.
“Tengo que comprar otras cosas para mi mamá, el bus me dejará cerca.” Mintió. Tendría que caminar mínimo unas dos cuadras para llegar a la casa de sus papás desde la parada, pero no le importaba, con tal de seguir conversando con Jimin.
El bus llegó por ellos, como era una hora tranquila y ligera este estaba vacío. Jimin y Jungkook se sentaron juntos, esperaron para romper el silencio y una vez más usaron el corto tiempo para conocerse un poco mejor.
En pocos minutos conocieron sus canciones favoritas, sus disgustos y sus planes para el fin de semana, lastimosamente aquello tuvo que terminar en la parada de Jungkook. Podría seguir en el bus pero su hija lo esperaba, así que se despidió de Jimin.
“Nos vemos luego, Jimin.” Le sonrío.
“Nos vemos luego, señor Jeon.” Devolvió la sonrisa y ondeó su mano en forma de despedida.
La nueva costumbre de volver a encontrar sus miradas a la distancia no se perdió, cuando Jungkook se bajó del bus sus ojos se conectaron con los de Jimin por última vez.
Sintiendo aquel bombeo fuerte en su corazón, sintiéndose… enamorado.
Todo el camino hacia la casa de sus padres pensó en la corta tarde al lado de Jimin, sonrío todo el trayecto esperando que una vez más pudieran repetir aquello. No fue el único que deseo aquello.
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