Capitulo 4
SAMUEL GALLARDO
No pude dormir en toda la noche pensando en Andrea. Sus deliciosos e inocentes besos me dejaron loco. Quería follarla, pero tuve que tomar todo el autocontrol que Beatríz me enseño para no cometer un error. Andrea es hermosa e inocente... Una niña aún, muy distinta a Beatríz.
¡Mierda Beatríz! Ella debe estar furiosa porque no fui a la sesión que ibamos a tener en su cuarto. Maldita sea, Beatríz esta cada vez más dura con sus castigos.
Decido salir a correr. Un poco de ejercicio me ayudará aclarar mi mente.
Mientras corro por Seattle, pienso en Andrea no logro sacarla de mi cabeza ¿Que me hizo esa niña inocente que no puedo dejar de pensar en ella?.
Regreso a casa, aún es muy temprano.
—Buenos días hermanito —aparece Flavio, me sorprende verlo levantado tan temprano ¿Sera que ha dormido con alguien en su cama? O tal vez no durmió en casa.
—Buenos días Flavio— respondo.
—Es idea mía ¿O tu no dormiste? Tienes unas horribles ojeras—el idiota de mi hermano se burla de mi.
—Idiota, metete en tus asuntos - le digo molesto.
—trajiste alguna de tus amigas a tu cama ¿No es así?
—Si ya sabes la respuesta ¿Para que preguntas?.
—Sonrie orgulloso de si mismo.
-¿Mamá lo sabe?.
—¡Por supuesto que no! —Imbécil, un día de estos le provocaras un gran disgusto a nuestra madre.
—En algún momento te van a descubrir, que metes mujeres a tú cama, y honestamente no quiero estar aquí cuán do te descubran.
—Aguafiestas.
—Y tú eres un irresponsable.
Me dirijo a la ducha sin esperar su respuesta.
Mientras el agua corre por mi cuerpo, me pregunto ¿Que estará haciendo Andrea en estos momentos? Seguramente aún duerme, o tal vez no.
Ay Andrea. Andrea ¿Por que no puedo arrancarte de mi cabeza? ¿Que me haz hecho? ¿Acaso me haz embrujado?.
Después de ducharme y lavar mis dientes me voy al comedor para desayunar.
—Buenos días hijo- me dice mi madre cariñosa como siempre.
—Buenos días madre—respondo.
Mamá me regala una sonrisa, pero yo no se la devuelvo.
Tuviste mala suerte madre... No soy un digno hijo, y para colmo ni siquiera soy capaz de devolverte una estúpida sonrisa.
Me siento a la mesa y me sirvo mi café.
—Samuel, Beatríz, ha venido anoche y estaba muy preocupada por ti ¿Que sucede hijo?-Suelta mi madre.
Yo me atraganto con mi café.
¡Maldita sea!.
—¿Beatríz estuvo aquí?-¡Maldita sea! Debí saberlo. Estoy en graves problemas.
—Si hijo, pero dime ¿En que andas?-Ella está curiosa—¿Estas saliendo con alguna chica?—Añade ilusionada.
—¡No!—Me limito en decir.
Joder debo inventar una excelente mentira. Beatríz querrá matarme si descubre que tuve una cita con Andrea.
Mierda otra vez Pensando en citas. Solo fue una salida con una adolescentes... Nada más, no significo nada.
—ya me tengo que ir- le digo a.mi madre.
—¿Adonde vas hijo?—¿Enserio me lo preguntas sabiendo que no te dire?.
—Por ahí -respondo y levanto.
—Pero no haz desayunado.
_No te preocupes, estare bien.
Minutos después me subo a mi chevrolet, y empiezo a dar vueltas.
Me debato si ir o no ir. Miro mi reloj y me doy cuenta que ya son las diez de la mañana. ¡Mierda! ¿Cuanto tiempo estuve dando vueltas? ¿Que hago? si no voy la decepcionare. Y si voy la ilusionare. Joder no quiero ni decepcionarla ni ilusionarla.
Quiero volver a ver esa carita tan bonita que tiene, esos ojitos que me miran con inocencia ¿Por que tuviste que aparecer Andrea? Si yo ya tenía un estilo de vida, y apareces tu y acaba de dejar mi mundo patas arribas.
¡Maldición! Quiero verla
Con esa determinación decido ir a buscarla.
Cuando llego al hotel, no la veo por ningún lado. Decido ir a recepción y preguntar por ella.
Voy entrando al lobby del hotel cuando la veo sentada encima de algo. Está llorando. Al verla tan vulnerable me siento una jodida mierda. Soy un maldito hijo de puta.
Ella es el ser mas bueno que he conocido. Me acerco a ella.
—Hola—Susurro
— Ella alza la mirada y sus ojos azules se iluminan como arb ol en navidad
—¡Samuel, Haz venido!—exclama con felicidad.
—Si disculpa por tardarme—le digo un poco avergonzado... Estaba llorando por mi culpa.
la hiciste llorar imbécil.
—Yo pensé que no vendrias —ella se pone de pie sonriendo.—Sonriendome y mi estupido corazón da un brinco .
¿Por qué me haces sentir como si hubieras descubierto una gran tesoro?.
Su sonrisa me derrite y a la vez una abrumadora sensación de felicidad aparece en mi pecho...O eso creo, ya que nunca he experimentado la verdadera felicidad.
—Esa sonrisa me dice que valió la pena haber venido ¿Que quieres hacer?.
—Yo no he desayunado, así que ¿Me acompañas a desayunar? —Me pide.
—Andrea, ya van hacer las onces y no has desayunado —la reprendo.
No me gusta que ella se salte el desayuno.
—Su yo lo se ¿Vamos?—su inocencia me desarma.
—Vale—digo y la tomo de la mano.
Salimos de la mano del hotel. Se siete tan bien ir de su pequeña y savecita mano.
Siento el corazón hinchado ¿Que será este sentimiento?.
—Iremos a una cafetería aquí cerca —sugiero y alejo todos los sentimientos que ella despierta en mi.
—Como ordene capitan —responde burlona.
—Si yo soy el capitán, y tu eres el marinero—digo sonrientr. Ella saca lo mejor de mi.
Andrea suelta una risita que me hace estremecer.
—Que sonido mas hermoso — Comento por lo que me hizo sentir su risa.
Ella de sonroja con un encantador tono rosa.
Me pregunto una vez más, si toda su piel se sonroja con ese encantador tono.
—Aquí es — digo señalando la cafeteria.
Andrea y yo entramos a la cafeteria. Buscamos una mesa desocupada y nos sentamos.
La camarera llega a tomar nuestra orden.
—Buenos días— ¿Que desean ordenar?—Pregunta sin apartar su mirada de mi.
—Yo quiero un té y para comer quiero un muffins de arándanos —Pide Andy.
—Yo quiero un café con leche, y para comer quiero crossain.
La camarera anota en su libreta lo que pedimos y agita sus pestañas mirándome. Es irritante, solo es una cara bonita, debajo de la piel no hay nada bonito nena.
—Creo que le gustaste a esa mujer me dice Andrea cuando la zorra de la camarera de a ido.
—Solo reacciona a esta cara—respondo irritado.
—¿Tan poca fe te tienes Samuel? eres lindo por fuera y por dentro—me dice con dulzura.
Si me conocieras como realmente soy, no pensarías que soy lindo por dentro y por fuera y seguramente nunca te hubieses sentado en una mesa junto a mi.
No lo haría, ella no ve como realmente eres.
—No sabes lo que dices.
—Claro que lo se.
Su inocencia destruye mi coraza
—No me conoces por eso piensas eso de mi—le digo.
Si ella me viera como soy realmente me odiaría.
—Tal vez el que no se conoce eres tu mismo—me sonrie.
—Andrea del Junco, eres muy inocente para ver el ser humano que realmente soy.
Tu inocencia no deja ver el monstruo que soy.
—Samuel Gallardo, eres un ser humano lindo y bueno y no me contradigas —Me contesta desafiante y dejándome sorprendido —¿Quien te ha hecho creer lo contrario?.
¿Que? Nadie me había preguntando eso.
¿Quien te ha hecho creer lo contrario? La puta adicta al crack no te amaba, su chulo proxeneta te oberrecia y te maltrataba...no eres un ser humano digno de una joven inocente. Ellos lo sabian.
—Aqui está su orden-agradezco la intervención de la camarera porque no me estaba gustando nada el rumbo de mis pensamientos.
—Gracias—le dice Andrea con educación.
La camarera se retira, no sin antes darme una repasada.
—Zorra—balbuceo.
—¿Perdón?—Andrea me mira asustada.
No era para ti el insulto preciosa, nunca podría decirle zorra aun ángel.
—Disculpa, le decía a la camarera—me disculpo.
—Ah. Yo pensé que me lo decías a mi—Ella vuelve a reír.
Y yo de nuevo me siento en una nube al escuchar su hermosa risa.
—Despues podriamos ir al parque —quiero descubrir que secretos escondes.
—Si señor—ella es divertida...es perfecta, pero no es para mi... Yo estoy muy jodido y no podría hacerle daño.
Andrea se devora su té y su muffin. Me gusta verla comer.
Estoy terminando mi cafe y Andrea toma la cuenta.
—Yo invito—responde.
—Pero Andrea—reclamo. Detesto qur una mujer me pagur algo para mi. Excepto mi madre.
—Nada de peros, yo invito,—Me desafía— Ademas debiste ser mas rápido—añade con tono burlón.
Andrea paga la cuenta, y yo me molesto, pero ella hace caso omiso a mis protestas. Esta chuca me desconcierta y me sorprende.
Nuevamente en la calle, Andrea sugiere ir al parque.
—Entonces Samuel, llevame a conocer el parque —me dice dando saltitos.
Yo suspiro mirándola. Siento un hormigeo en mi estómago. Es algo que no entiendo. ¿Que es? ¿Por qué me siento tan raro con ella? Es solo una niña, pero ¿por que provoca sensaciones tan desconocidas en mi?.
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