Capítulo 36
El abre la cremallera de mi vestido y lo deja caer dejándome solamente en ropa interior. No puedo ni quiero detenerlo a pesar de los nervios que me carcomen por dentro, quiero perderme en el y que él se pierda en mí.
Sin perder tiempo me besa el cuello, chupa el lóbulo de la oreja. Con mis manos temblorosas intento quitarle la ropa, pero él me detiene. Empieza a desvestirse, se quita la chaqueta, continúa con la camisa. ¡Madre mía tiene un abdomen bien marcado!
Tengo el corazón acelerado y la sangre me bombea por todo el cuerpo. El deseo caliente e intenso, me invade el vientre. Ambos estamos desesperados por unir nuestros cuerpos o eso quiero creer, ahora no tengo cabeza para pensar.
Él vuelve apoderarse de mi boca sin darme tiempo para tomar aire, ¡Santo cielo, estoy demasiado caliente! Estuve casi todo el día aguantando, deseando éste momento, en éste preciso momento haré lo que me pida. Samuel desabrocha mi sostén y me lo quita.
—¡Qué hermosos!—Exclama y me agarra los pechos. — Son encantadores—añade y observa mis pechos por unos segundos detenidamente.
No puedo evitar sonrojarme.
Se inclina nuevamente y besa mi cuello, hasta que su boca llega uno de mis pezones y comienza a chupar suavemente. ¡Dios mío se siente bien!... Muy bien. Hacía años que no sentía ésta sensación.
— Mis manos encajan perfectamente en tus pechos... Me encantan—murmura seductor
Con su mano derecha masajea el otro pezón, yo trato de tocarlo pero él me detiene. Su pulgar acaricia mi pezón.
— ¡Ah!—Suelto un gemido involuntario al sentir una dulce sensación descender hasta la ingle. Estoy muy húmeda.
Él aparta su boca de mi pezón.
— Tienes una piel preciosa, y me encanta—murmura — No imaginas lo mucho que deseaba éste momento, muero por estar dentro de ti—añade y toma mi barbilla.
Yo intento calmar mi acelerada respiración.
Su boca se une a la mía nuevamente con un beso exigente, persuasivo. Me rodea con sus brazos, acerca su cuerpo a mí y me aprieta muy fuerte. Una mano agarra mi pelo, y la otra me recorre la columna hasta la cintura y continúa hasta la curva de mi trasero. Siento su erección, que empuja lánguidamente contra mi cuerpo. Creo que va empujarme sobre la cama pero no lo hace.
Aprieta mis nalgas.
— Me encantan como se mueven cuando caminas—dice refiriéndose a mis nalgas.
Vaya que es seductor con las palabras.
Suavemente, me coloca encima de la cama hasta quedar sentada. —Me sorprende verlo arrodillarse.
— He tenido pensamientos eróticos con estás hermosas piernas—acaricia mis pantorrillas con las llemas de sus dedos. — Las he imaginado en mi cuello, o rodeando mi cintura.
Cierro los ojos y me dejo llevar por las senciones que me provoca cada palabra que sale por su boca y por sus manos tocándome.
Me coge un pie obligándome a recostar mi espalda en la cama, me desabrocha la hebilla del zapato y me lo quita, toma mi pie y comienza darle besos al empeine, mordisque el dedo grande. Muerdo mi labio para no gritar. Me muero de ganas de tenerlo dentro de mi. Repite el mismo proceso con el otro pie, enviándome descargas entre mis piernas.
Se levanta y rápidamente se quita el pantalón y calzoncillo dejando al descubierto su impresionante polla. ¡Santo cielo, no lo recordaba así! Es muy grande. Me separa las piernas y mete su cabeza en medio de mis piernas. Sé lo que va hacer y no puedo evitar sentir vergúenza, pero no quiero que se detenga.
Siento que me da pequeños besos en los muslos, hasta que llega a la ingle, aparta mi braga y huele mi sexo.
Antes de protestar, siento su lengua en el clítoris. — ¡Ah!—Grito
Samuel comienza con su deliciosa tortura, lamiendo y chupando. Gimo, y él continúa con su labor de darme placer.
Dios mío, qué bien se siente, empiezo a tensarme, siento que mi cuerpo va a estallar en mil pedazos, mi orgasmo está por llegar.
— Correte para mí nena—me ordena y yo exploto en un delicioso y placentero orgasmo.
Antes de tomar una bocanada de aire, Samuel comienza a lamer el clitoris nuevamente, trato de alejarlo porque esa zona de mi cuerpo está sencible por sus atenciones, pero no me lo permite. Quiero cerrar mis piernas, pero él no me deja. Antes de decirle que pare, él se pone de pie y me quita las bragas.
Él lleva mis bragas hasta su nariz y aspira mi aroma haciendo que mi cara se ponga roja de verguenza. ¡Oh por Dios! ¿Cómo puede hacer algo así?— Es un descarado.
— Que bien huele tus bragas
No lo miro, mi cara arde de verguenza. — Maldición — gruñe indignado.
Alzo la cabeza para mirarlo.
— ¿Que ocurre?¿Me vas a rechazar? No lo hagas, de lo contrario mi seguridad se irá al suelo.
— No tengo condones—era eso.
— No te preocupes, estoy tomando pildoras—me mira asombrado—tengo mi periodo irregular—añado y alejo el sentimiento de culpa.
— Entonces te lo meteré—Adelante, haz lo que quieras conmigo.
Cierro los ojos.
Siento que su lengua se mete en mi ombligo. Chupa y lame mi ombligo, comienza subir dándome besos hasta llegar a mis pezones.
Agarro las mantas y gimo en voz alta, él chupa un pezón.
— Eres deliciosa——murmura y sin preambulos me penetra
— ¡Ay!—grito sorprendida. Wow, ya lo tengo dentro de mi.
—¿Estás bien?—Pregunta con preocupación, asiento con la cabeza
— Me moveré. — Si, por favor—hazlo.
Me empuja lentamente, con una mano masajea mi pezón y con la otra sostiene mis manos sobre mi cabeza.
— ¡Ah!—Eres mío Samuel, al menos en éste momento lo eres.
Continúa empujando lentamente, yo levanto mis caderas para encontrarme con sus embestidas.
Dentro y fuera. Dentro y fuera.
—Mas rapidole suplico.
Samuel acelera sus embestidas moviéndose de verdad.
Entra y sale de mí. Entra y sale. Una y otra vez hasta que siento que voy a liberar toda la tensión acumulada. Tengo el ritmo cardíaco acelerado, la respiración y la presión sanguínea alcanzan su cota más elevada.
Oh Dios.
—Andy correte conmigo—gruñe, y exploto en un delicioso y placentero orgasmo—¡Andrea!grita y se corre dentro de mí desparramando todo su semen caliente.
Tengo la respiración agitada... Me ha dejado sin aliento.
Solo el sonido de nuestras respiraciones se escucha en la habitación. Samuel, sale de mí haciéndome estremecer. Él se acuesta a mi lado.
— ¿Te irás?—Le pregunto después de dos minutos.
—Le prometí a mi hija que estaría aquí cuando se despierte
— ¿Quieres dormir en la habitación de huéspedes? —No. Me quedaré aquí contigo, pero no para dormir.
¿Más sexo?¡Genial!
❊❊❊
Me despierto con la luz que entra por la ventana, repaso mentalmente lo que hice; Samuel y yo tuvimos sexo tres veces más. No me arrepiento de nada, no sé cuál será mi relación con él a partir de ahora. Me doy la vuelta y me doy cuenta de que Samuel no está
¿Acaso se ido?
Inmediatamente me levanto sintiéndome abandonada.
Seguramente se dió cuenta que no estuvo bien lo que hicimos y decidió irse para no mirarme la cara. Un fuerte dolor comienza asentarse en mi pecho.
Dolida y con poco ánimo me pongo una bata y me dirijo
a la habitación de mi hijo. Al llegar a la puerta escucho voces.
— ¿Tienes más hermanos?—Pregunta mi hija.
— Si, ya conoces a tu tía Vero—me relajo al instante, Samuel no se fue, está aquí con nuestra hija—espero que pronto conozcas a Flavio, mi hermano mayor—añade
Toco la puerta — Pase—contesta mi bebé Entro, Samuel me mira y no puedo evitar sonrojarme
— Buenos días Andrea ¿cómo amaneciste?Pregunta con calma, siento que me arden las mejillas. ¿Cómo es posible que actúe como si nada hubiera pasado?
— Bien—digo timidamente—¿Y tú?
— excelente —dice burlonamente—mi noche fue increíble y el despertar hermoso.
— Buenos días cariño—le digo a mi hija tratando que ella no se de cuenta que tengo verguenza.
— Buenos días mami—me acerco y abrazo a mi princesa.
— Mi papi vino a verme temprano — murmura entusiasmada Zoe.
— No me fui, me quedé aqui, en ésta casa—le responde Samuel.
— ¡¿Enserio?!—¿Y dónde dormiste?—Pregunta Zoe
— En la habitación de invitadosme apresuro en decir.
— ¿De verdad?—Añade mi hija viendo a su padre.
Samuel asiente mientras me mira y sonríe.
Maldita sea, ¿ésta situación podría ser más incómoda? La puerta se abre y mi padre aparece vestido con su pijama.
—Samuel ¿Qué haces tan temprano aquí?Pregunta sorprendido.
— Mi papi pasó la noche aquí — responde Zoe. — ¡¿Qué?!¿Y dónde durmió?—Mierda, dudo que mi padre piense que Samuel durmió en la habitación de invitados.
¡Piensa en una mentira creíble Andrea! Si te descubren estarás en graves problemas.
❊❊
Por fin pude actualizar, espero les guste el capítulo..
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