Capítulo 33

Wow, me veo bien, me he puesto un ajustado vestido color ciruela con cremallera expuesta por detrás, por delante es escotado. Estoy maquillada con un maquillaje ligero que resalta mis ojos, el pelo lo llevo suelto.

— Estás hermosa, el señor Gallardo quedará impresionadome dice Cayetana, mientras me da los zapatos.

— No me he vestido para impresionar a Samuel—le digo

— Si tú lo dices—añade con tono burlón. — Vale, lo acepto... Me he vestido para él.

— Lo sé, seguramente él querrá quitarte ese vestido que llevas puesto

— ¡Cayetana! — Oh Dios, las cosas que dices. Ella suelta una risa.

— No te rías de mi—le digo un poco ofendida.

— Es la primera vez que te veo así, y honestamente me da gusto.—Añade sonriente.

— Seguramente no pensarás lo mismo cuando me veas llorando por las esquinas de ésta casa.—Cuando sienta el rechazo de Samuel me verás llorando y con el corazón roto.

— No seas tan pesimista... Estoy segura que el señor Gallardo está loco por tí — estás alucinando Cayetana.

— Me encantaria, pero yo se que no es asi—tomo mis zapatos y me los pongo.

— Eres muy terca—dice con tono cansado.

Decido guardar silencio, no quiero pensar en Samuel, al menos no ahora.

Después de terminar de vestirme me voy al comedor donde mi padre ya está desayunando.

— Buenos días papá.

— Buenos días hija—me responde cariñoso. — ¿Cómo amaneciste?Nerviosa.

— Bien. ¿Y tú? — bien también. — Que bueno—me siento.

Cayetana al instante me pone un cuenco con yogurt griego, avena y frutas.

— ¿Zoe aún no ha despertado?—Me pregunta mi padre.

— Todavía duerme, no quise despertarla. — Estás muy elegante—añade viéndome mi atuendo — pensé que tú reunión con Gallardo sería más tarde.

— Es a las once, pero quise vestirme ahora y no después.

El le da un sorbo a su café.

— ¿Estás segura de querer vender el holdings? Todavía puedes arrepentirteme dice de repente.

Me sorprende su pregunta, desde hace tiempo me habías estado insinuando deshacerme de esa empresa ¿Que te hizo cambiar de idea?

— Estoy segura papá. Esa empresa sólo me ha traído problemas — no es la empresa en si, si no el personal que trabajó ahí... Por su culpa mi madre está muerta—me sorprende tu pregunta.

— Estaba pensando que independientemente de lo que sucedió con tu madre y tus sentimientos hacia Francisco Restrepo, -tu padre biológico—esa empresa es tu patrimonio y por lo tanto también es el patrimonio de mi nieta, aunque no lo necesite.

— Tienes razón, Zoe no necesita nada de esa empresa, además yo no pienso hacerme cargo del holdings, pero tampoco quiero que los Castro continúen enriqueciéndose. Mi decisión ésta tomada, y si Samuel quiere el holdings lo tendrá—sé que desde hace mucho tiempo Samuel ha querido adueñarse del holdings.

Mi padre sonríe. — ¿Por qué sonríes?—Le pregunto curiosa

— Si Gallardo, se adueña del holdings, continuará siendo patrimonio de Zoe... Al menos por ahora, tal vez Samuel, tenga más hijos a futuro, pero de momento Zoe es su única heredera.

¿Samuel teniendo hijos con otra mujer? Siento un picor en el cuero cabelludo ¡No quiero eso!

— No lo había pensado—digo fingiendo desinterés.

Papá, haz tirado la alfombra bajo mis pies, no estoy siquiera preparada un poco para ver a Samuel en compañía de una mujer, y mucho menos lo estoy para imaginarlo teniendo hijos con o casado con una mujer que no sea yo, posiblemente soy pretenciosa, pero quiero ser la o única que le dé hijos a Samuel.

— ¿Estás bien? Te haz quedado pensativa.

— Estoy bien... — o intento estarlo... Enserio me haz dado un golpe sin siquiera proponertelo o saberlo

— He decido suspender mis reuniones—desvía la conversación, lo cual agradezco—quiero quedarme para estar con mi nieta.

— Zoe estará en las nubes—sé que mi hija estará feliz de tener a su abuelo toda la mañana para ella.

— Me alegro de hacer feliz a mi nieta.

****

Después de desayunar me dirijo a la habitación de mi hija.

— Buenos días amor de mi vida, ¿Como amaneciste?—Digo cuando entro a su habitación.

Ella está sentadita en su cama.

— Buenos días mami, estoy bien... ¿Puedo ir contigo?

— Sabes que no puedes—le doy un beso en la frente y la abrazo con suavidad, tratando de no apretarla.

— Pero, estoy bien.

— No cariño, además; ¿Con quién se quedará el abuelo, si vienes conmigo?

— ¿El abuelo se quedará en casa?—Se aparta de mí para mirarme.

— Por supuesto, él se quedará exclusivamente para ti... ¿Lo quieres dejar solito?

—;¡No! Yo me quiero quedar con el abuelo... Él es divertido cuando nos quedamos a solas—ya lo sé, antes de tu enfermedad le gustaba malcriarte cuando se quedaban solos los dos. — Jugaremos a la peluquería—añade con entusiasmo.

Sonrío al ver la felicidad de mi hija, se me hincha el corazón de amor y orgullo verla bien. Hay que tener cuidado, pero mi princesa se ve bien.

— Cayetana, te dará el desayuno, yo estaré en el estudio con tu abuelo—le explico.

—Vale. Le doy otro beso y me levanto — Mami, no te he dicho lo que soñé—murmura.

— ¿Que soñaste?—Espero que sea un lindo sueño y no una pesadilla.

— Soñé que te casabas con mi papi—suelta dejandome asombrada—y yo estaba feliz.

Yo, ¿casada con Samuel?—Eso es un sueño imposible... Que más quisiera yo que ser la esposa de tu padre. ¡Pero ¿Que mierda estoy pensando?! No sucederá... Nunca... Jamás

— Sólo fue un tonto sueño — beso su cabecita

— No es un tonto sueño, creo que es mi sueño.

— me rodea las caderas con su pequeños bracitos abrazándome y yo feliz respondo a su abrazo. — Tu misma me haz dicho que todos tenemos derecho a soñar, y algún día los sueños se harán realidad.

Ay Princesa mía, tu sueño no puede ser, no quiero ilusiarte ni ilusionarme yo, aunque duela, solo será un sueño.

— Te amo hija—más que mi vida.

—Y yo ati mami.

—Andy, tal vez y en unos días tenga que viajar a europa — me comenta mi padre cuando entro a su despacho.

—¿Y tu quieres ir?—Por lo general no me gusta que mi padre viaje.

— Si, es una excelente oportunidad para nuestra empresa.

— ¿Cuánto tiempo te llevará este viaje?

—Depende, puede que sea dos o tres semanas, incluso el mes.

— Eso es mucho tiempo—nunca te habías ido por tanto tiempo.

— Lo sé... Así como también sé que tú lo harás excelente en Z&A—me dice con orgullo

Le regalo una sonrisa. Mí padre está orgulloso de mi, aunque todo lo que he aprendido en cuanto a los negocios es gracias a él. Él fue excelente abuelo, mientras yo iba hacer mis exámenes cuando estudiaba administración de empresa.

— Gracias por tu confianza, justamente voy a pasar a la oficina.

— Genial, y así aprovechas de pedirle el último informe de ventas a Mario.

—Vale.

***

Llego a las instalaciones dónde Z&A tiene sus oficios, al verme los empleados me saludan con cariño. Hacía más de tres meses que no venía aqui.

Tras saludar a todo el mundo voy a la oficina de Mario - el que está a cargo de la contabilidad— tras saludarnos le pido el informe de los últimos tres meses, de inmediato el me los entrega, le doy las gracias y me despido de él

En la oficina de mi padre, tomo unos papeles y salgo.

***

Ahora estoy parada aqui afuera del edificio Gallardo House. Todos los recuerdos del día en que vine a suplicarle para que me ayude con nuestra hija invade mi mente.—La frialdad, la crueldad de Samuel, como me trataron sus empleados.

Inspiro hondo.

Ahora todo es diferente, él salvó la vida de mi princesa, papá es su socio y como guinda del pastel me he enamorado de él nuevamente... Ésto no podría estar mejor.

Entro al edificio, y me dirijo a recepción donde está la rubia que no quería dejarme entrar cuando vine la primera vez.

— Buenas días, estoy buscando al señor Gallardo—digo con seguridad

— ¿Tiene cita con él?—Pregunta sin mirarme mientras sigue tecleando el ordenador.

— Por supuesto, él está esperándomeme— limito en decir.

Ella alza la mirada.

—Es usted ¿Pensó que no lo reconocería porque está vestida con un vestido elegante?Sus aires de superioridad me molesta — Regrese por dónde entró¡—¿Cómo se atreve?!

— ¿No me permitirá el ingreso?—Respondo con el afán de provocarla

—¿Usted que cree?—¡Estúpida!

— De acuerdo, me iré por dónde entré, pero me gustaría saber; ¿Que opinará el señor Gallardo, cuando se entere que su inepta empleada prácticamente corrió a la dueña del holdings Restrepo y de Z&A? — Odio hacer esto, pero ésta estúpida debe aprender a respetar a los demás.

Su rostro palidece como si hubiera visto un fantasma. — Miente.

— Deberías averiguar... Es más, deberia preguntarle al señor Gallardo—me volteo y empiezo a caminar rumbo a la salida

— ¡Espere señorita! — Grita atónita mientras se pone de pie.

Me acerco al mostrador nuevamente.

— Dis... Discúlpeme — tartamudea.Es que no sé que sucede conmigo... Enserio lo siento——añade avergonzada. — Puede pasarme entrega el pase con la palabra visitante,

río para mis adentros obvio que estoy de visita aquí.

Recibo mi pase y me dirijo al ascensor, no sin antes darle una última mirada a la recepcionista.

La pobre se ve mortificada. Espero que haya aprendido su lección.

Las puertas del ascensor se abren y yo entro. Poco a poco empiezo a sentir nervios. Estoy aquí solo por negocios... ¿A quien quiero engañar? Quería verlo, necesito ver esos ojos ardientes, esos cincelados labios, ese bello rostro. Por Dios ¿Que está haciendo ese hombre conmigo? No puedo comportarme como una adolescente, aunque muera de ganas de besarlo, acariciarlo o que me haga suya, debo guardar las apariencias... Soy una mujer de negocios y debo comportarme como tal.

Mientras continúo con mi pelea interna el ascensor me lleva hasta la planta veinte. Cada vez que me voy acercando mis nervios aumentan.

Las puertas del ascensor se abren, y yo salgo. Mis piernas empiezan convertirse en gelatina, pero mi seguridad regresa, cuando observo a las rubias que tampoco querían dejarme entrar cuando estuve aquí.

—Buenos días, soy Andrea del Junco, y busco el señor Gallardo—digo con seguridad

— Usted es la misma señorita que vino la otra vez aqui ¿Que quiere?—Pregunta una de las rubias con tono de voz fría mientras me da una mirada de pies a cabeza.

— Tengo una reunión con el señor Gallardo

— Señorita del Junco, disculpe a mi compañera... — responde la otra rubia con eficiencia—el señor Gallardo la está esperando, usted ya sabe dónde queda su oficina—añade

Toda seguridad que senti por un instante se esfuma al acercarme a la oficina de Samuel. Nuevamente mis nervios comienzan aflorar.

Inhalo y exhalo. Empujo la puerta y entro.

Samuel está parado esperándome—o eso creo—está vestido con un impecable traje gris, camisa blanca y corbata negra, su pelo rebelde que me encanta y sus hermosos ojos grises brillantes que me observan atentamente. Él al verme me sonríe con una hermosa sonrisa. Sus ojos me recorren el cuerpo mientras se van oscureciendo

— Andrea—dice

— Señor Gallardo—le respondo al borde de un ataque de nervios mientras le tiendo mi mano

Él toma mi mano, se lo lleva a los labios y besa mis nudillos, provocandome esa exitante corriente que sólo él me hace sentir.

— Bienvenida señorita del Junco, es un verdadero placer tenerte aquí.

Ojalá me hubieses dicho eso la primera vez que estuve aquí.

— ¿Estás bien? Haz entristecido de repente—murmura.

— Pensaba en la primera vez que estuve aquí, y cuán distinta fue tu reacción en aquella ocasión.

— No te imaginas cuánto me arrepiento por aquello, ¿Me perdonarás algún día por mi estúpido comportamiento?

Suelta mi mano.

Le doy una sonrisa tranquilizadora.

— Ya te perdoné.

Él se relaja y me sonríe nuevamente.

— ¿Quieres algo de beber?¿Café? ¿Agua?

— Agua—estoy nerviosa, el corazón está martillando fuertemente en mi pecho.

Se acerca a la puerta y de forma muy impropia grita: — Un vaso de agua para la señorita del Junco

Cierra la puerta.

— Ya te lo traerán ¿Quieres sentarte?—Señala su sofá en forma de L

—Si. Me siento en el sofá. Él se sienta al lado mío poniéndome más nerviosa aún.

Maldita sea, pensé que se sentaría detrás de su escritorio, aunque me encanta tenerlo más cerca.

— He llamado a Zoe. — ¿Cuando?—Pregunto sorprendida

— Hace alrededor de media hora atrás—en ese momento estaba en Z&A—me comentó que no estabas en la casa, pero estaba feliz por estar en compañía de su abuelo.

— papá quiso tomarse la mañana para hacerle compañía a Zoe.

— Me gustaría hacer eso también—añade con nostalgia creo que para si mismo.

— ¿Y qué te lo impide?—Me mira con asombro al ver que lo he escuchado.

— Creo que estaba pensando en voz alta, me haz distraído señorita del Junco.

¿Yo lo distraigo?

— No creo ser la única

— ¿Por qué lo dices?—Pregunta

— Por tus rubias, son hermosas... Toda unas distracciones——añado con un deje de resentimiento.

Debi ocultar mejor mis celos, espero que no se haya dado cuenta.

— ¿Y si te dijera que ninguna mujer me distrae tanto como tú?

— Te dirías que estás mintiendo—por supuesto que debe estar mintiendo, un hombre como él es difícil que no tenga compañía.

Odio imaginarlo en compañía de otra mujer.

— No tengo por costumbre mentir... No me gustan esos jueguitos.

La puerta se abre y aparece la rubia eficiente con un vaso de agua sobre una charola de plata.

— Aquí está el agua—dice poniendo la charola delante de mi.

Samuel toma el vaso con agua. — Gracias Abril

Abril se gira sobre los talones y regresa por la puerta, no sin antes cerrarla

— Tu vaso de agua—me dice Samuel dándome el vaso.

— Gracias.

Nuestros dedos se tocan cuando tomo el vaso y nuevamente siento como si hubiera tocado un cable suelto.

— ¿Puedo preguntarte algo?—No estoy segura. — Depende—le doy un sorbo a mi vaso de agua. — ¿Por qué quieres vender Restrepo S. A?

Por que esa empresa me trae malos recuerdos. — Es un asunto privado.

Le digo.

No quiero hablar de eso.

No me gusta.

— ¿No confías en mí?—No del todo.

— Estoy aquí por qué quiero escuchar si tienes alguna oferta, si no iré con el dueño de Blue media, él también tiene interés en el holdings Restrepo.

— Vale, vamos a negociar—añade con tono frío.

Le doy un sorbo al vaso de agua y me preparo para escuchar su oferta.

***

Media hora después y aún nerviosa Samuel y yo hemos llegado a un acuerdo.

— Nuestros abogados se encargarán de todo lo legal.

— Está bien—le digo y me pongo de pie—ahora debo irme.

—Te acompañaré—me dice.

Se pone de pie y rodea su escritorio.

— Ha sido un placer hacer negocios contigo Andrea—me dice cuando se acerca a mi.

— Estoy de acuerdo—respondo

Caminamos hacia la puerta, el la abre y salimos de su oficina

— Almuerza conmigo—no lo creo, quiero estar a solas contigo pero a la vez no.

—No—me limito en decir — ¿Por qué no? — Porque debo ir con mi hija.

— Después de almorzar te acompaño a tu casa y así yo aprovecho de estar con nuestra hija un rato—añade poniendo enfasis en «nuestra hija»

— Vale, acepto. — Bien—dice feliz.

Andrea, estás jugando con fuego, tenerlo cerca es un verdadero peligro.

— Abril, estaré ocupado, por favor suspenda mis reuniones de la tarde—ordena.

— Si señor.

Nos acercamos al ascensor.

— ¿No haz traído abrigo?

— Lo he dejado en el coche.

—0k.

Las puertas del ascensor se abren y entramos. Al cerrarse las puertas del ascensor su olor a colonia empieza
invadir mis fosas nasales. Estoy nerviosa, puedo sentir esa corriente electrica recorrer todo mi cuerpo. Se me acelera la respiración y el corazón me late a toda prisa.Tal vez sea por el espacio reducido.

Empiezo a morder mi labio. —i¡ Joder! —Gruñe

Antes de mirarlo él sé abalanza sobre mi y me empuja contra la pared del ascensor. Antes que me dé cuenta él sujeta mis muñecas con una mano, y las levanta por encima de mi cabeza inmovilizandolas. Con la otra mano agarra mi nuca y de forma desesperada pone sus labios sobre los míos.

¡Madre mía... Me está besando... Otra vez!

Gimo, y el aprovecha de meter su lengua dentro de mi boca.

Es un beso apasionado, yo le respondo de inmediato. Anhelaba ésta cercania, anhelaba sus labios sobre los mios. Maldita sea, cómo lo deseo... Lo deseo con toda mi alma, puedo sentir mi entrepierna humedecerse.

— Andrea, eres tan hermosa y sexy—susurra y tira de mi labio inferior.

No estoy pensando, solo me estoy dejando llevar por mis impulsos.

❊❊❊❊❊❊❊❊❊❊

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top