Capítulo 32

— ¿Que deseas hablar?—Le pregunto a Samuel cuando entramos al despacho de mi padre.

No dice nada, pero su mirada me recorre todo el cuerpo provocandome un estremecimiento, especialmente en el vientre y un poco más abajo.

Dios, ¿Por qué lo haz hecho tan guapo?.

— Estás impresionantemente hermosa Andrea.
— inmediatamente el corazón empieza a latir a toda prisa.

No sé cómo reaccionar por su inesperado comentario.

— Gra... Gracias—susurro timidamente.

¿Será cierto que le parezco hermosa, o solo lo hace para hacerme sentir bien?

— Quisiera invitarte una copa ésta noche¡—¿Que?!

¡Oh por Dios, está invitandome a salir con él!

Calma Andrea, recuerdas que solo te une una hija con él, no hay nada más.

— Puedes elegír un sitio, o tal vez puedes ir a mi casa.

Me he quedado muda por unos segundos tratando de ordenar mis pensamientos.

— ¿Estás invitandome a salir?—Le pregunto incrédula.

— Si, ¿Aceptas?—Lo miro asombrada ¡Reacciona Andrea!

¡Maldita sea! Ésta noche saldré con Horacio, aunque no siento deseos de hacerlo.

— No puedo — digo cuando me recupero del asombro.

— ¿Por que?—Se acerca a mi y yo retrocedo hacia atrás hasta tropezar con el escritorio de mi padre.

Maldita sea, estamos a sólo unos centímetros de distancia. Sus pupilas se han dilatado y yo siento una descarga eléctrica que conecta con lo más profundo de mí.

Necesito una distracción de inmediato. ¡Ya sé!

—¿Me acompañarás a la primera quimioterapia de Zoe? Es la próxima semana.

—Por supuesto que sí, Andrea—afirma mirandome con sus ojos grises ardientes.

— Zoe estará feliz—añado.

Él pone una mano en mi cintura y yo siento mi presión arterial aumentar. Siento mis piernas temblar, el corazón latir más rápido aún. ¡Maldita sea! ¿Por qué me provoca ésto?

— ¿Que haces? — Le susurro con tono apenas audible.

Creo que estoy roja como un tomate.

Mi sangre está circulándome a toda prisa por las venas, y los nervios estremeciéndose.

Por favor detente Samuel, me aterra salir lastimada, no quiero sufrir nuevamente por tu causa.

— Nada que tú no quieras... ¿Saldrás conmigo?—Murmura con tono seductor.

— No—me está costando mucho rechazarte. — ¿Por qué?—Cada vez lo tengo más cerca.

Me siento encima del escritorio y el aprovecha de tomar mi barbilla con su mano libre.

— Saldré con Horacio.

— Llámalo y dile que no saldrás con él—quisiera hacerlo, pero él es mi amigo.

— Es mi amigo—añado El acerca sus labios a mi oído y susurra:

— Él quiere meterse en tus bragas, y yo no lo permitiré—¡Qué!

Su olor a colonia me impide reaccionar y ponerlo en su sitio.

— Eres un idiota—susurro

Mi voz se escucha temblorosa.

No puedo siquiera disimular los nervios que estoy sintiendo.

— Tal vez—añade y siento su lengua acariciar mi cuello.

— ¡Ah!—Suelto un gemido involuntario. — ¿Te gusta?—Me susurra cerca del oído.

Antes de darle un empujón, él chupa el lóbulo de mi oreja.

Siento arder el cuerpo, mi sexo húmedo, y el corazón latiendo desenfrenadamente.

Muerdo el labio para no gemir y cierro las piernas.

— No continúes—le pido con tono apenas audible.

Pongo una mano en su cuello. Quiero desvestirlo y que el me desvista a mí... Quiero hacerlo con él.

El sonido del teléfono me asusta y grito mientras Samuel me suelta.

Maldita sea, ¿Quien se le ocurre interrumpir?

Escucho a Samuel maldecir.

— ¿No vas a responder?—Me dice al ver que no respondo el teléfono.

— Eh... Si. Con manos temblorosas tomo el teléfono.

— Ho... Hola—joder, hacía años que no sentía ésta sensación... Hacía años que un hombre no me provocaba exitacion. Para ser exacta, solo el me provoca éstas sensaciones, lo hizo en el pasado y lo está haciendo en el presente.

— Hola Andrea, soy Saul—nuevamente es él.

Maldita sea.

— Hola Saul—de inmediato la mirada de Samuel se endurece.

— Necesito hablar contigo, y no se te ocurra negarte, ésta noche iré por tí—¿Qué?

Por supuesto que no.

— Lo siento pero mi respuesta es no—digo

Me doy la vuelta quedando de espalda a Samuel.

Por fin puedo soltar todo el aire que estaba reteniendo.

— ¿Enserio me estás haciendo ésto?—Me reclama Saul—no puedo creerlo—añade indignado.

—-Si te refieres a mi decisión de vender la empresa de Francisco Restrepo, lamento informarte que no hay marcha atrás.

— Tu no nos puede hacer esto: ¿Haz pensado en toda la gente que quedará sin empleo por tu culpa? Mucha de esa gente tiene familia.

— ¿Enserio te preocupa los empleados del holdings? No seas hipócrita, a ti lo único que te interesa es continuar robando como lo hizo tu padre durante años.

Maldito imbécil.

— No sé de qué estás hablando—tiene el descaro de parecer ofendido el imbécil.

Samuel me arrebata el teléfono, sorprendiendome.

— No insista imbécil, ella no seguirá dándote explicaciones—responde con tono duro y cuelga.

— ¿Por qué haz hecho eso? Estaba hablando con él.

— No es cierto, sólo evité hacerte pasar un mal rato... ¿En qué estábamos tu y yo?

Oh Dios.

— En nada—le respondo tratando de parecer seria.

— No creo que sea nada chupar el lóbulo de tu oreja, mi intención es chuparte otras partes del cuerpo—¡Madre mía, pero que descarado! 

Estoy roja de vergúenza.

— Es mejor que te vayas... Yo, tengo cosas que hacer—susurro

Me da la vuelta obligándome quedar frente a él.

Dios, dame fuerza para no sucumbir.

— ¿Enserio quieres que me vaya? Tenía pensado utilizar este escritorio — pone sus manos en el escritorio y quedando yo atrapada en medio de sus brazos Parece resistente, — Samuel, no me lastimes por favor—le suplico

Ésto no es un juego para mí y quiero que lo entiendas.

— Lo que menos deseo es hacerte daño—me dice mirándome a los ojos.

Parece sincero. — Eso espero.

Se aparta de mí.

—Ahora me tengo que ir—¿Qué?¿No estaba persuadiendome para tener sexo?

Aunque prefiero que no continúe con sus intenciones... Estoy muy confundida. Quiero algo muy diferente de lo que digo.

— Vale, pero no te olvides de despedirte de tu hija, hará un escándalo si no te despide de ella.

Samuel sonríe con orgullo.

— Quiero hablar contigo de negocios, pero no aquí.

Esas son tus intenciones.

— ¿Por eso tratas de seducirme?—Le digo un poco molesta

— ¡No! ¿Hablemos hoy en la noche, o mañana? Te invito almorzar mañana.

— No puedo, debo asistir a una reunión con un tipo arrogante, prepotente, y controlador—él suelta una risa.

— ¿Así?¿Quién? — Un tipo llamado Samuel Gallardo ¿Lo conoces?

— Tal vez... Tal vez—me dice y acerca su mano en mi cara — ¿Mi vicepresidente te convenció?.

— No, mi padre quiere que nos reunamos para hablar del negocio entre tu empresa y la nuestra.

— Ya veo.

Acerca sus labios en la comisura de mi boca y me da un beso.

Soy toda sensaciones y nerviosismo.

— Estaré ansioso esperándote—susurra y le da un casto beso a mis labios para luego apartarse de mí dejándome con una sensación de asombro y vacío.

Joder ¿Que está haciendo éste hombre conmigo? El corazón pareciera querer salir por mi boca.

Inspiro profundamente tomando una gran bocanada de aire.

— ¿Estás bien?—Me pregunta ¿Parece que estoy bien?

— Por supuesto que sí

— Bien—añade

— bien—replico

Hace un ademán con la mano para que pase delante de él.

Ambos salimos de la oficina de mi padre. — Pasaré a despedirme de Zoe—añade.

— Vale.

Tras despedirse de nuestra hija y de mi, Zoe, se queda muy triste al ver que su padre tiene que irse. En tan poco tiempo ellos se han ido encariñandose el uno del otro.

No puedo evitar sentirme mal, mi hija quiere estar con su padre.

Regreso a la cocina, Cayetana está horneando algunas galletas.

— ¿Todo bien?—Me pregunta.

— Si

— Mientes fatal Andrea—me dice con tono burlón.

— A ti no puedo ocultarte nada ¿Verdad?—Me siento en el taburete

— No—me sonríe—¿Zoe está en su habitación?Asiento con la cabeza. — ¿Quieres hablar?

Ésta mujer me conoce tan bien.

Suelto un suspiro.

— Es Samuel—digo

Ella deja de hacer lo que estaba haciendo y se sienta enfrente de mí.

— Te estás enamorando de él ¿No es así?.

— Me confunde mucho, cuando lo tengo cerca, no sé cómo actuar. Te juro que traté de evitarlo, traté de no sentir ésto nuevamente, pero fue imposible... Cada día que pasa me siento más atraída por el padre de mi hija

No quería enamorarme de él, pero no pude evitarlo.

— Tienes una lucha interna contigo misma... Son muchas emociones en tan poco tiempo — me dice

— Lo quiero cerca de mi, y a la vez lo quiero lejos por miedo a que me lastime.

Bajo la mirada hacia mis manos... Es tan fuerte lo que estoy sintiendo.

— ¿Haz pensado en darte una oportunidad con él?

— Por supuesto que no—es un sueño imposible — él debe tener muchas mujeres a su alrededor, no quiero ser una más.

— ¿Cómo sabes que él está rodeado de mujeres? — ¿No es obvio? Es arrebatadoramente guapo, rico, la belleza masculina personificada ... cualquier mujer estaría más que encantada de estar con él.

A mí me parece un hombre solitario.

— No sé... Lo único que quiero es olvidarlo... Sacarlo de mi cabeza.

Es lo mejor.

— ¿Estás segura que quieres eso?Noserá muy difícil olvidarte de él, teniéndolo tan cerca — menudo consuelo—además estoy segura que tú cabeza te dice una cosa y el corazón te dice otra cosa.

— ¿Que más puedo hacer?—Tengo mucho que pensar.

— Puedes hablar con él—ni loca—tal vez él siente lo mismo—obviamente no, él solo pretende jugar conmigo.

— Lo dudo.

— Eres terca, sé que tú padre no estará nada feliz con lo que te voy a decir, pero te lo digo enserio: Habla con el señor Gallardo, averigua si el siente lo mismo que tú.

— Me asusta, tengo miedo de descubrir que no siente nada por mi, me aterra sufrir por el nuevamentele confieso

Cayetana me toma la mano.

— Pero es preferible saber la verdad que vivir engañada — como si fuese tan fácil—algo en mi me dice que lo que estás sintiendo es mutuo... — ya no sé qué pensar.

— Lo pensaré... Gracias por escucharme.

— No me agradezca, ya sabes que estoy aquí para tí.

Le doy una sonrisa. — Me iré acostar un rato, me duele un poco la cabeza—miento, Samuel me dejó exitada y necesito un poco de alivio.

— Vale—me levanto del taburete—iré a ver a la niña—añade.

—Gracias

✤✤✤

Ya en el atardecer, llamo a Horacio por teléfono.

— Hola, Andy... Te llamé con el pensamiento.

— Que tal Horacio — digo — ¿Todo bien?

Estoy sentada en mi cama.

— Todo excelente... Estoy preparándome para nuestra cita...dice. —Cita de amigos—se apresura en decir.

— Te llamaba por eso.

— ¿Que ocurre?¿No pensarás dejarme plantado, verdad?—Añade cauteloso.

— No es mi intención, pero no podré salir contigo, mi hija no se siente bien——digo una verdad a medias.

Mi hija ha estado un poco desanimada después que se fue Samuel.

— ¿Ya la vió un doctor? Tal vez solo quiere llamar tu atención... Ya sabes cómo es.

— Está desanimada... No la dejaré sóla. — Pero Andy—me interrumpe.

— Lo primordial en mi vida es mi hija, y no la dejaré sóla solo para salir contigo... Lo siento.

— Yo lo siento más... ¿Lo dejamos para mañana?.

— No lo sé... Yo te aviso—le digo para que no continúe insistiendo.

— Está bien—añade desanimado—pero me llamas si cambias de opinión, o si quieres distraerte un poco aunque sea por un momento.

— Lo tendré en cuenta... Adiós Horacio.

— Adiós Andy.

Cuelgo.

Antes de dejar el celular en la mesita de noche, la vibración me interrumpe. Miro el identificador y mi corazón da un brinco al ver quién es.

— Hola—digo nerviosa al responder. Mis pulsaciones se aceleran de inmediato y por alguna razón me ruborizo.

— Hola preciosa—responde con voz cálida y ronca como un bombón de chocolate — llamaba para saber cómo estás.

— Estoy bien—susurro con voz titubeante.

— ¿Saldrás a cenar con ese imbécil?—Por actitudes como éstas son las que me confunden, pareciera que estás celoso.

— No es un imbécil, su nombre es Horacio, y no... No saldré con él, acabo de cancelar.

— Me alegra oír eso.

No sé si reír o enfadarme.

— ¿Que estás haciendo?—Le pregunto

Tal vez está con otra y yo como una estúpida pensando en tí.

— Acabo de darme una ducha, estaba algo sucio — su tono es entre misterioso y seductor.

— ¿Que te sucedió para que estés sucio?

— No querrás saberlo—¡¿Acaso ha estado con otra?!

— ¿Que estuviste haciendo?—Maldita sea mi curiosidad, ¿Enserio quiero saberlo?

— Estuve masturbándome mientras pensaba en tí—literalmente me ha dejado boquiabierta y las mejillas más roja que un tomate por culpa de su desfachatez.

— Andrea—¿Estás ahí?.

— ¡Eres un descarado! ¿Cómo te atreves decirme algo así?

Que hipócrita soy, hice lo mismo después que saliste de ésta casa, pero no sé lo estoy gritando a todo el mundo.

— Tu preguntaste y yo solo te estoy respondiendo con la verdad.

— Idiota... ¿Cómo sé yo, que no me estás mintiendo?

— ¿No me crees que me masturbe pensando en tí?¿Quieres saber dónde tengo mi mano en éste preciso momento?

— ¡No quiero saberlo! — Si quiero¡ Y no entiendo porqué me estás diciendo todo ésto! — Joder... Mi sangre se ha inflamado.

— Porque quiero que sepas lo que me provocas, no tienes idea de cuánto te deseo—¡oh Dios!

¡Me desea! Si supieras que yo también.

— No mientas, y aunque así sea, solo tendrás que conformarte con verme... No permitiré que me toques——miento una vez más

— ¿Cómo estás tan segura de algo así?

— ¿Para que estás llamando exactamente? — Necesito un poco de aire fresco y una distracción.

— Quería oír tu voz—creo que voy a morir de un ataque al corazón.

¿Cómo llegué a esto con él? Hace unas semanas atrás estaba odiandolo porque no quería ayudarme con nuestra hija, y ahora estamos teniendo una conversación no apta para menores de edad.

— Ya me oíste.

— Quiero pedirte algo.

— Depende de lo que sea—le digo

Mi sexo está pidiendo atención.

— Quiero invitarte a cenar mañana.

— No lo sé, debo pensarlo.Me muero de ganas de estar contigo, pero no te lo demostraré... No todavía.

— Ya me dirás que sí, no creo que puedas continuar resistiendote.

— Eres un engreído. — Tal vez.

— Iré a ver a Zoe.... Nos vemos mañana.

— Vale, dale un beso en la frente de mi parte a nuestra hija, y a ti te envío un beso enla boca.

Cuelgo antes que termine suplicándole que regrese a mi casa o yo ir por él.

✤✤✤

A la hora de la cena, mi padre, Zoe, Cayetana y yo estamos sentados en el comedor, disfrutando de una deliciosa comida.

Mi padre decide irrumpir la tranquilidad.

— Los Castros están furioso con la decisión que tomaste de vender el holdings Restrepo.

— Era obvio ¿Saul te llamó?

— No, pero si lo hizo su padre.

Ese maldito hombre.

— No me sorprende, Alberto Castro es una maldita sanguijuela.

— Lo sé, y créeme cuando te digo que estoy disfrutando éste momento, esos malnacidos pensaron que se quedarían con ese holdings.

Mi padre no le perdona a Alberto Castro lo que hizo con mi madre... Y a decir verdad yo tampoco se lo perdono.

— Lo peor para esos desgraciados sería que Samuel Gallardo sea el nuevo dueño del holdings Restrepo, no lo soportan, y para colmo Gallardo no les agrada los zánganos chupasangre.

¿Samuel el dueño del holdings?¿Quiero eso? ¿Quiero venderle el patrimonio de mi hija a su padre?.

— No lo había pensado.

— Él sí—¿Qué?

— ¿Te dijo algo?

—-Si, me dijo que estaba interesado en el holdings.

— ¿Por eso sugeriste que me reúna con él, mañana a la hora del almuerzo?

— ¡¿Verás a mi papi?! — Interrumpe Zoe con entusiasmo—¿Puedo ir contigo?

— Mi amor, tu madre tendrá una reunión con tu padre... Es un asunto netamente de negocios

Cayetana me mira y disimula una sonrisa.

¡¿Que estás pensando?! Solo será un almuerzo de negocios.

— Pero yo quiero ir—insiste mi princesa.

— Cariño, tú no puedes salir... Te prometo que le pediré a tu padre que venga a visitarnos.

— ¿Lo prometes?—Me derrite el corazón esa ternura que irradia.

— Por supuesto—le sonrío.

— ¿Quieren postre?—Dice Cayetana, poniéndose de pie.

— Por supuestole dice Mi padre.

— Ya regreso—le doy un sorbo a mi copa.

✤✤✤

Dos horas después, me quito el vestido, me he vestido con mi pijama, me coloco al lado de mi hija y lo abrazo.

— Te amo mami—susurra adormilada

¿Puedo dormir contigo?

— por supuesto... Te amo mi dulce bebe—beso su cabecita—buenas noches amor de mi vida.

— Buenas noches mamita. Nos dejamos llevar por morfeo.

✤✤✤

Unas pequeñas manitos acarician mis mejillas, sonrío ya se de quien es. Abro mis ojos y veo a mi princesita de ojos grises.

Agradezco a la vida vivir estos momentos al lado de mi princesa.

—Buenos días bebe

— ¡Buenos días mami!—dice con energía.

— Mi beso de buenos días—le digo

Ella se acerca a mi y besa mis mejillas.

— ¡Ataque de besos! — le digo y empiezo darles beso por su frente, su cabecita y sus mejillas, ella se ríe feliz,
Después de juguetear con mi niña, he decidido levantarme.

—Buenos dias papá—saludo a Papá, con un beso en su mejilla.

— Buenos días hija—responde con cariño y sigue bebiendo su café.

¿Y mi nieta?

— Le llevaré el desayuno a su cama.

— No te preocupes, lo haré yo—dice, pero antes de levantarse de la silla somos interrumpido por el sonido del celular.

Yo me voy a la cocina.

Tal vez más tarde debería ir al salón de belleza, quiero estar implacable para mí reunión con Samuel Gallardo.

✤✤✤

Espero les guste, voten y comenten ♡♡♡

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