Capítulo 31
JOSÉ ANTONIO
— Samuel estuvo aquí y discutimos—le digo a mi esposa mientras le sirvo una copa de shiraz —Ella me mira con asombro momentáneamente mientras coge la copa.
— ¿Por qué han discutido?—Pregunta y se sienta en el sofá.
— Beatriz vino a visitarnos cuando tú aún estabas en el hospital y me comentó que han ido visitar a la hija de Samuel, ¿Por qué no me lo haz dicho?.
— Maldita chismosa—balbucea.
— ¿Perdón?—Digo atónito por su reacción.
— Note lo dije a tí.
— Por supuesto que no, pero me sorprende que te refieras en esos términos a tu mejor amiga ¿Que ha
sucedido?.
La noto tensa ¿Habrá discutido con Beatriz? Está molesta y al parecer es con ella.
— No ha sucedido nada ... ¿Que más te dijo Beatriz?—Le da un sorbo su copa de vino.
— me comentó que esa muchacha...
— Andrea—me interrumpe—se llama Andrea, y es la madre de nuestra nieta—añade molesta
— Beatriz me comentó que Andrea, fue bastante hostil contigo, incluso no dejó verte a la niña.
— Eso no es cierto, Andrea, fue amable... Incluso me dejó interactuar con la niña y darle un beso... Fue un momento hermoso, lleno de emociones. ¿Por qué Beatriz te dijo mentiras?.
— No sé... Dímelo tú—le digo.
— Si Andrea, hubiera sido hostil, estaría en su derecho... Beatriz y yo entramos a su casa sin anunciarnos antes.
— Beatriz me dijo que Andrea no es buena madre, incluso me sugirió demandarla para quitarle a la niña.
Tal vez Beatriz exagera, como abogado que trata de hacer justicia, debo investigar muy bien antes de hacer alguna estupidez... Esa niña es mi nieta. Y aunque reconozco que me hubiera gustado que Samuel se hubiera casado antes de concebir esa niña, no fue así, es padre sin estar casado y para colmo embarazó una adolescente, pero eso ya es pasado, ahora debo pensar en el presente y futuro.
— ¿Que haz dicho?—Se voltea hacia mi horrizada—Andrea es una excelente madre... Se desvive por Zoe... Yo fui testigo de su sufrimiento mientras la niña estaba en el hospital——afirma con pasión—Beatriz miente porque está celosa.
¿Beatriz celosa? ¿De qué o quién?
— ¿Por qué Beatriz debería estar celosa?Ella se pone de pie y se dirige hacia la chimenea.
— No lo sé. Estás ocultandome algo.
— Estás rara desde que regresaste del hospital... Dime qué ha ocurrido para que estés así.
— No ha ocurrido nada—eres pésima mintiendo Soledad.
— Sabes que no me gusta que me ocultes las cosas, así que habla ahora y dime qué te sucede—alzo la VOZ.
— Vero me dijo algo, eso es todo——mmm, no le creo. — ¿Discutiste con ella?
— Si, NO... —
Nuestra hija aparece e interrumpe nuestra conversación.
— Hola ¿Todo bien?—Dice mirándonos a ambos.
— ¿Por qué no habría de estarlo?—Le respondo sarcástico viendo a soledad.
Mi esposa suelta un suspiro. — Ayudaré a Gaby a preparar la cena——dice
Por lo visto no me dirá nada, pero pronto descubriré que te sucede Soledad, sólo espero que no sea nada grave.
⍣⃝⍣⃝⍣⃝◡̈⃝︎
ANDREA
— Mami... mamá... mamita ¿A que hora llegará mi papi?—Pregunta mi niña con entusiasmo.
— Hija, me has preguntado más de diez veces lo mismo, y la repuesta es la misma; tu padre llega en un rato más, ten un poco de paciencia ¿Si?
— Pero mami, yo quiero ver a mi papi ahora
— CONOZCO ésta niña y sé que está tratando de manipularme para que yo llame por teléfono a Samuel y él venga de inmediato.
Ayer lo esperaba con ansias, pero Samuel no pudo venir por un problema en su empresa, al menos eso dijo cuando llamó para disculparse.
— Cariño déjame cocinar ¿Quieres?—Hoy decidí cocinar yo.
En realidad quiero impresionar a Samuel con una buena comida.
— ¿Puedo ayudar?
— No... Es más; usted señorita, debería estar en su cama, recuerda que estás delicada de salud — la regaño por desobedercerme y no quedarse acostada.
— Yo quiero ver qué estás haciendo—me responde seriamente — ¿Que vas a cocinar para mi papi?——Añade
— Haré filete mignon acompañado de salsa de champiñones y algunos vegetales.
— Los vegetales son malos, mejor haz macarrones con queso——me exige y pone sus manos en su cintura.
— Cariño, deja a tu madre cocinar y me acompaña a tu habitación ¿Si?—Cayetana le habla con dulzura pero por su expresión sé que mi princesa testaruda no hará caso.
— No, yo quiero que mi mamá haga Espagueti con carne.
— vale, haré los dichosos espagueti con carne— es su platillo favorito
Niego con la cabeza, mi niña si se lo propone puede ser muy controladora.
De la alacena tomo la pasta, cuando estoy abriendo el paquete me detengo al ver como mi hija abre el refrigerador y empieza sacar algunas naranjas.
— ¿Que estás haciendo?——Pregunto curiosa. —Haré un delicioso jugo para mi papi.
— Hija ¿Por qué no vas a tu habitación? Cayetana acompañala por favor.
— No, me quedaré contigo——su tono de voz es frío como la de su padre.
— Vete a tu habitación... entiendes que no puedes estar aqui——ella está convaleciente. — Por favor hija——insisto.
— Déjame hacerle un juguito a mi papi, por favor—se dirige al refrigerador nuevamente para sacar más naranja
— Yo haré el jugo, tú vete a ponerte linda para cuando llegue Samuel ¿Si?—Cambio de táctica esperando que me funcione, quiero que salga de la cocina.
— Vale, me pondré linda y cuando esté lista regresaré a ver como continúas con la comida.—Madre mía no se dará por vencida.
Zoe sale de la cocina en compañía de Cayetana, sacudo mi cabeza y me pregunto de donde habrá sacado lo controladora, siempre ha sido asi.
Minutos después mi hija regresa vestida con un vestido de corpiño y faja en la cintura de seda, la falda de tul color azul cielo.
— Wow, que guapa que estás—le digo
— Espero que no te molestes, insistió en ponerse ese vestidome dice Carla apenada, el vestido es demasiado para un simple almuerzo, aún así es sólo un vestido.
— No te preocupes—le doy una sonrisa tranquilizadora.
— ¿Te ayudo en algo?—Añade
— Estoy terminando, solo me falta rayar un poco de queso, ¿Puedes hacerlo? Quiero cambiarme de ropa
— Por supuesto, ve a cambiarte—me quito el mandil.
Me acerco a darle un beso a mi princesa.
— Gracias mamita.
— ¿Por qué?—Le pregunto sorprendida
— Por hacer los macarrones——ah, era eso.
— Haría cualquier cosa por ti—ella me regala una sonrisa y rodea mi cintura con sus pequeños bracitos.
— Te amo mamita——sonrío emocionada.
— Yo también te amo mi vida
Me inclinó hasta quedar a su altura.
— ¿Crees que el abuelo regresará para almuerzar?
— Lo dudo, el tenía un almuerzo de negocios. — Ya veo—dice decepcionada.
Le doy un beso en la mejilla.
— Ya regreso.
— ¿Te pondrás linda para papi?¿Qué? Claro que no, ósea ¿Por qué tendría que
ponerme bonita para Samuel? No me importa lo que opine él de mí.
— No, yo solo quiero cambiarme de ropa.
Estoy vestida con un pantalón de chandal negro y una camiseta roja, no estoy presentable.
Me incorporo. — Ya regreso.
Ya en mi vestidor observo mis vestidos. Hace tiempo que no me pongo un vestido, creo que hoy será la ocasión en qué me pondré uno.
Me decido por un vestido corto de color blanco de encaje floral, escote un tanto sugerente, aunque elegante, mangas cortas y con un lazo de seda en la cintura color azul.
Me maquillo muy poco, me cepillo el cabello, le hago ondas en las puntas y por último me pongo un poco de brillo labial.
Finalmente me pongo unas sandalias Jimmy Choo tacón de aguja alto de metal plateado y correas curvas que encierran el arco y los tobillos.
— Andrea, estás preciosa——dice Cayetana cuando regreso a la cocina.
— Mami, estás hermosa——dice mi hija
— Gracias.
— Papi se sorprenderá—ojalá, quiero causarle una buena impresión.
Maldita sea, quiero que vea que puedo ser bonita, aunque él puede estar rodeado de mujeres mucho más hermosas que yo.
— No pretendo sorprender a tu padre.
Cayetana me observa con cara que dice; ¿A quien pretendes engañar? Si te haz vestido así exclusivamente para el padre de tu hija.
— No me he vestido así para Samuel—le digo sonrojada por mi descarada mentira.
— Si tú lo dices——responde con tono burlón. Maldita sea, estoy siendo demasiado evidente. El sonido del timbre de la puerta de entrada me distrae momentáneamente pero mi corazón empieza a latir más rápido. Es él.
— Iré abrir la puerta.
Cayetana se marcha de la cocina para ir abrir la puerta.
— Mi papi estará feliz de vernos ¿Verdad? —Murmura mi hija.
Ojalá hija...
Ojalá. — Espero que si.
— ¿Hiciste el juguito de naranja?—Pensé que lo había olvidado.
— Lo haré hasta que tú padre esté aquí.
— ¡Andy! — Exclama la voz de un hombre y no es Samuel.
— Horacio—no lo esperaba.
Él se acerca y besa mi mejilla.
— Wow, estás realmente hermosa — añade dándome una mirada de pies a cabeza, y deteniéndose en mis piernas, de inmediato me siento incómoda.
— Gracias.
— ¿Cómo haz estado?——Fija su mirada en el escote de mi vestido.
Me alejo de él, no me gusta como está mirándome.
— Bien ¿Y tu?—Trato de sonar amable.
— Ahora que te veo así de bonita, estoy perfectamente bien.
Me pongo detrás de la isla de la cocina. Mi hija se pone al lado de mi de forma protectora.
— Y ésta preciosidad ¿Cómo estás?—Le dice a Zoe.
— Estoy bien——le responde mi hija con tono cortante.
Horacio sabe que Zoe es celosa.
— Me alegro... ¿Te haz sentido bien?
— Si—se limita en decir mi hija.
— Que bueno
—No te esperaba por aqui—digo
— he venido a verte—se acerca al otro extremo de la isla y toma mi mano. — Difinitivamente estás hermosa—acerca mi mano a sus labios con la intención de besarlo, pero yo aparto mi mano.
— Gracias—respondo nerviosa.
— ¿Desea algo de beber señor Luján? Pregunta Cayetana.
— No te preocupes, no quiero nada.
Él no aparta su mirada de mi escote.
Miro hacia abajo, y me doy cuenta que Zoe, está fulminando con la mirada a Horacio.
— Horacio—le digo incómoda.
— Dime.
— ¿Puedes dejar de mirarme el escote? No me gusta
— Lo... Lo siento—murmura avergonzado y aparta su mirada.
El timbre suena otra vez.
— Iré abrir la puerta—me dice Cayetana y nuevamente se dirige a la entrada.
Nos quedamos en un silencio—incómodo.
— Siento hablarte así, pero no me gusta que me estés viendo asi—le digo a Horacio.
— Lo siento, es sólo que hacía tiempo que no te veía tan hermosa.
— Tu y yo hablaremos pero no delante de mi hija—añado y espero que entienda.
— Lo siento—dice otra vez.
— ¡Zoe!—Interrumpe la voz de un hombre y hace estremecer todo mi cuerpo.
Alzo mi mirada y veo a Samuel Gallardo entrando a la cocina, vestido implacablemente con traje negro, camisa negra y sin corbata.
Que guapo es. Demasiado guapo. No puedo apartar mis ojos de él.
— ¡Papi! — Grita mi niña emocionada y corre a los brazos de su padre quien está esperandola con los brazos abiertos.
Observo como Cayetana se le cae una lágrima de la emoción.
— Papi—repite y besa la mejilla de Samuel.
— Zoe, mi princesa—dice Samuel con voz dulce y dando una vuelta con su hija en brazos.
Él besa la cabecita de Zoe. — ¿Cómo está mi dulce niña? — Genial.
Samuel le regala una hermosa sonrisa a nuestra hija.
— Que alegría escucharte que estás genial — añade y besa nuevamente la mejilla de Zoe.
Con nuestra hija en brazos se acerca a mi.
— Hola Andrea—se acerca a mí y besa mi mejilla.
— Hola Samuel—digo tratando de ocultar los nervios que solo él me provoca.
— Horacio Luján ¿Verdad?—Añade con tono frío dirigiendo una mirada gélida a Horacio.
— Si, usted es Samuel, el padre de Zoe—responde Horacio con disgusto y a regañadientes extiende su mano para saludar a Samuel.
Ambos se dan un apretón de manos, pero se fulminan con la mirada.
— Me sorprende verlo aquí—dice Samuel enojado.
— He venido a visitar a Andy—responde Horacio.
Samuel me da una mirada como si estuviera pidiendo explicaciones, pero antes que conecte mi cerebro con mi lengua, Zoe dice:
— Pero él ya se va a su casa.
— ¡Zoe!—La regaño por su comportamiento.
— Tu cocinaste para mi papi, no para él—apunta con el dedo a Horacio.
— Que niña tan simpática—añade Horacio y finge una sonrisa.
— Hija, discúlpate—le exijo
— No te preocupes Andrea, es lógico que ella quiera estar con su padre, en todo caso yo ya me voy—dice Horacio incómodo.
— Te acompaño a la puerta.
— Adios señor Gallardo, adiós Zoe—Horacio se despide, pero ni mi hija ni Samuel le responden.
— Ya regreso — digo y salgo junto a Horacio a la entrada.
— Disculpa a Zoe, estoy segura que ella no quería ser descortés contigo—no sé que más decirte.
— No te preocupes Andy... Todo está bien—se que está mintiendo, seguramente se sintió fatal por culpa de mi hija celosa.
— No sé que decirte, solo puedo pedirte disculpas.
— No te sientas mal, pero si quieres hacer algo para hacerme sentir mejor, acepta salir conmigo — su petición me deja desconcertada.
— No puedo... Debo cuidar a mi hija.
No me apetece salir contigo, pero tampoco quiero hacerte sentir mal.
— Tu hija puede cuidarla Ignacio o Cayetana—insiste.
— o tal vez su padre... Por favor acepta salir conmigo... Cómo amigos ¿Si?.
Sería descortés de mi parte rechazar su invitación, después de todo él nunca me ha fallado como amigo.
— Está bien Horacio, acepto salir contigo
— ¡¿Es enserio?! — El tono de su voz es de emoción, y sus ojos brillan.
Yo asiento con la cabeza.
— Pero no te hagas ilusiones, solo acepto salir contigo porque eres mi amigo.
— Entonces nos vemos ésta noche, — ¿Ésta noche?—ponte guapa para mi—añade y besa mi mejilla.
— Pero...
— Pasaré por ti a las ocho.
Abre la puerta y sale con una enorme sonrisa
—¿Saldrás con él?—Dice una voz furiosa detrás de mi haciéndome saltar del susto
Me volteo y me encuentro a Samuel mirandome con rabia, trago saliva al notar la ira que emanan sus ojos.
— ¿Estabas escuchando?
— Te hice una pregunta Andrea: ¿Saldrás con él?——Añade furioso haciéndome estremecer.
—No es asunto tuyo—respondo con timidez.
—Tienes razón, no es mi asunto—se da media vuelta y regresa a la cocina dejándome descolocada.
¿Que ha sido todo esto? Maldita sea, no debí aceptar la invitación de Horacio.
Entro a la cocina, y veo a Zoe, dándole unas galletas a Samuel.
— ¿Almorzamos?—Sugiero nerviosa
Samuel me da una mirada ardiente por un segundo. No ha hecho ningún comentario acerca de cómo me veo.
Que estúpida soy, obviamente no lo impresionaré, seguramente ha visto a mujeres vestida con vestido mucho más bonitos y hermoso, pero al menos esperaba un: « estás hermosa Andrea» aunque sea por cortesía.
— Si——responde mi niña. — Cayetana, ¿Puede servir la comida en el comedor? — Por supuesto.
— Hija vamos al comedor—digo tratando de ocultar la decepción que estoy sintiendo.
En la mesa, Samuel, sólo habla con Zoe, ambos parecieran ignorarme y honestamente me siento dolida.
Cayetana sirve la comida, pero Samuel no hace ningún comentario acerca de la comida ¡¿Dónde han quedado sus modales?!
— espagueti con carne —murmura mirando Zoe—son mis favoritos—de tal palo tal astilla.
gracias señora Cayetana, seguramente están deliciosos.
¡Yo hice la comida!
— Lamento decirte que lo hice yo—le digo, pero antes que haga algún comentario el telefóno de Samuel comienza a sonar.
— Bueno—gruñe con frialdad al contestar—¿Que?¿Cuando?—Escucho que dice—eso es genial—añade dándome una mirada.
Nuestra hija está atenta a la conversación de Samuel.
— Vale, hablamos más tarde—cuelga.
— Tu padre finalmente ha firmado... Ya somos socios—me dice
— Que bien por tí.
— Por tu reacción deduzco que ya sabías ¿No es así?—Obvio, lo sabía.
— Por supuesto que sabía.
— ¿Estás de acuerdo con nuestra sociedad?—Añade.
— Es una gran oportunidad para mi padre, estoy segura que ambos lograrán grandes cosas.
— Tu padre es un hombre inteligente——añade y empieza a comer.
— Ésto está muy bueno
— murmura mientras saborea la comida.
Además de hermosa, eres una excelente cocinera
— siento como los colores suben al rostro.
¡Me ha dicho hermosa!
— Pretendía cocinar filete pero Zoe me exigió hacer espagueti—digo tímidamente.
— Los espagueti con carne son mis favoritos—murmura mi hija
— ¿Enserio? También son mis favoritos——le responde Samuel.
Bebo un poco de zumo de naranja para calmarme.
Samuel le gustó mi comida y me ha dicho hermosa.
⍣⃝⍣⃝◡̈⃝︎
Tras disfrutar del almuerzo y la compañía de Samuel, él me dice:
— Quiero hablar contigo... en privado — Vale
¿Que querrá?
⍢⃝⍣⃝◡̈⃝︎⍨⃝⍣⃝◡̈⃝︎
Les traigo otro capítulo espero les guste
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top