Capitulo 2

SAMUEL GALLARDO

Sé que tenía que ir con Beatriz está noche para tener una sesión en su cuarto del placer y dolor pero me importa una mierda. Saldré con Andrea.

-¿Adonde vas hermanito?- aparece mi entrometida hermana.

-Saldré por ahí -respondo restándole importancia.

-¿Saldras solo o con una chica?-Ella está muy curiosa, se que es culpa de Flavio por traer una chica diferente cada domingo en los almuerzos familiares y yo nada.

Es obvio, Flavio es normal y tú no

-No es de tu imcumbencia - si hay algo que detesto y no hago es dar explicaciones.

-Dime Samuel -ella hace pucheros -No te metas en mi vida Vero -esta empezando irritarme.

- Idiota-dice molesta y se da la vuelta para subir las escaleras.

Yo se que soy un idiota Vero -Salgo de mi casa rumbo a la heladería. Me ire a reunir con Andrea, tendremos una ¿cita?

¡Joder! ¿Que estoy Pensando? esto no es una cita romántica. Yo odio las flores y corazones. No me gusta ese tipo de relaciones. No debería salir con ella, solo es una niña, pero ya esta. No puedo dar marcha atrás. Además yo le pedí que saliéramos, no puedo faltar a mi palabras, no sería honesto de mi parte.

Como si la honestidad fuera lo tuyo Samuel, me lo paso mintiendole a mis padres, ahora a Beatríz.

Me subo a mi coche para juntarme con Andrea. Solo espero que por esta locura los latigazos de Beatriz no sean muy duros. La ultima vez que me castigó dejó marcas en mi espaldas y en mis piernas. No quiero ni imaginar cómo se pondra si descubre que voy a salir con una niña. No puedo ni pensarlo lo que ella podria hacerme como castigo por mi desobediencia y peor aún, si se llegase a enterar que la he dejado plantada para salir con una chica.

Estoy un poco nervioso, nunca antes he salido con un chica, intenté resistirme y no volver a verla, pero durante la tarde no podia dejar de pensar en nada mas que no sea ella. Soy un tonto.

***
En cuestión de minutos aparcó enfrente de la heladería.

Por la ventana del coche puedo verla parada afuera  de la heladería. La pequeña Andrea es simplemente hermosa.

Salgo de mi coche y me acerco a grandes zancadas hacia dónde está ella.

—Andrea.

Ella alza su mirada y al verme me regala una hermosa sonrisa.

—Samuel— responde cohibida.

Me acerco a ella y le doy un beso en la mejilla a modo de saludo. Puede sentir que se sonroja.

—Pensé que no llegarías— añade sonriente.

—Por nada del mundo te dejaría plantada— deje plantada a Beatríz, seguramente en estos momentos está deseando matarme.

Ella baja la mirada y disimuladamente su sonrisa se amplía.

—¿Adonde me llevarás?— Pregunta nerviosa y levanta la mirada nuevamente.

—Hay muchas posiblemente — murmuro — Pero iremos adónde tu quieras ir.

Tu solo quieres llevartela a un lugar para follarla, pervertido.

—Quiero ir cenar — me redpinde.

—Entonces iremos a cenar a un lindo restaurante.

¿Samuel tendras una cita? ¡Claro que no! Solo iremos a cenar... Nada más.

—Vale. Andando— añade.

Le abro la puerta del coche. Ella se sienta en el asiento del copiloto.

Rodeo el auto y entro.

Su olor me invade mi fosas nasales. Me giro a mirarla, es hermosa, inocente, pura. Mierda ¿Que estoy haciendo?  Debería dejar que se vaya.
Pero aunque sea una dulce adolescente quiero salir con alguien normal aunque sea sólo una vez en mi vida. Después de esta noche no la volveré a ver.

Enciendo el coche y arranco. No quiero mirarla para no des concentrarme.

—¿Tienes novia?—suelta y yo me quedo perplejo.

¿Novia?

No, solo tienes una ama que últimamente se ha vuelto más posesiva de lo que ya era, y haz follado con alguna sumisa o ama en algun club sadomasoquismo.

—No Andrea, no tengo novia. No van conmigo — digo con frialdad.

No quiero que piense que pretendo ser su novio.

Entonces no la ilusiones.

—Entonces tengo dos alternativas—dice con inocencia.

—¿Cuales son?—Pregunto curioso.

—Eres un mujeriego o eres gay— responde dejandome sorprendido por su atrevimiento.

—Eres muy honesta y valiente para decirme eso— respondo molesto por pensar eso de mi.

Me gustaría detener el coche y demostrarle que no soy gay.

—¿Y cual es la respuesta?— insiste.

—Ninguna de las dos— me limito en decirle.

—Eres extraño añade y empieza a mirar a través de la ventana.

Extraño es mi segundo nombre preciosa.

Reprimo las ganas de parar el coche y pedirle que se baje. Continuó conduciendo, Andrea ya no dija nada. Me pregunto que estará pensando.

***
—Hemos llegado— digo cuando llegamos a un lindo restaurante.

Estaciono el coche.

Salgo y rodeo el coche y como un caballero le abro la puerta a Andrea.

Nuevamente me permito admirar su belleza.

Es muy joven, aún asi es atractiva. Ella está vestida con un vestido color rosa.

Zapatos a juego y una chaqueta color negro.

—Ven- agarro su mano y siento como si hubiera tocado un cable suelto. ¿Que ha sido eso?.

Olvido esa sensación extraña y entramos al restaurante tomados de la mano como una de jóvenes enamorados ¡¡JODER!! Nuevamente estoy pensando estupideces.

Suelto su pequeña mano y nos sentamos en una mesa cerca de la ventana. El camarero llega de inmediato.

—Buenas noches jóvenes—dice— aquí está la carta— añade entregandonos  la carta con el menu.

—Buenas noches yo quiero un jugo de mango— responde Andrea, sin mirar la carta.

—Yo quiero una copa de vino— añado.

  El camarero asiente y se retira.

Andrea mira la carta pero no dice nada.

—¿Decidiste?—le pregunto al verla que hace muecas extrañas.

—No. Aún no. Todo esta carísimo.

—No te preocupes, yo invito.

—No, quiero pagar lo que consumiré— responde desafiante.

Me quedo sorprendido, debe estar en la edad de la rebeldía. Aún así esto es una invitación.

—Andrea, te dije  «yo invito» pide lo que quieras— le sigo molesto

—No estoy acostumbrada que otra persona que no sea mi padre pague algo por mi.

—esta niña quiere desafiarme deliberadamente, pero te equivocaste de persona.

—Pero yo te invité y tu aceptaste—respondo fustrado.

—Esta bien, tu ganas esta vez. Pero la proxima vez yo invito—me regala una linda sonrisa y yo me relajo. —Vale.

no abra otra ocasión.

Finalmente Andrea se decidió por salmón acompañado con verduras salteadas, yo pedí lubina acompañado con algunas verduras.

—¿Tu vives en esta ciudad?—Pregunta Andrea mientras se bebe su jugo de mango.

—Si yo soy de aquí ¿porque?—Es que no yo soy de aquí, solo estoy de visita—responde y yo siento decepción, ella se ira.

—¿Cuantos días te quedaras  en Seattle?.—pregunto tratando de ocultar mi decepción. No que se vaya

¿Enserio Samuel?

—Me quedaré hasta el domingo y hoy estamos jóvenes por lo tanto me quedan tres días más en está ciudad—sonrie.

—Ah...¿Puedo acompañarte los días que te quedas en Seattle?—sugiero deseando que acepte— claro, si  es que deseas mi compañia.

—Esta bien. De todos modos no tenia nada que hacer, mi papi anda buscando un sitio donde poner su negocio —contesta.

El camarero llega con nuestra comida. Y yo no puedo dejar de mirar a Andrea. Me tienes realmente cautivado.

—¿Tienes hermanos?— Ella empieza intorrogarme despues que el camarero se aleja.

—Tengo dos hermanos. Un hermano mayor y una hermana menor.

—Que suerte tienes— comenta.

—¿Por que lo dices? —Me dio curiosidad.

—Por que tienes hermanos. Yo soy hija única y me siento sola—añade con tristeza.

—No te pierdes de nada, los hermanos suelen ser molestosos y quieren interferir en tu vida — digo pensando en lo entrometida que es Vero y en lo idiota que es Flavio.

—Aún así me hubiera gustado tener un hermano.

—Si tú lo dices ¿comemos?.

Ella solo me sonrie.

—Este lugar es lindo y acogedor, gracias desvia la conversacion
conversación.

—Si es verdad— Digo mirando el entorno.

Menteles de cuadros escoses, paredes de ladrillos y piedritas, ventana le grandes.

—¿Habias venido antes?—Pregunta.

—No.

A excepción de mis padres, he salido en algunas ocasiones con Beatríz.

Me olvido de Beatríz y me centro en Andrea.

—Por cierto, no me has dicho tu nombre completo.—añade.

—Creí decirtelo—niega con la cabeza.

—No, me dijiste que te llamabas Samuel.

—Mi nombre es: Samuel Gallardo León ¿y tú? Sólo se que te llamas Andrea, lindo nombre por cierto—ella se sonroja.

Me pregunto si todas piel se sonroja.

— Yo me llamo: Andrea del Junco

—Andrea....del Junco repito. Nunca olvidaré tu nombre.

—Si.

Reconozco que Andrea y yo hemos disfrutado un linda velada.

—¿Quieres postre?— Le pregunto.

—No.
—Entonces ¿Que quieres hacer?—añado mientras llamo al camarero para pagar la cuenta.

—Que tal si me llevas a bailar —sugiere.

—No creo que pueda, eres menor de edad, ningún centro nocturno  te dejara entrar.— ella se pone triste.

—¡Ah, Ya sé!— dice como si algo se le hubiera ocurrido.

—¿Que se te ocurrió?— Quiero saber.

—Ya verás— añade y sonrie.

Su hermosa sonrisa hace latir mi oscuro corazón.

Después de pagar salimos del restaurante y nos subimos al coche.

—¿Me dirás que se te ocurrió?—Pregunto curioso mientras conduzco.

—Busca un lugar no muy habitado—dice.

Me tenso ¿Que quieres hacer? ¿Follar? Por mi está bien.

De reojo observo un lugar apartado. Sin dudar me dirijo.

Estaciono el coche.

—Ven salgamos—pide ella y yo curioso obedezco salgo del coche, pensé que ibamos a follar dentro del coche.

Andrea enciende la radio y busca una canción romantica que no se de quien es.

—¿Me concede esta pieza?—Ella me tiende se mano sorprendiéndome.

Ya entiendo, ella no quieria follar, quiere bailar aquí en la calle.

Joder, no quiero hacer el ridículo bailando en la calle. No difinitivamente no lo haré.

—¿No quieres bailar?— Añade Andrea con voz teñida de tristeza.

¡Mierda!.

Eres un idiota Samuel.

—Regresemos—Andrea se acerca a la puerta del coche.

—¡Espera!—se da la vuelta —bailemos.

Tiendo mi mano y ella pone la suya encima de la palma de mi mano y tiro de ella. Empezamos a bailar.

Sé que somos unos tontos que estamos bailando en la calle.

Damos vueltas alrededo. La atraigo a mis brazos y seguimos bailando muy juntitos.

Para mi mala suerte la canción termina y Andrea se sale de mi agarre.

—Gracias señor Gallardo, por concederme este baile
— ella me sonrie.

No se si ell, o las luces pero cada vez me parece mas bella y sin dudarlo me acerco. La tomo por la cintura con una mano agarro duro cabello y con la otra mano rodeo su cintura. Le doy un beso en la boca. Estoy seguro que ella no lo esperaba.

Ella gime. ¡Oh por Dios! Mi pene cobra vida. Aprovecho de meter mi lengua. Su lengua inexperta acaricia la mía tímidamente.

Disfruto de las sensaciones que esta jovencita esta despertando en mi.

💕💕

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