Capítulo 18
He regresado al hospital e inmediatamente me dirijo al piso donde estaba mi cuñada.
Antes de acercarme a la habitación escucho unas voces en el pasillo, creo que es mi cuñada ¿No se iba ir almorzar con Flavio? Tal vez regresó, o tal vez discutieron, no lo sé ni me interesa. Me acerco un poco más para escuchar quien es la otra persona que está hablando con ella, tal vez sea alguna enfermera o quizás es la niña, aunque lo dudo, no creo que la niña lo dejen salir a la salita de espera.
De repente escucho un llanto desgarrador, provocando dolor en mi pecho.
— Tranquila Andrea— ¡Es Andrea la otra persona! No te desesperes — dice mi cuñada con tristeza.
—Como me pides tranquilidad, si mi hija esta muriendo y yo estoy muriendome con ella — responde Andrea llorando.
Ahí lo tienes maldito bastardo, haz hecho sufrir una mujer inocente... Haz cometido un grave delito, estás destrozando su vida maldito egoísta.
Esto es muy angustiante, no soporto escuchar como sufre.
—Andy pase lo que pase tu debes continuar con tu vidale aconseja Irina a Andrea.
—No... Si mi hija se muere, yo me quito la vida, no podré seguir viviendo sin mi niña, ella es mi vida. —añade Andrea decidida. — Zoe ha sido lo mejor que me ha pasado, con ella aprendí lo que es el amor incondicional... Con ella me emocione, reí, lloré, grité, me enojé, pero sobre todo supe lo que era lo más valioso en éste mundo para mi.
Sus palabras son como un cuchillo que me perforan el corazón. Duele... Duele demasiado.
— No te imaginas cuánto lo siento... ¿Enserio no hay ningún donante?.
Si supieras Irina... Si supieras.
— No, su padre es un maldito desgraciado... No me creyó nada de lo que dije, no creyó que teníamos una hija.
— Hijo de puta—ni yo podría decirlo mejor... Soy un hijo de puta.—¿Y que harás?.
— Tendré que humillarme, por mi hija soy capaz de todo, ella es lo mejor que tengo en mi vida, ella le trajo alegria a mi vida y sin ella no soy nada... si tengo que arrastrarme a los pies de ese hombre lo haré —No es necesario... Aquí estoy.
— Estoy segura que lograrás demostrarle que estás diciendo la verdad, ahora tienes que comer algo — escucho que dice mi cuñada
—No tengo hambre—responde Andrea.
—Por favor mirate lo delgada que estas, haz perdido peso —le recrimina Irina.
—No vas a descansar hasta que coma algo ¿Verdad?—Andrea se escucha cansada.
Me acerco otro poco y logro verla, ella esta muy delgada, debil. De la niña alegre que conocí ya no queda nada, parece una mujer muerta en vida.
Me siento tan culpable verla asi... Ella está sufriendo demasiado, me aparto para esconderme. No quiero que me vea por ahora, además esta Irina, y seguramente irá corriendo con mi familia si descubre la verdad y yo no estoy preparado para enfrentar ésto todavía.
Andrea y Irina pasan sin percatarce de mi presencia, cuando ellas desaparecen, camino hacia la puerta.
Abro la puerta sin pensarlo y entro. —Hola—me dice la dulce voz de la niña Tú hija Samuel, acéptalo... ¡Es tú hija! —Hola—respondo a su saludo.
—¿Vienes a leerme un cuento?—Me pregunta con timidez.
— No, he venido hablar contigo—digo nervioso.
Mis manos están sudando, trato de secar el sudor de mis manos en mi pantalón.
Inspiro profundamente y observo a la niña de pelo castaño, ojos grises y piel pálida que esta acostada en la cama. Se ve muy débil, indefensa, cansada.
—¿Como te llamas?—Me pregunta con timidez. —Samuel Gallardo—me acerco a ella.
Tengo el corazón latiendo a mil.
— Yo me llamo Zoe.
— Lo sé, lindo nombre por cierto—ella me regala una sonrisa.
—Gracias, mi mami y mi abuelito me dicen que mi nombre es lindo—añade.
— Ya veo, de modos que ya sabías que tu nombre es lindo.
Ella responde con un asentamiento de cabeza.
— Estuviste aquí antes ¿Verdad? Con el novio de la tía Irina.
— Si—estuve aquí y sentí mi mundo ponerse patas arriba.
— ¿Puedo preguntarte algo?—Me dice cohibida. — Dime.
— ¿Tú crees que yo me voy a ir a cielo? —Pregunta y yo siento que estoy en caída libre.
No permitiré que mueras pequeña.
—¿Por que dices eso?—Le pregunto con un hilo de voz.
—Por que yo tenía una gatita y ella un día se quedó dormida y ya no despertó, mi mami me dijo que mi gatita se fue al cielo—dice con inocencia y siento que mi corazón se rompe en mil pedazos. — Creo que estaba enferma como yo.
Siento como un nudo se forma en mi garganta. —Tu no vas a irte al cielo—le respondo con firmeza. —¿Por que?—Ella es muy dulce
—Por que yo no lo permitiré—te lo juro.
— No entiendo ¿Conoces a mi mami?.
— Sí ¿Por que?—Debo seguir el ritmo de su conversación.
—Mi mami es linda ¿Verdad?—Tu madre es hermosa —Si, tu mama es muy linda.
— ¿Sabes? Ella no tiene novio, y yo no tengo papá—ahí está su golpe de gracia.
— ¿Te gustaría tener un papá?.
—Si, me gustaría tener un papá como Lucy. — ¿Quien es Lucy?—Le pregunto
— Mi amiga de la escuela.
— Ah... Ya veo... ¿Cual es tu comida favorita?—Desvio su atención, no quiero oír que sus amiguitas tienen un padre y ella no.
—Me gusta el espagueti con carne.
—A mi tambien me gusta el espagueti con carne— ¡Que bien!.
—¿Te gusta el helado?—Pregunto
—Me gusta el helado de Vainilla y también los de chocolate—continúa diciendo.
Por una extraña razón empiezo relajarme lentamente. —¿Cual es tu película favorita?
— Mmm, no lo sé, mi mamá no me deja ver televisión, solo los fines de semana.
La televisión daña a los niños.
—¿Que edad tienes?—Ella debe tener un poco más de cinco años.
— Tengo cinco años con cinco meses, pronto cumpliré seis años—no dejaré que ella llegue su vida hasta aqui.
Ella merece seguir viviendo.
— Debo irme, ha sido un honor conocerte Zoe—digo y no miento, al parecer he hecho algo bueno en mi vida.
—¿Te vas?.
—Si, tengo algo muy importante que hacer——Al fin idiota. —¿Que vas hacer?—Me pregunta con el ceño fruncido.
—Salvar la vida del único ser que será mío para siempre.
— respondo con un nudo en la garganta—haré lo que esté a mi alcance para salvarla... Tal vez algún día ella quiera conocerme.
No lo pienses idiota, si te conoce saldrá huyendo. —No entiendo—me dice.
—No importa, te veré más tarde.
— Note vayas todavía.
— Lo siento, no puedo quedarme—no quiero encontrarme con Andrea en ésta habitación. — Eres hermosa, mereces vivir, mereces ser feliz.
Por instinto le doy un beso en la frente.
No sé que sucederá en el futuro, pero no te dejaré sola, te lo prometo.
ANDREA DEL JUNCO
— Aún no puedo entender como es que el padre de Zoe no te creyó ¿No llevaste alguna prueba que decías la verdad? —Pregunta Irina cuando ella y yo entramos a la cafetería.
Ella y yo nos hemos hecho amigas en ésta semana, ella quiere mucho a mi nena y yo estoy agradecida por regalarle un poco de su tiempo a mi hija.
—Disculpa no quise incomodarte—me dice al ver que no respondo
— El padre de Zoe, es el ser más despreciable que existe—digo con odio.
Todo el amor que sentí en mi adolescencia por él se ha convertido en odio.
— Lo siento— Gracias.
— Ahí hay una mesa desocupada — dice mirando una mesa vacía.
Irina, pide unos sandwichs de pollo y zumos de naranja. Ella me obliga comer aunque sólo puedo comer la mitad de mi sándwich.
— Haz comido muy poco ¿No piensas comerte el resto de tu sandwich?—murmura preocupada.
—No... No puedo—hice un enorme esfuerzo para comer. No puedo tragar nada, tengo un nudo constante en mi garganta.
—Andy—pone mala cara pero yo hago caso omiso.
—Debo ir a ver a mi niña—me disculpo y me levanto de la mesa.
— Esta bien, yo me comeré mi sandwich después me iré, mañana regreso.
— Vale, gracias por todo.
— De nada, solo espero que todo se solucione pronto.
— Ojalá—finjo una sonrisa—nos vemos mañana.
Despues de despedirme de la señorita Irina regreso a ver a mi niña.
Pero antes de empujar la puerta alguien me llama.
—Andrea.
—Samuel.
Maratón (2/6)
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