Capitulo 16

SOLEDAD FLORES

Empujo la puerta y entro a ver a la pequeña niña que está enferma de leucemia.

— Hola—digo acercándome.

La pequeña está sentada en su cama, mirando un libro. Alza la mirada y me responde.

— Hola

La miro detenidamente.

Que curioso, tiene los ojos grises como mi hijo. Según leí en una revista solo el 3% de la población mundial tiene los ojos grises. Siempre había pensado que mi hijo Samuel era el único que conocía con el color gris en los ojos, pero ahora veo a otra personita

con ese maravilloso color de ojos.

Me acerco más a la pequeña para ver el pigmento de sus ojitos.

— Yo soy la doctora Soledad tú eres Zoe Del Junco ¿Verdad?—Me siento en la orilla de la cama.

— Si, ¿Dónde está mi mamá?.

— Seguramente debe estar en la cafetería ¿Cómo te sientes pequeña?.

— Me siento cansada... ¿Cuando podré irme a mi casa?

Le sonrío.

— Esperemos que pronto, pero por ahora debes quedarte aquí—le digo — tus ojos son grises, y tú mamá tiene los ojos azules... Sabes, yo tengo un hijo con los ojos grises.

— ¿Cuántos años tiene tu hijo? ¿Tiene mi edad? Yo cumpliré seis años pronto—que tierna es, siento unas enormes ganas de abrazarla.

— Mi hijo tiene veintisiete—le respondo sonriente.

— Ah... Osea es adulto.

— Si—la observo detenidamente.

Es una locura, pero ésta niña es casi idéntica a Samuel... Que raro, tal vez sea mi imaginación.

— ¿Y tienes más hijo?—Me pregunta.

— Tengo dos niños hombres y una niña mujer, pero en realidad ya son adultos.

— ¿Y tú qué edad tienes?—Suelto una risa.

— Muchos años.

— ¿Esto?—Me enseña sus dos manitos.

— No tengo diez años, tengo mucho más.

— Ah... Entonces tienes la edad de mi abuelo Ignacio.

— Tal vez... ¿Que libro es ese?—Tomo el libro que estaba mirando.

Es el patito feo.

— Me lo regaló la señora Irina, es el patito feo—me dice.

— Irina es mi nuera — ¿Tú qué?.

— Es... Se podría decir que es como mi hija, pero no lo es.

— No entiendo—me dice.

Nuestra grata conversación es interrumpida por el doctor Guerra.

— ¿Cómo está mi paciente favorita?—Le dice el doctor con ternura a la pequeña Zoe.

— Estoy cansada, ¿Sabes dónde está mi mami o mi abuelo?—Le pregunta ella.

— Han salido, pero regresarán pronto. Me levanto de la cama. — ¿La revisarás?.

— No, hace poco ya la revisamos... Ahora debemos dejarla para que ésta pequeña descanse.

Él doctor acaricia su cabello.

Yo le doy un beso en la frente.

— Hasta pronto dulce niña—no sé cuándo la veré nuevamente, debo pedir unos días de descanso para visitar a mis padres.

— Hasta pronto señora—se despide Él doctor le sonríe y salimos de la habitación.

— Sole debo decirte algo... Es muy importante e increíble a la vez.

— Yo también debo decirte algo.

— Las damas primero—me dice y cierra la puerta de la habitación.

— No puedo seguir supervisando a la pequeña Zoe, mi madre ha enfermado y yo pediré que me den unos días de descanso para poder estar con ella.

— Lo siento, le pediré a la doctora Mendez que esté monitoreando a la pequeña.

— Gracias, ¿Que tenías que decirme?Empezamos a caminar por el pasillo.

— Descubrí quien es el padre de esa niña... Y no me lo creerás cuando te lo digas—me dice asombrado.

— Honestamente eso es algo que no me interesa, yo solo quiero que esa niña se salve, me duele verla tirada en esa cama, y me duele ver el sufrimiento de su madre y su abuelo.

— Déjame y te explico...

— ¡Doctor Guerra! — Grita una enfermera — lo necesitan en urgencias ¡Ahora!.

— Sole, hablamos después—sé va corriendo con la enfermera.

Iré hablar con el director del hospital, necesito un descanso para estar cerca de mis padres.

POV ANDREA DEL JUNCO

—Señorita del Junco, lo sentimos pero su hija ha fallecido —me informa el doctor.

— ¡No... No puede ser verdad! — Es verdad señorita.

— ¡NO... NO... ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?—ELLA NO PUEDE ESTAR MUERTA!-Grito desesperada.

—Lo sentimos mucho señora—el doctor Guerra me habla con tristeza.

— ¡NO0000000!—grito y entro corriendo en la habitación donde está mi niña.

me acerco en la cama, y ahí está mi Zoe, sin vida. Toco su carita, sus manitos. Está fría, muy fría.

— ¡NOOO000000... MI NIÑA, NO ME DEJES SOLA... POR FAVOR, NO!

Trato de tocarla pero no puede.

Zoe empieza a desaparecer en la cama.

— ¡Zoe... No te vayas!—¡Regresa por favor... Zoe! —Andrea, despierta—esa es la voz de mi padre.

Abro mis ojos y me encuentro con la mirada triste de mi padre.

— Andy, cariño ¿Estas bien? — Su voz es cansada y agónica.

— No, papá... me estoy muriendo junto con mi hija.

—¿Que soñabas?—Pregunta y se sienta en el sofá dónde me había quedado dormida.

—Lo que llevo soñando hace un par de días cuando mis esperanzas y mis sueños se terminaron—respondo con voz cansada.

Hace dos días que fui a ver a ese maldito en su oficina. Dos maldito días que Samuel Gallardo me dejo sin esperanzas de vivir.

Él hijo de puta se comportó tan cruel. Francamente no lo reconocí, ya no era el Samuel que conocí hace seis años atrás, ahora es un hombre déspota y sin corazón.

— Debemos prepararnos para lo que se nos acerca—me dice papá evaluando mi reacción.

— Tú prepárate, yo sé que va hacer de mi.—Digo y me paro del sofá.

—Andrea, por favor no me hagas esto ¿Enserio me dejarás sólo en esta vida?—Él se le cae las lágrimas — no seas injusta conmigo... Te lo suplico, no quiero perderte hija mía.

Me parte el corazón en mil pedazos al ver a mi padre destruido, pero mi decisión esta tomada, yo me iré de éste mundo con mi hija.

Lo siento mucho papá, pero para mí no hay esperanzas, ¿Para que voy a seguir viviendo, si mi Zoe no me acompañará?.

— Siempre estaré contigo papá. —Andrea—dice y se desarma llorando.

No puedo evitar llorar, me acerco y lo abrazo. Ambos lloramos desconsoladamente.

— Éste dolor es muy grande Andy, ya no puedo mas... no lo soporto—susurra mi padre sollozante.

Maldito Samuel, mil veces maldito. Aún no logro entender por qué me estás haciendo ésto. ¿Por qué? Te pedí que le des la vida a mi hija nuevamente, si no estás dispuesto ¿Por qué me la procreaste? ¿Por qué me embarazaste? Sé que soy responsable de mis actos, pero ¿Por qué no tomaste precaución y te cuidaste? Mi hija solo será una ilusión y tu eres el responsable.

—Perdón por la interrupciónnos dice la señorita Belmonte.

Mi padre y yo nos separamos —¿Sucede algo?—Pregunto limpiando mis lagrimas.

—Yo venía a leerle un cuento a Zoe—dice con tristeza.

—Ella esta dormida—digo y me acerco a mi princesa.

La observo detenidamente, cada día está más deteriorada, ella está más delgada.

Acaricio su mejilla y ella abre sus ojitos. —Hola mami—¿estas bien?—Ella se preocupa por mi.

Y de nuevo mis lagrimas corren por mis mejillas, no puedo con esto. Es más fuerte que yo.

—Mi niña, la señorita Irina ha venido a leerte los cuentos que a ti te gustan—dice mi padre al ver que yo no puedo articular palabra.

Se le ve muy cansada. Daría mi vida para que mi hija no esté en ésta situación

—Entonces te leeré un lindo cuento—Irina se acerca a mi niña — ¿Que te parece pulgarcito?—Añade y se sienta en la orilla de la cama.

—Si... —

Necesito un poco de aire.

—Iré a la cafetería ¿Vienes papá?

—Si hija, iré por un café—me responde mi padre Me acerco a mi nena y beso su cabecita.

—Ya regreso mi amor—digo y vuelvo besarla — te amo.

— Ya más mami. —Ya volvemos princesa—papá besa su cabecita.

Mi padre y yo salimos de la habitación dejando a mi nena con la señorita Irina Belmonte.

Resiste vida mía, lucha por tu vida.

— Andy ¿No has pensado insistir de nuevo con ese señor Gallardo?—Sugiere mi padre.

—Si papa, lo he pensado, pero será muy difícil entrar de nuevo en ese edificio—respondo con decepción.

Odio a ese hombre. Ni siquiera me dió el beneficio de la duda... Es un monstruo sin corazon.

— Inténtalo, y si te echa nuevamente, yo me ocuparé de el—afirma

— ¿Te ocuparás de él? ¿Cómo?

— Déjamelo a mí, solo te pido que lo intentes nuevamente ... Si no acepta ayudarte, yo me encargaré de él, te lo juro.

Vale papá, lo intentaré nuevamente, así me tenga que arrodillar delante de él para suplicarle.

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