Capítulo 1.

Era una agradable mañana de invierno. Bueno, si levantarse a las seis de la mañana para hacer la misma rutina de estudios de siempre es una buena mañana, sí lo es.

Me levanté de la cama esperanzada de que hoy fuera domingo, pero no, era martes.

Abrí el armario para coger la ropa que me pondría hoy, y no se me hizo tan difícil como otros días. Me resultó bastante fácil decidirme por unos jeans negros y una camisa con la palabra "kiss" en el medio. Mas tarde me arreglé el pelo haciéndome una coleta a un lado, y con mi gorra fucsia de siempre.

Ya estaba lista.

No necesitaba maquillarme ni nada de eso como las demás chicas de mi clase, más que nada porque nadie (como siempre) notaría mi existencia.

Después de mirarme por última vez en el espejo, me coloqué mi mochila en el hombro y salí de la habitación. Bajé las escaleras y allí me encontré a mi madre. Se encontraba entretenida leyendo un periódico y no se dio cuenta de que había entrado hasta que cogí una manzana para el camino del frutero y le di un beso en la mejilla, para después marcharme cerrando la puerta de casa e irme con mi monopatín hacia el instituto.

Me di más prisa de lo normal al darme cuenta de que llegaba algo tarde.

Cuando entré en el instituto, me dirigí a mi taquilla y allí guardé los libros que traía de casa y cogí los otros materiales para la siguiente clase. Mirando el reloj, cerré la taquilla y me dirigí a clase. Pero, por un despiste me olvidé el cuaderno y tuve que volver.

Pero tuve tan mala suerte de caer al chocarme con alguien. Todos los libros que sujetaba se me calleron y algunos bolis se rompieron al caer encima de ellos. Algo enfadada miré hacia arriba encontrando al culpable de mi caída. No fue hasta que le miré a los ojos, cuando hube reconocido a la última persona del mundo que menos quería ver.

-A ver si tienes más cuidado la próxima vez. -Le digo.

Pero el seguía sin prestarme atención, con la mirada embobada en una chica que pasaba por allí. Cansada de todo, me levanté del suelo después de recoger las cosas y me acerqué a él.

Sin notar mi presencia, aproveché y le empujé con todas mis fuerzas haciendo que él se diera con la pared. Sin querer no pude contener la risa y empecé a reirme en su cara.

-¿Qué te crees que estás haciendo? -Exclama enfadado.

-Empujarte. ¿Acaso no lo ves?

-¿Acaso no sabes quién soy yo?

-Sé perfectamente quien eres, y debo decirte que no me das miedo.

-Mira, no te metas conmigo, será lo mejor.

-¿Quién me lo va a impedir? ¿Tú? -Toma esa. Aquello le dejó sin habla. -¿Se te comió la lengua el gato o qué?

-Mira, a mi nadie me humilla de esta forma, ¿entiendes?

-Pues lo siento, pero te confirmo que ya lo estoy haciendo yo.

Y una vez dicho eso me fuí de allí como si nada hubiera pasado. He de decir que estuve bien, ¿no?

-¡Nely, vuelve aquí! ¡Aún no hemos acabado!

Se acordaba de mi nombre.

Eso hizo que me girara a su encuentro y le encontrara mirándome, con furia en los ojos por haber sido derrotado por una chica en su propio juego. Pero enseguida seguí mi camino y no le volví a prestar antención.

En la hora del recreo, entré en la cafetería para comprar un café. Necesitaba algo que me pudiera quitar un poco el cansancio que llevaba encima.

Una vez que tuve el café entre mis manos, me senté en una mesa sola para disfrutar tranquilamente de mi bebida, pero, como siempre, las cosas no eran tan fáciles y siempre tenía que haber una idiota para destrozar mi momento.

De repente, el grupo de stripers (yo las llamo así, porque no pueden enseñar más de su cuerpo. Podrían venir desnudas directamente) se acercaron a mí y con una mirada despreciable, me tiraron el café encima.

-¿Pero que haces? -La pregunto furiosa a Christina, la lider del grupo.

-Ahora no te me pongas chula. Mira, solo quiero que te alejes de mi novio, o sea, ¿entiendes?

-¿Y por qué tendría que hacerte caso? Tú no eres nadie para mandarme.

-Escucha, James, ¿no es así? -Da un golpe a la mesa y se me queda mirando con rabia. -Te lo voy a decir una última vez: no te acerques a Brian.

-¿Y qué me vas a hacer? ¿Me vas a pegar?

-Ponme a prueba.

Me levanté de la silla y e intenté pasar de ellas y marcharme para limpiar mi camisa, pero Christina seguidamente me cogió de los pelos para que no me fuera.

-¡Sueltame!

-Ya te lo advertí.

En ese mismo momento, mi ira iba aumentando por segundos. La rabia y el rencor que contenía dentro de mí, hizo que perdiera los nervios y comenzara una pelea con la tía más puta del lugar. La cogí del brazo y se lo retorcí para que me soltara. Ella soltó un gemido de dolor y seguidamente sus ojos parecían volcanes por el enfado. Se acercó a mi rápidamente y me dio una bofetada en toda la cara, causándome un dolor tremendo en mi mejilla derecha.

Podríamos haber seguido golpeándonos si Brian no hubiera entrado en la cafetería junto con su pandilla de amigos y me hubiera separado de Christina, llevándome en su hombro hacia el jardín. Le pedía que me soltara, le gritaba para que me bajara, pero el seguía sin hacer caso. Se quedó en silencio hasta que me bajó.

En ese mismo instante, lo empujé y seguidamente me senté en el suelo, intentando calmarme.

Pero sentí que se acercaba de nuevo y se sentaba a mi lado.

-¿Por qué no me dejas en paz de una vez? Por tu culpa me he peleado con tu "novia" y encima me separas de ella.

Él seguía callado mirando al frente. Yo sin embargo no aguantaba aquel silencio que habitaba a nuestro alrededor, por eso me levanté para marcharme, pero cogiéndome del brazo, me lo impidió.

-Suéltame Brian.

-Nely, no te vuelvas a meter con mi novia y asi no te meterás en más problemas.

-¿Ahora la defiendes? Fue ella la que empezó todo. No, perdón, si no te hubieras cruzado en mi camino esta mañana nada de esto hubiera ocurrido.

-Pues entonces no te vuelvas a meter en mi vida, es muy fácil.

Me quedé callada mirándole.

Al fin me soltó y antes de marcharme, me giré para encontrarme con una mirada triste. Entonces hablé.

-Echo de menos al Brian de antes...

Y una vez dicho eso, me fuí de allí olvidando lo ocurrido.

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