Epílogo: Siempre juntos

Finalmente ambos salimos de casa y nos dirigimos a la capital de Liones.
Corremos por los campos y bosques hasta que visualizamos la población que sale de la muralla debido a su crecimiento.

Ese detalle ya indica que han pasado varios siglos desde la última vez que estuvimos en la capital.

- Como ha cambiado la humanidad - dice Ban maravillando lo distantes que son las murallas de Liones desde la misma capital.
- Tengo entendido que desde el reinado de Margaret y Griamore la población creció tanto económicamente como civilmente. - le explicó a Ban
- Oh ya veo - dice Ban cogiéndome de la mano.

Paseamos tranquilamente por las nuevas calles de Liones. Hasta encontrar la puerta de la muralla y entrar dentro de lo que nosotros conocemos como la capital de Liones.

No puedo evitar sonreír y rápidamente mirar a Ban. La cantidad de cambios que está ha desarrollado no tienen nombre. Los niños juegas por las calles alegremente. Los ancianos sentados en los respectivos bancos enfrente de sus respectivas casas o incluso bares. Vigilan a los más pequeños. Y los adultos trabajan manteniendo la ciudad, y cuidado de su gente.

Sus calles su gente su ambiente. Quitando que las personas no son las mismas, todo sigue prácticamente igual a después de esa batalla, sumamente importante. No puedo evitar parar de sonreír. Veo los cambios, pero han hecho que la misma humanidad evolucione. 

Sin darnos cuenta, llegamos al cementerio de Liones, una vez allí, vemos nombres que recordamos escucharlos. Pero cada paso que damos en el se nos hace mas difícil, y sobre todo, cuando encontramos la tumba de Jerichó. Al lado de su hermano Gustaf. Nunca conocí al hermano, pero Ban dice que Jerichó lamento mucho su perdida. Y lo supero cuando Jerichó descubrió su poder que luego la llevaría a ser una gran caballera Sagrado. 

Recuerdo mis días con Jerichó... añorando la. 

- Se nota que no esta aquí - dice Ban agachándose delante de la cruz - Hola Perico

Ban sonríe al imaginarse a Jerichó recordar le que no se llama así, y luego soltar un suspiro. 

- Ya han pasado unos cuantos años desde que me dejaste atrás. Oh bueno, fue al revés. Yo te deje atrás. Sonara raro, pero te hecho de menos. Si me doy la vuelta, ya no estas siguiéndome como loca. Y quieras o no, duele. Pero no te preocupes, todo esta bien. Sabia que tarde o temprano morirías, y yo no... debido a mi inmortalidad. -  dice Ban que agacha la cabeza después de esa ultima frase - Iris y yo estamos bien. Nunca imagine que la muerte me haría tanto daño. Pero lo peor es nuestra inmortalidad. Saber que todos morirán y tu no, es tan doloroso Jerichó... En unos cuantos siglos quizás ni siquiera siento dolor por las muertes de mis nuevos amigos. Y sinceramente, no quiero, quiero llorar la muerte de Iris si es que ocurre en algún momento, y quiero que ella llore la mía. - dice Ban creando un silencio, no soy capaz de interrumpirle. Quiero que exprese todo este peso que todos sentimos - Hoy, hace mas de 200 años que termino la guerra. Que juntos ganamos. Por eso Iris y yo estamos aquí, visitados.

De repente Ban se levanta. Y me agacho yo para dedicarle algunas palabras a Jerichó.

- Hola Jerichó, cuanto tiempo. A día de hoy sigue habiendo gente que te cuida. Todo lo que ha dicho Ban nos representa a ambos. Nunca imagine que dejaría de hablarte, que morirías, y cuando nos dimos cuenta, Liones estaba desierto, no era el mismo Liones que había conocido. Quedarse  en la capital hacia demasiado daño moralmente, siempre tenemos el mismo aspecto, y la gente a nuestro alrededor envejece, y fallece. Como nos paso contigo. Tu envejecías y nosotros no. Y al final, moriste, con una gran sonrisa, cogiendo la mano de Ban durante la noche mientras dormías. Se que soñaste esa ultima noche. Estaba celosa, pero cuando me di cuenta, estabas muerta, y antes de poder reaccionar, tu cuerpo ya estaba aqui, bajo tierra. Hoy visitamos a nuestros amigos de aquel entonces. Y el dolor que siento en el pecho no tienen nombre Jerichó... ¿Por que duele tanto? - digo mientras las lagrimas se me escapan 

Cierro los ojos con fuerza intentando retenerlas. Pero una mano de enfrente me acaricia la mejilla. Al levantar la vista veo una imagen translucida de Jerichó. Con una gran sonrisa, cierra los ojos y inclina la cabeza dedicándome la mayor de sus sonrisas. Se levanta y la sigo con la mirada, se planta delante de Ban. Le rodea el cuello y junta sus labios. Ban ni siquiera me mira, la abraza con toda la fuerza para sentirla. No puedo apartar la mirada de ella. Jerichó, soño que besaba a Ban. 

- Iris, Ban... gracias por todo - dice Jerichó 

Y dicho esto, su figura translucida desaparece tal y como ha aparecido. Ban me mira y me levanta para abrazarme. Como si se arrepintiera. 

- Esta bien, era su ultimo deseo - digo 

Ban no dice nada y seguimos viendo las tumbas de todos. La de Howzer, Griamore, Veronica, Gilda... etc 

Pero en la de Gilthunder dos personas encapuchadas dejan un ramo de flores. Un mechon rubio alerta a Ban. 

- ¡¿Capitan?! - grita cogiendo al encapuchado mas bajito 

Les miro sorprendida pero el que sujeta Ban se da la vuelta, y efectivamente es Meliodas. 

- Hola Ban - dice con su sonrisa peculiar 
- ¿Que haces aqui? - dice Ban 
- Lo mismo que tu, visitar a nuestros amigos - dice 
- Entonces tu acompañante es Elizabeth - digo por descarte 

Ella se quita la capucha y reconozco ese pelo plateado con esos ojos de diosa que es. 

- Hola Iris, Ban - dice 
- ¿Por que huíais de nosotros? - dice Ban 
- Por que estamos en el infierno. Hemos venido por el día, por darles esa memoria que se merecen a nuestros amigos fallecidos. - dice Meliodas - La inmortalidad os trata bien ¿no?
- Que va, me alegro que vuestra maldición se haya roto después de todo eso - digo 
- Si, es un descanso - dice Elizabeth - Voy recordando todas nuestras vidas pasadas, esas 107 memorias las voy recuperando poco a poco. 
- Capitán - dice Ban con un tono melancólico 
- Lo se ... Pero no puedo hacer mas Ban - dice Meliodas 

Ambos se abrazan. Y algo se remueve en mi interior como si supiera lo que eso significa. 

- Sigue cuidando de Ban Iris - dice Meliodas - Este tonto te necesita mas de lo que parece
- Ei capitán ¿¡¡¿que dices?!!? - dice Ban con su sonrisa 

Ambos se ríen y Elizabeth y yo nos añadimos. Finalmente nos despedimos. 

Ban y yo seguimos nuestra vuelta por la capital. Y intentamos entrar dentro del castillo sin llamar la atención, pero, nos rendimos antes de conseguirlo y causar un revuelvo entre soldados y la familia real. 

Finalmente decidimos volver a nuestra pequeña cabaña en medio de la nada aislados de todos. Allí, a pesar de estar apartados de todos estamos a gusto. No vemos a la gente envejecer, no vemos la sociedad cambiar. 

Un buen dia llaman a la puerta de nuestra cabaña...

- ¿Serán viajeros perdidos? - añado
- Quien sabe - dice Ban 

Pero al abrir la puerta nos encontramos una gran diferencia. Los seis pecados capitales restantes, y Elitzhabet están delante mio. Incluso el maestro Hawk. Me caigo al suelo, y sin evitarlo las lagrimas empiezan a caer por mis mejillas. Les echaba de menos, pero ver como han envejecido, hace mucho daño. Saber que ellos en algún momento morirán a pesar de durar mucho mas que cualquier humano... duele.

- Niña ¿que pasa? - dice Ban acercándose a mi
- Hola Zorro - dice Hawk 
- ¿Maestro? ¿Chicos? - dice Ban sorprendido
- Hola parejita - dice Diane asomando su cabeza desde detrás de todo

Sonrió con las lagrimas en el rostro, nunca imagine verlos a todos reunidos. Otra vez, ver a Ban hacer el payaso con Meliodas, y Hawk, King sonrojándose por las tonterías que le hacen Merlin y Diane. Y Gowther, siendo siempre Gowther. Merlin sigue llevando esa marca en sus labios del beso de Escanor, de ese beso tan profundamente letal que se dieron antes de que el propio sol consumiera el mayor orgullo que tuvo la tierra. 

- Aun conserváis esa foto - dice de repente Merlin, mirando la imagen con todos que tomo Bartra 
- Si, es una forma de recordarlos a todos - dice Ban rápidamente
- Si, mira a Escanor, o incluso Gilthunder... es demasiado nostálgico - dice King

De repente se hace un silencio abrumador, todos miramos esa imagen que nos trae tanta nostalgia. Todos en nuestra máxima esplendor. 

Y de repente, por muy triste que fuera, nos quedamos solos. En un mundo que ya no conocíamos. Sin gente a la que visitar, sin gente que nos visitara. Nuestra inmortalidad no nos dejaba envejecer, no podíamos morir, por mucho que lo deseásemos. Ni con veneno, ni con espadas ni pistolas. Me gustaba en tiempo de guerra por que me hiciesen lo que me hiciesen no me moriría, pero después tendría que haber una forma de quitársela y poder morir, desaparecer de este mundo.  

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