17. Aparecen sus celos

Subo a Iris a su habitación, me quedaría con ella... Pero me apetece estar solo un rato.

Si me hicieran pelear contra Eline... no podría utilizar lo mismo que la última vez. Atacaría a Iris sin pensárselo dos veces.

Y luego está Zeldris, Iris ha dicho que mataron a los inmortales.... Entonces ella y yo no estamos en un lugar correcto...

Podremos morir....

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, de repente mi inseguridad sale a flote. Y cuando me doy cuenta estoy en la habitación de Iris. Abrazándola contra mi, sintiendo su pequeño cuerpo pegado al mío.

Despierto por los primeros ruidos de la taberna, movimientos bruscos de la madre del maestro. Meliodas abre la puerta de un portazo.

- ¡Hemos llegado a la capital! ¡Los diez mandamientos han empezado el ataque! - grita Meliodas abriendo las puertas de todas las habitaciones son delicadeza.
- ¡¿¡¿QUEEE!?!? - grita Jerichó 
- ¿Que pasa? ¿Por qué hay tanto ruido? - dice Iris despertándose lentamente
- Los diez mandamientos están atacando la capital - digo levantándome por fin para que Iris haga lo mismo

Acto seguido Iris cierra la puerta, y se desviste, para vestirse con la ropa más cómoda que encuentra.

La miro embobado. E imitó su acción, me pongo mi chaqueta roja y los pantalones del mismo color.
Cojo el tesoro sagrado y me pongo detrás de Iris mirándonos al espejo.
Le abrazo la cintura y ella alza la vista hacia atrás. La beso, con toda la delicadeza. Pero la situación me obliga a ser más pasional.

- Tranquilo zorro. No será la última vez - dice Iris a pocos centímetros de mi
- Eso espero - susurro mientras ella vuelve a juntar nuestros labios
- Ten la cabeza fría durante el combate ¿Si? - dice cogiéndome las mejillas
- Tu igual, no quiero que te pase nada malo, si la situación empeora, llámame ¿vale? - digo preocupado
- No empeorará, pero tranquilo, si se da el caso te grito - dice

Nos quedamos un rato besándonos. Con toda la calma del mundo.
Su cuerpo, me transmite miedo, inseguridad. Y que ella a pesar de ser inmortal sienta eso me provoca temor.

PV Iris

Tengo miedo. Zeldris puede matarnos. No quiero que sea la última vez que bese a Ban.
Quiero toda mi inmortalidad con el.

- Tranquila niñita - dice Ban acariciándome la cara - Pase lo que pase estoy contigo

Su tranquilidad, su calma, su sonrisa. La recibe mi cuerpo con los brazos abiertos.

Todos nos reunimos, hay caras de preocupación, de impaciencia, o incluso neutras. Todo tipo de expresiones.

Un gran sonido nos alarma, y sin esperar a nada entramos en la capital.
Cada uno visualiza a uno de los mandamientos y defiende la ciudad.

Me quedo sola, entre las calles, viéndoles a todo hablar. No sé que tengo que hacer... No sé cómo moverme a gusto.

- ¿Y tú quién eres? - dice Zeldris que no me reconoce
- Zeldris... - susurro
- ¿¡Quien eres!? - grita

Trago mi propia saliva impacientando le. Pero Meliodas aparece, no se si a mí rescate o en mi contra.

- Meliodas... ¿Que haces aquí? - dice olvidándose de mi
- Nada importante, tus secuaces son demasiado débiles para los siete pecados - dice Meliodas orgulloso

Poco a poco los mencionados aparecen detrás de mí. Ban me acaricia la espalda con seguridad.
Le miro y sonrió satisfecha, puedo enfrentarle.

- ¿Recuerdas esa raza que destruimos y metimos en el lago? - dice Meliodas
- Como para olvidar lo, el rostro de esa pareja.... Fue tan... Excitante y emocionante, como lloraban y repetían al mismo nombre pidiendo perdón... Era tan satisfactorio - dice Zeldris divagando en sus recuerdos
- ¿Recuerdas que nombre decían? - pregunta Meliodas - No tengo claro si era Rey, o algo así
- Era Iris, inútil, repetían una y otra vez, lo siento iris lo siento mucho - dice Zeldris

Mis lágrimas empiezan a caer por las mejillas, aprieto los puños, Zeldris mató a mis padres con una sonrisa.

- Incluso decapitados, seguían diciendo lo mismo. Sus almas, vagan por mi cuerpo, y ese remordimiento me impide hacer tantas cosas... No sé por qué pedían perdón, o a quien, pero se arrepentirán mucho - dice Zeldris
- Me pedían perdón a mi capullo - suelto de repente antes que Meliodas diga algo - Mataste a mis padres, a mí gente, a mi familia.
- ¿Y tú quién eres? - dice Zeldris volviéndome a mirar
- Iris, me llamo Iris Muei pertenezco a la tribu de los elfos. Los ascendientes a dioses. Exterminaste a mi raza, exterminasteis a mi raza - miro a Meliodas furiosa, el apartada la mirada arrepentido y fulminó a Zeldris con toda mi irá - No tenéis perdón, ninguno de los 10 mandamientos

Sin muchos miramientos me lío a darme de ostias contra Zeldris. Esquiva todos mis ataques, y con una sola patada en el estómago, me manda a volar contra la fachada de varios edificios.

- ¡Iris! - grita Diane

Me levanto después de escupir sangre sobre mi misma. Me limpio la barbilla y vuelvo a contraatacar.
Antes de que toque a Zeldris, que parece muy confiado, algo me empuja otra vez contra el suelo.

- Iris... - dice la voz de Ban mas cerca de lo que creía
- Tu eres.. - dice King

Encima mío tengo una niña pequeña, llena de furia, con un vestido blanco, rubia y el pelo corto hasta los hombros.

- Eline... - dice Ban y King a la vez sorprendidos

Esta cría, es Eline... Por qué? Por qué me ataca? No sé supone que estaba muerta? Que hace aquí?
Tampoco puedo darme el lujo de perder el tiempo con una niña.

Le doy una patada en el estómago, lanzándose la directamente a King que la coge en brazos.
Me levanto y esta vez sí atacó contra Zeldris. Meliodas y yo coordinamos nosotros golpes.

- ¡No permitiré que sigas con Ban! - dice la voz de Eline que arrebate contra mí otra vez - ¡Tu no amas a Ban!

Sus lágrimas caen sobre mis mejillas, no quiero pensar en los celos de la hada, quiero matar a Zeldris con mis propias manos.
Mi muñeca se tuerce por la fuera de los celos de Eline.

- ¡¡¡AAA!!! - grito al notar como me rompe la muñeca - ¡¿Que coño haces!?
- Yo amo a Ban mas que tu - dice llorando mientras intenta romperme la otra muñeca
- No va romperás todos los huesos enana - digo lanzando la lejos con las piernas.

Ban la coge al vuelo.
Tengo la muñeca jodida. Así no puedo pelear. Pero en pocos segundos se regenera, me había olvidado de mi inmortalidad. 

- Que divertido es esto - dice Melascula encima del tejado de una casa acompañada de Estarosa
- Los celos, la ira y el dolor de perder a quien ama por qué ama a otra persona. Es tan triste... - dice Estarosa
- ¡Joder! Otra vez no - grita Ban

Jerichó intenta intervenir, pero no sabe cómo gestionarse lo, el hombre que ama, su actual pareja y su ex pareja, todos en la misma escena.
Algo acabará muy mal.

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