🦋 27 de Julio, 2022.

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27 de Julio, 2022.
Busan, Corea del Sur.

Jimin saltó sobre nosotros cuando ganó la carrera.

—Felicidades, bebé —dije, alegre.

La manera en la que mi corazón latía y como temblaba mi cuerpo, era la evidencia de la ansiedad que me causaba aquella competencia. No quería perder la oportunidad de estar con ellos durante toda una semana. Estaba desesperado por ganar y aquella victoria nos había devuelto la esperanza de lograrlo.

Incluso Seongjin se había animado, porque el próximo juego lo ganó por varios puntos.

Los minutos avanzaron y en menos de una hora habíamos logrado obtener cuatro victorias más, las cuales nos brindaron una gran ventaja sobre varias familias. Estábamos decididos a ganar y nos esforzamos por lograr nuestro objetivo, pero los Choi eran tan fuertes como nosotros. En los últimos treinta minutos, habíamos logrado la misma cantidad de victorias y eso me ponía bastante nervioso.

Nini estaba escondido detrás de mis piernas, mientras que con Jimin analizabamos la pizarra de clasificaciones.

—No queda mucho tiempo. Si ellos se meten a dos juegos cortos y ganan, estaremos en problemas —señaló y respiró profundamente debido al agotamiento de la pequeña carrera de sacos que había ganado.

Eran nuestra única competencia, ya que el resto estaba por varios puntos bajo nosotros y con ellos ibamos empatados.

—Lo sé, podríamos hacer lo mismo. Ganar juegos cortos para aumentar la brecha.

Jimin hizo una mueca.

—La mayoría los hemos ganado y los únicos que quedan son los juegos largos. Tenemos que rezar para que escojan uno de ellos y anotarnos a ese mismo.

Lo miré con ojos bien abiertos.

—¿Contra ellos? Hemos estado esquivandolos toda la mañana, ¿ahora quieres enfrentarlos? —pregunté, escandalizado.

El rubio chasqueó su lengua y suspiró.

—Si ganamos nosotros, ellos quedarán en segundo lugar. Si ambos ganamos distintos juegos, empatamos y posiblemente nos hagan enfrentarnos a ellos, ¿por qué seguir alargando esto?

Sonaba un excelente plan, pero a la vez no se sentía así. Ese tipo era capaz de golpearnos solo por ganar y yo no iba a permitir algo así. Miré a mis lobitos y sus miradas de cachorros me hicieron derretir.

¿Por qué nos miran así? ¡Hacen todo más difícil!

—De acuerdo, pero no hay que enloquecernos —pedí y los miré con severidad a ambos—. Esto es solo un juego, no quiero que terminemos peleando con nadie. No vale la pena.

Jimin asintió efusivamente, Seongjin lo miró e imitó la acción de su papá.

—¡Vamos a ganar! —animó el pequeño y el omega lo apoyó con un par de aplausos.

—Pero recuerden que está bien si no ganamos, vinimos por la di…

—¡VAMOS FAMILIA, GANEN! —La voz de Taehyung llegó a mis oídos y respiré profundamente al ver como mis lobitos se emocionaban.

—Okay, vamos a jugar.

Ah, tengo un mal presentimiento.

No, por favor. No que nada nos arruine esto.


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El juego al cual me inscribí era de fuerza y vamos, en cierto punto eso me encantaba ya que podía demostrarle a Jimin el resultado de mis horas encerrado en el gimnasio. Además, eso significaba yo jugaría y que ellos dos no se verían expuestos a nada peligroso.

Éramos tres alfas los que competían; uno lo hacía simplemente por gusto porque el premio se disputaba entre el alfa Choi y yo. Muchas familias habían dejado de jugar solo para ver la última competencia que le daría el premio al ganador. Estiré un poco los músculos y Jimin me observaba desde su puesto con atención.

La actividad consistía en atarnos de la cintura con una soga y los tres debíamos intentar llegar a nuestros omegas, quienes al estar cerca de nosotros, nos ayudarían a armar un rompecabezas. El primero en armarlo, ganaría los puntos. Podía parecer fácil, pero cargar con el peso de dos alfas que tiran para diferentes lados, no me hacía sentir confiado.

Jimin se acercó a mí y me tomó del rostro con delicadeza. Lo miré a los ojos y él me sonrió.

—Solo debes llegar a mí, yo te estaré esperando. —Se paró de puntitas y dejó un beso en mi nariz—. ¡Fighting!

Se alejó y caminó hasta su puesto. Llevé la mano a mi nariz y solté un suspiro.

Estaba decidido a ganar ese puto juego, no iba a decepcionar a Jimin de ninguna manera.

Caminé hasta el centro y al llegar, la profesora nos pasó la soga. Nos deseó suerte y los tres nos atamos. Cerré mis ojos y respiré profundamente.

Ayúdame por favor, le pedí a mi lobo.

No lo escuché responder, pero supe que estaba listo para darme la ayuda necesaria. Estiré un poco más y fijé mi atención en Jimin.

« Solo debes llegar a mí ».

—Solo debo llegar a tí —me dije, mientras me ponía en posición.

« Yo te estaré esperando ».

La profesora comenzó a hacer una cuenta regresiva. Jimin no apartaba sus ojos de mí y eso me hacía sentir tranquilo y poderoso. Cuando sonó el silbato, corrí hasta donde estaba el rubio y casi consigo llegar, pero un jalón de parte de ambos alfas me hizo retroceder unos cuantos pasos.

Detuve el arrastre con mis piernas e intenté resistir la fuerza de ambos alfas. Jimin se arrodilló frente al rompecabezas y en sus ojos noté la ansiedad por mi llegada. Vi como comenzaba a mover su boca y entendí lo que susurraba.

Ven a mí, ven a mí.

Me volteé por unos cuantos segundos y agarré la soga con mis manos, la pasé sobre mi hombro y corrí. Eso me permitió arrastrar a los dos alfas por el piso y una vez llegué junto a Jimin él comenzó a armar el rompecabezas, mientras yo intentaba mantenerme en el lugar.

Sentía como los alfas intentaban incorporarse. Sus intentos por luchar contra mi fuerza me hacían retroceder unos cuantos pasos, pero aun así intenté mantenerme firme en el lugar.

—Aguanta, solo unos cuantos segundos —susurró, dulcemente. Mi respuesta fue un simple gruñido, mientras que él soltaba una risita—. Eres fuerte, Jungkookie. Me gusta.

Me gusta.

Me gusta.

Me gusta.

Le gusta.

¿Le gustamos?

Perdí la fuerza y  sentí como me arrastraban hacía atrás. Jimin levantó sus manos, demostrando que no continuaba con el rompecabezas. Maldije y volví a hacer lo mismo, pero ahora los alfas estaban preparados para mi ataque.

Fueron varios segundos de pelea, uno de ellos había logrado llegar a su base y eso me hacía poner de los pelos. Un arrebato de enojo me hizo obtener fuerza de mi alfa y me permitió arrastrar al que estaba por terminar el rompecabezas.

Gritó al caer al suelo y por un segundo me preocupé, luego recordé que debía llegar a Jimin y eso hice.

Al llegar a él me sonrió y como si supiera mi preocupación, me susurró:

—Él está bien, bebé. No te preocupes.

Bebé.

Bebé.

Nos dijo bebé.

Mierda, concéntrate.

NOS DIJO BEBÉ.

Tragué saliva y clavé mis pies en el piso con fuerza.

Jimin no tardó en seguir armandolo, mientras sentíamos a nuestra familia alentarnos con entusiasmo. Las manos del rubio se movían con velocidad y de manera precisa, él siempre sabía lo que hacía y eso me encantaba. Una vez colocada la última pieza, levantó sus manos y gritó.

—¡Terminado! —Me miró y comprendí que tenía que dejar de hacer fuerza.

Los alfas dejaron de luchar cuando yo dejé de hacerlo y sentí la maldición de parte de uno de ellos, ya sabía quien era, pero no quise mirar. Solo me desaté la soga y me acerqué a Jimin, quien con alegría me abrazó tiernamente. Dejé un beso en su frente y escuché como susurraba suavemente lo bien que lo había hecho.

Estaba tan perdido en su aroma y palabras que ni siquiera me importaba lo que pasaba a mi alrededor. No me di cuenta de la gente que aplaudía, ni de que Hoseok y Taehyung habían llegado junto a Nini.

Solo pensaba en el omega que estaba entre mis brazos, susurrándome palabras amorosas. No necesitaba más.

Me sentí por unos instantes en el paraíso, hasta que observé que nadie estaba controlando nuestro rompecabezas. Volteé mi cabeza y observé cómo el pequeño Choi hablaba con la profesora.

En ese instante, la palabra huérfano llegó a mi cabeza y sentí mi cuerpo tensarse.

La mujer nos miró y con una mueca comenzó a acercarse a nosotros. Varias familias no comprendían porqué no daban el anuncio, entre ellos estaban Hoseok y Taehyung, quienes miraban fijamente en nuestra dirección con Nini entre sus brazos.

—¿Podemos hablar unos segundos? —No se dirigió a mí, si no que lo hizo directamente a Jimin.

—Claro. —Jimin tomó mi mano y ambos seguimos a la profesora, hasta que consiguió apartarnos un poco de la multitud.

Allí fue cuando noté que no solo nos apartó a nosotros, sino que también lo hizo con los Choi.

—Ah, esto realmente me apena, pero ¿podría permitirme observar su identificación? —Ahora sí se dirigió a mí.

—¿La mía? —repetí, señalándome.

La mujer asintió.

—Lamento mucho hacer esto, pero necesito corroborar su parentesco con Park Seongjin.

El aroma de Jimin llegó a mi nariz e inmediatamente me sentí afligido.

Sentía que me estaba tomando el pelo. Esa misma profesora sabía sobre mi relación con Jimin y Seongjin, no era la primera vez que me veía, pero algo me decía que no estaba haciendo aquello por voluntad propia.

—Es mi hijo, ¿no es obvio eso? —solté, molesto—. ¿Qué clase de cuestionamiento es este?

La mano del omega se aferró a mi con fuerzas. Solté una risa y el alfa presente decidió intervenir.

—Mi hijo mencionó que el niño es huérfano.

El omega a mi lado alzó la voz.

—Mi hijo no es ningún huérfano. —Sonó molesto y a la vez dolido ante tal comentario—. Será mejor que eduqué a su hijo para que no ande diciendo tales barbaridades.

Él hombre quiso acercarse a Jimin, pero yo lo refugié atrás mío y lo miré con severidad.

¡Mátalo! Solo arrancale la cabeza, Jungkook. Merece morir.

—Mejor retroceda, señor —solté firmemente—. No quiero tener problemas con nadie.

—¡Ya, ya! Por favor, no peleen —dijo la profesora, intentando calmar la tensión del momento—. Solo muestre su identificación y esto se acabará.

Saqué mi billetera y enseñé mi ID. La mujer verificó mi apellido y soltó un suspiro.

Ni siquiera sé por qué hice eso, era obvio que vería que Seongjin no tenía mi apellido.

—¿Hay algún papel otorgado por el gobierno que demuestre que es el padre?

Negué y él hombre soltó una carcajada.

—¡Es obvio! Ese niño no tiene ni un pelo de este alfa, no hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta que no hay ninguna relación.

Quise responder, pero Jimin me detuvo.

—No, no vale la pena.

—Muchas gracias —susurró la profesora, luego miró a la otra familia—. Señores Choi, ¿me permitirían hablar a solas con la familia Park?

El alfa soltó un gruñido, pero su omega se veía bastante disgustado con la escena que había montado aquel hombre. Aún así, tomó su mano y lo apartó de nosotros. Una vez estuvieron lo suficientemente lejos, Jimin soltó un suspiro.

Se sentía avergonzado y eso me dolía.

Miré a la profesora, en su mirada se veía lo apenada que estaba por la situación. Ella sabía que Nini me veía como su padre, en varias ocasiones he venido a buscarlo y he charlado con ella, pero era claro que aquello la superaba.

—Alfa Jeon, sé el parentesco que tiene con Seongjin, pero lamentablemente hay reglas y debo adaptarme a ellas —murmuró y en sus ojos noté las disculpas que estaba pidiendo—. Le pido perdón, yo misma permití que se inscribieran. No esperaba que se presentaran este tipo de inconvenientes.

No sabía qué responder, me sentía molesto y decepcionado. Estaba furioso y deseaba estrellar mi puño contra el rostro de ese alfa, pero sabía que no era lo correcto y eso lograba molestarme aún más.

—No es su culpa —habló Jimin—. Tiene que responder ante el resto de padres, es entendible. Lamentamos haberla puesto en esta posición.

La omega nos sonrió.

—Aún así, felicidades. Ustedes son los ganadores y si bien no tendrán un premio, váyanse con la seguridad de que fueron los mejores.

—Gracias —respondió Jimin.

La mujer se marchó y yo no dije ninguna palabra hasta entonces.

—Es mi culpa.

—No, Jimin. No es tu culpa.

—Sí, sí lo es. Yo sabía que esto iba a pasar. —Soltó mi mano y se agarró la cabeza—. No tendría que haberte pedido que hagas esto. Por la luna, tanto esfuerzo que has hecho por nada y como si fuera poco, pasaste vergüenza por mi culpa.

Comenzó a caminar de manera ansiosa y yo lo detuve con delicadeza. Lo abracé y solté un suspiro.

—No digas eso. No fue esfuerzo por nada y no pasé vergüenza. La pasé lindo y me divertí junto a ustedes.

Jimin escondió su rostro en mi cuello y soltó un quejido.

—Nini estará tan decepcionado, no sé cómo le diremos esto. Le romperá el corazón.

Acaricié su espalda.

—Tranquilo, Jims. Encontraré la manera para que no se sienta así.

—Lo sé, sé que lo harás, pero ¿quién te quita la decepción a tí? —Su abrazo se intensificó aún más—. No me gusta que estés así, bebé.

No respondí, solo me quedé en silencio mientras lo abrazaba.

Él tenía razón, yo me sentía muy decepcionado.

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¡Muchas gracias por leer!

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