🦋 27 de Julio, 2022.
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27 de Julio, 2022.
Busan, Corea del Sur.
Seongjin apoyó su nariz en mi cuello y se aferró con fuerza a mi camisa, mientras entrábamos al instituto. Jimin iba a mi lado y me miraba con severidad.
—Debes dejar que camine. Dentro de nada cumplirá los seis años, ya no puede andar en nuestros brazos como si fuera un bebé —señaló, mientras se colocaba frente a mí y acomodaba la camiseta del pequeño.
—Es mi bebé; es pequeñito aún y lo cargaré hasta que mi fuerza me lo permita —informé con un puchero.
El omega soltó un suspiro, pero finalmente me sonrió con ternura. Jimin era débil ante mi instinto sobreprotector y sabía que no me ganaría por más que lo intentase. Yo amaba mimar a Seongjin y él no podía hacer nada al respecto.
Dudó por unos instantes, pero finalmente terminó extendiendo su mano para acariciar mi cabello.
—De acuerdo, voy a anotarnos —informó, pero antes de irse se volteó y dijo—: Quédate aquí, Taehyung y Hoseok deben estar por llegar.
Asentí y suspiré una vez se marchó.
Hoy era el último día de clases de nuestro cachorro y la manera en la que lo celebraba el instituto era con un evento para padres e hijos. Jimin, por supuesto, me había invitado a mí para participar junto a él.
Era la primera vez que hacíamos algo así y es por ello que estaba emocionado. Seongjin era mi primera experiencia paternal y todo me resultaba bastante sentimental. Lloré cuando salió de árbol, grité en su primer partido de fútbol —aunque él estaba en la banca— y, por supuesto, he guardado cada uno de sus trabajos.
Jimin solía reírse, mientras acariciaba mi cabello en todos esos momentos. A diferencia de él, vivía mis emociones con más intensidad. Así que su trabajo era tranquilizarme en momentos de ansiedad y estrés.
—Tengo miedo, los niños me dan miedo —murmuró el cachorro—. Gritan mucho y eso me asusta.
Llevé mi mano a su espalda e hice pequeñas caricias.
—Respira conmigo, ¿sí?
Él asintió y comenzó a respirar a la par, de esa manera era como lograba tranquilizarlo.
Nini era bastante introvertido y eso me era curioso porque Jimin nunca lo fue. El omega siempre se caracterizó por caerle bien a todo el mundo y poder hacer amigos con facilidad por su gran carisma, pero el pequeño no era así. Llegué a la conclusión de que podría haber heredado esa característica de su padre alfa, pero cuando lo recordaba me daba cuenta que eso era imposible.
Ese idiota era amado por todos y era carismático a más no poder.
Taehyung solía echarme la culpa de la introversión del pequeño, alegaba que estaba criando una versión pequeña de mí. Jimin también solía decir lo mismo y cuando lo hacía, estiraba su mano hasta mi rostro y me acariciaba la mejilla.
«Una pequeña versión de mi Jungkookie ».
Un pequeño dolor se hizo presente en mi espalda y no pude evitar pensar en Jimin quien, muy posiblemente, me diría un gran «te lo dije».
Bajé al pequeño y acomodé su ropa, lo tomé de la mano y seguí en la espera de nuestros amigos. ¿Cómo es que habían terminado invitados? Al evento podían asistir familiares, por ende decidimos invitar a nuestros amigos.
Taehyung no sabía que Hoseok estaba invitado y, a su vez, el alfa no sabía que el omega estaba invitado.
Cuando ambos entraron se miraron y pusieron los ojos en blanco de inmediato.
—Ellos se gustan mucho —murmuró Seongjin con una mueca—. Los adultos son extraños, cuando se quieren no están juntos. ¿Por qué, papá? ¿Por qué?
Me encogí de hombros y miré a nuestros amigos acercarse a nosotros.
—Enano —saludó Hoseok y se agachó para alzar entre sus brazos al pequeño.
Nini saludó a sus tíos, emocionado, y los abrazó con fuerza por haberlo ido a animar.
Taehyung se acercó a mí y me saludó con un golpe en el abdomen.
—Podrías haberme avisado —dijo, entre dientes.
—Jimin me lo prohibió —contesté de la misma manera.
El omega puso los ojos en blanco y luego señaló mi camiseta.
—¿Y eso? —preguntó—. Papá de Nini —leyó con una sonrisa.
Asentí con orgullo y me di vuelta para presumir el uniforme que teníamos los tres a juego.
—La maestra de Seongjin dijo que teníamos que traer ropa similar. Ya sabes, como un uniforme familiar y con Jimin decidimos hacer estas camisetas —conté, encantado.
Jimin y yo nos esforzamos en aquel diseño. Era simple, una remera color amarilla con un dibujo de Nini en la parte delantera. Debajo del pequeño nene se podía leer "Papá de Nini" y en el sector del pecho, en el lado izquierdo, estaba mi nombre. Por detrás, un dibujo de los tres.
Me encontraba enamorado de nuestro uniforme de familia y aunque Jimin lo denominó como la remera del equipo, sabía que aquella prenda le hacía tanta ilusión como a mí.
—Me gusta —soltó Taehyung, sonriente—. ¿No hay una remera para los tíos?
Negué y lo abracé por los hombros.
—Lamentablemente no. Solo los padres podemos jugar por el premio y por esa razón necesitamos remeras de equipo.
Miré en dirección a Seongjin y el alfa que lo sostenía entre sus brazos. Ambos nos miraban atentamente, sobretodo el pequeño, quien parecía estar bastante pensativo.
—¿Dónde está Jimin? —preguntó Hoseok, mientras que Nini miraba a Taehyung lo llamaba con su cabeza.
Mi mejor amigo no dudó en obedecer al pequeño y se liberó de mi agarré para caminar en dirección a él.
Con una sonrisa, el cachorro, estiró su mano al omega y este la tomó. Cualquiera pensaría que se pasaría a sus brazos, pero claro que no Seongjin no hizo eso. Taehyung le sonrió y se colocó al lado de Hoseok, sin soltarse en ningún momento del agarre.
Solo se quedó sosteniendo su mano, mientras que el niño apoyaba su cabeza en el hombro de Hoseok.
Él solo quería que ambos estuvieran juntos, uno al lado del otro. Este niño es más eficiente que todos ustedes. ¡Qué vergüenza les debería dar!
Solté una risa y me volteé para buscar entre la multitud de padres a mi omega.
No fue difícil encontrarlo, para mí nunca lo sería. Mi lobo no tardó demasiado en encontrar la cabellera rubia más preciosa del planeta.
Jimin estaba a unos cuantos metros de nosotros, con la mirada pérdida en algo.
O mejor dicho, en algo muy específico.
Preste atención y noté cómo observaba a una familia. Un omega que hablaba con un pequeño de la edad de Nini —quien muy posiblemente sea su compañero de jardín—, mientras que un alfa lo sostenía entre sus brazos.
Era una familia y parecían de nuestra edad, pero la mirada de Jimin estaba puesta en la pancita del omega. Era pequeña, pero notoria.
Solté un suspiro y me acerqué a él con cuidado. Sabía lo que estaba pasando por su cabeza.
Tenía el privilegio de conocer los deseos más profundos de mi hermoso chico y, en muchas ocasiones, quise decirle que yo podía cumplir cada uno de ellos.
Lamentablemente, hasta ese momento, nunca tuve la valentía de hacerlo.
Lo abracé por la cintura y apoyé mi barbilla en su hombro. Jimin se sobresaltó y luego soltó una risita al notar que se trataba de mí.
—¿Qué pasó? —pregunté, en voz baja.
—Ya nos inscribí —respondió, ignorando el hecho de que hacía unos instantes se encontraba entristecido—. Me dijeron que si eres profesional en algún deporte, no te puedes inscribir para jugar en ese.
Chasquee mi lengua y escondí mi nariz en su cuello.
—Solo soy un simple psicopedagogo que le gusta ser bueno en todo.
Jimin colocó sus manos sobre las mías, mientras que yo daba un besito en su cuello. Me encantaba hacer ese tipo de cosas y lo que más disfrutaba era que él nunca rechazaba mis muestras de afecto.
Mordí suavemente en la zona y él soltó un suspiro. Estiró su mano y acarició mi mejilla.
—¿Nini está con los chicos? —preguntó.
Alejé un poco mi rostro de su cuello y asentí. Jimin con un solo movimiento se giró en dirección a donde estaban nuestros amigos, quienes nos miraban de una manera bastante curiosa.
Taehyung, con sus ojos, gritaba un gran «¡TE LO DIJE!».
Mientras que Hoseok nos miraba con una mueca bastante pronunciada. Era algo entre confusión y preocupación.
Por otro lado estaba Nini, quien sonreía alegremente sin soltar la mano de su tío Tae.
La sorpresa de sus rostros me hizo recordar las palabras de mi mejor amigo.
«Jimin y tú tienen conductas de pareja muy normalizadas».
Oh... ¿Es a esto a lo que se refiere?
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Muchas gracias por leer, nos leemos en una próxima actualización!
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