capítulo 10
Por favor, no vayas a soltar feromonas. Se dijo a sí mismo angustiado. Sabía las intenciones que su lobo tenía, y el no lo iba a permitir, de lo contrario, sería su fin.
Nos está abrazando, Jungkook. Podemos aprovechar y hacerle unos cuantos cachorritos.
Su corazón comenzó a palpitar fuertemente. Era cierto, Jimin estaba abrazado a él desde que llegó a la habitación, poniendo la excusa de estar ayudando a su hermano. Más este no sabía de lo nervioso que lo ponía.
—Si descubren que somos alfas nos reportaran, nos echaran de aquí y no lo volveremos a ver. Tú decides: Le hacemos unos cachorros y después no lo vemos más, o vamos pasito a pasito y lo terminamos conquistando.
El lobito se mantuvo quieto en su interior, procesando las palabras que el idiota de su humano decía. Aunque si lo pensaba mejor, el tonto tenía razón.
Está bien. Gruñó a regañadientes. El necesitaba tener cachorros. Su humano ya tenía veinte años, y tan solo una vez había tenido relaciones sexuales —la cual fue un verdadero asco para el lobito—.
El alfa soltó un suspiro de alivio. Había temido que su lobo fuese más testarudo esta vez.
—¡Quítate de encima! —el gritó que dio el omega castaño hizo que saliera de su plática con su lobo—. Estás todo pegajoso.
—TaeTae —le llamó la atención el pelirosa, abrazándolo más—. Soy mayor que tú.
—Bien. Quítese de aquí, pulgoso —gruñó el omega.
La melodiosa risa de Jimin invadió los oídos del alfa mayor, este volteó a ver al chico con una ceja alzada. El omega tenía su nariz alzada e intentaba oler a Jungkook.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó, ignorando a la pareja gritona.
—Intento descifrar su olor, hyung —frunció su ceño cuando no encontró nada—. Pero sólo siento un leve aroma a eucalipto. Aroma de alfa.
El alfa frunció el ceño. ¿Eucalipto? Él no olía a eso, su aroma era café amargo y menta.
—Tal vez tu nariz se descompuso —rió, intentando desviar del tema de su aroma al chico.
—No sea tonto, hyung —rió quedito—. ¿Usa supresores? —el alfa asintió—. ¿Por qué?
—Para que los metiches no me huelan.
Soltó una carcajada cuando el rubio le miró ofendido pero con una sonrisa.
—Déjeme olerlo, hyung —rogó con un pequeño puchero.
Al alfa casi le da un paro cardíaco al ver tremenda acción. A él le encantaba que los demás hicieran pucheros pero, definitivamente, el de Jimin sobrepasaba los límites. En ese mismo instante supo que tendría una obsesión con los pucheros del menor.
—N-No.
—Al menos dígame su aroma —suspiró rendido, algo se le iba a ocurrir después.
—Leche y zanahorias —dijo lo primero que se le vino a la mente.
Jimin comenzó a carcajearse. — Yo amo la leche, hyung, pero odio las zanahorias.
El sonido proveniente de su teléfono interrumpió la respuesta que tenía pensada dar. A regañadientes se alejó del menor y contestó. Su ceño comenzó a fruncirse y una mueca de preocupación se instaló en su rostro. La llamada se cortó, y él se levantó rápido comenzando a arreglar su cabello alborotado. Miró hacia la cama en la que tenía que estar Hoseok y Taehyung, pero ahí no había nadie.
—¿En qué momento se fueron? —preguntó, arreglándose la camisa.
—No lo sé —habló Jimin, viendo hacia el mismo lugar para luego posar su vista en el mayor—. ¿Qué pasó, hyung? ¿Por qué está preocupado?
—El niñero de mi hermano me llamó —hizo una mueca, recordando los chillidos lastimeros de Taemin—. Estaba llorando y no le entendí nada. Tengo que regresar a casa y saber que sucede. Estoy preocupado por mi hermano menor.
El rubio se levantó de un solo salto. —Lo acompañaré.
—No es necesario, Jimin-ssi, puedo ir a buscar a Hoseok.
—Los dos sabemos que de seguro se fue corriendo detrás de Taehyungie. No creo que sea fácil encontrarlo. Déjeme acompañarlo.
—Está bien —se rindió. No había tiempo para esperar, tenía que saber que le pasó a su hermanito.
Salió de la habitación seguido de un Jimin preocupado. Caminaron a paso rápido para poder pasar de una a la dirección, ya que no podían salir si no pedían permiso. No les tomó mucho tiempo, ya que el director estaba desocupado y la mayoría de estudiantes estaban en sus habitaciones.
Salieron del lugar a toda velocidad. El mayor guió al omega hacia su auto, este último había quedado muy sorprendido al ver la elegancia que el objeto tenía, más no hizo ademán de emocionarse o preguntar, no quería ser imprudente, no cuando el más alto estaba muy nervioso.
El camino hacia la casa de Jungkook fue muy silencioso. Jimin iba de copiloto, y de vez en cuando, aumentaba su aroma para poder calmar un poco al "omega". No sabía por qué lo hizo, solo fueron órdenes de su omega y, al parecer, funcionó porque Jungkook después de unos minutos había dejado de fruncir su ceño.
Llegaron a un área muy lujosa, haciendo que Jimin abriera sus ojos llenos de sorpresa. Él también vivía en un vecindario algo lujoso, pero este era el quintuple de refinado.
Cuando al fin llegaron, el alfa parqueó el auto lo más rápido que pudo, salió y ayudó a Jimin también a salir. Rápidamente se dirigieron hacia la hermosa casa de doble planta. El omega abrió la boca fascinado. Pero no tuvo tiempo de apreciar el interior de esta cuando entraron, puesto que una figura llegó corriendo y sollozando hacia Jungkook.
—¡Jungkook! —chilló Taemin, lanzándose hacia el alfa.
—¿Taemin hyung? ¿Por qué lloras? ¿Dónde está Yugyeom? —preguntó alarmado. Su interior se lleno de miedo de tan solo pensar en que su hermano estaba mal.
—¿Taemin hyung? —preguntó sorprendido Jimin.
El alfa dejó su pequeño drama y corrió hasta llegar al omega de cabellos rubios. Jungkook gruñó bajito, pero no dijo nada, el alfa no le estaba haciendo nada al omega.
—¡Jiminie! —dijo sorprendido—. ¿Qué estás haciendo aquí? —absorbió su nariz.
—Vine a acompañar a Jungkook hyung.
—¿Dónde está Yugyeom? —interrumpió el alfa menor, necesitaba saber donde estaba su pequeño hermano.
—Qué escándalos eres, Jungkook —se escuchó una voz proveniente desde el sofá de la sala.
Jungkook suspiró aliviado de ver a su hermano, corrió hasta él y lo comenzó a inspeccionar, asegurándose de que estuviera ileso.
—No me toques —gruñó, rodando los ojos.
—Pensé que te había pasado algo, Taemin hyung me llamó llorando.
Jimin miraba la escena desde lejos. Le parecía algo muy tierno el que Jungkook estuviera así de preocupado por su hermano.
—Ese alfa solo es un dramático —rodó los ojos.
—¡Eso no es cierto! —vociferó el alfa mayor, dejando a Jimin solo y acercándose al par de hermanos—. Jungkook, no quiero seguir cuidando a ese pequeño demonio.
—¿Por qué? —preguntó, todavía no entendía nada.
—Me dijo que soy feo —hizo una mueca—, que parecía mujer y que mi cuerpo parecía el de un lagarto. Además, me hizo hacerle dos pizzas, arroz y bollitos, para que no se los comiera y decirme que estaban asquerosos. ¡Era la receta de mi abuela!
Jungkook rodó los ojos. No podía creer que se había preocupado solo por idioteces.
A algunos metros, una estridente carcajada se escuchó. Los tres chicos voltearon a ver al de cabellera rubia que se reía. Taemin hizo una mueca, y Jungkook sonrió ante la imagen que el menor le obsequiaba. Se veía tan lindo sonriendo.
Yugyeom, quien no se había enterado de la presencia del chico, se levantó rápidamente, reconociendo al chico como omega gracias a los atributos y belleza que el chico poseía. Sonrió en grande y juntó sus dos manos con nerviosismo.
—¿Hola? —saludó tímidamente con las mejillas sonrojadas.
Jimin paró de reír en ese mismo instante. Observó por unos segundos al adorable chico, para luego sonreírle solo como el sabía hacerlo. —¡Hola!
El chico sonrió más, y lanzó un chillido de emoción, sorprendiendo a su hermano y a su niñero. Jungkook jamás había visto sonreír de esa manera al pequeño, al verlo, sintió un pequeño pinchazo en su pecho.
—Soy Yugyeom —se acercó a paso lento hacia el otro omega, su sonrisa flaqueaba un poco a causa de los nervios que sentía, pero no sé detuvo.
El pequeño rubio gritó emocionado corriendo hacia el hermano de Jungkook, y lo abrazó como si se conocieran de toda la vida.
—Aw, eres muy tierno —alagó el omega mayor, separándose un poco del menor y apachurrando las pálidas mejillas de este—. Te pareces mucho a Jungkook hyung —formuló con una risita que para todos fue adorable—, eres muy hermoso. Soy Jimin.
Yugyeom en ese mismo momento quizo tirarse sobre su cama, ponerse en posición fetal y llorar. Llorar de la felicidad. Nunca nadie le había dicho algo similar, y peor un desconocido.
—Mucho gusto, Jiminie hyung —sonrió, ahora con más seguridad—. Pero yo soy más guapo que el tonto de mi hermano.
—No digas tonterías, mocoso —gruñó Jungkook.
Estaba un poco molesto por no tener la atención del rubio, pero su hermano estaba sonriendo tanto que no quiso llevarse a Jimin de ahí, aunque tenían que regresar a la academia, ya que esta cerraría en apróximadamente dos horas.
—No le hagas caso al desubicado de mi hermano, Jiminie —volteó su cabeza para poder enseñarle la lengua a su hermano—. Ven, vamos, te llevaré a conocer mi habitación —comentó muy alegre, llevándose a Jimin hacia arriba.
—¡Pero no te lo lleves! —le gritó el alfa, mas fue ignorado olímpicamente por el chico. Iba a ir detrás del él, pero la risa escándalosa de Jimin le indicó que no estaba para nada incómodo.
Suspiró rendido, y volteó a ver al alfa mayor, el cual veía extrañado la situación.
—Tu hermano es muy bonito por fuera, pero es un demonio por dentro —negó con la cabeza al ver la súplica en los ojos de Jungkook—. No, no, ni creas que lo voy a seguir cuidando. ¡Me lanzó una cuchara!
Jungkook sonrió imaginándose la escena. —¿Lo harías si te pago el doble?
—Trato hecho.
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