capítulo 05

—Debes de darle su desayuno a las nueve de la mañana, porque a ese chiquillo no le gusta comer temprano —dijo con total seriedad—. A las once, toca su merienda, a las dos de la tarde toca su almuerzo y a las cinco toca su otra merienda.

—Hoseok, es un omega, no un animal —le recriminó el mayor.

—Cierra la boca, Jungkook —le miró con mala cara, para luego, volver la atención al chico azabache—. No dejes que mire mucha televisión, no lo dejes salir solo y tampoco le des piña, es alérgico.

El castaño bufó un poco molesto. Su hermano le estaba dando indicaciones de que hacer y no hacer, al nuevo "niñero" de su pequeño hermano omega. Pero sentía que el chico de cabello rosa estaba siendo un poco paranoico.

El azabache rió. No le molestaba en absoluto el que el pelirosa le estuviese dando tantas indicaciones, es más, lo comprendía. Él también tenía un hermano menor, y haría todo por protegerlo y hacerlo sentir cómodo.

—Eso es todo —terminó un minuto después el alfa—. Confío en ti, Taemin hyung.

—Haces bien, Hoseok —alzó el pecho con orgullo—. Cuidaré mucho de tu pequeño hermano.

—Por cierto, puede que sea algo grosero y gruñón; sin embargo, si le caes bien, será la cosita más dulce que hayas conocido —dijo un poco inseguro.

—Estoy ansiando conocerlo.

—Ahorita ha de estar durmiendo todavía, y créeme, no es bueno despertarlo —tragó saliva—, pero para que te hagas una idea, es como ver a Jungkook en versión asesina.

Taemin pegó una carcajada estridente, y comenzó a seguirle el juego a Hoseok.

Jungkook suspiró cansando cuando comenzó a ser el objeto de burla de ambos alfas. En otro momento, tal vez les hubiese dado un buen merecido, pero ahora, sólo quería irse para la academia y comenzar su día de la mejor manera.

           
           

           

          

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—¡Vamos a la academia que hay que estudiar, porque si no lo hacemos, vamos a terminar vendiendo chicles! —cantó el pelirosa.

Jungkook le miró confundido. —Eso no rima.

—Shh, déjame ser.

Jungkook volteó los ojos. Simplemente, su hermano jamás cambiaría.

—¿Por qué estás tan feliz?

—No sé qué te sorprende, yo siempre estoy feliz —habló, sin quitar la sonrisa de su rostro.

—¿Es por qué verás a aquel omega, cierto? —preguntó.

Jungkook miró de reojo a su hermano después de hacer dicha pregunta. No podía darle toda su atención al pelirosa, puesto que, iba manejando y su mirada tenía que estar al frente, de lo contrario, podrían chocar. Pero lo que apenas pudo ver, hizo que una sonrisa maliciosa apareciera en su rostro.

—¿Por qué te quedas callado? —preguntó en tono burlón—. Te gustó mucho, ¿no es así?

Hoseok volteó su rostro mirando hacia su derecha para que Jungkook no pudiese ver su rostro sonrojado.

—¡Mira, ya llegamos! —cambió de tema.

Jungkook sonrió en grande cuando pudo divisar el gran edificio en el que ahora iba a estudiar. Se sentía demasiado ansioso y emocionando como para seguir molestando a su hermano.

Se dirigió hacia la entrada que dirigía al parque exclusivo de la academia. Dio su identificación y se adentró en el lugar. Había llegado muy temprano, por lo que habían muchos espacios todavía, y él por supuesto, aprovecharía eso, dejando su camioneta en los primeros lugares.

Ambos chicos suspiraron dándose una mirada de complicidad. Jungkook asintió y se dispusieron a bajarse.

El alfa más alto observó todo el lugar con un brillo en sus ojos, miró al cielo y en un susurro melancólico dijo: Voy a hacer que te sientas orgullosa, mamá.

Giró su vista hacia adelante y se fijo que Hoseok se encontraba corriendo hacia la entrada principal, dando pequeños saltos y haciendo sonidos raros con su boca. Se le miraba muy feliz, por lo que Jungkook también corrió, pero antes, volteó para verificar si habían estudiantes, y cuando se dio cuenta que nadie lo estaba observando, comenzó a correr, intentado alcanzar a Hoseok.

—¡Corres como abuela! —le gritó Hoseok, deteniéndose para voltear a ver a Jungkook.

—¡Pero como abuela feliz! —gritó de la misma forma el castaño, sin dejar de correr.

Hoseok carcajeó escandalosamente. —¿Por qué cuando corres frunces el ceño? —preguntó confuso, viendo como su hermano hacía muecas raras en su rostro.

—Así es mi cara —sonrió, cuando logró llegar donde el pelirosa.

—Eres raro.

—Tú también.

—Supongo que es de hermanos —Jungkook alzó sus hombros, sin darle ninguna importancia a las palabras de Hoseok.

—¡Por eso te amo! —chilló el menor, tirándose a los brazos del alfa mayor; comenzando a darle besos sonoros en las mejillas y frente.

—¡No hagas eso! —se quejó el mayor, aunque en su interior, le gustaba que Hoseok lo abrazara.

Algo que Jungkook jamás diría en voz alta, era el hecho de que realmente le gustaba que le dieran mucho amor, y por supuesto, a él también le gustaba dar; sin embargo, era demasiado tímido como para hacerlo. Sentía que las demás personas se sentirían incómodas con sus abrazos o peor aún, que lo rechazarían.

—¡Ya! —exclamó—. Debemos de ir a buscar nuestros salones.

Hoseok detuvo su ataque de besos contra el mayor, alejándose mientras arreglaba su camisa. Por la corrida y su demostración de amor, había terminado como si un tornado hubiese pasado en él.

—Tienes razón, vamos.

Ambos chicos comenzaron a caminar en dirección a las gradas principales. Estaban muy emocionados por comenzar una nueva aventura, por saber que nuevas cosas vendrían, pero sobretodo, querían saber en qué nuevos problemas se meterían, porque si Jungkook se era sincero, el jamás podría tener una vida "normal", y menos si tenía a su lado a cierta persona de cabello rosa.

—Siento que esta será la única vez que lleguemos temprano —hizo una mueca el menor.

—¿Por qué lo dices?

—Por favor Jungkook, siempre es lo mismo —bufó, pero sin borrar su sonrisa—. Cuando algo nos emociona mucho, nos levantamos más temprano; sin embargo, cuando la emoción pasa, volvemos a la misma rutina, osea, levantarnos tarde.

—Ahora será diferente —mintió, porque el mismo sabía que su hermano tenía razón. Desde pequeños habían sido así.

—Además, recuerda...

Bruscamente, Jungkook detuvo su caminata, dejó de escuchar las palabras de su hermano mientras éste seguía caminando y hablando solo, sin darse cuenta de que el castaño se había quedado como estatua.

Los ojos del mayor se abrieron completamente, en su boca se formó una gran y adorable "o", y su corazón comenzó a acelerarse como nunca antes había sucedido. Su lobo comenzó a aullar alegremente en su interior, y comenzó a esparcir feromonas descontroladamente.

Jungkook no podía creer lo que sus ojos veían en ese mismo instante.

Sus ojos estaban directamente posados en la figura de un chico de baja estatura que se encontraba por la entrada principal, esa en donde entraban caminando. Estaba a una distancia algo larga, pero en ese momento, Jungkook sentía como si sus ojos se hubiesen convertido en unos binoculares, pues podía apreciar perfectamente al hermoso ángel de cabello rubio.

Un chico. Un chico de cabellos rubios, labios gruesos y rojizos, mejillas abultadas, rostro tierno pero cuerpo sexy, caminaba tranquilamente con una sonrisa en su rostro acompañado de el chico que conoció el día de la inscripción.

Dios, era el chico más perfecto que los ojos de Jungkook alguna vez jamás vieron.

—... eso fue épico... ¿Jungkook? —Hoseok por fin quitó la vista del frente, para voltear a ver a su costado, no encontrándose con nadie.

El pelirosa giró para comenzar a buscar a su hermano, encontrándoselo a unos cuantos metros detrás de él.

El chico frunció el ceño al ver la pose con la que Jungkook se había quedado parado.

—¿Jungkook? —le llamó, dirigiéndose hacia el mayor—. ¿Por qué tienes esa cara de estúpido?

Silencio. Jungkook no dijo ninguna palabra. Ni siquiera le prestó atención a las palabras del pelirosa.

—Jungkookie~ —canturreó con voz dulce, pasando una mano por el rostro del mayor.

—Hobi... —murmuró bajito.

—¿Qué?

—Creo que me enamoré.

           
           

           

          

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—Disimula un poco, Jisoo —le dio un codazo el castaño.

—No me digas que hacer, Taehyung —le gruñó la alfa, si apartar la vista del omega pelinegro—. Es hermoso, no puedo no apreciarlo.

—Está casado —le susurró suavemente, no queriendo lastimar con sus palabras a su hermana.

—Lo sé, y eso me hace sentir la persona más miserable y con poca suerte del mundo —se quejó triste.

—Si te sirve de algo... Déjame decirte que eres mucho más hermosa que esa alfa de pacotilla.

La muchacha rió divertida ante las palabras de su hermano muy apesar de que eso la hacía sentirse más miserable, puesto que si era verdad, entonces debería de sentirse con el orgullo herido de que alguien menos atractiva que ella, tuviera la suerte de estar con ese hermoso omega.

—Te amo, papá —gritó Jimin, haciendo que ambos hermanos se sobresaltaran.

—Ya, bebé, no llores —le habló dulcemente Yoongi—. No es como que no nos vayamos a volver a ver nunca —trató de sonar lo más calmado posible, pero en su interior, estaba que se revolvía por decirle a su cachorro que por favor no se alejara de él, mas no dijo nada. Tenía que tener en cuenta de que su hijo ya no era un cachorrito, y que debía dejarlo volar.

—Iré todos los fines de semana, y todos los días que tenga libre también —prometió, aferrándose más al cuerpo de su padre.

—¿Por el meñique? —el omega levantó su meñique hacia Jimin.

—Por el meñique.

Taehyung y Jisoo, lo cuales se encontraban a un costado, no pudieron evitar sentir tanta ternura por el momento que padre e hijo estaban compartiendo.

—Ahora, dame un beso de despedida —pidió Yoongi.

Jimin asintió sonriente, parándose de puntitas para alcanzar la mejilla de su padre.

—Esfuérzate mucho.

—Lo haré —afirmó el pequeño—. Tú prométeme que dormirás más.

—Lo prometo —mintió, cruzando sus dedos.

Yoongi no podía dejar de trabajar, y mucho menor ahora que Jimin iba a ir a esa academia tan prestigiosa; debía de trabajar el doble para alcanzar a pagar.

El haría todo por ver esa sonrisa tan brillante de su cachorro.

—Amor, debo irme —dijo, sintiendo como la tristeza lo invadía.

Jimin lo abrazó una vez más, y esta vez, le transmitió sus más sinceras y puras emociones, desprendiendo un poco de su agradable aroma, haciendo que el mayor se calmara un poco.

—No hagas ninguna travesura —amenazó su progenitor, alejándose de su hijo, y dejando un pequeño beso en la frente de éste.

—Sí, papá —sonrió inocente.

Yoongi desde ese mismo instante supo de que recibiría muchas llamadas de parte de la academia, mas no le importó.

El omega menor le sonrió una última vez a su padre, para luego, voltear la vista hacia su mejor amigo y a la hermana de éste.

—Vamos, TaeTae —estiró su brazo hacia el otro omega, el cual, la agarró gustoso.

—Adiós, señor Park —se despidió el omega castaño, con una gran sonrisa.

—Tú también portate bien, Taehyungie.

Ambos omegas se dedicaron una mirada maliciosa, y con ello, comenzaron a caminar mientras reían bajito.

Yoongi se quedó parado, viendo como su cachorro comenzaba a adentrarse en la que ahora sería su segundo hogar. Cuando ambos chicos estaban lejos, el omega no aguantó más. Sus lágrimas contenidas comenzaron a salir furiosamente de sus ojos.

Una mano pasando por su hombro lo hizo apartar la mirada de las dos figuras a lo lejos. Se dio media vuelta, encontrándose con la hermana mayor de Taehyung.

—No llores, Yoongi —le miró con ternura.

—¿Y tú mocosa? —dijo entre hipeos—. ¿Por qué me hablas tan informal?

La mujer sonrió. —Tengo suficiente edad para hacerlo.

—Te ves muy joven —dijo, mientras sus lágrimas seguían corriendo por sus mejillas.

—Tengo 25 años.

—Definitivamente, todavía eres muy joven.

—Claro que no —bufó—. Ya soy toda una mujer.

Yoongi solo asintió. No tenía ganas de pelear y tampoco quería que sus hipidos se hicieran más potentes.

El corazón de la alfa se estrujó al ver al hermoso omega tan destrozado, por lo que no pudo detener sus instintos y agarró la mano del omega y tiró de éste para envolverlo en sus brazos. Al principio, sintió como el cuerpo del omega se tensaba, pero luego de que ella comenzara a soltar feromonas para tranquilizarlo, éste le devolvió el abrazo.

—Oppa —le llamó—. Juro que si la próxima vez lo vuelvo a ver con esas ojeras, le juro que le diré a Jiminie que cruzó sus dedos cuando le hizo una promesa.

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