Epilogo

Yoongi apreció por unos momentos la foto que estaba pegada a la lápida gris mientras soltaba un suspiró y una sonrisa genuina surcaba en sus labios.

Habían pasado ocho meses desde que llevó a Jimin a conocer a su madre, comenzando una relación estable y demasiado hermosa a partir desde ese entonces. No fue necesario crear un lazo físico para compartir sus emociones, bastaba con su vínculo demostrativo con sus lobps para que cada uno pudiese sentir los sentimientos del otro. Yoongi no podía estar más que feliz por ello. Jimin y él salían a citas cada vez que tenían oportunidad, o a veces solo bastaba con quedarse en casa de uno de ellos, en sus camas compartiendo besos y caricias sin segundas intenciones.

Las clases en la academia de Jimin habían culminado, y éste había pasado el año con excelentes calificaciones por parte de los maestros. Por otro lado, Yoongi también se había inscrito a una academia especialmente para alfas.

—Jimin... ¿tú...

—Sí, Yoongi. Estoy seguro de mis decisiones. Quiero formar un lazo por completo contigo —le sonrió, dejando que Yoongi lo abrazara por la espalda y reposara el mentón en sus hombro.

—¿Y la academia?

—Nos cuidaremos.

Yoongi sonrió como tonto, ansioso por marcar al lindo chico de mejillas regordetas, el cual, era su novio.

—Se parece mucho a ti —confesó mientras veía la lápida del padre de Jimin—. Era muy guapo...

—También era muy dulce y servicial —suspiró con melancolía—. Era tal para cual con mi padre. La mayoría del tiempo solo pasaban haciendo tonterías —rió con un nudo en la garganta.

—¿Puedo preguntar de qué murió? —preguntó con voz suave.

—En un accidente en moto... Según los oficiales, él no respetó la vía, y sobrepasó al carro que iba adelante de él, pero no se fijo en el que venía atrás y quién también quería sobrepasarlos —dejó que una lágrima escapara de sus ojos.

—Lo siento... —afianzó el agarre con el cuerpo del menor.

—Aún lo extraño mucho, pero ya no duele tanto como al principio. Fue muy duro para papá y para mí, pero ahora me alegro de que el esté comenzando a ser feliz con Taehyuna... creo que es una buena alfa.

—También posesiva, por cierto —rió, haciendo que Jimin también se contagiara.

—No es para tanto, hyung.

—¿Cómo que no? —escandalizó—. La primera vez que hablé con tu padre me hizo pedirle permiso desde la puerta para salir contigo, y también me amenazó con que no intentara crear lazos con él —bufó.

—Acababa de marcar a mi padre en ese entonces, sabes como son los alfas, hyung, tú eres uno.

—Pero no soy tan posesivo... —puchereó.

—¿Ah no? ¿Quieres que te recuerde todas esas veces que les gruñias a otros alfas solo porque me miraban?

—Ellos te comían con la mirada, Jimin —gruñó.

—Solo pasaban a nuestro lado, hyung.

—Eres demasiado inocente como para darte cuenta de la realidad —chasqueó la lengua, mientras veía el reloj en su muñeca—. Ya son las cinco de la tarde, Jimin, los demás estarán enojados con nosotros si no llegamos en media hora.

Jimin asintió y se separó de Yoongi. Dando una última mirada a la tumba de su padre, suspiró y tomó la mano que su alfa le ofrecía para salir de ahí.

Era primero de Diciembre, y Jungkook había planificado una pequeña reunión entre familia para celebrar el comienzo del último mes del año, alegando que era de buena suerte el compartir entre ellos para tener un buen comienzo hasta el próximo año. Ninguno se negó, ya que el omega parecía demasiado feliz con ello, y tanto Jimin como Yoongi quisieron complacerlo.

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—Hasta que al fin llegan, par de chicles —habló Woozi, abriéndole la puerta—. Tú padre ha estado alterado, pensando en qué se irían a darse muestras de cariño a otro lado y no vendrían —se burló, corriendo antes de que Yoongi le pegara.

Las mejillas de Jimin se colorearon y miró con un puchero a Yoongi.

—Tranquilo, bebé. Ya verás que ese mocoso las va a pagar —rió, dejando un corto beso en los labios abultados del omega.

—Lamento no haberte creído cuando me digiste que tu hermano era un demonio, hyung —se quejó, quitándose los zapatos y su abrigo, poniéndose sus pantuflas de pollito mientras Yoongi se ponía las de gatito.

—Yo también te lo advertí, Jiminnie.

Hoseok apareció repentinamente frente a ellos, sonriendo como ya era costumbre. A pesar de que se veía cansado y tenía ojeras bajo sus ojos, su felicidad parecía ser eterna.

—Lo siento por llamarlos mentirosos, Hobi hyung —Jimin puchereó—. Te ves cansado, ¿en dónde está Taehyung?

—Anoche no dormí bien, Tae me mandó a las tres de la mañana por una botella de yogur, un aguacate y una bolsa de mayonesa —suspiró.

Tanto Jimin como Yoongi rieron a carcajadas mientras se adentraban a la casa, siendo seguidos por un Hoseok con el ceño fruncido.

—No es gracioso, par de conejos —bufó.

Yoongi alzó una ceja. —¿Nosotros conejos? ¿Quién es el que tiene a un omega embarazado? Ah sí, tú —rió con sorna.

Las orejas de Hoseok se pusieron rojas. Bien, él y Taehyung ni siquiera habían pensado en tener un cachorro, pero habían cometido la gran tontería de ir a una fiesta y tener relaciones cuando estaban borrachos hasta la médula. Hoseok había cometido el error de no usar preservativo y, como consecuencia de ello, un pequeño omega tenía una gran barriga de siete meses. Fue muy difícil al principio, ya que ambos chicos tuvieron que dejar la academia, Taehyung por estar embarazado, y Hoseok para buscar un trabajo y hacerse cargo de él. Su padre y los del omega habían estado furiosos por su irresponsabilidad, pero les quedó de otra más que apoyarlos.

—Estoy seguro que tú también estarás en las mimas condiciones que yo —bufó.

—Con la diferencia que yo tendré el total apoyo de papá porque Jimin y yo pensamos tener uno cuando ya estemos —habló con orgullo.

Jimin, quien hasta ese momento se había mantenido en silencio, abrió la boca y se sonrojó hasta las orejas.

—Eres un-

—¡Jung Hoseok! Ven aquí y cargame, mi espalda me duele —se escuchó el grito de Taehyung desde la sala.

El alfa peli-rosa suspiró con una sonrisa en su rostro. —Ya voy amor.

Yoongi y Jimin a un Hoseok correr hasta la sala, ambos rieron y negaron con sus cabezas.

—¿Realmente crees que esa gran panza que tiene Taehyung es normal? —Preguntó dudoso el alfa—. No recuerdo que mamá haya tenido una tan grande.

—Yo también me pregunto lo mismo, para mi que va a tener trillizos —dijo Jimin, sintiendo un escalofrío en su cuerpo. Le gustaban los niño, sí. Pero era algo espeluznante el que pudiese tener dos o más niños la primera vez.

Se adentraron en la cocina, sintiendo el delicioso aroma a comida que había ahí. Taehyuna se movía de un lado a otro siguiendo como perrito a un omega de cabellos negros que servía la comida en grandes cantidades. También estaba el padre de Yoongi y Woozi, quienes no perdieron la oportunidad y arremetieron contra la comida sin siquiera esperar a que los demás estuviesen en la mesa.

Todo se sentía muy cálido y familiar.

—Pensé que no vendrían.

Jungkook les recibió con una gran sonrisa, pegándoles en las manos al alfa y al omega que habían comenzado a comer sin permiso.

—Había mucho tráfico —se excusó Jimin.

—Está bien, lo importante es que ya están aquí.

—¿Dónde está la pequeña Dahyun? —Jimin se sentó en una silla, siendo seguido por su alfa.

—Se durmió después de tomar su leche —habló emocionado.

Jimin asintió con la misma felicidad. Su pequeña hermana era una bebé muy preciosa, ya que se parecía a su padre. En el fondo, el omega agradecía que fuera así, y no que se pareciera a la estúpida alfa que se atrevió a ponerle las manos encima a su adorado progenitor. Aún estaba molesto, ya que la alfa fue detenida por la policía, siendo dejada en la cárcel por tan sólo tres meses, para luego dejarla ir con libertad condicional y una orden de restricción.

—¡Jimin, bebé, ya llegaste! —exclamó un sensible Taehyung en brazos de su alfa.

Todos en la mesa rieron, desde que el omega quedó en cinta, su actitud había cambiado rotundamente, dejándolo como un omega demasiado sensible y mandó.

—¿Hasta cuando dejarás en paz a mi hermano, cabeza de palo? —Yoongi le sacó la lengua al omega.

—Tú no te metas conmigo, cabeza de chicle, fue tu hermano el que no usó el condón —amenazó.

—Pero- fuiste tú el que tuvo la idea de no usarlo —Hoseok dijo ofendido, dejando a su omega en una de las sillas.

—Shhh, cállate, suficiente tengo con cargar al bebé en mi vientre.

Todos en la mesa rieron y negaron a la misma vez. Siempre era lo mismo con Taehyung y Hoseok, ambos pasaban el día peleando por tonterías y dándose besos y caricias cada que podían.

Jungkook hizo que todos guardaran unos segundos de silencio, para luego dar las gracias y comenzar a comer. Los cuatro alfas, Woozi y Taehyung atacaron sus platos como leones hambrientos, mientras Jimin y Jungkook se burlaban de ellos.

La cena pasó entre carcajadas, anécdotas y pequeñas peleas de mentira por parte de Hoseok y Taehyung. Yoongi se había mantenido en silencio después de que comenzara a hablar emocionado y su padre le dijera que no se le entendía nada, casi parecía estar hablando en otro idioma. Jimin había reído y posado su mano sobre la del alfa, dándole apoyo y robándole uno que otro beso bajo los regaños de los adultos.

Todo se sentía tan bien y correcto. Esperaban que las cosas fueran así para siempre, y la felicidad y armonía no se esfuaran.

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—¿Entonces...

—¿Entonces qué? —Preguntó Jimin, sentándose en el ragazo de su alfa y pasando sus brazos en el cuello de él.

—¿Cuántos cachorros quisieras tener en un futuro? —cuestionó, aprovechando para morder una mejilla del mejor.

—¡Alfa, no muerdas! —se quejó.

—Lo siento, es que son tan suaves y lindas —rió, amaba morder los cachetes de Jimin—, y no cambies de tema.

El omega suspiró, comenzando a jugar con sus dedos.

—Quisiera tener al menos tres cachorros —dijo con las mejillas sonrojadas, agradeciendo el aire frío de la noche.

Se encontraban en la alcoba, justo después de que terminaran de cenar, ambos decidieron subir a ella y abandonar la pequeña pero ruidosa fiesta que había armado Hoseok junto con Jungkook en la sala.

—Pensé que dirías que querías tener al menos siete —rió.

—Yah, tampoco soy una máquina, hyung —puchereó—. Me gustan los niños, pero no creo aguantar con tanto, mucho menos ahora que veo a Taehyung con esa gran barriga y quejándose por los dolores de espalda.

—Tienes razón, yo tampoco quisiera estar como Hoseok —carcajeó, recordando la desesperación de su hermano al no poder complacer en algo a su omega, ya que Taehyung tenía antojos bastante peculiares.

—A mí me gusta que me consientas —Jimin abultó los labios, suavizando la voz.

—Eso lo puedo hacer sin necesidad de que estés en cinta, Jiminnie —dijo, antes de acercar su rostro al menor y juntar los labios.

Comenzó un beso lento y delicado. La mayoría de veces era lo mismo, Yoongi trataba a Jimin con tanto cuidado de no lastimarlo o hacer algo que él no quisiera, por lo que en algunas ocasiones recibía quejas por parte del menor. A Jimin le encantaba sentirse dominado y deseado en ese aspecto, aunque no se lo dijera directamente.

Jimin jugueteó con los cabellos del alfa, intentando juntar sus cuerpo hasta terminar con todo el espacio posible. Amaba tener esos hermosos momentos junto al alfa, esos que eran tan simples, pero que a la misma vez eran tan íntimos y hermosos.

Se separaron unos minutos después, intentando obtener un poco de oxígeno.

—Aunque si te soy sincero, me da un poco de celos ver a Taehyung y Hoseok —Confesó Jimin, viendo directamente los ojos de Yoongi.

—¿Celos? ¿Por qué?

—A pesar de las dificultades que tuvieron al principio, ambos se miran tan felices de esperar un cachorro —suspiró—. A mi también me gustaría tener uno, pero de igual forma quiero cumplir las metas que me había propuesto antes de entrar a la academia.

—Jimin, solo un año más para que pueda darte todos los cachorros que quieras —le sonrió el alfa, acariciándole la mejilla a Jimin.

—Lo sé... pero es que, ya tengo 21 años y... —calló, ladeando su cabeza para sentir las caricias del alfa.

—¿Y...?

—No quiero ser padre tan viejo.

—Aún somos jóvenes, Jiminnie.

—Tal vez, pero yo ya quiero uno —se quejó.

Yoongi río entre divertido y malicioso, recordando el trato en el que ambos habían quedado.

—Aún no podemos tener cachorros, bebé, pero si podemos comenzar a practicar para cuando llegue el momento —se mordió el labio, alzando las cejas.

Jimin se sonrojó cuando el alfa quitó la mano de su cintura y la bajó lentamente hasta llegar a su trasero y acariciarlo suavemente.

—Sé que te prometí que cuando lo llevara con mi papá, era un claro permiso para que me pudieras marcar, pero nuestra familia está allá bajo, hyung —intentó persuadir al alfa, sintiéndose nervioso pero también ansioso de sentir a su novio.

—Pusieron música, no se enteraran de nada.

Sin dejar espacio para alguna queja o excusa, Yoongi arremetió nuevamente contra los dulces labios de su omega, empezando con un toque suave para luego subir el tono del ósculo poco a poco, pero sin ninguna prisa. Yoongi saboreó por completo la boca de su novio, metiendo su lengua y jugando con la del contrario, mientras masajeaba con ímpetu su trasero.

Ambos estaban totalmente listos para dar el siguiente paso. Todos esos meses habían compartido tantos momentos inolvidables y hermoso; conociendo cada secreto y gusto del otro, teniendo pequeñas peleas pero arreglándolas con madurez.

Ambos se complementaban muy bien, sus lobos queriéndose a pesar de no tener el lazo completo. Estaban felices por lo que tenían, y por lo que luchaban.

Porque Yoongi amaba a Jimin, y Jimin amaba a Yoongi. No importaba qué, los dos harían lo imposible por la felicidad del otro.

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