26
-Yoongi hyung, suélteme -dijo entre risas el omega de cabello negro.
-Ya te dije que me puedes tutear -gruñó.
Yoongi apretó más el agarre que tenía sobre la cintura del bonito omega, abrazándolo desde atrás mientras entraban a su casa.
Hyungsik le había llamado que no llegaría a dormir ese día, puesto que tenía algunos pendientes que resolver, por lo que Yoongi, al ser el hijo mayor, era el responsable de cuidar a sus hermanos.
-Está bien, pero suéltame, hyung -insistió, sintiéndose demasiado nervioso al sentir el posesivo abrazo del mayor.
Después de comer sus hamburguesas y papas frías, el alfa lo había llevado a pasear mientras le compraba cualquier cosa bonita que veía. Al principio Jimin se había negado, pero el alfa insistía en que sólo quería complacerlo y que no era ningún problema para él el comprarle siete peluches, los cuales aún estaban en la camioneta del padre de éste.
Jimin no recuerda cuándo fue la última vez que sonrió tanto en tan sólo un par de horas, inclusive sus mejillas ahora dolían por la presión que ejercía al sonreír.
-Creo que no hay nadie en casa -murmuró, confundido al no escuchar a ninguno de sus dos hermanos.
-¿Siempre dejan las luces encendidas?
-No...
-Tal vez estén durmiendo.
-Son las ocho de la noche, Jiminnie.
Yoongi se alejó a regañadientes del omega para verificar si sus hermanos estaban en sus habitaciones o sólo fueron tontos y olvidaron apagar las luces.
-Ven conmigo -el alfa tomó la mano del omega y lo dirigió hacia las escaleras, subiéndolas para dirigirse al pasillo en el que estaban las habitaciones.
Jimin miró con ilusión a sus manos juntas, pensando en que realmente deseaba el que todo el proceso de cortejo saliera bien y pudieran conocerse mucho mejor, para al final comenzar con una verdadera relación, en donde ambos fuesen pareja oficialmente.
Yoongi era tan atento, cariñoso y protector, que a veces Jimin dudaba de que todo fuera simplemente un hermoso y cruel sueño.
-Creo que no es... tán...
Las palabras del alfa quedaron en el aire cuando el olor a vainilla y manzanas acompañado del de anís y cacao de su a hermano invadieron sus fosas nasales. El aroma era muy fuerte y escandaloso.
-Mmm... Ho-Hobi~ justo ahí...
Tanto Yoongi como Jimin se quedaron estáticos antes de llegar a la habitación que le pertenecía a Hoseok.
El rechinar de la cama y los jadeos roncos de Taehyung se hicieron más audibles, por lo que Yoongi reaccionó al instante y jaló nuevamente al peli-negro para llevarlo a la habitación de invitados, la cual quedaba en el otro pasillo.
-Vaya, si que son muy rápidos -Jimin suspiró, agradeciendo el que el alfa lo sacara de ahí. No era muy agradable escuchar los gemidos de tu mejor amigo.
-No puedo creer que Hoseok esté haciendo eso aquí -bufó-. Sólo espero que Woozi esté fuera de casa.
-En realidad, los escuché desde que comenzaron, y creo que voy a quedar traumado de por vida.
Yoongi y Jimin miraron asustados al pequeño omega que venía saliendo del último cuarto que había en el pasillo, con una mueca de asco y sus manos en el bolsillo de su gran suéter negro.
-Voy a matar a Hoseok -gruñó, acercándose a Woozi.
-Ya no soy un niño, Yoongi. Sé que lo que estaban haciendo ellos es normal entre parejas.
-Debieron respetar que estabas aquí.
-No es como si yo haya dado indicios de que me hallaba en casa...
-De igual manera, te-
-Ya basta, Yoongi -rodó los ojos-. Sé que, en algún momento, tú también vas a estar en la misma situación con Jiminnie -sonrió maliciosamente.
Las mejillas del omega mayor se sonrojaron debido a la vergüenza. Se escondió detrás de alfa y apretó la camisa de él con sus manos.
-Aunque creo que no será tan pronto como Hoseok -sonrió, viendo como Jimin se escondía.
-Cállate, mocoso -le pegó en la nuca-. Ni siquiera sabes si somos pareja, sólo estás suponiendo.
-Venían con las manos agarradas.
-Eso no significa nada.
-¿Sabías que el cuarto de invitados tiene una ventana? Los vi besándose afuera.
Yoongi chasqueó la lengua, mientras llevaba una de sus manos a su frente. ¿Por qué Woozi tenía una extraña obsesión con querer avergonzarlo?
-Veo en tus ojos que tienes hambre -suspiró Yoongi, sacando su billetera-. Ve a pedir pizza.
-¿Para mí solo? -Los ojos del menor adquirieron un brillo inusual.
-Sí, sólo no te acerques a la habitación de Hobi y tampoco salgas de casa, ya es muy tarde y te puede pasar algo -advirtió seriamente-. Puedes ir a la habitación de papá y ver televisión. Tampoco te comas toda la pizza, porque después te hará daño.
-¡No soy un niño! -exclamó, aceptando los billetes que su hermano le extendió-. Pero no importa, por eso eres mi hermano favorito.
Y, algo que el alfa no se espero, fue el abrazo tímido que su hermano menor le regaló antes de pronunciar un tímido «gracias, hyung» en su oído.
-Lo siento, Jiminnie, sólo quería avergonzar a Yoongi, no a ti -se fue corriendo antes de que la pareja dijera algo.
Jimin salió de su escondite, mirando con una sonrisa la dirección en la que el hermano de su alfa había escapado.
-Tú hermano es...
-Raro.
-Iba a decir tierno.
-No dirás lo mismo cuando lo conozcas de verdad -bufó, pensando en que si le seguía dando dinero a ese mocoso, iba a quebrar.
Ahora tenía a alguien al que mimar en todo lo que pudiera, por lo que tal vez era momento de conseguir un trabajo o inscribirse en otra academia para terminar sus estudios y que su padre siguiera dándole dinero.
-No seas así con tu hermano, hyung. Realmente es muy tierno -insistió, poniéndose frente a Yoongi.
-El único tierno e inocente aquí, eres tú, Jiminnie. -Dijo, antes de atraerlo y posar sus manos en la cintura del omega, en un agarre posesivo, para después unir sus labios en un demandante beso.
Todos los besos que se habían dado anteriormente, la mayoría había sido dulces y suaves, pero este era muy diferente y mucho mejor. Cada uno sentía la necesidad de juntar más sus cuerpos y sentirse protegidos por el calor del contrario.
Jimin enrolló sus brazos en el cuello del mayor para atraerlo más hacia él, siendo recibido gustosamente por un alfa encantado por tener más de los exquisitos labios del menor.
El omega presentía que se estaba volviendo un adicto a los dulces belfos del alfa, o tal vez a la forma en la que le besaba, pero no podían culparlo. Cada vez que Yoongi unía sus labios, sentía el cariño con el que lo hacía, a pesar de que fuera un poco brusco cada vez que los segundos pasaban y ellos seguían unidos.
-Creo que vamos a tener que quedarnos en la habitación de invitados -susurró Yoongi, tomando un poco de aire después de interrumpir el beso-. Lo siento.
-No te preocupes, hyung, cama es cama.
Yoongi carcajeó. -Sí, supongo.
Jimin le miró por unos cortos segundos, admirando cada facción de su rostro.
-Me gusta mucho tu sonrisa, hyung -confesó, suspirando en el proceso.
El alfa arqueó una ceja. -¿En serio? ¿Por qué? -cuestionó, tomando las abultadas mejillas de Jimin con sus manos.
-No es muy común el que cuando alguien ría, muestre sus encías -explicó-. Las suyas en verdad son muy rosadas y contrastan perfectamente con el tono de su piel, haciéndolo ver más tierno.
-Todo iba muy bien hasta que me dijiste "tierno" -entrecerró los ojos.
-Estoy siendo sincero.
-No soy tierno, soy un alfa.
-Un alfa muy tierno.
-Ya te dije que el único tierno aquí, eres tú -rodó los ojos, alzando a Jimin en sus brazos para que éste enrollara las piernas en su cintura.
El omega se sorprendió ante la acción, pero no renegó en ningún momento, sólo hizo lo que su instinto y lobo le decían. Además, estaba en una pelea muy interesante con el alfa.
El pálido caminó hasta el cuarto de invitados y se adentró en él, tirando a Jimin con suavidad sobre la cama, para luego acostarse él también a la par suya y abrazarlo, dejando que el omega reposara la cabeza en su pecho.
-Creo que de los dos, yo debería de ser el alfa -rió Jimin.
-¿Ah, sí? ¿Eso crees? -alzó una ceja divertido.
-Sí.
-Bien...
Yoongi quitó sus manos de la cintura de Jimin, para agarrar las mejillas de él y hacer que alzara la mirada. Cuando lo logró, bajó un poco y poder quedar frente a frente al chico, para luego arremeter duramente contra sus gruesos labios.
Sí, Yoongi tal vez, normalmente, fuese dulce y tranquilo, pero cuando se trataba de Jimin, su control desaparecia y un instinto de protección y posesividad salía a flote. Estaba dispuesto a demostrárselo al peli-negro.
El sonido de los chasquidos que provocaban el choque de labios se extendido por toda la silenciosa habitación, creando un ambiente íntimo para el par de chicos. Yoongi lamió y mordió a su gusto el labio inferior de Jimin, el cual estaba más grueso y rojizo de lo normal. Apretó sus sonrojadas mejillas y se subió levemente sobre él, sólo para tener estar más cómodo.
Por otro lado, el omega se sentía en el paraíso. La fiereza con la que el alfa lo estaba besando le encantaba más de lo que admitía. En un vago intento por tener un poco de oxígeno, logró llevar sus manos hacia el cabello color menta del pálido, mas ello sólo provocó que el alfa aumentara la intensidad.
Yoongi quiso intentar algo nuevo, por lo que suavemente, abandonó los labios de Jimin para allanar un camino de besos al cuello de éste, dejando más de un par de sugilaciones en él. ¡Demonios! El alfa había deseado tanto dejar ese tipo de marcas en el omega.
Minutos, quizá horas, siguieron de la misma forma, dándose besos traviesos y caricias inocentes, hasta que tuvieron suficiente y el sueño se hizo presente. Mas antes de dejarse caer, Yoongi sonrió maliciosamente, sintiéndose orgulloso por lo que había logrado.
-Jimin...
-Mmm... -el omega estaba a punto de cerrar sus ojos.
-¿Quién es el alfa?
-Tú. Tú lo eres -susurró rendido, antes de acurrucarse en el pecho de Yoongi y cerrar sus ojos.
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