24
Yoongi suspiró profundo, dejando que una emocionante risa saliera de su garganta. Miró al chico que se aferraba a él como Koala en árbol, y volvió a reír.
Siempre había deseado estar así: con un omega con la cabeza en su pecho pecho, abrazándolo mientras él le daba mimos y besos.
El día anterior había sido todo un reto para el alfa, Jimin pasó horas intentando entrar a la habitación de su padre para verificar su estado, pero Taehyuna gruñía como perro cuidando su hueso.
La médico tuvo que salir para calmar al omega menor, explicándole pacientemente el que Jungkook estaría en revisión (con ella) durante una semana, para así estar seguros de que estaba fuera de peligro, ya que el omega mayor había dejado de sudar como lo hacía en el principio. Gracias a esa información y a los constantes abrazos y besos de Yoongi, Jimin se había calmado hasta quedar dormido en los brazos del alfa.
—¿De qué se ríe, hyung?
Jimin bufó aún sin abrir los ojos. Las vibraciones en el pecho de Yoongi a causa de su risa, hicieron que despertara de su dulce y confortable sueño.
—Me acordé de un chiste que vi en Internet —inventó, mordiéndose el labio inferior.
Necesitaba besar a Jimin todo lo que pudiera. Y es que desde que el omega aceptó ser cortejado por él, su felicidad en ningún momento se había esfumado, es más, las ganas de abrazarlo y besarle toda la cara se hacía cada vez más fuerte.
—¿Puedo escucharlo? —preguntó, abriendo los ojos y acomodándose para quedar frente a frente con el pálido.
Yoongi rió dulcemente, quedando hipnotizado ante la hermosa imagen que Jimin le regalaba, pues sus ojitos se encontraban hinchado gracias a las horas de sueño, sus labios gruesos formaban un adorable puchero, y como cereza de pastel, sus mejillas rojizas.
—Después habrá tiempo para contártelo. —Aseguró, acercando sus labios a los de Jimin, iniciando un lento y dulce beso.
Las mejillas de Jimin adquirieron un tono de rojo más fuerte, siguiendo con cierta timidez el beso. Todavía se sentía muy extraño el estar en esa situación con un alfa, puesto que jamás lo había experimentado, mas Jimin pensaba que no le sería tan difícil acostumbrarse, sobre todo si se trataba de alguien tan atento como Min.
Yoongi suspiró gustoso sobre los belfos del menor, llevando una de sus manos a la cintura del menor, afianzando el agarre para juntarlo más a su cuerpo.
Lo amaba. Realmente amaba el sonido que creaba la fricción de sus labios siendo acompañado por los suspiros suaves del omega cada vez que le mordía levemente el labio inferior.
«Cachorros»
Se separó lentamente, ignorando a su lobo, el cual se encontraba más emocionado que nunca.
—Eres precioso, Jimin —le confesó, mirándolo a los ojos.
El omega dejó salir una carcajada nerviosa, pegándole ligeramente en el hombro.
—Ya, hyung, ¿por qué es tan empalagoso?
—No soy empalagoso, sólo estoy siendo sincero —rió, mirando el cuello del menor—. Antes me contenía a decírtelo porque no estaba seguro de si podría llegar a llamar tu atención alguna vez, pero ahora que me has permitido cortejarte, no me voy a contener —musitó, dejando un beso en su nariz para luego hundir la suya en el bonito cuello del menor.
—¡Hyung! —Chilló, ladeando su cabeza y soltando melodiosa risas al sentir cosquillas.
—Al parecer eres muy sensible.
Yoongi hundió más su nariz, inhalando desesperadamente el dulce aroma a fresa, galleta y leche.
—Me está haciendo cosquillas —se quejó.
«Cachorros»
El pálido dejó tres besos en su cuello y se apartó a regañadientes. Abrazó más a Jimin y respiró ante la comodidad de la cama y el cuerpo del otro.
—Sal conmigo ahora, Jiminnie.
—Mi papá...
—Boyoung Noona dijo que no debías de interrumpir mucho en su habitación mientras está con su alfa. Recuerda que está un poco delicado y su lobo necesita del calor de su pareja —aseveró, dejando un beso en la frente del chico.
—Está bien —bufó—. Pero primero quiero hablar con Taehyuna noona —gruñó.
—De acuerdo, pero no gruñas porque te ves demasiado tierno y me dan ganas de volver a besarte —susurró en su oreja.
Jimin lo empujó y se levantó rápidamente, sintiendo a sus mejillas volver a ponerse calientes.
—¡No siga diciendo ese tipo de cosas! —chilló avergonzado, chasqueando la lengua al ver que el alfa sonreía más—. Tome una ducha en mi baño mientras yo voy a hablar con Taehyuna —ordenó—. Puede agarrar ropa mía —señaló el ropero que se hallaba al costado.
Jimin salió corriendo antes de que Yoongi dijera algo más. No deseaba seguir ahí con alguien que lo hacía ponerse tímido cada cinco segundos, porque, ser amigo de Min Yoongi era algo muy diferente a tenerlo como alfa.
La habitación de su padre estaba a tan sólo dos de la suya, por lo que no le tomó ni diez segundos el estar frente a su puerta.
Tocó tres veces con su puño y espero por unos segundos a que la hermana de su mejor amigo abriera.
No estaba enojado, pero si estaba inseguro con respecto a las acciones de Taehyuna. El haber tenido a una madrastra como Seulgi dejaba secuelas en él, por lo que necesitaba asegurarse de que la alfa cuidaría muy bien de su padre y que jamás lo dañaría.
—Jimin.
La mujer frente a él le miraba entre curiosa y un con un atisbo de miedo, tragando sonoramente al estar un poco más consciente y no siendo controlada en su totalidad por su lobo.
—Taehy...
—Lo siento, ¿sí? —se adelantó a decir, cerrando la puerta detrás de ella y tomando de los hombros a Jimin—. Sé que no pensé muy bien las cosas cuando lo mordí, pero... ahg, mi lobo y yo estábamos tan desesperadas por ver a Kookie oppa así, tan frágil y a punto de rendirse. Tú sabes muy bien que me ha gustado desde que lo conocí, Jimin —suspiró—. Y no me arrepiento de haberlo marcado. Lo quiero y estoy dispuesta a enamorarlo y cuidarlo, porque sé que se recuperara y tal vez me odie al principio por haberlo mordido sin su consentimiento, per-
—Tranquila, Taehyuna noona... respire.
Taehyuna respiró hondo y miró directamente al que sería de ahora en adelante su pequeño omega.
—Te lo prometo, Jimin. Voy a cuidar de él desde ahora en adelante. Tú me conoces desde hace años, y sabes muy bien que no sería capaz de lastimarlo.
El omega apretó sus labios en un vago intento de retener las lágrimas. Sólo deseaba que su padre dejara de sufrir y fuese feliz como lo estaba siendo él, ahora que tenía a Yoongi.
—No me lo tiene que decir a mí, dígaselo a mi papá; demuéstreselo —limpió sus ojos.
La alfa asintió contenta, acercándolo a ella y abrazándolo con ímpetu. Comenzando a llorar con tristeza, y no por la alegría, sino por lo que le debía de confesar al omega.
Mas no lo haría. No era la indicada para decírselo en ese momento, ya que inclusive ella no lo podía asimilar.
No era su deber explicarle el que una pequeña vida estaba creciendo en el vientre del que ahora era su omega.
—Gracias, Jiminnie.
«Grrr»
Tanto Taehyuna como Jimin se separaron rápidamente, volteando a ver el lugar de donde provenía el gruñido.
—Yo-Yoongi.
Jimin tragó saliva al ver al alfa caminar seriamente hacía él, con tan sólo una toalla blanca cubriendo de su cintura para abajo.
Yoongi ya estaba en la ducha cuando su lobo comenzó a aullar angustiado por su omega, por lo que salió sin importarle si estaba con el pecho descubierto.
—Aléjate de mi omega —le gruñó a la alfa—. Tú ya tienes al tuyo.
El alfa agarró del brazo al omega y lo alejó de Taehyuna, llevándoselo de nuevo hacia la habitación. Sin darse cuenta que las mejillas de Jimin estaban a punto de estallar de la vergüenza.
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