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Yoongi se tiró de panza sobre la cama, hundiendo su nariz en la almohada en la que Jimin había dejado su olor la vez que estuvo en su casa. Apenas era leve, ya que habían pasado muchos días, pero todavía se podía percibir lo suficiente para calmar un poco al corazón del alfa.

Se sentía mal. Su lobo chillaba lacrimoso dentro de él, aullando por haber hecho llorar a su lindo omega.

Después de que Jimin se retirara de la habitación, Yoongi se había quedado unos momentos parados sin saber qué hacer, hasta que las palabras del director echándolo de las instalaciones hicieron eco en su cabeza. Había llamado a Hoseok a duras penas, advirtiéndole sobre lo sucedido. Su hermano no había cuestionado ni una sola palabra, sólo hizo un sonido de afirmación y le cortó.

Entre lloriqueos e hipidos, Yoongi había abandonado la academia mirando hacia atrás.

Claro que intentó buscar al omega peli-negro, pero no lo encontró en su habitación, por lo que no pudo explicarle, y menos cuando había tenido el tiempo contado.

Quiero omega.

Yoongi ignoró a su alfa, alzándose de la cama para caminar hacia los dormitorios de su familia. Estaba solo en la casa. Seguramente Hoseok estaba con Taehyung, y su padre junto con su hermano menor, por lo que le importó poco comenzar a robar prendas de ellos, específicamente las que tenían sus olores impregnados. Inclusive, sacó una de las camisas que su madre usaba, no le interesaba si su progenitor se llegaba a enfadar, sólo quería calmarse a sí mismo.

Él era un omega de mentira.

Tenía que comportarse como uno.

Caminando despacio y chillando por toda la casa, logró llegar de nuevo a su habitación, con prendas revueltas en sus brazos, emprendió su labor de hacer un pequeño fuerte para sí mismo.

Patético. Sí, siempre fue patético.

Admiró por unos segundos su reciente creación, sonriendo tristemente cuando sintió a todos los olores que amaba mezclarse entre sí, haciendo que más lágrimas salieran de sus ojitos ya hinchados.

No llores, porque yo también lloro. sollozó su lobo, percibiendo aún más la tristeza de su humano.

—Tú eres el que empezó a llorar. —Reclamó en voz alta.

El lobo sólo bajó sus orejas.

Yoongi se tiró de nuevo sobre la cama, ahora sintiéndose un poco mejor al experimentar la calidez que un nido típico de los omegas le brindaba.

Su madre siempre creaba un nido para Hoseok y él cada vez que ellos tenían pesadillas en su niñez, inclusive, la tradición siguió con Woozi. La omega impregnaba el olor y el de su padre en cada prenda que usaba para dicho nido, creando un ambiente abrasador y relajante.

Ahora es cuando necesitaba un abrazo muy grande, pero el problema es que lo quería de alguien en específico; Park Jimin.

Quería sentir los calentitos brazos del menor, junto con el aroma dulce y delicioso que desprendía.

TOC. TOC. TOC.

Yoongi gruñó enojado. Esos toques que le recordaron a la interrupción del director en su habitación de la academia.

El chico detrás de la puerta escuchó el gruñido de su hermano, por lo que más furioso que antes la abrió y se adentró sin pedir permiso, haciendo que Yoongi chillara nuevamente enojado.

—Alfa tonto, ¿Qué estás haciendo aquí?, ¿Tú fuiste el que se metió a mi habitación? —Gritó encolerizado el omega.

Woozi arrugó sus cejas al ver al mayor llorando mientras estaba hecho una bolita en un... ¿nido?

—¿Qué es lo que sucede contigo? —Cuestionó con un tono de voz más suave, acercándose a la cama y sentándose en ella.

—Jiminnie... —Logró decir.

—¿Qué pasó con él?

—Se enteró que soy un alfa, y ni siquiera dejó que le explicara la situación.

Woozi se compadeció de su tonto hermano. Sonrió lleno de ternura para luego subirse a la cama y abrazar al peli-menta.

Al omega le daba mucha gracia la situación, ya que los tres alfas que habitaban esa casa, eran unos llorones de primera; con un corazón más sensible que el de un pollo.

—¿Y qué estás haciendo aquí? —Interrogó, dejando que Yoongi mojara su camisa favorita a causa del llanto.

—Me echaron de la academia, ¿no lo estás viendo? —bufó.

Woozi rodó los ojos y le jaló una oreja. —Estoy tratando de ayudar, y tú no agradeces, tonto. —Chasqueó la lengua—. Me refería a que por qué no estás buscando a Jiminnie.

—Porque no me quiere ver ni hablar —explicó.

El omega realmente quería tirar al alfa por la ventana en ese mismo instante. ¿Todos los alfas eran unos tontos de primera? Es por ello que siempre que salía huyendo del alfa que andaba detrás de él desde el comienzo del año escolar.

Seungcheol era muy raro.

Negó, alejando esos pensamientos. No era buen momento para recordar a ese tonto, su prioridad era su hermano.

—¿Te vas a dar por vencido tan fácilmente? Porque si es así, estoy feliz de que Jimin se aleje de ti. Él merece a un alfa que le demuestre que de verdad le importa, no a uno que hace un nido y llora como bebé mientras los mocos le cuelgan.

Yoongi dejó de llorar en el mismo instante en el que el menor terminó de hablar. Le miró con el ceño fruncido para después limpiar su nariz en el chico, recibiendo un golpe en su cabeza.

Sonrió. Ese pequeño demonio tenía mucha razón. Si quería que Jimin le perdonara y fuera su pareja, entonces no debía dejar de comportarse como un omega de mentira y cambiar el rol a un alfa de verdad.

Su corazón ya no estaba triste, ahora estaba lleno de una nueva pizca de esperanza e ilusión.

—Mañana mismo iré a buscarlo. —Habló decidido.

Woozi le miró sonriente y tendió su mano hacia el alfa. —Ahora pagame.

—¿Qué?, ¿Por qué? —Cuestionó Yoongi confundido.

—Es lo que pido a cambio de no decir nada, duh.

—Sigo sin entender...

El omega se pegó una palmada en su frente. —Es lo que vale mi silencio... ¿Qué crees que pasaría si los demás se llegaran a enterar de que un alfa hizo un nido? —ladeó las comisuras de sus labios.

Yoongi abrió la boca indignado, pero de igual forma, sacó su billetera. 

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