17


"Piensa como alfa".

"Sé un alfa".

"Piensa como activo".

"Sé activo".

"Piensa como hombre dominante".

"Sé un hombre dominante". 

Park Jimin se repetía así mismo cada oración de manera desesperada en su mente desde hace un par de minutos.

La clase teórica de la señora Mun lo tenía demasiado aburrido, por lo que se decidió pensar en qué haría con respecto al beso que le había robado a Yoongi el día anterior. Después de haber salido corriendo de la habitación llegó hasta la suya con el corazón latiéndole frenéticamente.

Durante toda la noche pasó pensando en que haría de ahora en adelante. ¿Sería bueno hacer como que nada pasó o era mejor hablar de ello? No lo sabía, pero de lo que sí estaba muy seguro, era que quería probar de nuevo esos suaves y finos labios que lo dejaron volando por una falsa ilusión en las nubes, por ello se dijo a sí mismo que si iba a intentar algo, debía de prepararse antes, y aún más si iba a ser el activo de la relación, aunque su lobo se burlara.

Había llenado una larga lista de cosas por hacer con Min Yoongi para conocerse mejor antes de comenzar a hablar de sentimientos, claro que no pensaba decirle al pálido nada de lo que tenía planeado. Quería que todo fluyera con normalidad, no quería terminar como payaso si el omega no llegara a sentir más que amistad por él.

"Si vas a ser el activo tienes que invitarlo a salir primero, pagar en sus salidas, y lo más importante: darle muchos mimos y atención". Se dijo a sí mismo.

Eso suena como a algo que quisieras que hicieran contigo, Jimin. Había dicho su lobo en un bufido.

El omega mordió su labio inferior. Su lobo tenía razón, siempre había deseado tener a un alfa que le diera mucha atención, le cuidara y protegiera, pero eso no iba a ser posible por el simple hecho de que no confiaba en ellos, prefería terminar casándose con un beta o incluso, un omega, más no un alfa.

Si tan sólo... Si tan sólo existiera un alfa con la personalidad y físico que su padre omega, o como... Yoongi, entonces tal vez podría intentar algo.

Pero no había nada que hacer. Tal vez era algo muy tonto de su parte el generalizar a todos los alfas como unos cretinos sin principios, pero simplemente no podía verlo en otra perspectiva, no cuando la alfa de su padre le recordaba cada vez que lo veía que no tendría futuro, y que lo único que debía de hacer era obedecer, atender y mimar a un alfa, porque para ello, los omegas existían.

—Tss, Jimin... ¡Jiminnie! —le llamó una voz ronca a su costado.

El peli-negro miró de reojo a la profesora para ver si no les estaba viendo, cuando vio que la señora estaba muy concentrada en un libro que tenía en sus manos, se permitió inclinarse un poco para poder charlar con él pálido.

—¿Qué quiere, Yoongi hyung? —interrogó en un tono suave y con una gran sonrisa de oreja a oreja.

—¿Qué te pasa?

—¿Qué me pasa de qué, hyung? —preguntó arrugando sus cejas.

—Estás haciendo muchos pucheros, Jiminnie —ladeó la comisura de su labio en un pequeño intento de no chillar de la emoción al ver tanta ternura—. Además, has estado viendo un punto fijo en el suelo desde que comenzó la clase.

—Sólo pensaba en... No. No me haga caso, hyung... —Todo el valor que había adquirido minutos antes se esfumó en menos de un segundo.

Los colores se le subieron a las mejillas al omega. Yoongi le quiso agarrar los cachetitos abultados y rosaditos para darle muchos besos.

—Oh, vamos, Jimin —le sonrió dejando ver sus rosadas encías— Sabes que puedes confiar en mí. Prometo no burlarme... —mordiqueó el lápiz que tenía en su mano— al menos no mucho.

—¡Hyung! —exclamó con un puchero en su boca.

—No me pongas esa cara porque me ena... —cerró su boca inmediatamente, poniéndose nervioso.

—¿Por qué no quiere que ponga esta cara, hyung? —puchereó poniendo ojos de cachorritos asustado.

—Porque te ves feo —volteó su cabeza tratando de esconder su vergüenza.

—Pero-...

—Nada de peros, sólo cuéntame en que estabas pensando anteriormente —aclaró su garganta.

Jimin bufó, ahora volviendo a estar nervioso e inseguro.

—Yo... es que pensaba en... —Murmuró poco convencido— es decir... hace mucho que no como pizza y...

Más cliché no podía ser.

—Y...? —el omega relamió sus labios.

—Quería saber si a usted le gustaría ir a comer... ya sabe...

Yoongi rió quedito. La noche anterior había llorado como jamás lo había hecho, por que sí, los alfas también lloran.

Se imaginó muchos escenarios en donde sólo era un objeto de experimento para el menor, ya que las palabras de su tonto hermano había llegado hasta lo más profundo de su corazón, llenándole de dudas hasta el punto de querer echar todo por la borda e irse a su casa. De todas formas, tarde o temprano alguien iba a descubrir su farza. Ahora que lo pensaba mejor, sabía que había cometido una gran estupidez al pensar en que podría engañar a todos.

Iba a aceptar de buena manera las consecuencias que todo eso le trajera, porque gracias a esa estupidez conoció a ese hermoso ángel de mejillas abultadas.

—¿Quieres ir a comer pizza conmigo, Jiminnie? —invitó el pálido.

Al menos iba a disfrutar el poco tiempo que su hermano le había dado.

—¡No! No, es decir... Y-yo qui-quiero invitarlo a us-usted —corrigió cuando se fijo que la sonrisa del peli-menta desapareció.

¡Diablos, Jimin. Los activos no tartamudean y tampoco se sonrojan! Se reprendió.

—Y-yo cla-claro —tartamudeó Yoongi con un sonrojo en sus pálidas mejillas.

—Ah, hyung, usted es tan tierno —rió hasta que sus pequeños ojos formarán dos medias lunas.

Yoongi apretó los labios duramente. El nunca había sido alguien que dejara ver mucho sus emociones a los demás, sólo a los más cercanos, pero en ese momento sentía que se estaba comportando como todo un colegial enamorado, y es que cuando estaba frente a ese chico su corazón y pensamientos se volvían uno sólo haciendo que todo se tornara confuso y no le dejara actuar y pensar mejor las cosas con claridad.

Por supuesto que era un alfa, pero eso no significaba que no pudiera ser todo un cursi de primera, le encantaría ver a su futuro omega con su rostro rojo debido a sus palabras y acciones románticas. Verlo chillar de ternura y emoción cada vez que le regalara una rosa o le compusiera una canción. Ayudarle a cocinar y a ordenar su casa mientras escuchan una canción pegadiza a todo volumen, acompañado de risas.

A veces Yoongi sentía pena ajena de él mismo por pensar en tantas cursilerias, pero así era y no podía cambiar.

—Entonces... ¿Nos vemos a las cinco de la tarde en la entrada? —preguntó Jimin intentando que su voz saliera un poco ronca, utilizando el satoori, su dialecto natal.

Yoongi ahogo una carcajada. Le había dado mucha gracia ver la carita hermosa del chico mientras hablaba una voz "ronca"

—Por supuesto, Jiminnie —afirmó con tono agudo, pensando que el peli-negro estaba bromeando.

—¡Podrian callarse un momento! —chilló el omega sentado en frente de Jimin—. No sé si están bromeando con sus coqueteos tan asquerosamente dulces, pero aquí hay alguien intentando hacer un resumen —señaló la página de papel bond sobre su mesa.

—Lo sentimos —dijeron al unísono.

—Sí, Sí lo que digan. Sólo hagan silencio —frunció el ceño.

—Está bien, pero no te pongas así, estamos hablando de cosas importantes aquí —habló Yoongi, para luego ambos reírse cuando el chico bufando se volvió a concentrar en su trabajo.

—Tss, Yoongi hyung.

—¿Qué? —susurró.

—¿Le gusta la pizza con piña?

—No.

—¡Eso es un delito! —chilló bajo— ¡la pizza con piña y la de hongos es lo mejor que puede existir!

—La de pepperoni es mejor —afirmó, volviendo a ver su cuaderno—. Ahora cállate porque quiero concentrarme en esto.

—Usted es muy malo —refunfuñó por haber perdido la atención del mayor.

Yoongi apretó sus manos con el propósito de no dejarse llevar y agarrar los cachetes de Jimin. El chico se veían tan lindo cuando fruncia su ceño y hacía pequeños pucheros.

Por otro lado, Jimin estaba dispuesto a gastar dinero de sus ahorros sólo para probar que la pizza de piña era la mejor.

El activo es el que tiene que pagar. 

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