14

—¿Y tú? ¿Por qué te ves como si te hubieran dado una paliza? —preguntó burlón el peli-menta.

Hoseok le dedicó una mirada amenazante. Gracias a su hermano, ahora le tocaba que servir como esclavo de cierto omega castaño, y aunque no se quejaba, ya que podía pasar mucho tiempo con él, Taehyung parecía que le había agarrado cierto odio por la mentira de la que ahora era participe.

—Todo es tu culpa —le gruñó—. Taehyung hizo que fuera hasta el último piso solo porque, según él, había olvidado sus pinceles allá arriba, oh pero, ¿Sabes qué? NO ENCONTRÉ NADA —Sollozó, sentándose junto a su hermano, abrazándolo mientras llevaba las manos a su pecho—. Le he estado ayudando con sus tareas y con la limpieza de su habitación.

Yoongi sintió pena por su pequeño hermano. — Lo siento. Si quieres puedo hablar con Taehyung.

—¡Ni se te ocurra! —chilló rápidamente, poniéndose recto en su asiento.

—¿Pueden callarse? —bufó Baekhyun desde su cómoda cama.

Ambos hermanos ignoraron al omega, siguiendo con sus pequeños dramas. Baekhyun sólo bufó molesto y alcanzó sus audífonos para poder dejar de escuchar los lamentos de ese omega peli-rosa.

—¿Estonces por qué te quejas? —cuestionó confundido, sacando una bolsa de frituras de el primer cajón de la mesa de noche.

—Por qué si hablas con él, posiblemente me deje de hablar y ya no quiera ser mi amigo —comenzó a llorar de nuevo, estirando su mano para poder robarle frituras al pálido, metiéndose un gran puñado en la boca para luego volver a sollozar—. Si quiero que sea mi omega tengo que ganarmelo poco a poco.

Yoongi se quedó unos minutos pensativo. Cada vez las frituras iban desapareciendo de su bolsa cuando el ni siquiera había probado un bocado, pero no le dijo nada a Hoseok, no quería que hiciera más drama. Por otro lado, pensaba si lo mejor sería confesarle a Jimin que era un alfa, tal vez este se lo tomara mejor de lo que el pensaba, o tal vez no. Aunque algo le decía que tenía que hacerlo más temprano que tarde. Taehyung no lo había tomado tan mal después de todo, solo y solo tal vez Jimin fuera igual.

—¿En qué piensas? —Hoseok se chupaba los dedos, intentando quitar los restos de grasa después de haberse comido toda la bolsa de frituras.

—¿Y si le confieso todo a Jimin? —musitó inseguro.

Hoseok abrió sus ojos completamente. Él no creía que Jimin se lo fuera a tomar muy bien que dijera, TaeTae le había dicho que su amigo era “especial”.

—Yo no te aconsejaría que lo hicieras —opinó—. Taehyung dijo que Jimin odiaba las mentiras y a la mayoría de alfas idiotas.

Yoongi frunció su ceño. —Tal vez soy un poquito mentiroso, pero no soy un idiota.

El peli-rosa llevo una de sus manos hacia su boca, tratando de aguantar la carcajada que quería salir.

—¿De qué te ríes? —chasqueó su lengua—. El único idiota aquí eres tú, Min Hoseok.

—Ni siquiera dije algo —paró de reír—. Mira, Taehyung me confesó que Jimin es muy reacio a conocer alfas y a convivir con ellos, no me dijo el por qué, ya que eso es algo que le toca a Jimin contar —dijo, para después acostarse sobre la cama y comenzar a estirarse como gato—. Pero sea lo que sea, debe de ser algo que lo ponga muy sensible.

No entendía del todo las palabras de su hermano, puesto que él veía muy normal a Jimin. No es como si el chico le tuviera miedo a los alfas o los aborreciera a todos por igual. Pero ahora estaba más curioso por saber por qué el chico no le gustaba convivir con los alfas. Un montón de ideas cruzaron por su cabeza, y la última no le gustó para nada. Tan solo pensar en que un alfa ha abrazado al chico, le ha dado besos en su mejilla, o lo ha hecho reír, le daban náuseas.

—No pienses tanto, Yoongi —Hoseok habló, mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo—. Mejor hay que cambiar de tema —dijo ahora con un tono malicioso—. Hoy estuve hablando con un chico llamado Kang Taehyun, es muy interesante a decir verdad, pero me dejó con el corazón en una mano —lo último lo dijo casi temblando.

—¿Kang Taehyun? —no conocía a nadie llamado así, de hecho, no conocía a casi nadie en la academia—. ¿De qué hablaron?

Para Hoseok, contarle a su hermano era muy vergonzoso, mucho más al saber que había altas probabilidades de que se riera de él, pero estaba muy curioso y no era lo suficientemente valiente como para saciar su curiosidad solo.

—El tonto omega casi hace que me haga en mis pantalones —confesó, rodando los ojos cuando la risa de Yoongi resonó en toda la habitación—. No te rías, estúpido. Ya no te voy a contar nada. Además, ese chico es muy raro, incluso tiene una serpiente de mascota, ¡UNA MALDITA SERPIENTE!

—¡Ya! Está bien, prometo no reírme —trató de oprimir sus labios—. Prosigue.

El peli-rosa suspiró rendido volviéndose a sentar, acercándose a Yoongi como si lo que le iba a decir fuera el secreto más grande, o como si los fueran a asesinar si los escuchaban.

—Me contó sobre lo que sucedió en la planta cinco, pasillo siete —dijo en el oido del alfa mayor, tragando saliva a su paso.

Las cejas de Yoongi se unieron. —¿Y?

—Dice que hace un poco más de treinta años, este lugar era como una prisión para alfas, omegas y betas —su labio comenzó a temblar—. Aquí tenían a todos aquellos que cometieron asesinatos y cosas peores, los torturaban en ese pasillo. Algunos dicen que si vas a ese lugar a las once de la noche en punto, se pueden escuchar los gritos desgarradores de todos los que sufrieron allí. Otros dicen que se pueden apreciar unas sombras caminar de un lado a otro... —terminó de decir, sus manos temblaban junto a sus labios reprimiendo un chillido de miedo.

El pálido bufó ante tal disparate dicho por su hermano. Él no creía en esas cosas, y estaba cien por ciento seguro que sólo habían inventado eso para meter en miedo a las personas estúpida como Hoseok.

—Esas son historias estúpidas creadas por estúpidos para los estúpidos —soltó sin tomarle importancia.

Hoseok abrió su boca un poco alterado y ofendido. ¿Acaso su hermano le había llamado estúpido?

—Entonces ven conmigo hoy en la noche —sonrió triunfante—. Vamos a comprobar quien dice la verdad.

—No, a esa hora ya estoy dormido.

—Tienes miedo —comenzó a decir, tratando de sacar el orgullo de su hermano a relucir.

Yoongi sabía lo que Hoseok intentaba hacer. Asintió bufando porque iba a perder unas horas de sueño solo por las estupideces del otro, pero su orgullo siempre estaría primero.

—Está bien.

—¡Kya! —chilló emocionado. Necesitaba ir a ese lugar para poder desaparecer esa curiosidad que sentía. Con Yoongi se sentía más protegido, así que ya no había nada de que temer—. Vendré por ti diez minutos antes —avisó, corriendo fuera de la habitación para ir en busca de su ahora “amo”.

—Tonto —susurró el pálido, acostándose para poder dormir un poco antes de cenar.



...



Con pequeños gruñidos saliendo de su boca, Yoongi caminaba al compás de su hermano menor, maldiciendo en voz baja por haber sido manipulado a través de su estúpido orgullo.

Ahorita podría estar en su cómoda cama, durmiendo y soñando con cierto peli-negro hermoso de labios gruesos, pero no, estaba ahí, dirigiéndose hacia el “pasillo de las torturas”, nombre que -según Hoseok-, debía de tener.

A pesar de que las instalaciones eran -la mayoría de veces- cálidas, ahora mismo hacia un frío de los mil demonios, y él sólo se encontraba vestido con un short corto de algodón gris, y cuna camisa manga larga color blanco. Mientras que Hoseok iba vestido como si estuviera en la Antártica.

—Camina más rápido, Yunki —le ordenó el peli-rosa con un toque de burla.

Hoseok era un alfa valiente, o eso es lo que quería creer en este momento. No tenía nada en contra con que Yoongi caminara despacio, pero quería que el pálido se adelantara porque muy en el fondo, tenía miedo. No quería ser el primero en ser comido por el espíritu de algún omega anteriormente torturado. Aunque, si lo pensaba un poco mejor, ¿los espíritus siquiera se alimentaban?, y si ese fuera el caso, ¿se alimentaban del miedo ó de la carne de un ser vivo? No lo sabía, pero tampoco quería averiguarlo.

—Tengo mucho sueño, idiota —gruñó el peli-menta—. No se porque acepté venir acá en primer lugar, pude haberme quedado en mi calientita cama esperando a que amaneciera para poder encontrar tu cuerpo cortado en trozos —sonrió maliciosamente cuando Hoseok dejó de caminar, viendo como tragaba grueso y sus ojos se expandían con terror.

—No di-digas esas cosas —susurró con un tono agudo.

Yoongi bufó, más en ningún momento borró su sonrisa llena de burla y malicia. —¿Por qué querías venir aquí si tienes miedo? —preguntó. El sueño se fue por unos segundos, atento ante todo movimiento que podría haber en el pasillo al que habían llegado.

Hoseok detuvo sus pasos y giró su cuerpo para quedar frente a Yoongi, apuntando con la lámpara que llevaba en sus manos al rostro del otro. El alfa pálido sólo puso una de sus manos en sus ojos debido a lo fuerte que estaba la luz.

—Porque tengo curiosidad —no estaba mintiendo del todo.

El otro lo miró con los ojos entrecerrados. —Me estás mintiendo...

—¿Qué?, No, ¿por qué te mentiría? —movió su cabeza de un lado a otro con nerviosismo.

—Cuando mueves tu cabeza así, es porque estás mintiendo —confirmó—. Dime, ¿Por qué quieres estar aquí? —cuestionó—. Sé que me trajiste contigo porque no tienes suficiente valor para venir solo. Vamos Seoki, soy tu hermano. Sé que eres una gallina por naturaleza.

El orgullo de Hoseok se quebró en tan solo  milésimas de segundo. Él no era cobarde, sólo era un poco sensible ante las cosas desconocidas.

<<Grrr, vamos Hobi, muéstrale a ese paliducho que no somos gallinas>>

Su lobo estaba muy molesto.

—No soy un...

Antes de que Hoseok si quiera pudiera terminar de hablar, unos pasos acompañados de susurros se escucharon a lo largo del pasillo. El lobo de Yoongi paró sus orejas a modo de alerta ante cualquier peligro, mientras el lobo de Hoseok chilló y se escondió en lo más profundo del ser de su humano.

La sonrisa de Yoongi desapareció, y un pequeño tic apareció en su ojo izquierdo junto a un temblor en su mano derecha. Ambos chicos se quedaron de piedra en su lugar. Hoseok botó la lámpara y comenzó a chillar, moviéndose hasta quedar a la par de su hermano y abrazarlo de su brazo izquierdo, buscando protección en él.

Los pasos cada vez se escuchaban más cercanos. El temblor en sus cuerpos se hacía más potente y sus sentidos se paralizaron.

—Yo-Yoongi —chilló Hoseok—. Cre-creo que Kang no mentía.

A pesar de que el pasillo no estaba iluminado, y su lámpara no daba mucha luz al estar tirada en el suelo, sus ojos podían captar a dos figuras acercándose a ellos de frente, estaban un poco lejos, pero podían apreciar a una figura alta, delgada y parecía que sus hombros eran muy anchos; sin embargo, la otra figura era mucho más pequeña, se veía muy delgada y parecía venir dando brincos.

<<Tal vez es una pareja de espíritus que vienen a comernos por invadir su territorio>>

Dijo el lobo de Yoongi. Estaba un poco aterrado por lo que pudiera llegar a suceder, pero a pesar de ello, gruñó. No se dejaría intimidar, ya que tenía un omega al que conquistar; además, aún no había tenido cachorros. No podía morir. No hoy.

Yoongi asintió de acuerdo con su lobo. Tal vez era un alfa junto con su omega.

—Yo-Yoongi, vámonos —Hoseok casi estaba llorando del miedo, jalando de la camisa a su hermano.

—No, tal vez sólo sean unos es...

Antes de que Yoongi pudiera completar su oración, una risa demasiado escalofriante - desde su punto de vista- llegó a sus oídos. Era muy ruidosa y sonaba casi como si estuvieran limpiando vidrios, o un carro. Pero lo más escalofriante era el hecho de que la figura más alta comenzara a aplaudir.

Toda la valentía que el pálido sentía se desvaneció en menos de un segundo.

—¡Corre, Hoseok, corre! —gritó agudamente, agarrando del brazo a su hermano y dándose la vuelta para comenzar a correr.

El sueño, la pereza y el cansancio ya no existía en su sistema, esfumándose desde el primer momento en que escuchó esa risa demasiado psicópata y terrorífica.

Corrió lo más que pudo, volteando un momento hacia donde se encontraban las figuras, encontrándose con que estas corrían también en su dirección. En ese momento sintió un terror asfixiante, comenzando a regañarse internamente por haberle hecho caso al tonto de su hermano.

Ahora tenían a un slenderman de hombros anchos junto a un pitufo omega asesino detrás de ellos.

No podía morir de esa forma, aún era más virgen que Hoseok, y no podía permitir eso.

—¡HEY, USTEDES, DETÉNGANSE AHORA MISMO! —Gritaron a sus espaldas.

Yoongi juró que había escuchado esa voz en alguna parte. Era un poco aguda, y rara, pero no recordaba en donde la había oído, y tampoco le importaba en este momento, tal vez sólo era una trampa de ese ser maligno.

Cruzaron por algunos pasillo, sin saber muy bien a dónde se dirigían. No les importaba, sólo querían perder de vista a esas cosas. Sin embargo, no contaban con que se encontrarían acorralados por una pared frente a ellos, quedando atrapados, y sin manera de huir. La única forma de salir era volviendo por donde habían venido.

—¿Qué hacen afuera de la cama? —la misma voz se escuchó a sus espaldas, poniendo nerviosos a los alfas.

Ambos chicos comenzaron a murmurar incoherencias, dándose la vuelta lentamente y tirándose de rodillas. Tal vez si clamaban piedad, los otros sintieran lástima y los dejarían ir.

—No n-nos ha-hagan daño —chilló Hoseok atemorizado.

—Llévense a mi hermano —dijo Yoongi. Ahora mismo, sentía que su su cerebro estab en su intestino y su corazón en su cabeza.

La figura más alta comenzó a reír de manera escándalosa de nuevo, erizando su piel. Yoongi estaba seguro de que esa criatura se alimentaba del miedo, y tal vez, los llegara a matar por diversión.

—¿Yoongi hyung? —una melodiosa voz llegó hasta los oídos de Yoongi, haciendo que alzara la cabeza rápidamente, olvidando su miedo.

—¿Jiminnie? —el omega se levantó velozmente del suelo, corriendo hasta la figura de donde provenía la suave voz. Lo jaló de su brazo y lo atrajo hacia su cuerpo, abrazándolo y alejándolo del ser maligno. —Aléjate de eso, Jiminnie. Yo te voy a proteger.

El pálido aprovechó la cercanía del otro para llenarse del aroma dulce del tierno omega. Aunque se sintió un poco confundido al no encontrar ni un poco de miedo en este.

Hoseok, quien se había encontrado todo ese tiempo en el suelo, corrió hacia su hermano y, al parecer, Jimin. Estaba muy asustado, por lo que no pensó lo que hacía, sólo agarró bruscamente uno de los brazos de Yoongi para separarlo y meterse en ellos, quedando en medio de ambos chicos y siendo abrazado por ellos. Ahí se sintió seguro.

—¿Qué les pasa a ustedes dos? —Jimin rió divertido pero con ternura.

—Creo saber lo que les pasa —habló la figura aún desconocida para los hermanos—. Al parecer ya escucharon sobre los rumores de el pasillo 7 —dijo, encendiendo sus dos lámparas.

Los cuerpos de los hermanos se pusieron rígidos al ver la iluminación. Y Yoongi no estaba dispuesto a levantar su vista y ver -posiblemente- el rostro desfigurado del otro.

—No lo veas Jiminnie —le tapó los ojitos al otro—. Puede que te mate con tan solo su mirada.

—Pero que cosas está diciendo, hyung —sonrió enternecido, apartándose del abrazo y caminando hacia el ser maligno. —Solo es Jinnie hyung. El omega del director.

Los hermanos Min tardaron unos segundos en poder procesar la información recibida, abriendo sus ojos y boca al cabo de unos segundos. Se separaron inmediatamente y voltearon sus cuerpos, tan solo para encontrarse con un hermoso omega alto y de hombros anchos, mirándolos con burla y diversión. Ambos chicos se sintieron demasiado avergonzados, por lo que rápidamente hicieron una reverencia exagerada.

Dios, habían pensado que Jimin y el omega del director eran espíritus malignos. Podían ser expulsados sólo por eso.

—Lo sentimos —dijeron al unísono.

—¿Sabían que pueden recibir un castigo por andar a estas horas en los pasillos? —alzó una ceja, llevando sus manos a su estrecha cintura.

—Sí —volvieron a decir al mismo tiempo.

Jimin solo se mantenía quieto en su lugar, aunque le picaban los pies por correr hacia el pálido y abrazarlo.

—Sin embargo, soy una buena persona —chasqueó la lengua Seokjin—. Me hicieron reír mucho, por lo tanto, los voy a exonerar de un castigo solo porque son muy tiernos —chilló, acercándose a ambos chicos y tomando una mejilla de cada uno con sus manos.

—Gracias —suspiraron ambos.

Hoseok no sabe lo que lo llevó a hacer lo siguiente, pero de un momento a otro, abrazó al omega mayor, hundiendo su nariz en el pecho del otro. Se sentía tan cálido...

Seokjin rió y se dejó abrazar por el peli-rosa.

Yoongi alzó un poco su pequeña nariz, oliendo al aire—. Está en cinta —abrió sus ojitos llenos de sorpresa. Ahora entendía el aroma tan dulce y relajante que desprendía.

—Vaya, tienes un buen olfato —le guiñó un ojo—. Pero prometan que guardarán el secreto. Nadie lo sabe, ni siquiera el despistado de mi alfa —pidió.

Los otros afirmaron con sus cabezas.

—Bien, ahora vuelvan a sus habitaciones y vayan a dormir. Mañana hay clases —ordenó, alejándose de Hoseok, comenzando a alejarse—. Fue un gusto conocerlos, buenas noches —les sonrió, para luego posar su vista en Jimin—. Mañana seguimos hablando Chim.

Desapareció.

Los tres chicos obedecieron las órdenes de su mayor, dirigiéndose a sus habitaciones. Jimin en todo el recorrido no dejó de burlarse de los hermanos, recordándole como había huido despavoridos para finalmente suplicar de rodillas que no los mataran. Definitivamente tendría algo bueno que contar en un futuro.

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