11
Un par de lágrimas comenzaron a surcar por las pálidas mejillas del alfa. Su corazón se estrujaba cada vez que escuchaba las risas provenientes del cuarto de su hermano. Ambos chicos se veían tal felices y llenos de vida que no pudo controlar los sonidos lastimeros que comenzaron a salir de su boca. Quería grabarse para siempre ese momento que estaba viendo.
—¡Yoongi hyung! —se escucharon dos voces fuertes provenientes de las escaleras.
El alfa a velocidad de la luz se alejó de la puerta, para poder voltear y encontrarse con Hoseok y Taehyung. Ambos chicos venían corriendo.
—Yoongi hyung, estoy pensando seriamente el que tiene algún tipo de fetiche con las puertas —se burló Taehyung. Con esta ya iba contando dos veces en la que encontraba al chico pegado al objeto.
—¿Taehyung, Hoseok? ¿Qué hacen acá? —preguntó, tratando de limpiarse las lágrimas.
—¿Estás llorando? —preguntó un asombrado Hoseok— ¿Por qué lloras? —corrió con una sonrisa llena de ternura hacia su hermano. El alfa tenía sus mejillas muy rojas, y sus ojos cristalinos mientras sorbia torpemente su nariz.
—No estoy llorando, quítate estorbo —gruñó cuando Hoseok lo abrazó como a un oso. Y sintió su orgullo caerse más cuando este comenzó a restregar su espalda con sus manos, dándole pequeñas caricias mientras reía enternecido.
Taehyung a lo lejos miraba la escena tan hermosa que los hermanos estaban montando. No sabía por qué, pero le recordaba a Jimin y él.
—Oh vamos, Yoongi —hizo un puchero el alfa peli-rosa—. Solo un abrazo no le hará mal a nadie.
—Ya te dij...
—¡TaeTae! —una pequeña bolita peli-negra pasó en guinda a la par de Hoseok y Yoongi, para poder llegar hasta su mejor amigo y abrazarlo mientras le daba un beso en la mejilla.
—Me estás babeando —Taehyung hizo una mueca de asco, pero luego sonrió—. ¿Por qué estás tan feliz?
—Quiero presentarte a alguien —contestó, agarrándolo del brazo y llevándoselo para la habitación.
—Ni siquiera me volteo a ver —susurró Yoongi, sonriendo ante la alegría del pequeño omega.
—Creo que no te vio porque yo te estaba tapando con mi altura —aguantó la carcajada que quería salir de su garganta ante la cara de su hermano—. Creo que necesitas crecer un poco más si quieres ser el alfa de Jiminnie —habló más despacio, no quería que los omegas lo escucharan.
—Eres un...
Hoseok no se quedó esperando por los insultos de su hermano, así que se adentro a la habitación corriendo y soltando la carcajada que tenía retenida. Molestar a Yoongi era la segunda cosa que más le gustaba hacer, porque la primera era pensar en cierto castañito de hermosa sonrisa cuadrada.
El pálido se adentro a la habitación unos segundos después, refunfuñando y gruñendo a su paso. Llegó hasta Hoseok -quien se encontraba parado-, y le pegó un codazo en su costilla. El otro se quejó e hizo un puchero de perrito regañado, más Yoongi solo tenía tiempo para apreciar la escena que tenía frente a sus ojos.
—Míralo siendo tan tímido —le murmuró Hoseok, con sus ojos entrecerrados y mirando sigilosamente a Woozi, quien estaba sentado sobre la cama con sus manos entre sus piernas, mientras Jimin lo presentaba con Taehyung—. Siento que en algún momento los va a atacar y se los va a comer vivos.
—No seas estúpido —el pálido tragó saliva—. Mataría a un alfa, sí, pero no a un omega.
—Gracias, Yoongi —rodó los ojos el peli-rosa, mientras comenzaba a caminar hacia los omegas—. Eso me deja mucho más tranquilo...
Yoongi rió quedito, para después seguir a su hermano, llegando hasta los omegas que reían como si les hubieran contado el mejor chiste del mundo. Miró por unos momento a Jimin, quien se encontraba abrazando a su hermano. Yoongi no pudo evitar apreciar la belleza con la que el omega contaba. Park Jimin era tan malditamente hermoso, tan malditamente tierno y tan malditamente perfecto ante sus ojos.
Sus ojitos eran grandes, y llenos de vida, aunque cuando reía estos desaparecían completamente; sus labios eran grandes, gruesos, rosados, y completamente apetecibles. Su cuerpo era una combinación entre delicadeza y un toque de “te metes conmigo y te ahorcó con estos deliciosos muslos que me cargo”. Pero lo que más le encantaba a Yoongi eran las mejillas abultadas y chapudas del omega. Nunca pensó que llegaría a conocer a alguien que parecía no ser de este mundo.
—Hey, Yoongi —Hoseok pasó una de sus manos frente a la cara del mayor—. Sé que Jiminnie es hermoso pero no es para que lo mires tanto —se burló.
Fue entonces que Yoongi se dio cuenta que se había quedado mucho tiempo parado y mirando intensamente a Jimin. Este último tenía su mirada en el suelo y sus mejillas estaban coloreadas de un rojo intenso. Tuvo la intención de correr hacia el omega, apretujarle las mejillas y darle un beso en cada una de ellas, pero se contuvo.
—Estabamos hablando sobre hacer una pijamada —se entrometió Woozi, intentando salvar el trasero de su tonto hermano mayor—. Haremos cosas de omegas y hablaremos cosas de omegas —resaltó la palabra “omega”, sonriendo maliciosamente hacia sus hermanos.
Ambos hermanos alfas sonrieron nerviosamente. Sabían que el silencio de su hermano les iba acostar de seguro hasta un riñón, pero valía la pena si con eso seguían congeniando con esos dos hermosos omegas.
—Que buenos que somos omegas —Yoongi comenzó a codear al peli-rosa— ¿Verdad, Hoseok?
—Sí, Yoongi —asintió rápidamente el chico—. Somos omegas verdaderos sin una gota de alfa en nuestro ser.
Los otros tres omegas comenzaron a reír ruidosamente, les parecía muy tierno la manera en la que los hermanos se ponían nerviosos, aunque Jimin y Taehyung no entendían la causa, no podían no reírse.
—En realidad —comenzó a decir Taehyung— Hoseok hyung si parece un alfa —dijo no muy seguro, analizando descaradamente el cuerpo del peli-rosa, sonrojando al último—. Su cuerpo grita a alfa, pero su personalidad grita a omega —alzó una ceja, quedándose pensativo un momento—. Mientras que Yoongi hyung grita omega por todas partes, menos su rostro y su voz.
Jimin pensó un momento en las palabras del menor. Era cierto, Yoongi gritaba omega por todos lados, pero había algo que no encajaba en él. Analizó por un momento el cuerpo del mayor; tenía hombros anchos, pero piernas delgadas. Era pequeño pero a la misma vez se veía imponente y con un aura dominante, aunque todo eso desaparecía cuando reía y dejaba ver sus rosadas encías. No sabe por qué, pero le llamó la atención la cintura marcada del omega.
—¿Por qué me miras tanto? —preguntó un poco sonrojado el alfa pálido.
Los demás comenzaron a reír cuando a Jimin se le subieron los colores a la cara.
—¿Acaso te gustó? —continuó Yoongi, queriendo avergonzar más al pequeño omega, intentando cubrir el propio suyo.
El peli-negro sabía que el omega quería avergonzarlo más, lo tenía por seguro, y por eso mismo, no dejaría que realizara su cometido. Él se apellidaba Park, y los Park jamás perdían su orgullo, por lo tanto, se levantó de un solo de la cama y miró con una sonrisa maliciosa al mayor.
—Sí, hyung —se acercó a paso lento al alfa—. Usted es muy lindo y me gusta mucho.
Los otros tres allí restantes, carcajearon furiosamente al ver las pálidas mejillas del alfa colorearse de un rojo intenso. Se hicieron a un lado para apreciar la escena que esos dos estaban montando.
Yoongi sabía las intenciones del omega al acercase tanto, por lo que decidió que era hora de comenzar a retroceder.
Jimin hizo un puchero tiento y se cruzo de brazos. —¿Por qué se aleja, hyung? Se supone que aquí es donde debería de besarme y decirme que también le gusto —siguió bromeando, regocijado ante la cara del mayor.
—No te acerques omega —tragó saliva, corriendo hasta ponerse del otro lado de la cama, para que Jimin no lo tocara.
El peli-negro rió divertido, por lo que de un momento a otro, corrió también hacía al alfa, quien no pudo reaccionar, sino hasta que tenía al omega abrazándolo y restregando su nariz por todo su pecho cubierto por su camisa blanca. Jimin estaba impregnando su dulce olor en el cuerpo de Yoongi, y aunque el chico lo hacía por broma, había algo en el que lo hacía sentir real.
Ante la impresión, Yoongi trastabilló dando una paso hacia atrás, encontrándose con una mesa de noche. Jimin lo estaba abrazando tan fuerte que en un intento de querés zafarse, terminó cayendo en la suave cama, llevándose al omega con él.
—Jimin, aléjate.
Vamos, Jimin. Tócanos, Tócanos.
El lobo de Yoongi no cabía en su felicidad de tener al omega encima de él, por lo que Yoongi bufó e intentó alejar al omega, pero este se abrazó más a su cuerpo, comenzando a ronronear.
Con toda la fuerza que Yoongi tenía, cambió las posiciones en la que se encontraban, dejando a Jimin bajo su cuerpo. Por un momento, su mente se dejó llevar y comenzó a imaginarse diferentes cosas al tener a Jimin de esa forma, pero...
—¿Qué mierda? —gritó asustado—. ¿Acabas de apretar mi trasero?
Abrió sus ojos sorprendido, y volteó su cabeza, intentando ver la pequeña mano que estaba posada sobre su pequeño trasero, sonrojándose furiosamente ante la risa divertida de Jimin.
—Yoongi hyung, ¿quiere ser mi omega? —preguntó sin dejar de ronronear. Su omega lo estaba dominando por completo.
El alfa se sentía demasiado avergonzado como para siquiera contestar. No le gustaba esta parte del chico por el simple hecho de que estaba hiriendo su orgullo como macho alfa, por lo que guardando todos sus nervios, se acercó al rostro del chico, haciendo que este último le mirara sorprendido.
—Solo si yo soy el activo —sonrió de manera cínica.
Jimin sonrió divertido y tragó saliva al mismo tiempo, no pensaba que el alfa le seguiría el juego, por lo que ahora ya no sabía que decir y tampoco estaba seguro de si todo esto todavía seguía siendo una broma.
—¡Van a tener sexo en tu cama, Woozi! —gritó el alfa peli-rosa.
Yoongi y Jimin se alejaron al instante. ¡Diablos! Se habían olvidado de que tenían público.
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