06


—Deja de esparcir todo tu apestoso aroma, Yoongi —gruñó el alfa menor, rociando todo el neutralizador de olor en cada parte del cuerpo del mayor.

—No es mi culpa, Hobi —hizo un puchero, recordando al hermoso chico.

Hoseok había tenido que llevar rápidamente a Yoongi hacia los baños, fue algo difícil, puesto que la mayoría de alumnos habían comenzado a llegar, y el olor se Yoongi se había intensificado como nunca antes. El olor fuerte del chico delataba que era un alfa.

—¿Entonces de quién es? —preguntó, rodando los ojos-. Pareces un estúpido hormonal.

—Ese eres tú —chasqueó la lengua.

—Ya, déjemos de lado eso, y mejor dime que causó que te pusieras de esa forma —dijo, terminando de aplicar todo el neutralizador que pudo sobre el pálido. Logrando desaparecer el olor del chico de nuevo.

-Fue culpa del hermoso ángel al que mis ojos vieron -suspiró, recordando la sonrisa del chico.

Hoseok le miró con asco. Ni siquiera él era tan cursi.

—Iugh, no creí que fueras de ese tipo de chico, Yoongi —hizo una mueca—. Siempre pensé que serías un alfa dominante.

—Soy dominante —unió sus cejas el mayor.

—Dile eso a tu boca.

-Sí supieras las maravillas que puedo hacer con ella -susurró, lamiéndose los labios.

—Habla más fuerte, no te escuché —pidió Hoseok, poniéndose de rodillas y buscando en su mochila un par de pastillas neutralizadoras. Debía de prevenir todo lo que pueda.

Las mejillas de Yoongi se colorearon. —Na-nada.

El peli-rosa no le dio mucha importancia a las palabras de su hermano, ya que estaba más entretenido en buscar sus pastillas, las cuales, no encontró.

—Yo puse mis pastillas aquí —chilló, resignado mientras señalaba con su dedo la bolsa más pequeña de su mochila.

—¿Qué pastillas? —El alfa tragó grueso.

—Las que ayudan a calmarte en caso de que tu lobo se ponga loco —gruñó, levantándose rendido.

—¿De qué color eran?

—Azules —respondió, viendo curioso a su hermano— ¿Por qué tanto interés, y por qué tienes esa cara de muerto?

Yoongi rió nervioso. —Pensé que eran dulces de menta —confesó.

El peli-rosa se pegó una palmada en su frente. Yoongi siempre iba a ser un idiota de primera para todo, menos para dormir.

—Con razón sabían raras... —continuó diciendo el mayor.

—Claro que iban a saber raro, idiota.

—Mira el lado bueno, ahora sabemos que no servían porque de igual forma mi lobo se volvió loco y en ningún momento se pudo calmar allá afuera —alzó los hombros restándole importancia.

Comenzó a caminar hacia la salida de los baños, siendo seguido por su hermano. El pálido quería volver a ver al hermoso omega que había visto a lo lejos, aunque sea solo para apreciarlo, porque sabía perfectamente que él ahí, era un "omega más", y no podía echar a perder el poco esfuerzo que había hecho por entrar ahí, y ni hablar de los problemas en los que se metería si alguien se enteraba de que era un infiltrado.

Además, el pequeño ya debía de tener algún alfa, porque el chico era simplemente perfecto y no creía que nadie hubiese intentado cortejarlo ya.

Tanto Yoongi como Hoseok estuvieron perdidos por unos segundos, sin poder encontrar el salón en el que recibirían sus clases. Hasta que escuchó que los de danza y composición, recibirían su clase teórica juntos y las prácticas a parte.

—¡Estaremos juntos! —Exclamó Hoseok, con una alegría palpable.

—Uy sí, qué felicidad —rodó los ojos.

Después de recibir unas indicaciones del conserje, ambos chicos pudieron llegar sanos y salvos hasta el salón.

Tocaron ambos al mismo tiempo y esperaron unos segundos hasta que la puerta fue abierta.

Una omega ya entrada en edad los recibió alegre, presentándose como su profesora guía y metiéndolos a ambos de un solo al aula. Los chicos se asombraron por tal recibimiento.

—¿No nos va a castigar por llegar tarde? —preguntó confundido el pálido.

La omega le miró como una madre mira a su hijo. Tan dulce y llena de emoción.

—El primer día es muy común que los estudiantes se pierdan —Aseguró—. Ahora, preséntese ante todos sus nuevos compañeros —ordenó, yéndose a sentar al gran escritorio que se encontraba en medio del frente del salón.

No fue hasta ese entonces, que Yoongi se dio cuenta que más de cuarenta pares de ojos los miraban curiosos y llenos de alegría.

El alfa se sorprendió mucho, puesto que cuando asistió a la escuela sólo de alfas, el ambiente era totalmente diferente. Ahí, o eras un alfa dominante, o te dominaban.

Hoseok fue el primero en salir del trance en el que se encontraban, y con una gran sonrisa se dirigió hacia el centro del salón.

-¡Hola, soy Min Hoseok! -habló fuerte, y con emoción-. Y seré su esperanza -sonrió, creando dos pequeños hoyuelos debajo de sus labios.

Muchos "aws" se escucharon en toda el aula, y los aplausos no tardaron en escucharse. Hoseok comenzó a caminar hacia el fondo como si fuese el rey del mundo, saludando a cada omega que lo miraba con una sonrisa.

Yoongi pensó que su hermano era un completo idiota. Era muy obvio para él, Hoseok intentaría aprovechar la oportunidad de estar en un sitio lleno de omegas.

Cuando su tonto hermano se sentó hasta el fondo, Yoongi caminó hacia el mismo lugar en el que el peli-rosa se había presentado y aclaró su garganta.

-Hola a todos, mi nombre es Min Yoongi -se presentó, con una voz demasiado ronca, típica de un alfa.

Los demás presentes comenzaron a cuchichear por la hermosa voz que tenía el omega. Ciertamente, a toda la comunidad omega les volvía locos la voz grave de los alfas, y el que un omega la tuviera era completamente fuera de lo normal.

El corazón de cierto omega de cabellos negros que se encontraba al fondo, comenzó a latir de manera apresurada. Esa voz, la voz de ese hermoso chico le había encantado, y ni hablar de a su lobo, pero fue reprendido por Jimin.

Es un omega, Minnie, no puedes aullar de esa forma.

Regañó el chico, recibiendo un bufido de su lobo.

No es un omega, Jimin.

Jimin frunció su ceño ante lo dicho por su lobo. ¿A qué se refería su lobo?, iba a preguntarlo, pero una voz chillona lo sacó de su plática con su lobo.

-¡Sí fuera un alfa, definitivamente sería mi tipo! -gritó una omega que estaba al costado.

—¡También el mío, con esa voz que te cargas haría todo lo que me ordenara —gritó otra.

Yoongi sonrió internamente, amaba lo atrevido que podían ser algunos omegas, pero se distrajo un momento cuando vio la figura del chico que parecía un ángel. El pálido rió al ver que el pequeño omega tenía su nariz arrugada y parecía aburrido.

El alfa se sintió el chico más suertudo al compartir clases con él, y también al ver dos asientos libres, uno a la par del omega, y el otro delante de este mismo.

-Sí, Yoongi oppa, cásate con nosotros -Hoseok gritó con un tono agudo desde el fondo.

Todos comenzaron a reír y el pálido sólo pudo gruñirle a su hermano.

—Ya basta. —Reclamó alto la profesora— Recuerden que las relaciones entre omegas no están permitidas —recordó, y aunque a la señora le parecía algo estúpido, la ley era ley y debía de cumplirse— Tome asiento señor Min.

Yoongi asintió y con una sonrisa ladina se dirigió al asiento que se encontraba al lado de su futuro esposo.

Cuando llegó, lo vio por unos segundos y sonrió cuando el peli-negro levantó su vista y le dio la más hermosa de las eyesmile.

—Hola, soy Min Yoongi —se presentó, mientras se terminaba de sentar y estiraba su mano hacia la del menor.

—Mucho gusto, soy Park Jimin —aceptó la mano que le ofrecía el peli-menta.

Cuando ambas manos se juntaron, ambos sintieron un pequeño escalofrío recorrer todo su sistema. Jimin se sintió avergonzado al darse cuenta de que la mano del omega era mucho más grande que la suya, sin saber que al alfa le había causado mucha ternura.

—¿Quieres ser mi amigo? —preguntó Jimin, ilusionado por hacer a su primer amigo en el salón.

—Por supuesto —Yoongi sonrió abiertamente, enseñando sus rosadas encías y creando que sus ojos se cerraran de una forma muy tierna.

Jimin se reprendió cuando se dio cuenta de que veía demasiado atractivo al chico frente a él.

Cálmate Jimin, él es un omega al igual que tú.

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