03
—¿Llevas tu identificación? —preguntó el alfa menor a su hermano.
—Sí, ya llevo todo —asintió mientras terminaba de meter todo los papeles en un pequeño folder color beige.
Yoongi y Hoseok se encontraban en la habitación de este último dando los últimos toques para poder ir a la entrevista en la Academia. Los nervios estaban presentes, y también el miedo a ser descubiertos con papeles falsos, pero la emoción ganaba.
—Papá salió ayer en la noche, y no regresa de Australia hasta dentro de cinco días —dijo Hoseok mientras se iba para la puerta, en donde se recostó esperando a Yoongi—. ¿No crees que deberíamos de buscar a otra niñera? —preguntó preocupado. Su pequeño hermano apenas tenía dieciséis años, y no quería dejarlo solo en la casa.
—Hablando de Woozi... Espero que no note nuestra ausencia —habló preocupado, sii su padre se enteraba de lo que Hoseok y él harían... todo iba a acabar.
—Ni siquiera nota cuando estamos aquí...
—Bien, hablaré con la señora Kim —dijo mientras ponía su mochila sobre sus hombros—. Tal vez ella quiera cuidarlo.
Ambos comenzaron a salir de la gran habitación. Se quedaron parados un momento en medio del largo pasillo, viendo hacia los dos lados para ver si su hermano estaba. Cuando verificaron que no hubiese alguien, siguieron su camino sigilosamente hasta llegar a las anchas escaleras blancas que daban hacia la sala. Bajaron con cuidado de no hacer ruido, y tampoco hablaron en toda la trayectoria. Cuando ya estaban abajo, Yoongi suspiró, habían logrado su misión exitosamente.
—¿Por qué están vestidos de esa forma? —preguntó una voz proveniente del sofá principal—. ¿Van a prostituirse o algo parecido?
Hoseok y Yoongi se sobresaltaron en su sitio. Giraron sus cabezas, asustados hacia la dirección en la que se escuchaba la voz.
Woozi se había sentado en el gran sofá para ver mejor a sus hermanos. Al ser el sofá muy grande, apenas y se veían sus ojos.
—¡CASI NOS MATAS DEL SUSTO, MOCOSO! —gruñó Yoongi mientras llevaba una mano a su pecho. El alfa estaba más pálido de lo normal, y ni hablar del semblante que tenia Hoseok.
—Ajá sí —habló con desinterés—. Entonces, ¿me van a responder lo que les pregunté? —alzó una ceja.
Hoseok y Yoongi se voltearon a ver. Por supuesto que no le dirían la verdad a la pequeña arpía.
—Vamos a salir a buscar omegas —mintió Hoseok.
Woozi sonrió burlón. —Créanme que vestidos de esa forma, encontrarán de todo, menos omegas —dijo con altanería— ¿Están seguros que no van a prostituirse?
—¿Por qué nos iríamos a prostituir? —preguntó esta vez Yoongi.
—No lo sé... Dicen que los alfas prostitutos están teniendo mucha demanda en los... ya sabes... y pagan muy bien.
—¿Y tú cómo es que sabes eso? —cuestionó con el ceño fruncido el alfa menor.
El omega alzó los hombros mientras les dedicaba una sonrisa ladeada. —Lo leí por ahí.
—Estás demente —rodó los ojos Yoongi—. Hoseok vámonos.
Ambos chicos comenzaron a caminar, pero no dieron muchos pasos antes de que el omega volviera a hablar.
—¿Van a la Academia, cierto? —preguntó el chico, ahora poniéndose de rodillas sobre el sofá y recostando su cara encima de la parte superior.
Los alfas pararon abruptamente en su lugar intentando procesar las palabras del menor, ¿cómo lo supo?
Sus corazones comenzaron a acelerarse y Yoongi casi sentía que se iba a desmayar.
—¿Qué? —tragó saliva el pálido—. ¿De qué hablas?
—¿Sabes?, ustedes siempre olvidan que yo estoy en casa —hizo una mueca—. Mi habitación está prácticamente a la par de la de Hoseok, y la verdad, ustedes son muy gritones. Incluso sé que Hoseok agarró los videos caseros de papá —sonrió maliciosamente—. También sé que todo esto es idea tuya, Yoongi.
El alfa abrió sus ojos por completo. Comenzó a pasar sus dos manos nerviosamente por encima de su ropa y soltó una pequeña risita que lo único que mostraba era pánico y miedo.
—¿Cuánto vale tu silencio? —preguntó Yoongi a duras penas.
Los ojos del omega se llenaron de un brillo desconocido para ambos alfas. —Quiero que alguno de ustedes traiga a un omega.
—No, definitivamente no, eso es demasia... —El pálido detuvo sus palabras— ¿Qué?
—Quiero que traigan a un omega...
—¡¿TE GUSTAN LOS OMEGAS?! —preguntó escandalizado el alfa menor.
—No, tonto —giró sus ojos el omega—. Solo traigan a uno, les doy como máximo una semana —dijo mientras desaparecía de la vista de sus dos hermanos, volviéndose a acostar en el sofá—. Que sea alguien alegre. Ahora si, pueden largarse.

—Waaa... —dijeron los dos alfas al unísono.
—Es muy grande —habló sorprendido Yoongi, viendo el gran edificio frente a sus ojos.
La Academia era extremadamente grande, incluso, para moverte del área de baile hacia el área de teatro, debías de ir en un carrito especial.
Tenía una fachada muy moderna de color gris, habían grandes ventanales de vidrio y las puertas también, un enorme área verde se encontraba dándoles la bienvenida y algunas estatuas históricas, sumando el paseo de la fama de los estudiantes más destacados de la academia de todos los tiempos.
—Vamos.
Ambos chicos emprendieron camino hacia adentro, pero antes pasaron por seguridad para que estos verificarán a que iban.
Yoongi fue el último en salir de revisión y siguió a Hoseok por atrás. Ambos iban en silencio admirando todo a su alrededor. Subieron las pequeñas granadas y se dirigieron hacia las grandes puertas de cristal.
—Todo es muy hermo...
Las carcajadas a su alrededor no se hicieron esperar. Hoseok había chocado contra las puertas de vidrio frente a él. Su cara había quedado pegada al cristal graciosamente para luego haber dado un paso hacia atrás.
—¿Estás bien? —preguntó Yoongi riéndose.
—Me dolió mucho —dijo Hoseok con un puchero en sus labios y sus ojos cristalizados mientras acariciaba su nariz.
—Aww, que lindo y tierno —exclamó alguien a sus espaldas.
Yoongi giró rápidamente. —¿Y tú quién eres?
—Me llamo Kim Taehyung, mucho gusto —extendió su mano hacia el alfa.
Yoongi alzó una ceja y lo miró de arriba hacia abajo. El chico era hermoso, sus facciones eran muy delicadas y perfectas. Su cabello era de un color castaño claro y sus ojos color chocolate. Tenía una linda sonrisa cuadrada y sjs ojos estaban llenos de amabilidad.
Hoseok quitó su mano de su nariz y empujó a Yoongi. —Yo soy Min Hoseok, mucho gusto —aclaró su voz mientras sonreía abiertamente.
El omega soltó una pequeña risa melodiosa y agarró la mano del peli-rosa. Yoongi a lo lejos solo rodó los ojos.
—¿Y tú? —le preguntó a Yoongi.
—Min Yoongi —fue lo único que dijo para luego dedicarle una pequeña sonrisa llena de amabilidad y darle la mano.
—¿Ustedes también vienen a matricularse? —preguntó curioso el omega. Ciertamente esos dos omegas le habían llamado la atención desde que entraron. Los dos chicos eran lindos, pero había algo en ellos que no encajaba.
—Por supuesto —respondió con alegría el peli-rosa— ¿Y tú?
—Yo también, vine con mi amigo Jimin, pero lo perdí de vista...
—Si quieres te podemos ayudar a buscarlo —ofreció Hoseok.
El pálido volvió a rodar los ojos. Su hermano era todo un coqueto por naturaleza, y siempre pasaba lo mismo, pero ahora, quería arrastrarlo de las orejas porque tenían cosas que hacer.
—Gracias, pero les recomiendo que mejor se apresuren a inscribirse, hay cupos limitados y pueden quedarse afuera...
—Él tiene razón, Hobi —intentó decir el alfa, más fue ignorado por el otro.
—Entonces, ¿podrías darme tu nume...
—Lo estás asustando, Min Hoseok —gruñó Yoongi. Si las cosas seguían así, su farza no les duraría ni un día.
Taehyung volvió a reír, ahora un poco sonrojado. —Ustedes son unos omegas muy... peculiares —dijo alzando una de sus cejas—. Pero bueno, fue un gusto conocerlos, nos vemos al inicio de las clases.
Ambos alfas se despidieron del hermoso omega, se quedaron parados esperando a que el chico se perdiera de sus vistas. El alfa más joven se quedó recordando el leve aroma a vainilla, lima y manzanas que el omega desprendía.
Hoseok suspiró. —Nunca había visto un omega tan hermoso.
—Hoseok, recuerda, eres un omega —Yoongi le tocó el hombro, para mostrarle apoyo.
—Cierto, casi meto la pata, pero es que... No importa, vamos.
Yoongi fue el primero en comenzar a caminar, teniendo cuidado con el cristal y siendo seguido por su hermano. Caminaron recto por unos minutos y comenzaron a preguntar a los omegas que se encontraban allí, pidiendo ubicaciones sobre donde estaba la oficina en la que estaban inscribiendo.
Llegó un momento, en el que el lobo de Yoongi se puso como loco al percibir un delicioso aroma a fresas, galletas y leche. El alfa comenzó a oler como perrito al aire, levantando su nariz en busca de dicho olor. Algunos en el pasillo le miraron raro, y Hoseok solo se burló de él.
—¿Qué demonios te pasa Yoongi?
—¿Hueles eso? —preguntó ahora cerrando sus ojos, se estaba mareando gracias al delicioso aroma— Es delicioso...
Hoseok le miró confundido. —¿De qué hablas?, yo estoy intentando no marearme con tanto olor dulzón. Estoy comenzando a asquearme.
Luego de un minuto, el aroma que tenía en las nubes a Yoongi comenzó a desvanecerse. Su lobo gruñó molesto por no poder percibirlo ya.
Siguieron su recorrido y tomaron el ascensor para poder llegar al cuarto y último piso. La señora de la limpieza les había dicho que la última puerta era donde debían de ir.
Cuando llegaron, ambos se quedaron parados frente a la gran puerta de madera color caoba, todo allí se veía más elegante y costoso. Se voltearon a ver un segundo para luego sonreír y asentir. Yoongi fue el que levantó su mano para luego tocar tres veces con sus nudillos.
—Creo que están teniendo una pequeña fiesta allí adentro —dijo Hoseok en un susurro.
—¿Por qué lo dices? —preguntó un Yoongi confundido.
—¿No lo hueles? —alzó una ceja cuando el pálido negó— Hay un leve aroma a excitación...
Yoongi abrió los ojos por completo. Con razón nadie abría rápido.
—Es alg...
La puerta fue abierta por un hombre muy alto y con el cabello un poco revuelto, y aunque quiso parecer serio y tranquilo, unas pequeñas gotas de sudor que recorrían su frente lo delataban.
El hombre intentó aclarar su garganta. —Vienen a inscribirse —preguntó con voz dulce. Los alfas asintieron al unísono— Pasen.
El hombre, que más bien parecía un joven, se hizo a un lado para que los hermanos pudieran pasar.
El omega era muy alto y guapo, tenía una piel algo blanca y unos labios gruesos rosados y hermosos, era de figura delgada y su cabello negro contrastaba perfectamente con sus ojos color café claro. Parecía un modelo en todo su esplendor.
Yoongi y Hoseok abrieron su boca cuando vieron la elegancia que había allí. Todo alrededor se miraba muy minimalista, y la gran ventana de cristal al fondo daba una increíble vista hacia el gran jardín.
Yoongi se le quedó viendo por un momento al otro hombre que se encontraba sentado en el escritorio al fondo, casi pegado a la ventana.
El hombre, aunque estuviese sentado, se notaba que era muy alto, y gracias a sus facciones, pudo identificar que era un alfa. Tenía el cabello gris, ojos negros, y unos lentes puestos que se veían perfectamente con su traje negro. Era muy apuesto.
—Bienvenidos a La Academia de Artes de Seúl —la voz del alfa era ronca—. Pueden sentarse allí —señaló las sillas que estaban frente a él—. Enseñen sus papeles.
Ambos chicos hicieron lo que el alfa les ordenó. Dieron sus papeles y se quedaron viendo con curiosidad al alfa frente a ellos, pero una figura los distrajo. El omega alto se puso a la par del alfa, su mirada amable había desaparecido y ahora les miraba de manera amenazante, y Yoongi supo al instante que el hombre estaba celoso. Quiso reír a carcajadas, pero se contuvo.
—Esto es excelente... —comenzó a decir el alfa mayor— Las clases comenzarán dentro de tres días. Bienvenidos.
Los dos alfas menores sonrieron abiertamente. Ambos tenían ganas de hacer su baile de la victoria ahí mismo, pero se contuvieron. No querían ser tachados como raros y que en alfa allí decidiera cambiar de opinión y los echara a patadas.
Siguieron un momento ahí, respondiéndole algunas preguntas al alfa, el cual, se enteraron que era el director, algo que les dejó pensando. ¿Un alfa velando tanto por los omegas?. A Yoongi y Hoseok se les infló el pecho de orgullo cuando el alfa en ningún momento les faltó el respeto, es más, les había hablado como si estuviese hablando con sus hijos. Y algo que les sorprendió más, era el hecho de que tratara de forma tan dulce a su omega. En todo el rato que estuvieron allí, el omega le preguntaba al alfa si quería algo, este asentía y siempre le decía por favor y gracias. Yoongi desea ser en un futuro como ese alfa llamado Kim Namjoon.
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