Después de pasar varios días con Mew y disfrutar de la compañía de otros Pokémon en Galar, Ash tuvo que regresar a su trabajo en una tienda local. La rutina diaria ayudaba a mantener su mente ocupada y alejar los recuerdos traumáticos del pasado.

Un día, mientras trabajaba detrás del mostrador, notó a una mujer alta que le resultaba familiar. No pudo evitar sentir que la conocía de alguna parte, pero no pudo recordar de inmediato de dónde. Cuando su turno finalmente terminó, Ash decidió seguir a la mujer que había visto en la tienda.

Ash la encontró en la plaza, y para su sorpresa, la mujer resultó ser Arceusia, la Arceus femenina con la que había tenido un encuentro inquietante en Sinnoh. Ash se mantuvo serio mientras le preguntaba por qué estaba en Galar. Arceusia, con una sonrisa enigmática, respondió que deseaba estar con él de una manera que solo una verdadera pareja podría entender.

El corazón de Ash latía con fuerza mientras intentaba comprender la situación. A pesar de su experiencia previa con la obsesión de Arceusia, algo en su mirada y su tono de voz le hizo dudar. ¿Sería posible que la deidad Pokémon hubiera cambiado? Ash sabía que debía tomar una decisión importante sobre cómo lidiar con esta nueva situación en su vida.

 A pesar de las dudas iniciales, Ash decidió darle una oportunidad a Arceusia. Comenzaron a vivir juntos en Galar, tratando de construir una vida normal. Con el tiempo, Ash notó que Arceusia había cambiado su actitud y no mostraba signos de obsesión. Se esforzaba por ser una pareja cariñosa y comprensiva.

Vivir con Arceusia fue un desafío constante para Ash, ya que la paranoia y el miedo lo atormentaban. Si bien intentó construir una vida juntos, siempre estaba alerta ante cualquier señal de comportamiento obsesivo. La relación era tensa y llena de conflictos emocionales, y Ash se encontraba atrapado en un dilema sobre si debía continuar con esta relación o buscar una forma de liberarse de su pasado traumático.

En una noche en la que Ash estaba profundamente dormido, Arceusia se infiltró sigilosamente en su habitación y se acurrucó en la cama junto a él, abrazándolo por la espalda. En sus sueños, Ash sintió una extraña sensación suave en su cara, pero no pudo identificarla claramente.

Al despertar y darse cuenta de que Arceusia había dormido con él, la paranoia y la incomodidad se apoderaron de Ash. A pesar del gesto aparentemente cariñoso, no pudo evitar sentirse atrapado y preocupado por la obsesión de Arceusia. La tensión en su relación seguía en aumento, y Ash se preguntaba si alguna vez podría encontrar paz y tranquilidad en su vida nuevamente.

Ash, al despertar y preparar el desayuno, se encontró con Arceusia luciendo un traje provocativo. Con una sonrisa maliciosa, ella anunció que ese día era el "Día de los Celos" y que debía estar preparado para lo que vendría. La tensión en la casa aumentó de inmediato mientras Ash se preguntaba qué tipo de desafío le esperaba en esta ocasión.

Ash: (con cautela) ¿El Día de los Celos? ¿Qué tienes planeado, Arceusia?

Arceusia: (con un tono misterioso) Oh, Ash, eso es un secreto. Solo quiero que me dediques toda tu atención hoy y que no te acerques a nadie más. ¿Lo prometes?

Ash: (nervioso) Lo prometo, Arceusia. Estaré contigo todo el día.

Arceusia, decidida a poner a prueba la paciencia de Ash, comenzó a actuar de manera posesiva y celosa a lo largo del día.

Arceusia: (celosa) ¿Por qué estás hablando tanto con esa chica de la tienda? ¿No puedes ver que me haces sentir celosa?

Ash: (tratando de explicarse) Solo estaba haciendo una pregunta, Arceusia. No tengo intenciones de coquetear con nadie más.

Esto sumió a Ash en una situación incómoda y complicada, sin saber cómo lidiar con las demandas y los celos de la deidad Pokémon. La relación entre ellos se volvió aún más desafiante, y Ash se encontró atrapado en un torbellino de emociones complejas.