Capitulo 10

Mi cabaña era la única de todas que estaba con las luces encendidas todavía.

Caminando por ella; fui directo hacia el baño y me ví en aquel espejo, abrí el grifo y empecé a echarme agua en toda la cara preguntándome que qué es lo que haré ahora, que es lo que haría ahora.

Empecé a respirar fuerte y enojarme, con todo, todos y conmigo mismo. Tanto fue el enojo que di un puñetazo en el espejo no solo rompiéndolo sino que también destruyendo la pared con mi brazo atravesandolo.

Cerré los ojos y comencé a tomar aire para poder calmarme. No es bueno para nadie que pierda el control de mi mismo.

Cuando abrí los ojos, ví el cielo azul, más azul que nunca, y las aves cantando. Sentí que alguien tocaba mi mano y mire al lado mío, una hermosa mujer quien estaba embarazada estaba a mi lado, sentada, observandome.

- ¿Saty, sucede algo?. -escuche su voz, tan suave y cariñosa, dejo su mano en mi rostro.

- No. -una voz salió de mi boca pero yo no hable. ¿Que me está pasando?- Todo está bien, Rea.

Ella sonrió. Espera, es mi madre. ¿Que estoy haciendo aquí?.

- Los mortales son unas criaturas curiosas cuanto menos -ella se levanto mientras tomaba su barriga y la acariciaba. - Hacer esto es doloroso Saty, ahhh pero todo valdrá la pena cuando nuestro hijo nazca.

- Ese no es mi problema- exclamó o exclamé, Rea puso una mala cara ante esto.

- Ven conmigo, Saty.

Ambos se tomaron las manos y empezaron a caminar juntos como pareja. Paseando por la ciudad como si nada, siendo saludado por algunas personas de la calle que reconocían a mi madre, deben ser sus amistades.

Llegaron a un parque, se sentaron en la banca y miraban al frente, los coches pasando y las personas caminando.

- Dentro de algunos años. Esa criatura -hablo el tal saty.- será quien me haga renacer, Rea, ¿Lo sabes verdad?.

- Ya te he dicho que no harás eso, amor mío. -dijo mi madre. - No puedes seguir viviendo en el pasado, tu padre hizo lo que hizo por ti y por el futuro del mundo. No somos quienes deciden el futuro de nuestros hijos, no somos más que las marcas de nuestros errores del pasado.

- Saty mírame. -tomo la barbilla de mi padre (supongo) e hizo que la mirase. - No podemos dejar que nuestro hijo sufra las consecuencias de ser un mestizo, un fruto prohibido. Nosotros debemos ser mejores.

Rea tomo la barbilla de Saty y le dió un beso en los labios, Saty correspondió igual forma hasta que se separaron.

- Se que te preocupas por mi, Satán. -jadee de sorpresa al escuchar el nombre de mi padre. - Pero mi muerte tiene que hacerse.

- Yo ... Rea, tú eres la única que me ha aceptado y me ha cambiado. No ... No puedo vivir un mundo sin ti.

- Oh mi Saty; no te preocupes. No tienes porque tener miedo. Mientras nuestro hijo viva, siempre estaré a tu lado. Eres mi vida entera, y yo soy tu musa. -ambos pegaron sus frentes y cerraron sus ojos. - Debes ser un mejor padre de lo que fue el tuyo, cariño, tú hijo te necesita y tú lo necesitas.

- Recuerda Satán. Encuentra el amor necesario para perdonar todo tu pecado.

- ¿Que puedo hacer por ti?. Puedo ... puedo hacer que padre intenté sanarte. -Sin embargo ella nego ante esto dándole un beso en los labios y él correspondió.

- Cuando el día llegue, cuando ese día llegue, espero que hagas lo correcto amor mío. -dijo Rea acariciando la mano de mi padre. - Cuando nuestro hijo nazca, mi escencia se unira a él. Ya lo sabes. Pero no odies a nuestro hijo, no odies todo nuestro esfuerzo. Él merece ser feliz. Merece que su padre lo ame. ¿Prometeme que lo harás?.

- Yo .... -parecia indeciso, podía sentir todas sus emociones correr en su cabeza y sus pensamientos intentando formular alguna pregunta o una respuesta satisfactoria hacia mi madre. - .... Lo intentaré; sabes bien como es mi naturaleza. Dudo ... Dudo poder ser un buen padre para nuestro hijo, no creo poder estar en su vida todo el tiempo pero ... Viviré en él como lo haces tú.

Aquella respuesta parecía aliviar a mi madre tanto así que le dió un último beso en los labios y le dijo algo en el oído que no logré escuchar ni entender del todo.

Cuando todo se puso oscuro desperté agitado para darme cuenta que estaba en el bosque y a mis alrededores cientos de cadáveres muertos de monstruos.

Mi corazón comenzó a bombardear mi pecho con mucha agresividad, pasaron algunos segundos hasta que logré pararme. Y a pesar de eso todavía mi corazón golpeaba con fuerza y me estaba doliendo la cabeza a montones.

Mis manos agarraron mi cabeza y me tire al suelo tiritando del dolor, todo me estaba dando vueltas. ¿Que me estaba sucediendo?.

Abri mis ojos con agresesividad viendo como un ejército de monstruos se acercaban a mi.

- Alejense...

Un piqueteo en mi cabeza provoco que mi estado mental se fuera al borde, no se que me sucedian pero este sentimiento era como si tuviera culpa, dolor, angustia, estrés, miedo.

Lágrimas estaban abordando mis ojos, mientras miraba aquellos monstruos acercarse hacia mi mis ojos veían destellos fugaces de un cielo de fuego y gritos de hombres y mujeres.

Grite de dolor, grite tan alto como podía al sentir mi carne siendo destrozada y mis huesos devorados. Intenté moverme pero aquellos me rompían los brazos.

- ¡Basta, alejense!

Pedía pero no pasaba nada. El llanto que mi cuerpo me pedía se intensificaba a más no poder, mi cerebro estaba a punto de explotar, no podía aguantar más.

No

Puedo

Aguantar

Más

Que alguien detenga esto.

Duele

Duele mucho

Detenganlo

Detengan esto

Basta

Basta

- ¡¡GRAAAAGH.

La onda expansiva fue tanta que mandaron a volar a todos incluso los árboles cercanos, fui hacia ellos con una ira y miedo en mi rostro que no sabía explicar y sin embargo a pesar de mi regeneración mi cuerpo estaba siendo destruido molécula por molécula.

Agarre del cuello de un perro y le arranque la cabeza de un mordisco usando su columna vertebral como un arma azotandola contra los demás y usandolos como mazos. Un cíclope vino hacia a mi pero un puñetazo basto para destruir su cuerpo en pedazos.

Caí al suelo comenzado a golpearlo una y otra y otra y otra vez generando un terremoto de gran magnitud destrozando todo y enterrando a los monstruos en el suelo, mis brazos se enterraron en el mismo sueño y varias grietas se abrieron en ellas brillaron hasta que una enorme explosión sacudió el lugar.

Una imagen fugaz de un hombre rubio portando una espada de fuego apareció en mi frente, dejándome dominar por mis instintos de monstruo arremeti contra él y él contra mi mientras portaba su espada. Cuando nosotros dos chocamos su espada y mi puño aquella imagen desapareció y mi puño mando a volar a otro cíclope.

- ¡¡¡QUE QUIEREN DE MI, YA DEJENME EN PAZ AAAAAAAAAAAAAHHH!!!

La ira se transformo en miedo y el miedo en llantos, mi cuerpo se inundó en fuego y ese fuego ocasionó una explosión comenzando no solo incinerando y destruyendo a los monstruos sino que también gran parte del bosque en el que me encontraba.

Mire al frente mío y aún se movía un último monstruo, arremeti contra el tirandolo en el suelo golpeándolo una y otra y otra y otra vez hasta que sentía como mis nudillos se destrozaban por todo.

Mi boca seguía gritando que me dejasen en paz mientras veía una y otra vez aquella escena de ese hombre rubio con esa espada de fuego. Mis lágrimas salían a montones como si yo hubiera vivido aquella crueldad, mi cuerpo estaba siendo cortado y no solo eso sino que penetrado por aquella espada.

Mi abdomen ardía al igual que mis puños.

Cuando termine grite tan alto como pude, mis lágrimas y mi llanto se intensificaron. ¿Que me estaba sucediendo?. ¿Acaso estoy viviendo en el infierno?.

Duele.

Arde.

Me quema.

Me lastima.

Me destroza.

Detenganlo.

Detengan esto.

Dios si existes por favor mátame. Acaba conmigo ya de una vez por todas. No puedo seguir soportando esto.

Todo a mi alrededor estaba quemandose y yo alrededor de miles de cuerpos de aquellos monstruos carbonizados hasta las cenizas y algunos que se demoraban en desaparecer.

Sentí una mano en mi hombro; por inercia me gire tan rápido como pude y estaba dispuesto a matar a quien este delante de mi.

Aquella persona detuvo mi puño como si nada, lo pude ver bien y era un hombre alto más o menos cerca de mi estatura pero su apariencia era igual que las de un demonio pero algo me decía que él no me lastimaria.

Baje mi brazo y mis ojos lagrimeaban, el estrés mental me estaba matando y al ver a un ser humano delante de mi ya fue el apicife de mi calma.

- Por favor....-implore, mi cuerpo estaba a punto de desfallecer en cualquier momento. - Ayúdame ...

Mi cuerpo cayó hacia al frente y ese hombre me atrapó con sus brazos abiertos. Mi cabeza me estaba implorando que cerrase los ojos y tomará un descanso de todo. Lo único que pude oír fue un "descansa hermano".

No recuerdo casi nada en mi vida ni siquiera en mi infancia si tuve pesadillas debido que siempre se me olvidan como si fuera algo pasajero pero este era bastante real, demasiado para mí gusto.

En aquella pesadilla únicamente estábamos Percy y yo, no podía escuchar nada porque todo era explosiones por doquier y mis oídos zumbaban pero mi mano empuñaba una espada de fuego, sin embargo está era muy distinta a la que portaba aquel hombre rubio.

Todo era un caos total, muchas criaturas volando por aquellos cielos ardientes, personas o dioses lanzando poderes con su magia y de sus brazos y manos. Mientras que en el fondo de todo aquel combate solamente se escuchaba una leve pero sombría risa.

Después; pude escuchar la voz de Percy. Gritando.

- ¡NOOOOOOO!

Cuando desperté; lo primero que ví fue un techo desconocido. A mi lado un maldito perro más grande que un maldito tanque de combate me miraba fijamente y estaba agitando el rabo al verme despierto.

- ¿Estoy en el infierno?.

Me senté. Aquel chucho empezó a ladrar directamente en mi oído causandome dolor y a lamer todo mi cuerpo llenandome de babas todo el cuerpo. Al frente mío estaba .... ¿Que mierda estoy viendo frente mío?.

- Parece que has despertado. -dijo aquella mujer que estaba frente mío, y no digo frente estando en la cama sino frente mío parada en el marco de la puerta y sin embargo ya me daba mala vibra por su apariencia. - Padre estará satisfecho.

- (¿Las demonios pueden ser negras y blancas?) -pregunte dentro mío al ver aquella aberración de la naturaleza. - ¿Quien eres niña?.

- No soy una niña. Soy Melínoe, una diosa e hija de Hades. Rey del Inframundo. -dijo ella como si nada. Simplemente me levanté el pulgar arriba.

Quería volver a dormir pero al maldito perro de tres jodidas cabezas me estaba lamiendo como si nada. Le di un ligero golpe en el hocico para que se dejara de estupideces pero esto hizo que comenzará a gruñirme.

- Oh. conque vamos a ponernos agresivos eh. -exclame levantándome en la cama misma.

- No creo que debas ... ¡!

Después de unos minutos aquel perro de mierda había caído derrotado al suelo con todas sus cabezas hinchadas y alguna que otra cicatriz hecha por Pandora, bufé ante esto y patee su cuerpo tan fuerte destrozando el muro donde se encontraba esa niña.

Hablando de ella, ella me estaba mirando de una manera rara y con la boca ligeramente abierta.

Por desgracia toda la habitación estaba hecha un desastre por la pelea que tuvimos hace nada.

- ¿Dónde esta la salida?. -exigi a la mujer mientras me ponía frente suya.

- padre Hades ordenó que cuando despertases ibas directo a verlo.

- Mira como te hago caso. -exclame- Adiós niña. -le di una palmada en la cabeza y me fui.

- Que no soy una ni-!

Deje de escucharla cuando ya salí de su rango o que simplemente la ignore y ya

Definitivamente este lugar era el infierno mismo, ¿Acaso me morí?. No recuerdo como lo hice, ¿Morí por dormir?. Siempre imaginé que moriría peleando o por deberle dinero a unos narcos pero jamás pensé que pasaría esto simplemente por dormir.

Abrí cada una de las habitaciones pero simplemente eran cámaras de torturas y una de ellas parecía una habitación de hotel donde se encontraba Adolf Hitler bebiendo un martini.

- ¿Hasta cuándo me vas a seguir persiguiendo?. -grite a mi espalda y tome el aire que se transformo en inmediato en aquella niña.

- Cuando me hago invisible nadie me puede detectar. Solo padre. -exclamó ella. - No te estoy persiguiendo. ¿Me vas a soltar, como me descubríste?.

- Vuelves a ser insistente y te voy a pegar mocosa.

- No soy-¡

Agarre su cabeza y la estrelle hacia la pared y sin embargo ella desaparecio ante mi agarre cuando mi brazo destrozó todo el muro como si nada. Ella apareció detrás de mi como si nada.

Parecía molesta. Me encanta molestar.

- No vuelvas hacer eso, niño. -exclamo.

- Lo siento negra. Pero si vuelves a molestarme juro por dios que voy a hacer tu cuerpo recipiente de lanzas. -amenace- ¿He sido claro?.

- Tus amenazas no me asustan.

- Pues deberían.

Mirando frente mío habíamos llegado a un callejón sin salida, prepare el puño y con fuerza la pared y toda las paredes que se encontraban detrás de esta fueron destruidas generando un camino para mí.

- He estado dentro de tu cabeza pero todo es un caos. No hay nada de coherencia en ese lugar. -dijo ella, alce una ceja al escuchar eso.

- Te aconsejo no entrar en mi cabeza. -dije y me agache tomando un ladrillo que se transformo enseguida en una combinación rara de monstruos. No le di más vueltas y me lo comí sintiendo su sabor a picante.  - Es una zona peligrosa, niña.

- Ya te dije que no soy una niña. Soy una diosa. Hija de Hades, rey del infierno y soy más mayor que tu. Deberías respetar a los dioses niño, podrías tener un castigo bastante atroz.

- El castigo que tengo es estar soportando a una imbécil niña que se cree la gran cosa por tener un título y ser la hija de alguien importante. Dime. -la mire.- ¿Acaso te ganaste con derecho propio el título de diosa o fue de nacimiento?.

- de nacimiento.

- Ya vez. Ustedes los dioses se creen la gran cosa por estar con sus juguetes ultra poderosos. Solo eres una ignorante incapaz de entender el más mínimo sentido lógico. Escuchame niña, yo odio a tú gente, los odio más a ustedes de lo que me odio a mí mismo y a mis padres. Crees que por ser hija de Hades crees que todos pueden temerte y venerarte cual reina. Déjame bajarte de tu pedestal. Nadie te hace caso y te teme. La única razón por la cual lo hacen es porque temen a tu padre quien se ganó su título por derecho propio, un dios que a pesar de todo lo que ha pasado sigue siendo imparcial en las cosas y solo toma cartas en el asunto cuando la situación lo requiere. ¿Y tú qué haces, eh?

- .......

- Nada. Solo eres una maldita niña llorona que se proyecta conmigo persiguiendome a todos lados como si fuera mi esposa, cuando hayas conseguido algo por logros propios y no por los de tu familia hablame. Porque sino te enviaré al infierno de un golpe.

Ella no dijo nada. Creo que me pasé, sin embargo todo lo que dije eran verdades. Me gire para seguir caminando pero escuche un leve sonido como si estuviese sollozando.

Cerré mis ojos para no darme la vuelta y querer disculparme. Odio tener buen corazón. ¿Porque soy así, porque simplemente no puedo ser alguien malo con las personas?.

Quitemos el hecho de que casi estrello su cabeza contra un muro.

Suspiré y me gire. Enserio da mal Yuyu ver esa apariencia suya. Sin embargo me pone bien cachondo. Un monstruo.

- Vámonos mocosa. Ayúdame a encontrar a tu padre.

- Yo ...

- Por favor no hagas que me arrepienta. -exclame gruñendo. - Vámonos de aquí pero ya.

Ella asintió; comenzó a caminar frente mío guiandome mientras yo la seguía hacia donde fuese que íbamos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top