Descubierto.

Estaba temblando.

El poderoso Zim, el mejor invasor de todos estaba temblando.

No era sencillo tirar al caño todo lo que había logrado durante años, pero ahora lo sentía necesario tanto por su salud mental como por su salud física.

La nave estaba camuflada entre unos cuantos arbustos cerca de la Eskuela, Zim llevaba su peluca y pupilentes, caminando y dudando en que si verdaderamente estaba haciendo lo correcto "¿Y si fallaba?" "¿Y si no tenía el valor?" Aquello le aterraba de sobremanera, solo podía conocer la respuesta de una forma, poniéndolo en práctica.

Al llegar al salón, se topó por la desagradable sorpresa de ver al maestro de deportes, no había traído su genial y sofisticado traje para entrenar aquello que le llamaban activación física.

Pasó al salón aprovechando que el maestro se giraba al pizarrón para explicar la clase, tomó asiento cerca de la puerta y apoyó el mentón en su mano, frunciendo el ceño ante los garabatos del flacucho docente
que explicaba las actividades de hoy, entre ellas estaba Basquetbol y "Quemado" (Seguía sin entender del porqué se llamaban así si no había nada o nadie que los quemara, solo golpes con una estúpida esfera de plástico) y finalmente tras las indicaciones del maestro, los niños salieron despavoridos hacia la cancha que estaba detrás de la escuela.

-•°∆°•-

-¡Eres terrible Zim!- decía el niño con una cabeza extrañamente grande, burlándose de como es que el extraterrestre trataba de encestar la pelota sin embargo no era capaz, ya llevaba cerca de 6 intentos hasta que Chunk se acercó Para empujarle y derribarle, haciendo que el pequeño irken cayera de cara directo a un charco de agua, al menos agradecía haberse dado sus dichosos baños de pegamento.


-¿¡Y tu con que derecho te sientes para empujarme, maldita bola de grasa con pies!?— Todos se quedaron en silencio, sorprendidos ante la furia de Zim quien, bastante disgustado, se levantaba y exprimía sus húmedas ropas.

-¿¡Porqué me están viendo!? ¡No miren a Zim, no les otorgo el derecho!- Y por fin, después de tanto gritoneo, el maestro decidió cambiar de deporte ahora a Quemados, formando y dividiendo el salón en dos grupos y, dejando a Zim relativamente solo pues tenía como equipo a los grandiosos retraídos del salón, dió un pequeño vistazo al equipo contrario, percatandose de que Dib tenia una pelota y lo estaba viendo a él, esto no iba a acabar bien y eso le gustaba, necesitaba rabia para tener las agallas suficientes para poder afrontar a toda esa inmunda especie, al momento del silbatazo esquivó una pelota que iba directo a su rostro pero para su desgracia esta misma le había dado a Keef, que si bien no le hubiera importado nada, sintió un pinchazo en su Squeedly-Spooch al ver pequeñas lágrimas en los ojos del menor, no era para poco pues también un par de gotas de sangre resbalaban de sus fosas nasales, seguramente le habían roto la nariz pero poco les importó a los demás.

Uno...

Tras otro...

Tras otro...

Hasta quedar solo él, estaba sudando pues todos los proyectiles iban directo hacia él, esquivaba y trataba de acertar las pelotas hacia cualquiera del equipo rival sin embargo era inútil, cuando finalmente se había concentrado un poco y estaba por lanzar el balón en dirección a Zita, un proyectil del equipo contrario lo golpeó en la cara con una fuerza semejante que hizo que el pequeño chico cayera de espalda, el dolor habia sido más del que habia pensado, su Pak había crujido debido al peso invertido de la caída, su ojo derecho dolía de una manera bastante intensa, tardó un poco en recuperarse y al hacerlo se incorporó, notando la mirada aterrada de todos sobre él, frotó su ojo dañado, percatandose de cierto líquido rosado que salía y se escurría por su rostro, el lente de contacto se había roto dentro de su globo ocular "Sabía que debí tomar las lentillas blandas..." Se reprendía Internamente mientras trataba de quitarse los restos del cristal de su ojo, eso hasta recordar que estaba en público, rápidamente levantó la mirada hacia el grupo, percatandose de que lo miraban con horror, la peluca también había caído, dejando sus pequeñas antenas al descubierto, la otra lentilla para su fortuna había salido de su ojo, dejando que el color magenta brillante apareciera.

-¡Se los dije!- Exclamó el varón menor de los Membrana, saliendo de entre el tumulto de gente que veía aterrados a Zim quien seguía en el suelo, humillado y con el ego por los suelos —¿Lo están viendo? ¿Lo ven? ¿¡Lo ven!? Exclamó con emoción el chico de pelo guadaña sin embargo el terror de las personas había pasado a ser preocupación, aquello confundió a Dib quien, tras él, escuchaba un pequeño sonido similar al... ¿Llanto? Vió tras su hombro al pequeño irken el cual estaba en el suelo, agobiado y con pequeñas lágrimas sobre sus ojos magenta, antes de que alguien pudiera detenerlo este se había levantado rápidamente tomando su peluca y finalmente habia abandonado la cancha, el chico de gafas se quedó alli expectante, la felicidad que antes tenía se había ido cual pólvora, sin pensarlo mucho fue tras el extraterrestre sin embargo pronto le perdió la pista.

—¡Zim!— gritó el humano, viendo a todos lados ¿Porqué sentía empatía por el posible enemigo destructor de la tierra? ¿Porqué con su peor enemigo? Tal vez no era tan mala persona como había dicho Gaz hacía un tiempo, sin importarle realmente si perdía clases, salió de la eskuela y aceleró el paso hacia el vecindario ¿Como pudo haberle perdido la pista a un alienígena que estaba rondando por allí como cualquier domingo por la tarde?.

—¡Zim!— finalmente cuando hubo llegado a la puerta de la horrible  casa que le pertenecía a Zim no dudo en tocar la puerta numerosas veces, esta vez ni siquiera GIR había abierto, aquello no le daba buena espina —¡Zim, GIR, soy yo, Mary!— pronunciaba mientras golpeaban numerosas veces la puerta sin embargo no recibió respuesta, aquello le había preocupado de sobremanera —Hice llorar a Zim... — aquella frase atormentaba al menor quien se sentó frente al pórtico de la casa, esperando al menos que uno de los gnomos se moviera o disparara rayos láser, sujetó sus piernas y las abrazó contra su pecho, escondiendo su rostro entre estas.

Aquello era imperdonable hasta para él, había dañado el orgullo de Zim (Más que de costumbre) y ahora no sabía que hacer, cerró sus ojos con fuerza, tratando de encontrar la solución hasta que finalmente escuchó una voz que le hizo abrir los ojos de nuevo.

Apártate de aquí...— murmuró el decaído extraterrestre, postrandose frente al chico de gafas quien se levantó de inmediato —Y dejame solo... por favor— ¿Por favor? ¿Zim estaba pidiéndole POR FAVOR que le dejara solo? Aquello había sido mas grave de lo que esperaba, el no deseaba eso, por mas retorcida y tóxica que haya sido su obsesión por el extraterrestre jamás lo quiso herir de esa manera, desobedeció la petición del Irken, sujetando su hombro antes del que cruzara la puerta, grave error.

—¿¡Es que te tengo que hablar en otro idioma!?— dijo colérico Zim, dándose vuelta y viéndole con rencor —¡Zim no quiere verte, estúpida criatura terrestre! ¿¡No puedes entenderlo!? ¡Solo lárgate y deja solo a Zim, te lo pedí por favor! ¿¡A caso me quieres humillar más!?—  la rabia desbordaba en sus palabras, finalmente entró a su base, azotando la puerta y dirigiéndose con pasos pesados hacia la cocina —Computadora, activa el sistema de autodestrucción en cuanto tomemos vuelo— con un poco de dificultad subía al bote de basura, lo primero que haría al llegar a la nueva base sería arreglar su Pak.

-•°∆°•-

Gaz... Lo arruiné...— murmuraba el decaído chico, sentándose en la sala donde estaba su hermana, quien ni si quiera levantó la mirada de su Cazador de cerdos vampiro II, muy común de ella, Dib solo prosiguió —Hice llorar a Zim... Bueno, no fui yo en si pero relativamente estuve cooperando bastante, me siento terrible ¿Es normal sentirse mal por hacer sentir a tu peor enemigo?— Decía el pelinegro, no buscaba en realidad una respuesta pues sabía que Gaz jamás se la daría, se deslizó por la acolchada superficie, frunciendo el ceño con verdadero disgusto, la chica levantó un momento la mirada de su partida pero no por eso dejaba de mover sus dedos hábilmente —Eso se escuchó muy gay— aquel comentario hizo roborizar a Dib, quien miró con el ceño fruncido a su hermana —Yo no soy-...— antes de poder completar la frase cierto movimiento irregular de el suelo les interrumpió a ambos, las luces parpadearon un poco, casi por instinto Dib se levantó de un brinco y salió bastante alarmado, viendo como es que poco a poco la casa de metal del irken se deshacía —¡Zim!— sin dudarlo un momento corrió en dirección al hogar del alien, deteniéndose unos metros antes del pórtico, poco a poco la vivienda se hacía escombros, estaba a punto de correr en esa dirección con la esperanza de encontrar al Irken sin embargo el tacto frío de una mano enguantada en su hombro lo detuvo, allí estaba su progenitor viendo las pequeñas explosiones del los restos del hogar, ambos estaban en silencio... Un absoluto silencio.

—Vayamos a casa.— dijo el mayor en el tono mas bajo que su voz le permitía, de inmediato Dib lo vió con los ojos ligeramente acuosos.

—Papá... Zim...— sus palabras eran apenas y un hilo de voz, ninguno de los dos era bueno con sus sentimientos pero en esa ocasión el doctor no tuvo mayor remedio que atraer a su hijo para abrazarle.

—Lo sé... Vayamos a casa, no quiero que te suceda algo— con sutileza, Membrana cargó al afligido Dib entre sus brazos, caminando hacia su hogar y dejando que el menor escondiera su rostro en su hombro para poder sollozar y desahogarse en silencio...

Él había matado a Zim... Y no se sentía satisfecho, de hecho, sentía un terrible vacío al saber que el Irken no estaría mas en su vida.

-•°∆°•-

XD siento que voy medio raro jsjsj, y también siento que el doctor Membrana es bueno con sus bebos cuando lo requiere qwq.

Espero que les haya gustado 💖

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