Parte 8
Capitulo 8: ¿Nanami?
3 Meses habían pasado desde que Nanami había muerto.
Por decisión de Tomoe, habían dejado el cuerpo de su diosa en el templo Yonomori. La habían vestido con un hermoso kimono blanco de flores y desde entonces la iban a visitar cada dos días.
Tomoe pasaba todo el tiempo que podía junto a ella.
El familiar había cambiado drásticamente desde la muerte de su maestra; pasaba el día en las nubes, aun se encargaba de la manutención del templo Mikage.
Mizuki también pasaba el día deprimido bajo el árbol más grande del templo y a pesar de sus constantes fallos en las tareas del templo, Tomoe no le regañaba. Se habían convertido en una especie de zombis, perdidos por la falta de su querida Maestra.
Onikiri y Kotetsu les observaban, intentando inútilmente animarlos; incluso invitaban a Kurama al templo, esperando que tuviera alguna pelea con el familiar zorro, pero este no hablaba, simplemente se sentaba en el porche, bebiendo sake hasta que el cuervo se cansaba y se marchaba a su apartamento.
La habitación de Nanami era territorio prohibido para ambos familiares, desde aquel fatídico día no habían vuelto a entrar, permanecía cerrada y solo los pequeños demonios de fuego fatuo entraban para limpiarla y mantenerla viva.
Mikage había abandonado el templo igual que la última vez y no lo habían vuelto a ver, Tomoe había dejado de asistir a la escuela, ya que no tenía ningún motivo para volver a ir.
El aura del templo también había cambiado, como si notara la falta de la diosa de la tierra. Los ciudadanos que solían venir a rezar o a comprar talismanes ya no venían y solo dos ancianas se pasaban por las mañanas para rezar por la buena salud de sus nietos y familiares.
Aquella mañana, Mizuki había ido a ver a Nanami a su antiguo templo, dejando a Tomoe limpiando la entrada del templo.
Este se encontraba pasando la escoba al mismo par de baldosas de la entrada del templo cuando percibió el sonido de unos pasos apresurados, subiendo por las escaleras.
Siguió barriendo, seguramente serían alumnos de los colegios que venían a esconderse entre los árboles para sus encuentros furtivos. Nada de lo que debiera preocuparse.
-Disculpa, ¿Dónde puedo conseguir un talismán para el estudio?
Aquella voz. La conocía demasiado bien.
Se volteo lentamente, apretando la escoba entre sus dedos. Frente a él estaba una versión un poco más madura de Nanami, su pelo estaba un poco más largo, sus ojos seguían igual de grandes y brillantes. Estaba usando un labial rosa que hacía ver sus labios más carnosos. Estaba usando un vestido corto negro con flores de cerezo, por encima de la rodilla sobre unas medias negras y unos zapatos de tacón.
Sus ojos se agrandaron al ver la horquilla que le había regalado en un pequeño moño a un lado de su cabeza.
-¿Na-Nanami?-La mirada inocente que le estaba dedicando aquella Nanami le daba a entender que no lo reconocía.
-!Tomoe-kun!-Mizuki corrió hacia el alzando las manos como si fuera un loco-¡!El cuerpo de Nanami ha de-¡-Sus palabras se fueron cortando a medida que se acercaba a Tomoe y veía a "Nanami" detrás de él con cara de confusión.
-P-perdonad...-Los dos se voltearon al oír la voz de la chica, bueno de Nanami-¿Puedo comprar un talismán o estáis muy ocupados?
Mizuki fue el primero en moverse.
-Claro Nanami-chan-Dijo con su típica sonrisa. Se tapo la boca al oír que la había llamado Nanami.
-¿Cómo sabes mi nombre?-Pregunto ella sin poder ocultar su sorpresa.
-¿No sabes quién soy?-Pregunto Mizuki. Aquello le recordó cuando había conocido a la Nanami pequeña y lo había llamado pedófilo.
Los ojos de "Nanami" se posaron en él y en Tomoe como si en verdad no supiera quienes eran.
Tomoe estaba paralizado, no podía creer que en verdad estuviera frente a él, después de haberla visto muerta. Pero no sabía quién era él.
-Lo siento, ¿Nos conocíamos de antes?-Un golpe, sordo, los golpeo al oírla decir aquellas palabras. Tomoe fue el que se movió primero.
-¿Querías un talismán no?-Pregunto, sorprendido por sus propias palabras y por la facilidad que había sentido al pronunciarlas. Ante el asentimiento por parte de ella se encaminaron al interior del templo.
Tomoe observaba los pasos suaves de Nanami frente a él, sonreía mientras miraba el interior del templo, estiro la mano para tocar la pared del templo.
-¿Te gusta?-Pregunto suavemente. Quería escuchar su voz de nuevo.
-Sí, es bonito-Comento con una sonrisa. Ignorando la mirada llena de cariño que le dedicaba Tomoe.
Este se apresuro a buscar el talismán que le había pedido mientras ella daba vueltas a su alrededor curioseando. Cuando ella se dio la vuelta caminando hacia atrás absorta en sus pensamientos, Tomoe hizo el mismo movimiento haciendo que sus pies tropezaran y se cayeran al suelo.
Para evitar que se hiciera daño, Tomoe la abrazo protegiéndola del golpe con su cuerpo.
Al levantar la mirada ambos se vieron reflejados en la mirada del otro, Nanami se sonrojo y a base de trompicones se alejo del familiar que miro hacia otro lado, con un leve sonrojo.
Fue entonces cuando Nanami toco una de las orejas de Tomoe, que este había camuflado con un hechizo pero que ahora eran visibles al igual que su larga cola blanca. Sus dedos rozando el suave pelaje de sus orejas.
-Nanami...-El silencio se hizo patente a medida que los dos se miraban, la mano de Nanami aun en su oreja y él muriéndose por tocarla.
Nanami parecía estar atando cabos y para desilusión del familiar zorro se alejo de él para levantarse. Tomoe lo hizo después.
Le tendió el talismán sin saber bien que hacer a continuación y porque no, un poco desilusionado. Pero lo disimulo bien tomando su antigua personalidad.
El grito de Nanami vino después.
-¡Es un templo de demonios¡-Tomoe recordó la primera vez que la vio, cuando interrumpió en el templo mientras él esperaba a Mikage. Su primera discusión, cuando él se marcho, cuando ella lo fue a buscar al inframundo...
Igual que la primera vez, se tranquilizo enseguida, observaba a Tomoe tras sus espesas pestañas y este se estaba poniendo nervioso de tanto escrutinio.
Entonces ella sonrió.
-Gracias por el talismán-Tomoe asintió-¿Puedo volver otro día por aquí?
-Si
-Gracias, Tomoe-Las orejas se le pusieron de punta. Lo había llamado por su nombre. ¿Pero que le estaba pasando? !El no era tan dulzón¡ Y Nanami solo lo había llamado por su nombre. Decidió no darle más importancia de la que en verdad tenia.
Nanami había vuelto. No lo reconocía pero al menos estaba viva. Y vendría a verlo de nuevo.
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