De regreso
Unas lágrimas nostalgias cayeron por mis mejillas.
El tiempo había hecho de las suyas pero seguía la mayoría de los simientos en pie. Había crecido vegetación en todo el lugar, había sido abandonado por completo.
Lo más seguro es que fue después de la muerte de Douma.
Me adentre en la construcción, todo estaba vacío. No había ningún mueble. Todo lo saquearon, me sorprendía que lo que decía el señor Muzan era todo cierto. Aún recuerdo cuando tenía 6 años en ese entonces.
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-Mira Tanjirou.
Señalo a un libro. Al parecer había imágenes donde aparecían personas matándose unas a otras y también dónde robaban cosas en una casa.
Las caras de esas personas eran de felicidad y malicia. Se notaba.
-¿Que están haciendo?.
-Robando, matando....las cosas que algún humano consiguió con esfuerzo y sudor.
-¿Eso es malo no?.
-Para ellos, pero para nosotros es más que molesto. Llegan y en un momento se proclaman dueños de todo.
-Son muy malos ellos. Me alegra estar con ustedes.
-Recuerda que jamás debes confiar en un humano. Son traicioneros y mediocres. Debes de tener cuidado.
-....
-Pueden quitarte todo lo que amas en un parpadeo. Cuida lo que consideres importante para ti.
-¡Si papá!.
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Aún recuerdo esas palabras, seguía siendo un niño como para entender sus palabras. Pero ahora comprendo todo.
Las voces de niños me sacaron de mis pensamientos. Había alguien dentro.
Decidí buscar de dónde provenían las voces.
Caminaba buscándo a tales niños. Seguramente están en la sala principal.
Me dirigí al ligar y al ver que un grupo de niños conversaba decidí escuchar.
-Dicen que aquí habitan espíritus malignos.
-Yo escuché de mi abuela que antes había un demonio come humanos aquí.
-¿En serio?.
-Si, seguramente sigue aquí. Esperando comerse a sus víctimas.
Así que hablan de Douma.
-Eso que dicen es cierto- respondí.
Los niños miraron con temor. Les di un buen susto, uno de ellos tembló.
-¿De verdad señor?.
-Si- no me veo tan viejo -y tampoco soy tan viejo.
Si lo soy, soy más grande que todas las personas de la ciudad. Pero mi apariencia seguía siendo la de un adolescente.
-Este castillo fue habitado por un culto que servía a un demonio.
-¿Sigue aquí?.
-No, claro que no.
-¿Que le paso?.
-Fue asesinado por alguien, murió por protejer a un niño.
-¿Un niño?.
-Eso es todo lo que sé. Eso fue hace muchos años.
-¿Entonces se perdió en nombre del niño?.
-No.
-¿No?- dijeron al mismo tiempo.
-Su nombre era, Tanjirou.
🌿🌿🌿🌿
-¡Tenía que ser!.
-Que mal. No estaba.
-Me trajiste solamente para nada- reproche.
-Supongo que si. Pero al menos saliste.
Pensé durante un momento. Mañana tenemos que ir al santuario.
-¿Oye Touko?.
-¿Si?.
-Mañana tenemos que ir al santuario.
-¡Lo había olvidado por completo!.
-Tenemos que preparar nuestra vestimenta.
-Si, será mejor que nos apuremos a llegar.
Ambos apresuramos el paso. Estábamos en el centro de la ciudad y nosotros vivimos a las afueras. Tendremos que correr antes de que nos reclamen por mi alistarnos.
Estuvimos conversando en el camino, cosas triviales. Sacamos la conversación del misterioso hombre que se había metido a nuestra casa.
-Jamás supimos sobre el tipo que entró a casa.
-No tengo ni el más mínimo interes en quien haya sido- dije mientras me cruzaba de brazos.
-¡¿Es una broma verdad?!- reclamo -se metieron a tu habitación para robar. ¿Y de verdad no te interesa?.
-¿De qué sirve querer saber?
-¿Y que tal si se querían robar algo de valor?.
-No tengo nada de valor en mi habitación.
-¡Tienes la espada del abuelo!.
En ese momento mis ojos se abrieron y mi cabeza se quedó en blanco.
Esa espada es una reliquia, podría ser vendida a muy alto costo, si se extravía mamá me matará.
-¡Tenemos que llegar ya!- exclamo Touko.
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Llega a casa poco después. El sol comenzaba a ocultarse era momento para mirar de cerca a esa familia que tanto odio.
Entrando a casa, me tope con el mayordomo.
-¡Señor!- creo que debería darle vacaciones.
Lo mire desanimado. No quería saber de trabajo.
-No quiero saber de más trabajo- dije agotado.
-Pero no es nada de eso señor.
-¿Entonces?.
-Llego alguien buscándolo.
¿Buscándome?¿Quien diablos será?.
De inmediato le pedí que me llevara con esa persona que tanto me anciaba ver.
Al entrar a mi habitación, me tope con un extraño tipo. Olvidaba que había otorgado mi sangre a cualquiera para hacer el trabajo sucio.
-Señor.
Su voz era rasposa y seca.
Sabía que sería un verdadero problema si alguien se enteraba que era un ser sobrenatural. Mi mayordomo se retiró del lugar, dejándome solo con ese tipo.
-¿Quien es lo que quieres?.
-Le traigo algo que siempre quiso.
Mi mirada se centro en sus manos, que permanecían a su espalda. Sujetando algo con fuerza.
-Aqui está- sus manos se extendieron.
Mostrando una espada de color blanco y amarillo.
Esa espada la he buscado por tanto tiempo, por más de cien años.
La sujete entre mis manos de manera delicada, ese despreciable olor impregnado en la funda blanca y dorada.
-Te mereces una recompensa- dije con una sonrisa maliciosa.
Hice un corte en mi muñeca, el deseaba está sangre con todo su ser.
Al caer la primera gota, este juntó sus manos y comenzó a atrapar la sangre.
Para mí buena suerte, el no pidió más. El me servirá.
Una sonrisa se dibujo en mi rostro.
-Te pediré una cosa más.
-¡Si señor!.
Podía notar que su fuerza se había incrementado. Supongo que creare de nuevo a las lunas para que me sirvan.
Si hay más cazadores con espadas los mataré poco a poco.
-Traeme los aretes de cartas hanafuda de la misma casa.
-Claro señor, usted pídame lo que desee y yo lo cumpliré.
-Ahora, vete. No quiero que sospechen .
El hombre se marchó. Por la ventana.
Poco después mi mayordomo entro.
-¿Que le dijo señor?.
-Tenia algo para mí- le mostré la espada.
-Si que es muy bonita señor.
-Para nada. Posee un olor tan desagradable que me hace tener náuseas.
La dejé caer en sus manos.
-Llevatela. Guárdala muy bien. Además.
-Claro señor.
-Quiero que investigues sobre la familia Rengoku. Deseo saber que fue de ellos.
-De inmediato.
-Cuando tengas la información házmelo saber.
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