Capítulo Veintiuno
—En primer lugar, le queríamos agradecer por recibirnos. Imagino que sabe quiénes somos. Que Seokjin le habló de nuestro hijo. También sabemos quién es usted. Es el omega de Seokjin y quien lleva sus hijos en su vientre—. Jungkook asintió. No tenía claro si los Lee entendían que sus cachorros estaban siendo adoptados por su alfa, pero no tenía la menor intención de aclararlo en ese momento. Después de todo, no tenía ninguna importancia. Eran los cachorros de Seokjin. Y todavía no entendía cuál era la intención de los Lee al estar ahí.
—¿Puedo ofrecerles algo? —. La verdad era que el omega quería ir a la cocina para poder enviar un mensaje de texto a Jimin y otro a Seokjin.
—No queremos molestarlo, pero si tiene un té, sería muy agradable beberlo, mientras hablamos—. Ahora sí que estaba intrigado. Al parecer ellos venían con una idea fija en su cabeza y tenían algo que decir.
Fue el momento para enviar un rápido texto a Jimin, explicándole que había recibido una visita de última hora, sin dar mayores detalles. Que pasaría mañana temprano antes de ir a la oficina a dejar las vitaminas para Tae. Luego no sabía que escribirle a Seokjin. No quería preocuparlo en demasía, pero tampoco quería mentirle. Así es que escribió la verdad.
Jinnie, amor no te asustes, pero tus ex suegros están aquí . A pesar que el señor Kim les dijo que tú no estabas, insistieron en hablar conmigo. Están en la sala. Por favor, no llames ahora y sólo mantén la calma.
No estaba muy seguro de si Jin iba a conservar la calma. Con lo ultra protector que era, seguramente ya estaría dejando a su paciente a medio revisar y tomando sus cosas para volar hacia el departamento.
Seokjin escuchó la notificación e imaginó que era su lindo omega avisando que ya estaba con Jimin y Tae. No se preocupó mayormente, pues si hubiese sucedido algo, el omega lo habría llamado. Al menos ese era el acuerdo que tenían. Siguió con la ecografía al señor Park, que sonreía feliz junto a su alfa viendo al crecido cachorro en la pantalla.
Jungkook dispuso las tazas y la tetera del té en una bandeja y con cuidado la llevó a su sala. La pareja seguía sentada en el sofá, observando la decoración paupérrima del departamento de su alfa.
—Gracias Jungkook-ah. Nunca habíamos venido a este lado de la ciudad y menos todavía al departamento de Seokjin-ah. La verdad es que desde que nuestro Jae-Hwan murió..., no salimos mucho—. La omega miraba a Jungkook quien sólo asentía.
—¿Puedo saber por qué querían hablar conmigo o con Seokjin? Sé que la noticia de que él esté conmigo no debe ser muy agradable para ustedes, pero quiero que sepan que respeto la memoria de su hijo. Y siento mucho que lo hayan perdido, tan joven.
El señor Lee que hasta ese momento había permanecido en silencio, miró a su esposa y sonrió—. Es tal como dijo Yoongi-ah.
Ella también sonrió y volvió a fijar su vista en el omega. Miró a sus ojos y vio la bondad que había en ellos.
Desde que ellos habían echado a Jin de su casa, era Yoongi, quien se encargaba de llevarles el dinero que tanto necesitaban y de hablar con ellos. Lo que nadie sabía, porque los propio Lee se lo habían pedido al psicólogo, era que, además, estaba haciendo un gran trabajo de terapia, la que incluía el haberles hablado acerca de Jungkook. Esto había despertado la curiosidad de los Lee por conocer al omega.
—La verdad es que debimos haberle avisado a Seokjin-ah, fue de muy mala educación venir sin anunciarnos, pero la última vez que nos vimos...no fuimos muy amables con él. No sabíamos si querría recibirnos.
—Les aseguro que siempre está preocupado por ustedes. Constantemente le pregunta a Yoongi-hyung cómo están. Él me ha hablado mucho de ustedes y de Jae-Hwan...Yo...soy muy celoso, pero no me siento así respecto a él...era su destinado y lo perdió. Y ustedes perdieron a su único hijo. Yo también lo soy y mi papá casi muere al tenerme...y créanme que tanto Jinnie, digo Seokjin como yo, entendemos su dolor...
—Es tan dulce como Yoongi siempre lo describe...Vinimos porque queríamos pedirle a Seokjin que nos presentara a su omega. Sé que esa era su intención cundo nos habló de usted...y nosotros no le dimos la oportunidad. En ese momento...aún vivíamos apegados al recuerdo de nuestro hijo de muy mala forma. Pero Yoongi-ah nos ha enseñado a desprendernos del recuerdo amargo de nuestro hijo y aunque vivamos con ese dolor lo que resta de vida...entendemos que Seokjin tuvo con usted una nueva oportunidad.
Jungkook estaba tratando de procesar todo lo que estaba escuchando.
¿Por qué Yoongi no les había contado nada de esto? Estaba impresionado y sorprendido que ellos lo quisieran conocer. Algo en su pecho se encendió de alegría, al darse cuenta del bonito cambio que al parecer había sucedido en la pareja.
Por su parte, Seokjin despedía al señor Park y su alfa de la consulta, dándole las últimas indicaciones. Probablemente en una o dos semanas se pondría de parto, por lo que debían estar muy atentos. Iba a mirar su celular, cuando Yeonjun salió de su oficina y lo empujó dentro de la de él, cerrando la puerta con fuerza.
—Oye... ¿qué sucede? ¿Tuviste problemas con algún alfa celoso que se molestó con que el doctor tocara a su omega?
—No seas ridículo. Ese sería tu caso, no el mío...es sólo que no quería que Soobin nos viera.
Seokjin sonrió. Ya se había dado cuenta que su amigo tenía una pequeña o más bien una gran debilidad por el omega. El problema era, que Soobin al parecer no estaba dando señales de reciprocidad.
—¿Qué pasa entre Soobin y tú? ¿ya lo invitaste a cenar como te dije? Le gustan los lugares elegantes y...
—Sí, hice lo que me dijiste, pero él siempre inventa una u otra excusa. Tengo treinta años Seokjin y sé que ese omega siente una atracción por mí, desde el primer día, pero se niega a relacionarse conmigo fuera de esta clínica. ¿Es porque soy un beta? Sé que a los omegas no les resulta del todo atractivo...no tengo aroma y todas esas cosas alfas...no podré anudarlo...ni darle hijos... ¡que estúpido! Yo mismo debería darme cuenta que un omega como Soobin jamás se fijaría en mí. Por algo estaba tan enamorado de ti.
—Él no estaba enamorado...bueno según Jungkook sí, pero terminó antes que sus sentimientos fueran más profundos. Y estoy seguro que muchos omegas se sentirían felices de que un beta tan guapo e inteligente pusiera sus ojos sobre ellos. Creo que tu problema es que hasta ahora has sido demasiado gentil. Conozco a Soobin y él necesita un poco de agresividad en el cortejo...Vamos Yeonjun, en la universidad los omegas caían a tus pies...No repitas esto nunca delante de Jungkook o me cortará las bolas, pero...los omegas necesitan un poquito de dominio...está en su naturaleza. Si yo fuera tú, acorralaría al doctor Choi y ya sabes...simplemente tomaría lo que quiero.
Yeonjun miró a Seokjin. Realmente si Jungkook lo escuchara le cortaría las bolas y luego lo lincharía, pero tal vez el alfa tenía razón. Suspiró profundamente y pensó que debería ir ahora a la oficina del omega y simplemente ...atacarlo...en el buen sentido de la palabra.
Seokjin miró al fin sus mensajes y palideció cando vio el de Jungkook. Imaginó el peor escenario posible. Los Lee siendo agresivos con su omega...él debía irse ahora.
—Lo siento, debo irme, Jungkook me necesita. El beta lo miró con preocupación—¿Él está bien?
—Sí, es sólo que recibió unas visitas inesperadas. Debo ir a casa. Ve con Soobin, Yeonjun. Estoy seguro que es solo miedo de ser herido lo que ha llevado a Soobin a poner esa pared—. Seokjin salió rápido hacia el ascensor. Pensó en ir a buscar a Yoongi, pero no quería perder ni un segundo. Lo llamaría desde el auto.
Mientras manejaba, se dio cuenta que el mensaje de Jungkook había sido enviado hacía media hora. El omega le había pedido que no lo llamara, pero estaba preocupado. Marcó entonces a Yoongi, quien no demoró en contestar.
—Yoongi—. El alfa no permitió siquiera que éste hablara—, los Lee están en mi casa con Jungkook. Llegaron de manera imprevista, ¿cuándo fue la última vez que hablaste con ellos?, ¿te dijeron algo?
—¿De verdad fueron hasta tu casa? Estoy gratamente sorprendido. Deberías calmarte. ¿Dónde estás? ¿conduciendo?
—Si Yoongi, conduciendo. No entiendo lo que me dices...
—Ellos no querían que te lo dijera. Estos últimos meses, hemos estado hablando mucho cada vez que voy a verlos. Han aceptado de mucho mejor manera todo. La muerte de su hijo y el que tú estés con Jungkook. Les he hablado mucho de él y ellos me dijeron que querían conocerlo y que querían preguntarte....
—No puedo creerlo...
—Ah, Seokjin, soy un excelente psicólogo—El omega rio alegremente—. Supongo que ahora tengo más experiencia que hace unos años y he logrado conducirlos hacia una aceptación de lo que ha pasado en sus vidas. Me dijeron que la próxima vez que los visitara, nos pondríamos de acuerdo, ya sabes para llamarte y todo. no imaginé que aparecerían en tu departamento y menos aún que Kookie estaría solo con ellos... , pero no deberías preocuparte. Sus intenciones son buenas. Llámame si hay algún problema.
El alfa confiaba en Yoongi. Sabía que era un excelente psicólogo, pero los padres de Jae-Hwan llevaban más de quince años sin superar la muerte de su hijo. ¿En realidad habían cambiado? ¿Y si todo era fingido y realmente querían hacerle daño a su omega o a los cachorros? Aceleró todavía más. Necesitaba llegar hasta allá.
Cuando al fin, estacionó su automóvil, apenas lo cerró y corrió hacia el ascensor. ¿Todavía estarían allí? Asumió que sí, pues Jungkook no lo había llamado. Al fin estaba frente a su puerta, la abrió y ahí estaban en amena charla, sus ex suegros y su omega. Todos se dieron vuelta a mirar al alfa, que soltó sus feromonas en señal de protección a su omega y para marcar su territorio.
—Seokjin-ah, es una alegría verte de nuevo. Sentimos mucho haber venido a tu casa sin avisar. No creíamos que encontraríamos a tu omega aquí. Lamentamos las molestias—El señor Lee se había puesto de pie y hacía varias reverencias hacia Seokjin, quien se sentía incómodo y totalmente fuera de foco, sin entender lo que estaba sucediendo. Fijó sus ojos en Jungkook y se acercó a él, besando su cabeza y murmurando un bajito "¿Estás bien?"
—Estoy bien. Hemos estado conversando mucho con el señor y la señora Lee...ellos querían conocerme. Me han contado de muchas travesuras que hacías con Jae-Hwan. Creo que tus madres no me dijeron nada, para preservar tu reputación de chico bueno.
Seokjin pensaba que estaba en un sueño. Los Lee no lucían como la última vez que lo habían visto. En realidad, como los había visto los últimos quince años. Incluso se veían más jóvenes y con más vida. Su aroma era fresco y sí, había tristeza en sus ojos, pero también irradiaban calma.
—Hijo...—la madre de Jae-Hwan se acercó a Seokjin—Sé que no fuimos cortés la última vez que nos vimos. Y que durante estos quince años fuimos injustos contigo. Supongo que en algún lugar de nuestro corazón y mente acumulamos frustración y rabia, porque tú estabas vivo y nuestro hijo no.
—Señora Lee..., si hubiese podido evitarles ese dolor...
—Lo sé, hijo, lo sé. Pero la vida y diosa luna decidió llevarse a nuestro hijo. Pero tú...no tenías culpa y tenías derecho a ser feliz. Y este muchachito—la omega se acercó a JungKook—este muchachito es maravilloso. Apenas llevamos una hora con él y ya le tomé cariño. Es tan dulce y considerado. Y sus ojos. Son grandes y brillantes. Jamás podrían mentir...Estoy segura que mi hijo está feliz que hayas encontrado alguien tan lindo para rehacer tu vida, una vida que mereces. Porque has cuidado de nosotros todos estos años, sin tener ninguna obligación.
—Yo...—Jungkook se acercó a su alfa, cuando vio que éste ya no podía contener las lágrimas.
—Es cierto Seokjin-ah. Tu corazón ha sido generoso. Aquel día cuando fuiste a contarnos de tu omega, podrías haber salido de nuestras vidas y olvidarnos, pero no lo hiciste. Y enviaste a Yoongi-ah, que ha sido una gran ayuda para nosotros—. Esta vez fue el alfa, quien habló.
JIn sintió un tremendo alivio en su corazón al escuchar esas palabras. Durante años, había vivido apegado a los Lee y rodeado de su dolor y amargura. Siempre cargando una culpa que no le pertenecía y que lo llevó a postergarse por mucho tiempo. Hasta que habían aparecido esos ojos de cervatillo delante de los suyos, para mostrarle el nuevo destino que le haría volcar su vida.
—No saben la alegría que me da verlos tan bien y, además, que hayan decidido querer conocer a Jungkook. Nunca los he querido fuera de mi vida, crecí junto a ustedes. Eran mi segunda familia...
—Lo sabemos hijo, lo sabemos. Creo que hemos cumplido nuestro objetivo al venir hasta acá. Tu omega es encantador y tan bonito...—la señora Lee, se acercó a Kook y acarició su rostro—. Estaremos muy honrados si vienen a nuestra casa a un almuerzo. Nos gustaría poder devolver todas las atenciones que nos han dado.
La pareja aceptó. Claro que sí. Jungkook intuyó de alguna forma, que sus hijos acababan de ganar nuevos abuelos. Sería bonito incluirlos en su familia.
Más tarde, cuando Seokjin había puesto a los Lee en un taxi rumbo a su hogar, se quedó mirando a su omega. Para él toda la situación era positiva y le causaba mucha felicidad, pero no sabía en realidad como Jungkook llevaba todo. Después de todo, eran los padres del que había sido su destinado. Un recuerdo y un hecho que jamás se podría borrar. Y no quería que Jungkook viviera bajo esa sombra.
—¿Comiste algo? —. El omega movió su cabeza en forma negativa. Se notaba exhausto. Probablemente agotado emocionalmente. Eso no le hacía bien, ni a él, ni a los cachorros. Aunque intuía que más que comida, lo necesitaba a él cerca. Por eso fue a sentarse a su lado.
Enseguida, Jungkook puso su cabeza sobre su pecho y se abrazó a él como un koala. Su pancita ya era más voluptuosa y chocaba con su costado.
—¿Que le sucede a mi bebé bonito? Entiendo que esta visita te haya afectado. De verdad lamento mucho que hayas tenido que pasar por esto. Comprendo que tal vez no es agradable para ti.
Jungkook no sabía bien como se sentía. Si bien, cuando estaban los Lee ahí, estaba dispuesto a dejarlos entrar a su mundo. Este que estaban creando junto a su alfa. Pero ahora, una ola de celos y temores lo estaban atacando. El recuerdo del omega destinado de Jin, pendía sobre su cabeza y aunque sabía que era tonto e irracional, no podía evitarlo.
—Está bien. En serio que me alegra que ellos hayan tomado la iniciativa de venir aquí. Continúas siendo alguien importante en sus vidas. Yo no puedo sentirme mal por eso. Además, fueron agradables conmigo, especialmente ella. Ese no es el problema. Soy yo..., odio que mi parte irracional, mi parte más primitiva tome control de mis pensamientos y sentimientos. Soy fuerte, soy seguro y no debería sentirme así.
Seokjin entendía perfectamente los sentimientos de Jungkook. Y quería asegurarle que era único en su vida. No quería que el fantasma de Jae- Hwan viviera entre ellos. Y sí, su omega era fuerte y decidido, pero también sensible y, además, estaba embarazado lo que lo hacía un poco inestable emocionalmente y la visita de los Lee, obviamente lo había sacado de su comodidad y seguridad.
—Realmente no tengo celos de Jae-Hwan. Es absurdo. Está muerto. Pero, no sé cómo sentirme respecto a eso ¿agradecido de que haya muerto? Porque de otra manera no te tendría. Y no puedo imaginarme eso. No puedo pensar en mi vida sin ti, eres mi alfa. Mi lobo y yo estamos tan seguro de eso. Es como si Sang-Ho nunca hubiera existido. Tú eres mi destinado. Tú y sólo tú. Pero no dejo de pensar que para que eso pasara, ese pobre omega tuvo que morir...
Seokjin miró a Jungkook que tenía angustia en su mirada. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Y es que su precioso omega tenía un alma tan pura. En todo este tiempo que había transcurrido desde que lo conoció y aprendió de él, se dio cuenta lo hermoso que era. Y no sólo por sus bellos rasgos perfilados, o su cuerpo bonito o sus tatuajes o sus piercing. Jungkook tenía un alma bonita. Ese deseo tan grande de ser padre era porque su necesidad de amar y entregarse era inmensa. Porque su omega amaba con pasión. Vivía con pasión. Nada era al azar. Ni sus pensamientos, ni lo que sentía. Y en este punto, el alfa comprendía que su bebé bonito, tuviera esa clase de sentimientos. Pero si de algo estaba seguro, era que a pesar que Jae-Hwan siempre fue su mejor amigo y que sentía por él todo el enamoramiento posible con quince años, nada se comparaba al sentimiento que tenía por Jungkook. Y estaba seguro que de alguna forma, el destino o diosa luna o lo que fuera, se hubieran encargado de unirlos. Porque habían demasiadas señales que su amor trascendía más allá del tiempo y de esta vida.
—No hay nada de lo que te tengas que sentir mal—. Seokjin sostuvo su rostro y luego acarició las manos frías del omega, frotándolas para que se calentaran—. La vida o el destino nos unió. Ninguno de los dos siquiera imaginaba que esto pudiera suceder. Fuiste a la clínica en busca de ser papá y yo estaba un poco perdido en el dolor y la culpa. Cuando nuestras miradas se encontraron todo cambió y se reescribió. Ahora lo sabemos. ¿no te das cuenta, que incluso una manada fue formada a nuestro alrededor? Todo esto, es bueno y no quiero que vivas con el recuerdo de Jae-Hwan rondando en tu cabeza. Te amo a ti, como nunca amé y como nunca amaré. Eres mi hermoso Ggukie. Y tienes esos cachorritos creciendo en tu vientre y vas a compartirlos conmigo. Vas a dejar que yo sea su papá y eso...te convierte en el hombre y omega más hermoso de este mundo y cualquier otro que exista. Te amo.
Seokjin lo besó, porque sabía que eso era lo que su omega necesitaba. Lo rodeó con su aroma, para que sintiera que siempre estaría para él, para llenarlo y confortarlo. Estaban bien, y nada podría ser más importante que la bonita familia que estaban formando.
Jungkook amaba los besos de su alfa. Siempre su aliento era fresco y dulce. Y la forma como arrebataba sus labios, era extremadamente placentero. Cuando la lengua de Jin entraba en su boca, él simplemente se entregaba. Se dejaba acariciar, saborear. En ese beso estaba contenido el amor que su alfa sentía por él y todos sus pensamientos negativos se borraban. Era tan fácil dejarse llevar por la seguridad que su Seokjin le daba. Ahora estaba bien. Comprendía que no importaba cómo, ellos estaban juntos, porque así debía ser.
El alfa lo tomó y lo llevó a la cama. Lo desvistió y le puso un pijama bonito y cómodo. Jungkook se dejó hacer. Dejó que su alfa lo atendiera, lo mimara. Seokjin besó su frente y su vientre y también se cambió y luego se acostó a su lado. Como siempre lo envolvió en sus brazos.
Soltó sus feromonas y Jungkook aspiró el aroma. Sus cachorros dormían en su vientre y de pronto una paz lo invadió. Suspiró, porque la sensación de comodidad y cuidados que le brindaba el alfa eran tan buenos. Jin besaba su cuello y dejaba pequeñas mordidas ahí. Cerca de su glándula de olor, marcando a su omega con su aroma y su saliva.
Poco a poco, Jungkook se fue durmiendo. Seokjin, sin embargo, continuaban despierto, pensando en cuan profunda era su relación con él. Su lobo reposaba tranquilo, repitiendo todo el tiempo que el omega le pertenecía, al igual que los cachorros. Seokjin sentía la necesidad cada vez mayor de hundir definitivamente sus colmillos en ese cuello bonito.
¿Realmente sus lobos sentirían algún rechazo? Lo veía altamente improbable. Lo hablaría con Namjoon. Ya no quería esperar a que los cachorros nacieran. Necesitaba cerrar su vínculo con JungKook.
Una semana después Seokjin estaba en la oficina de su hermano. Hacía días que quería hablar con él, pero el trabajo, sus estudios y especialmente su omega lo mantenían muy ocupado. Jungkook estaba empezando a sufrir algunas molestias propias de su embarazo, como sus pies hinchados y dolor de cintura. El alfa había sacado algunas cuentas y los cachorros estarían probablemente un poco más arriba del percentil normal de peso y estatura cuando nacieran. Por eso intentaba cuando no tenía clases, ir rápidamente a casa. Ya se había mudado al departamento de Jungkook y eso también había significado días de trabajo extra, moviendo sus cosas.
Pero Namjoon había insistido tanto en verlo, que esa tarde de viernes había ido hasta su oficina, aprovechando que no tenía clases y que Jungkook estaría con su papá cuidándolo y mimándolo.
—¿Ya te acomodaste en el departamento de Kook? —Namjoon se sentó, en el cómodo sofá de su oficina, luego de conseguir un par de cafés para beber. En estos días también había tenido una carga de trabajo mayor, debido al reposo de Taehyung.
—Relativamente. En realidad, no quiero acomodarme demasiado. Luego de las festividades, vamos a buscar nuestro hogar definitivo. Tal vez cerca de tu casa o de Yoongi y Hoseok. Tae y Jimin harán lo mismo. Queremos permanecer cerca.
Namjoon sonrió. A pesar que siempre habían sido bastante unidos, el saber ahora que había algo más que lo unía, era reconfortante y, los hacía sentir la necesidad de estar cerca los unos de los otros. Así había funcionado antiguamente cuando las manadas permanecían juntas. Era totalmente natural.
Tomaron el café, hablando del trabajo y luego Seokjin formuló la pregunta que tenía en mente desde hacía varias semanas y que era el tema que quería discutir con su hermano.
—¿Crees posible que mi lobo haya "adoptado" a los cachorros de Jungkook? —Seokjin miraba fijamente a su hermano, esperando alguna reacción, pero éste se mantenía escuchándolo atentamente—. Es sólo que mi necesidad de enlazarme crece día a día. Mi lobo clama dentro de mí, que tanto Jungkook como los cachorros le pertenecen... ¿crees que eso haya sucedido alguna vez? ¿has podido investigar algo así?
—No es extraño que un alfa acepte los hijos de otro alfa ya nacidos, una vez que se enlazan con el omega o incluso pueden aceptar los hijos de las betas..., pero ha habido casos documentados, en que el alfa no ha querido enlazarse con omegas embarazados. O lo que es peor, incluso algunos, les han hecho daño...
—Lo sé, lo sé. Me lo explicaste hace un tiempo. Pero, esto que Jungkook y yo tenemos, dijiste que era algo especial...tal vez mi lobo realmente piensa que esos cachorros son suyos...
—Seokjin...hay una explicación mucho más simple para eso y la sabes...¿Por qué no hablas con Hoseok?
El alfa miró a su hermano. Él no quería eso. Las suposiciones de su hermano eran absurdas e improbables. Él necesitaba otra explicación. Aun cuando fuera esas extrañas razones que el psiquiatra se había dedicado a investigar. Algo sobre uniones especiales...
—Quería hablar contigo sobre esto también..., no te lo había querido decir, pero nuestras madres estaban muy alteradas, el día que llevaste a Jungkook a casa.
Seokjin se removió en la silla incómodo. ¿Alteradas? El no notó nada extraño en su comportamiento. Y habían acogido a su omega de la mejor manera que hubiera esperado. Y Jungkook también se había sentido acogido y aceptado.
—¿Por qué estaban alteradas? ¿Hubo algo que no me dijeron?
—En realidad, madre estuvo a punto de decirlo, pero mamá la interrumpió. Ambas me miraron y les pedí a través de nuestro enlace que no dijeran nada en ese momento. No iba a ser oportuno.
—¿De qué hablas hyung?, porque realmente no te entiendo...
—Ambas notaron el aroma de Jungkook o más bien el del embarazo, de los cachorros. Es aroma a limón...
Seokjin seguía sin entender, todos sabían que ese era el aroma de los cachorros de Kook y también ya habían discutido hace mucho, el que él fue el primero en percibirlo...
—Cada aroma es único Jinnie. Incluso si dos alfas no sé...tienen aroma a café y chocolate como tú, habrá una diferencia..., es así en nuestra especie. Los cachorros de Jungkook tienen un aroma único, limón, pero estoy seguro que has tenido otros pacientes con sus cachorros teniendo ese aroma...
Seokjin asintió. Recordaba un caso hacía dos años. Trillizos, con aroma a limón..., pero los cachorros de Jungkookie tenían una sutil diferencia, que él sabía distinguir.
—El día que Kook llegó a casa de nuestras madres, ellas sintieron su aroma...y se asombraron, porque era exactamente el mismo aroma, que tú tuviste cuando estabas en el vientre de mamá... ¿te das cuenta? Eso no puede ser sólo una coincidencia. Creo que es tiempo que hables con Hoseok.
Seokjin sintió como su corazón se aceleraba. Y como su lobo se emocionaba con él. ¿acaso era posible que...? ¿Era esa la respuesta que tanto había buscado todos estos meses que llevaba al lado de Jungkook y que los había llevado a formar un vínculo tan poderoso?
Sacó su celular y marcó el número de Hoseok. Era tiempo de salir de cualquier duda, de demostrarle a Namjoon que debía buscar una mejor explicación a todo esto.
Cuando el alfa, director de la clínica Hope, contestó, Seokjin tragó saliva. No sabía cómo su amigo iba a tomar la petición que tenía que hacerle.
Pero confiaba en que, siendo miembros de una misma manada, él podría entenderlo.
—Hola Hoseok...necesito pedirte algo especial....
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