Capítulo Siete

Seokjin estaba sentado en el comedor de los Lee con esa sensación de amargura que siempre lo invadía cuando estaba ahí. La casa oscura y el olor a encierro no hacían precisamente la estadía mucho más agradable.

Era sábado a mediodía y había terminado sus clases en la universidad. La madre de Jae-Hwan le servía el plato de comida en medio de suspiros que a Jin lo ponían nervioso. La foto del joven omega fallecido estaba ahí frente a él, recordándole el doloroso pasado, del cual parecía nunca podría apartarse.

—Preparé sagyeposal, ya sabes que era uno de los platos preferidos de mi Jae-Hwan—. Un largo suspiro volvió a acompañar el comentario.

Seokjin cerró los ojos y no dijo nada. Todo giraba en torno al recuerdo del omega fallecido hace quince años. El padre de Jae-Hwan comía en silencio. Así era cada vez que se presentaba en esa casa. Y podía escuchar las voces tanto de sus padres como la de su hermano Namjoon recriminando a sus casi suegros por "obligarlo" a estar allí.

—¿Todavía trabajas en esa clínica rara? —. El padre rompía el silencio, para hacer esas preguntas incómodas que a Seokjin lo ponían aún más nervioso. Eran bastante mayores, incluso mayores que sus padres y no entendían "esos métodos modernos y antinaturales" de concebir hijos. El alfa se preguntaba qué pensarían de cierto omega que había decidido ser padre sin un alfa.

—No es extraña señor Lee. Ayudamos a muchas parejas a tener hijos. Es un trabajo que me reconforta mucho. Soy muy feliz ahí—.Inmediatamente dicho esto, se arrepintió. Siempre se sentía culpable de "mostrarse feliz" frente a ellos. Como si no lo mereciera, porque Jae- Hwan había fallecido sin poder vivir su vida, como cualquiera.

—Mmm...—. Fue lo único que contestó el alfa mayor—. Está bien que el trabajo te mantenga ocupado. Supongo que eso te ayuda a seguir adelante..., mi Jae-Hwan lo hubiera querido así. Por supuesto que siempre guardando su recuerdo...

Seokjin sabía a lo que se refería el señor Lee. Ellos jamás le preguntaban por una pareja y Jin tampoco nunca había hablado de aquello. Básicamente porque nunca había estado con alguien el suficiente tiempo como para llamarla "pareja estable". Pero sabía que el matrimonio de ancianos consideraría una "falta a la memoria de Jae- Hwan" que él osara estar con otro omega o beta.

En realidad, no era esta la razón por la que estaba tan solo. El recordaba con cariño a Jae-Hwan y a pesar de haberse jurado amor eterno, en una actitud propia de un par de adolescentes, el recuerdo era más bien hacia su mejor amigo que hacia su pareja destinada. Y la realidad era que a través de los años, no había encontrado a alguien de quien enamorarse o sentirse al menos muy atraído, más allá de una mera atracción física o sexual. No hasta ahora...en que mientras estaba en ese lúgubre almuerzo, no dejaba de pensar en su joven paciente..., faltaban dos semanas para verlo...y deseaba que pasaran rápidamente. No lo había llamado ni una vez y si bien eso era una buena señal que su embarazo iba bien, no podía dejar de sentir cierta nostalgia. Pero se regañó por pensar en forma tan poco profesional y siguió comiendo en silencio, deseando que las horas pasaran rápido, para huir de ahí.

Jungkook había sentido náuseas en la mañana y había vomitado un poquito. Era su primera vez y contrariamente a la mayoría de las madres y padres embarazados se sintió feliz. Tener un síntoma tan característico de un embarazo logró hacerle sentir por primera vez, que realmente estaba esperando un cachorro. Se había mirado al espejo, buscando algún cambio en su cuerpo, pero obviamente todavía no había nada.

Luego de ese pequeño incidente y de anotarlo en su iPad, donde había decidido llevar una bitácora de su embarazo, para algún día mostrársela a su hijo o hija, se fue a casa de sus padres a almorzar. Comida ligera y rica en vitaminas le había preparado su noona. La mujer beta que llevaba más de treinta años trabajando para sus padres, que lo había criado y que ahora le había prometido que cuidaría de él y su futuro cachorro o cachorra.

—¿Estás tomando tus vitaminas y ácido fólico Kookie? —. Jungkook sonrió. Iba a convertirse en padre y su papá continuaba llamándolo con diminutivos.

—Si papá. Todos los días. El doctor Kim, me dio una receta y ya los compré todos.

—¿Y ese doctor es confiable?, pensé que te atenderías con el doctor Hong, él te trajo a este mundo...

—Papá..., el doctor Hong debe estar jubilado ...no sé. ¿tendrá ochenta años? Y el Doctor Kim y la clínica están catalogadas como una de las mejores de Seúl y de toda Corea. Son excelentes—. Y ahí estaba un rubor asomando en su rostro, mientras recordaba a su guapo doctor.

Él había querido llamarlo..., él no le había preguntado si podía cambiar a su forma lobuna mientras estaba embarazado. Le encantaba hacerlo e ir a correr a un bosque cercano. Pero no había preguntado, aun así, no se atrevió a llamarlo. Al final le había preguntado a Taehyung, quien le explicó que podría hacerlo hasta los tres meses del embarazo. Luego no sería aconsejable.

Su papá ya no hizo más preguntas y Jeon Hyuk, entonces comenzó a hablarle de los nuevos negocios que estaba consiguiendo. Jungkook se alegró de cambiar de tema y enterarse que la compañía que dirigía su padre seguía creciendo.

Unas horas después se despidió de sus padres y decidió que iría al pequeño mercado que estaba casi frente a su edificio. Había olvidado comprar algunas frutas y otros comestibles que debía agregar a su dieta. Decidió que cocinaría algunos días de la semana, para comer comida más saludable y no sólo vivir del delivery.

Seokjin había al fin, logado salir de la casa de los Lee, prometiendo que iría en la semana nuevamente a verlos. El olor amargo de ambos padres, lo despidió. Se sentía triste por ellos. Namjoon y Yoongi los habían tratado, pero el diagnóstico de ambos era lapidario: ellos no querían sanarse. Y ninguna terapia sería efectiva.

Subió a su auto y se enfiló hacia su departamento. Le gustaba su lugar. Estaba en un buen barrio, con algunos centros comerciales cercanos y el gran bosque detrás, donde él podía correr en su forma lobuna. Sabía que no podría ir hasta muy tarde, porque debía estudiar y siempre y cuando no hubiera alguna emergencia en la clínica.

De pronto lo vio. Un pequeño mercado. Estaba a dos cuadras de su departamento y podría comprar algunos víveres no perecibles y productos de aseo que le faltaban. Estacionó su auto y entró.

Comenzó a recorrer los pasillos, hasta que llegó al de verduras, cuando lo sintió. Su lobo negro en alerta inmediata y meneando su cola con una alegría inusitada. Flores de cerezo...no podía ser...Levantó su vista hacia el frente y ahí estaba el precioso omega, dueño de ese exquisito aroma, eligiendo algunas frutas. Estaba solo a unos pasos. Su primer instinto, estúpido, por cierto, era huir. Era un comportamiento totalmente absurdo.

¡Era su paciente! Otras veces se había encontrado en centros comerciales o cines con algunos de ellos..., pero ahora su corazón estaba tan agitado y su lobo estaba tan feliz, que además lo estaba empujando, hacia el joven omega. Sin querer había movido sus pies hasta allí. Jungkook estaba de espaldas, pero se dio vuelta cunado sintió el delicioso aroma...

—¡Doctor Kim! —. Lo dijo antes de darse la vuelta. El aroma era inconfundible. Su sonrojo fue total, al ver la hermosa sonrisa del alfa. Su omega corriendo alegre he intentado hacer la conexión con el gran lobo negro del doctor.

—¡Jungkook-ah!, que sorpresa encontrarte aquí. ¿Cómo has estado?

¿Todo bien con tu embarazo? —. Seokjin intentó sonar lo más profesional que le fue posible, tratando de calmar a su lobo que de alguna manera se había sentido feliz de ver al lobito blanco.

Jungkook sabía que todo lo que tenía que hacer era mover sus labios, abrir su boca y decir "Si". Algo básico y fácil. Una palabra que había aprendido cuando era un pequeño cachorrito, sin embargo, ahí estaba en total shock y sin responder nada, mientras sentía la mirada expectante de Seokjin y el escrutinio rápido que había hecho a todo su cuerpo.

Suerte que venía de la casa de sus padres, por lo que no llevaba su habitual ropa andrajosa con la que solía moverse en casa. Todavía usaba pantalones ceñidos y su camisa dentro de éstos.

—Yo..., claro...eh...sí...bueno hoy vomité—. Quería morir..., ¿qué clase de conversación era esa? ¿Cómo es que su cerebro brillante para los análisis financieros y para los videojuegos había dicho aquello? —. Lo siento..., quiero decir sentí nauseas por primera vez, pero me puse muy feliz.

Seokjin lo miraba atentamente, y su rostro se contrajo, cuando dijo aquello de sentirse feliz de las náuseas y vómitos —. ¿Feliz? —sólo atinó a preguntar.

—Bueno, es tonto lo sé...¡¡¡aish!! Debe pensar que soy el omega más raro de todo el mundo, pero es que por primera vez me sentí...embarazado.

El alfa entonces soltó una risa. Tal vez si era un omega un poco extraño, pero era a la vez adorable. Demasiado para su gusto. Demasiado para que anduviera por ahí, sin un alfa que lo cuidara y lo protegiera.

—Creo que es primera vez que un paciente me dice eso..., de todas maneras, puedo darte algo si son muy recurrentes...

—No, por favor, no quiero tomar nada que no sea necesario. Gracias. Y usted ¿vive por aquí doctor? —cambió rápidamente la conversación.

—En realidad vivo cerca, sí...a dos cuadras... ¿conoces el bosque para correr? Bueno no creo que lo conozcas ..., pero está detrás de mi edificio.

—¡Claro que lo conozco! Voy a correr allí muchas veces—. Seokjin abrió sus ojos en gran manera. ¿A Jeon Jungkook le gustaba correr en su forma de lobo? Ese bosque cumplía esa función, para aquellos que todavía disfrutaban de su lado más natural. Sabía que la mayoría ya no lo hacía, porque estaba de moda mostrarse "menos animal y más persona". Por eso estaba sorprendido.

—¿De verdad? Te gusta entonces correr allí, tal vez hasta nos hayamos cruzado....

Jungkook se mordió el labio. Correr en forma de lobo le fascinaba y era una afición que compartía con Jimin y Taehyung. Obviamente, su ex lo odiaba y nunca los acompañaba.

—¡Por supuesto!, es uno de mis pasatiempos favoritos. Yo vivo en ese edificio de enfrente y Jimin y Tae viven a una cuadra de aquí. de hecho le pregunté a mi amigo Tae si podía seguir haciéndolo ...

—Entonces somos casi vecinos... y cambiar, lo puedes hacer hasta los tres meses de embarazo. ¿Por qué no me llamaste para preguntarme? Con gusto yo hubiera resuelto tus dudas...

—Era algo tan pequeño...y usted parece tan ocupado.. no quería molestar.

Continuaban hablando en medio del pasillo de las verduras y comenzaban a molestar a las personas que estaban comprando, pero Seokjin no quería dejar la conversación ahí...

—¿Te quedan muchas compras? Puedo acompañarte. Y ¿qué te parece si vamos por unos jugos?...hay un café aquí cerca... —Seokjin se frenó.

¿Qué estaba haciendo? Su lobo estaba totalmente animado con el lobito de Jungkook y lo empujaba a permanecer más tiempo bajo ese aroma delicado y suave y que ahora tenía un leve cambio, producto del crecimiento del embrión. Era ridículo, JungKook era su paciente y seguro tenía otras cosas que hacer.

—Bueno ya terminé..., puedo acompañarlo y acepto ese jugo, si no está ocupado.


Seokjin pensó en el Capítulo Cinco llamado "Riesgos asociados con infertilidad en omegas masculinos", que debía leer, pero en ese momento le pareció algo vago y sin importancia. Mucho más interesante, sería hablar con el omega tímido y algo extraño que tenía delante y que le causaba tanto nerviosismo y ansiedad.

Así que juntos terminaron de hacer las compras. Seokjin acompañó a Jungkook hasta su departamento para guardar sus cosas, pues tenía productos frescos. Pero se quedó en la recepción del edificio. Cuando el omega volvió a parecer, sonrió de gran manera.

Caminaron una cuadra más hasta llegar al café que ambos conocían. Jungkook muchas veces había desayunado junto a sus amigos ahí.

Pidieron jugos y un par de pasteles que al joven omega se le antojó.


—¿No crees que es muy pronto para comenzar con los antojos? —. Preguntó ya con un poco más de confianza Seokjin.

Jungkook se rio de forma adorable, como pensaba Jin y negó.


—No doctor, siempre he sido un poco antojadizo con las cosas dulces...ya sabe helado y esas cosas...

—Mi nombre es Seokjin, Jungkook. Puedes llamarme hyung si es más cómodo para ti.

Jungkook volvió a sonreír. El alfa era encantador, amable y suave. Tenía esos labios preciosos, su nariz pequeña y sus pestañas largas, lo hacían absolutamente hermoso. Un hombre bello.

Media hora después, las risas inundaban el pequeño café. Seokjin tenía una risa particular, que a la vez hacía sonreír a Jungkook. Las anécdotas del omega corriendo junto a Jimin en Busan en sus forma de lobo siendo cachorros, eran demasiado divertidas. Como la vez que habían quedado completamente empapados, luego de que comenzara a llover y se negaran a volver a casa. Sus papás los habían castigado severamente, no dejándolos salir por una semana y sin poder verse.

—Cuando Jimin encontró a Taehyung yo me puse muy celoso. Sentía que Mimi era mío y sólo mío. Tal vez tenía un pequeño enamoramiento con él y el pobre Tae pagó todas las consecuencias. Una vez salimos a correr los tres y le arañé muy fuerte la nariz. Tanto que sangró. Esa vez Jimin se enojó mucho conmigo y dejó de hablarme. Eso sirvió para que me diera cuenta que estaba actuando como un tonto..., en mi defensa tenía diecisiete años y ya sabe a esa edad...es como que no piensas demasiado. Era un adolescente inseguro. Mi padre sin querer me había criado para que desconfiara de todas las personas, especialmente de los alfas, por lo que el único en el que confiaba era Jimin y que de repente, este omega llegara a nuestra vida... ahora no concibo mi día a día sin Taehyung. Él me ayudó mucho a superar mi pérdida...

Seokjin lo escuchaba atento. Amaba la sinceridad de Jungkook y la forma tan fácil cómo se abría a contarle detalles de su vida. El omega por su parte también se sentía cómodo. Era como si conociera de toda la vida al alfa que tenía enfrente. Se sentía aliviado de no tener que adoptar una actitud hostil al estar cerca de él. Sentía lo mismo con el doctor Jung, pero la sensación que tenía con Seokjin era todavía más agradable.

Como un viejo amigo, con el que se volvía a encontrar después de mucho tiempo y ponía al tanto de su vida.

—Sé lo difícil que es la pérdida de tu pareja destinada Jungkook.


La pérdida de Jae-Hwan era muy personal para Jin. Ni siquiera a Soobin le había contado de aquello, pero ante la sinceridad del omega, sintió que también merecía compartir con él, una parte tan importante de su vida.

—¿También lo dejó su pareja? —preguntó tímidamente Jungkook—. Lo siento, no quiero ser entrometido, apenas nos conocemos...

—El murió cuando teníamos dieciséis años—. Fue la respuesta de Seokjin. Miró la expresión del omega que se sorprendió y que rápidamente soltó sus feromonas, pero no era un olor alterado, al contrario, Seokjin notó que el omega estaba envolviéndolo en su aroma de tranquilidad y compasión. Y eso lo conmovió, al punto que pudo ver un destello del lobo blanco asomado en las pupilas de Jungkook.

—Lo siento mucho. ¿estaba enfermo vedad? Por eso estudió medicina—. Otra cosa maravillosa de Jungkook pensó Jin, era tan intuitivo.


—Sí, nació con una enfermedad cardiaca, heredada de su madre beta. Ella la ha sobrellevado hasta ahora, pero Jae-Hwan, ese era su nombre, no tuvo la misma suerte. Murió tres meses después que yo me revelé como alfa y que descubrimos que éramos destinados..., tal como tú y Jimin nos criamos juntos. Éramos los mejores amigos. El dolor que su pérdida me provocó fue...como si una parte de mí fuera arrancada. Estuve enfermo por muchos días, sumido en una tristeza y un frío que no quisiera volver a experimentar. Sin embargo, mi juventud, la falta del lazo, supongo que todo eso, me hizo vivir y salir adelante.

Jungkook tenía sus ojos llenos de lágrimas. La historia era en realidad conmovedora y probablemente las hormonas de su embarazo lo empeoraban. Seokjin cuando lo notó tomó sus manos preocupado.

—Jungkook...no quería ponerte triste..., lo siento...


—No, no diga eso...es sólo que...es tan triste que lo haya perdido por una enfermedad...no entiendo esto de los destinados..., ¡¿por qué habría una fuerza irresistible para que dos personas se unan si al final terminarán separados?! ¡fue tan valiente!, imagino que, siendo tan joven, era tan difícil de entenderlo.

—Tú también fuiste valiente al no dejarte doblegar por el destino, cuando ese alfa te dejó. Supongo que a pesar que esa fuerza existe...no es para todos...tampoco alcanzo a comprenderlo Jungkook. Mi hermano Namjoon siempre me da esas ideas filosóficas...pero me cuesta a veces creerle. Soy científico, y sé que mucha de nuestra naturaleza animal es espiritual..., lo acepto..., pero supongo que, como la muerte, hay situaciones de la vida que no controlamos. Pero creo que debemos enfocarnos en aquellas que si podemos.

Jungkook estaba completamente de acuerdo con el doctor Kim. Enfocarse en lo que sí se puede controlar y no afanarse en los caprichos que la vida, el destino o diosa luna, si es que existía, lo envolvían.

Miró a esos bonitos ojos marrones. Pudo ver en ellos, al lobo negro asomarse, reposado, mirando y buscando a su lobo blanco. Había un puente ahí, algo que sabía en ese momento, se había construido. Él nunca se entregaba a confiar tan rápidamente en las personas, pero intuía que Seokjin, no le haría daño. Que incluso con el tiempo podrían ser amigos. Sentía mucha curiosidad por saber más de él, y podría haberse quedado horas hablando sobre la vida, el destino y más. Pero ya llevaban más de una hora ahí sentados y suponía que el alfa tendría cosas que hacer. El teléfono del doctor había sonado un par de veces y él había contestado con amabilidad a sus pacientes que preguntaban las cosas más increíbles. Tenía que dejarlo ir.

—Gracias por esta conversación. Ni siquiera me he dado cuenta de todo el tiempo que pasó. Pero imagino que tiene cosas que hacer.

—En realidad, me espera un largo capítulo de un libro que debo estudiar. Estoy haciendo un doctorado y será mejor que vuelva a casa a leer un rato.

Se pararon y Seokjin fue a la caja a pagar, negando que Jungkook pagara su parte. Actuando como el caballero que era.

Caminaron de vuelta al mercado, donde Jin había dejado estacionado su automóvil, en un silencio cómodo, riendo de vez en cuando con algunas observaciones del doctor. Hasta que apareció el brillante auto azul.

—Ha sido muy bueno conocerte un poco más, Jungkook. Lo he pasado muy bien hoy—Seokjin estaba genuinamente agradecido con el omega. Hacía mucho tiempo que no estaba tan cómodo y feliz.

—Para mí también lo fue hyung. Gracias por todo. Vaya a estudiar ahora. Lo veré en dos semanas. Hizo una corta reverencia, para despedirse y comenzó a caminar hacia su edificio.

—¡Jungkook espera! —El omega se volteó ante el llamado del alfa, que venía caminando rápidamente hacia él—. Quiero que tengas mi número personal. Puedes llamarme directamente ahí.

Jungkook sonrió nervioso, mientras buscaba su celular y sentía como su corazón latía con furia, mientras anotaba los números que Seokjin le dictaba.

Al finalizar se miraron por última vez y esta vez se dieron la mano como despedida. Algo en ellos había cambiado, aun cuando ninguno dijo nada. No sabían cómo el destino comenzaba a construir algo nuevo y diferente, todo a través de un simple encuentro. 

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